Sí, se me pasó por la cabeza que seríamos nosotros dos. Pero no. Una vez más me había equivocado. Suspiré y entré en el salón, mirando las fotos y otros objetos decorativos.- Me gusta lo versátil que eres a la hora de vestir -comentó Málica, sin el delantal de cocina que le cubría parte del cuerpo. - Primero romántico, con rosa y blanco. Ahora negro total, con rojo para rematar.- Yo soy así... Me gusta variar: pelo, maquillaje, ropa, zapatos... Los hombres. - Fui honesta.- Pero Theo dice que ya tienes 24. ¿No estás pensando en encontrar a alguien con quien quedarte... ¿Para siempre?- Engañé a mi prometido... - Toqué la escultura de cristal de la mesita. - Con mi primo hermano", le expliqué.- Ah... - Ella frunció el ceño.- Dimi es el tipo de hombre al que no puedes resistirte, ¿sabes? - Me encogí de hombros.- I... Estoy a favor de la fidelidad. Si estoy con alguien, le seré fiel. Si alguna vez me apetece tener a alguien más, se lo haré saber y terminaré la relación.- No todo el
- ¡Theo! - le reprochó Malica.Nos miramos fijamente durante un rato y me di cuenta de lo enfadado que estaba Theo, porque le temblaban las fosas nasales. Theo sólo tenía ese aspecto cuando estaba muy enfadado.- No me trates como a un niño, ¡porque no lo soy! - Me levanté y tiré la servilleta sobre la mesa.- Si no quieres que te traten como a un niño, actúa como un adulto.Desconcertado, salí furioso de la habitación. En el pasillo, me encontré con el gato malvado, que había intentado asesinar a mi perro. Me quedé inmóvil y él arqueó el cuerpo, erizándose por todas partes. ¿Iba a atacarme?Ser asesinado por un gato sería trágico. Pensé con rapidez y conseguí abrir la puerta en cuestión de segundos, deslizándome con seguridad hasta mi habitación.Big Cat se
Theo me destruyó por completo. Y me sentí como si estuviera en un ring compitiendo con su novia por atención.Me sequé las lágrimas y fui al baño a lavarme la cara. Luego abrí el portátil y me localicé para poder pedir comida para el gran gato. Llamé a recepción:- ¿Greg? - Me pregunté si era él.- ¿Greg? Aquí no hay nadie con ese nombre.- Pero es tu voz, Greg - insistí.- ¿Quién habla?- Maria Lua, una invitada en el piso de Theo Casanova.- ¿María Lua? - Parecía recordarme. - Sí, sí, ¿qué quieres?- He pedido un envío para mi perro. ¿Podría dejarlo aquí cuando llegue, por favor? Está hambriento.- No hay problema, señorita.- Llámeme Malu, por favor.- Lo haré, señ
Después de aquella situación, Theo me evitó durante mucho tiempo. Aunque yo intentaba fingir que no había pasado nada para acercarme a él, él seguía fingiendo que yo no existía.Meses después, volvió a darse cuenta de que yo estaba allí. Hice todo lo que pude para que Theo se fijara en mí. Pero nunca fue lo mismo. Ya no nos cuidábamos, ya no veíamos películas juntos, ya no nos acompañábamos al colegio y ni siquiera hablábamos antes de acostarnos en la habitación del otro.Ben, por su parte, se limitó a decirnos que no podía volver a ocurrir, ya que éramos hermanos y si Babi y Heitor se enteraban, se sentirían decepcionados y molestos por la situación.La escena quedó enterrada, junto con todos los sentimientos y recuerdos, como si fuera un delito siquiera pensar en ello.<
- ¿Crees... ¿Que me has roto el hueso del codo? - pregunté, el dolor ni se acercaba al que había sentido la noche anterior.- No, no fue así. Si hubiera sido algo más grave, no habría podido soportar el dolor. - Tocó ligeramente la piel magullada con dedos suaves y cálidos.Me mordí el labio y cerré los ojos, insegura de si era el dolor causado por su tacto o la delicadeza con que lo hacía.- Siento lo de ayer... - Me miró, aún sujetándome el brazo.- Me lo merecía... Me porté mal.- No quiero que te vayas.- ¿Por qué? - me oí preguntar, suplicando una respuesta convincente.Noté que sus ojos recorrían mi regazo y se detenían en mis pechos, que se agitaron de inmediato. Di un paso hacia delante para que pudiera verme mejor, aunque fuera involuntariamente.- Buenos d&iac
- No conozco ningún sitio, señora María Lua. Pero puedo buscarlo, si no le importa.- Greg, si puedes ayudarme con esto, te lo agradecería mucho. - Sonreí y atravesé la puerta automática, guiando a Cat.En cuanto llegamos a la acera, levantó la pata y orinó en el primer árbol que encontró. Nunca había visto tanta orina en mi vida.- Eres un buen chico, Gato. Me alegro de que controlaras tu temperamento dentro del piso. No estaría bien ser tan grosero con nuestros anfitriones.Ladró en mi dirección.- Vale, eres tímido, ¿verdad? Voy a girarme hacia el otro lado para que te sientas más a gusto.En cuanto giré la cara, vi a un hombre que venía hacia mí. Sus ojos eran de un azul tan claro que se confundían con el cielo iluminado por el sol de la mañana. Llevaba unos pantalones negros, un
- Me dijo que es un hombre de negocios y que viaja con frecuencia. Y ha estado en Babilonia muchas veces... Y nunca me ha visto.- Tienes que tener cuidado, María Lua. Nuestros padres siempre comentaban los peligros de socializar con extraños.- Hasta que nos conocimos, todos fuimos extraños alguna vez. Incluso Málica.- ¿Cuál es tu problema con Málica? Es una buena persona.- Sé que lo es. Y eso es exactamente lo que me molesta de ella.- Nadie tiene derecho a molestarse por Málica. Porque ella simplemente no es el tipo de persona que lastima a nadie.- Theo, si te pregunto algo, ¿me responderás con la verdad?- Sí.- ¿La... ¿La amas?Apartó los ojos del tráfico, enfocando el verde esmeralda de sus iris en mí durante unos segundos.- Ya hemos llegado. - dijo, aparcando el Tesla frente a una facha
- ¿Por qué nunca contestas a mis preguntas?- Siempre lo hago -dije con calma.- No, no respondes. Por ejemplo, ¿quieres a Malica? ¿Quieres que me quede?- ¿Para siempre?- Señor Casanova, ¡buenos días! - saludó la joven morena, de ojos oscuros, con grandes gafas de montura de tigre que resaltaban sobre su ropa negra.- Buenos días, Maíra.- Han llegado los directores generales de las cadenas de farmacias y droguerías. ¿Los hago esperar o los verá ahora?Theo mira el reloj:- Ahora mismo voy a la sala de reuniones y puedes hacerles pasar. Por cierto, esta es María Lua, de la que ya te he hablado. Ella ocupará esta sala por el momento. No sé cuánto tiempo se quedará. - Me miró. - Pero he oído que, si se la trata bien, podría quedarse toda la vida -se burló-.- Depe