- Si tuvieras idea de cuánto me duele estar lejos de ti, rayo de sol...
- Tengo una idea... Porque a mí me duele... - Dije, en un susurro.
- Ven... ...por favor. No puedo garantizar curarte de este dolor, pero al menos puedo intentar disminuirlo en ti.
- ¿Por qué iba a hacerlo, si te fuiste para no volver a verme?
- Hablé desde la ira. Y me disculpé, lo sabes.
- Es cuando estás enojado que dices las cosas que realmente sientes.
- Ah, cariño... No seas tan difícil. Sólo quiero ayudar. Déjame hacer por ti lo que tú has hecho por mí.
- I... Soy una mujer difícil... Es inherente a mi personalidad.
- Bueno, voy a tener que discrepar... - Se echó a reír.
- Imbécil... - Me quejé, con una sonrisa en la cara.
- Te espero con el desayuno preparado.
- ¿Habrá tarta de cacahuete?
- Que me echarían mucho de menos... Y se suicidarían. Así que decidí llevarme una maleta menos de ropa y dos de zapatos.Suspiró:- Vas a arruinar la tranquilidad de Theo. Me lo imagino volviendo a casa contigo bajo el brazo.- ¿Quieres que lo traiga de vuelta, papá? Puedo hacerlo, si quieres.- Estoy bromeando, María Lua. Sabes que tienes que seguir las reglas de su casa, ¿no? Vas a ser una invitada.- Te prometo que haré todo lo que él diga, papá. Y me portaré bien.- Tu madre me dijo una vez que no sabías comportarte. Y creo que has sacado lo mejor de ella.Sonreí:- ¿Sabes que mentalmente le agradecí a Dios que ustedes dos me hubieran aceptado como su hija?Se acercó y me abrazó con fuerza:- Fuiste la primera niña que tuve en mis brazos... en mi vida.- Lo siento,
- No hay necesidad de asustarse. Es dócil. - Dimitry acarició la cabeza del perro.- ¿Pero qué coño...? ¿Me has traído un perro gigante de regalo? ¿Es una broma?- No... No te gustan los dulces... Odias las flores. Así que... Pensé en algo original. Como tu padre mató a tu gato, pensé que un perro grande no se arriesgaría a meterse en el punto ciego de su espejo retrovisor... O incluso debajo del Maserati.- Mi padre no mató al gato. Fue un accidente.- Este chico grande de aquí ha recorrido un largo camino.- ¿Qué tan lejos?- Hice que te lo trajeran de Francia.- Oh, joder... ¿Qué tan lejos? - Me acerqué, analizando al perro, que tenía las patas en la ventanilla del coche. - ¿Por qué tan grande, Dimi?- He leído que es el mejor perro que se puede tener... Es co
Me fijé en mis marcas de pintalabios en su cara, su frente y una en el párpado. Theo estaba aún más guapo de lo que ya estaba con mi marca.- Pensé que la encontraría llorando...Me quité las gafas y parpadeé:- Nada que un buen maquillaje no pueda ocultar. Y no es Giordano. Lo tiré todo. Y francamente, dejé atrás a la maldita Salma, junto con todo lo que me recuerda a ella. Si pudiera, tacharía la parte de mí que ella parió.- Tú... Trajiste... A... ¿Un perro? - Se le arrugó la frente.- Ah, sí... Gato grande se llama. Vamos, el niño grande de mamá. - Me agaché, mientras el perro gigante salía corriendo, llevando a la azafata casi a remolque.Big cat me lamió una y otra vez.- Este es el tío Theo, mi hijo. Dale los buenos días. - Cogí al pato y le ense&nt
Después de meter mis cosas en el Tesla, incluido mi hijo de cuatro patas, Theo se sentó a mi lado, suspirando.- ¿Estás bien, Theo?- I... Espero que sí. Me temo que no estoy a la altura de tus expectativas. - Miró al perro y luego a mí.- Sólo porque estás aquí conmigo, mis expectativas ya se han cumplido.Joder, ¿cómo he podido decir eso? I... Ni siquiera pensé que me gustaría decir esas palabras. ¿Lo entendería él... ¿En el buen sentido?Sí, porque me aterrorizaba que un día Theo pensara que yo podría tener algún interés en él que no fuera el de un hermano... Quiero decir, hermano no era un interés, era una relación, que teóricamente no teníamos, pero teniendo en cuenta que habíamos nacido juntos y estábamos bien relacionados... E... Lo qu
Arrugó la frente, arqueando una ceja:- Peor, sé que no has bebido.- No he bebido. - Sonreí.- ¿Te he dicho alguna vez que no vales nada?- Unas cuantas veces. Pero como sé que valgo mucho, no me importa lo que digas. Al menos por ahora. Tal vez un día me canse de todo esto. Entonces, Theo, estarás jodido. - Cogí al perro y me fui con él atado, en dirección al ascensor. - Nunca conocerás a nadie como yo en tu vida. - Me oí hablar solo cuando se abrió la puerta del ascensor y salió un hombre trajeado, mirándome confuso.- I... A veces hablo sola. - Sonreí, tratando de justificarme.- ¿Quién no lo hace? - Sonrió amablemente. - Señor Theo, he venido a ayudarle con las maletas.Seguí al hombre hasta el coche, mientras Theo sacaba las maletas.- Soy Maria Lua. - Me presenté al hom
Me levanté y miré profundamente sus ojos verdes, cogiendo la correa del perro:- I... Creo que será mejor que me vaya a un hotel. Siento... Que tu maleducado gato arañara a mi perro. - Salí al pasillo, prácticamente tirando de Gato, que no quería ir.- ¿Dónde... ¿Adónde vas? - preguntó Theo, atónito, siguiéndome.- Voy a pedirle a Greg que me devuelva las maletas.- ¿Greg? ¿Quién es Greg? - preguntó Málica.- El portero -aclaré. - ¿No sabes cómo se llama el portero?- ¿No era Gregorio? - Miró a Theo.- ¿Cuánto hace que vienes aquí? - le pregunté. - Porque ya conozco al portero. Y ahora voy a tener que ir a otro sitio, algún lugar frío, solitario, que acepte perros heridos... Y mujeres con el corazón roto. - Hice un moh&ia
- María Lua ni siquiera sabe dónde está la cocina en nuestra casa. - Hizo ademán de decir.- Pues que sepas que he cocinado platos muy ricos. - Presumí, en una hermosa mentira.- ¿Dónde? - Theo se rió mientras se servía un trozo de tarta.- En casa de Robin -mentí de nuevo. - Tenía... Una cocina. E incluso... Sartenes.Ambos empezaron a reírse y eso no me gustó. Pero encerrarme en mí mismo estaba fuera de cuestión. Para no enfadarme, comí un poco más de tarta de cacahuete. Los dulces eran buenos para mí. Y me animaban.Al tercer trozo, empecé a sentirme mal. Aparté el plato y me quedó un poco de tarta.- Espero... Espero que te haya gustado -dijo Málica con simpatía.- Me gustó. Me gustó tanto que me harté. No creo que vuelva a comer tarta de cacahuete.
- Te odio, Theo. - Cerré la puerta con llave.Big Cat estaba tumbado en mi cama. Levantó la cabeza cuando me vio y luego volvió a apoyarla en la almohada.- ¿Has visto lo que piensa de mí? - Me puse las manos en la cintura. - Theo nunca cree que yo pueda hacer nada bueno, ¿sabes? Me odia... Igual que yo le odio a él...Me tumbé junto a Gato, acariciándole el pelaje sin que ni siquiera abriera los ojos. Le toqué la parte herida del hocico y entré en el baño, cogiendo una toalla y limpiando la zona que había sido arañada. Quité la sangre y el perro volvió a dormirse.- Joder, ¿sólo duermes? Pensé que ibas a protegerme, ser fiel y compañero, ya que viniste desde Francia para esto. Lo único que vamos a hacer juntos es echarnos una siesta, creo. Y ahora tenemos que pensar qué vamos a hacer con Fluffy. Es demasiado agresivo para vivir en esta casa. No es más que un pobre gatito.Pobre Gatito, oyó la palabra Gatito y levantó la vista, sobresaltado. Sí, él ya sabía que el gato no valía nada.