Después de aquella situación, Theo me evitó durante mucho tiempo. Aunque yo intentaba fingir que no había pasado nada para acercarme a él, él seguía fingiendo que yo no existía.
Meses después, volvió a darse cuenta de que yo estaba allí. Hice todo lo que pude para que Theo se fijara en mí. Pero nunca fue lo mismo. Ya no nos cuidábamos, ya no veíamos películas juntos, ya no nos acompañábamos al colegio y ni siquiera hablábamos antes de acostarnos en la habitación del otro.
Ben, por su parte, se limitó a decirnos que no podía volver a ocurrir, ya que éramos hermanos y si Babi y Heitor se enteraban, se sentirían decepcionados y molestos por la situación.
La escena quedó enterrada, junto con todos los sentimientos y recuerdos, como si fuera un delito siquiera pensar en ello.
<- ¿Crees... ¿Que me has roto el hueso del codo? - pregunté, el dolor ni se acercaba al que había sentido la noche anterior.- No, no fue así. Si hubiera sido algo más grave, no habría podido soportar el dolor. - Tocó ligeramente la piel magullada con dedos suaves y cálidos.Me mordí el labio y cerré los ojos, insegura de si era el dolor causado por su tacto o la delicadeza con que lo hacía.- Siento lo de ayer... - Me miró, aún sujetándome el brazo.- Me lo merecía... Me porté mal.- No quiero que te vayas.- ¿Por qué? - me oí preguntar, suplicando una respuesta convincente.Noté que sus ojos recorrían mi regazo y se detenían en mis pechos, que se agitaron de inmediato. Di un paso hacia delante para que pudiera verme mejor, aunque fuera involuntariamente.- Buenos d&iac
- No conozco ningún sitio, señora María Lua. Pero puedo buscarlo, si no le importa.- Greg, si puedes ayudarme con esto, te lo agradecería mucho. - Sonreí y atravesé la puerta automática, guiando a Cat.En cuanto llegamos a la acera, levantó la pata y orinó en el primer árbol que encontró. Nunca había visto tanta orina en mi vida.- Eres un buen chico, Gato. Me alegro de que controlaras tu temperamento dentro del piso. No estaría bien ser tan grosero con nuestros anfitriones.Ladró en mi dirección.- Vale, eres tímido, ¿verdad? Voy a girarme hacia el otro lado para que te sientas más a gusto.En cuanto giré la cara, vi a un hombre que venía hacia mí. Sus ojos eran de un azul tan claro que se confundían con el cielo iluminado por el sol de la mañana. Llevaba unos pantalones negros, un
- Me dijo que es un hombre de negocios y que viaja con frecuencia. Y ha estado en Babilonia muchas veces... Y nunca me ha visto.- Tienes que tener cuidado, María Lua. Nuestros padres siempre comentaban los peligros de socializar con extraños.- Hasta que nos conocimos, todos fuimos extraños alguna vez. Incluso Málica.- ¿Cuál es tu problema con Málica? Es una buena persona.- Sé que lo es. Y eso es exactamente lo que me molesta de ella.- Nadie tiene derecho a molestarse por Málica. Porque ella simplemente no es el tipo de persona que lastima a nadie.- Theo, si te pregunto algo, ¿me responderás con la verdad?- Sí.- ¿La... ¿La amas?Apartó los ojos del tráfico, enfocando el verde esmeralda de sus iris en mí durante unos segundos.- Ya hemos llegado. - dijo, aparcando el Tesla frente a una facha
- ¿Por qué nunca contestas a mis preguntas?- Siempre lo hago -dije con calma.- No, no respondes. Por ejemplo, ¿quieres a Malica? ¿Quieres que me quede?- ¿Para siempre?- Señor Casanova, ¡buenos días! - saludó la joven morena, de ojos oscuros, con grandes gafas de montura de tigre que resaltaban sobre su ropa negra.- Buenos días, Maíra.- Han llegado los directores generales de las cadenas de farmacias y droguerías. ¿Los hago esperar o los verá ahora?Theo mira el reloj:- Ahora mismo voy a la sala de reuniones y puedes hacerles pasar. Por cierto, esta es María Lua, de la que ya te he hablado. Ella ocupará esta sala por el momento. No sé cuánto tiempo se quedará. - Me miró. - Pero he oído que, si se la trata bien, podría quedarse toda la vida -se burló-.- Depe
- ¿No quieres competir con los productos de Giordano?- Honestamente, no lo creo.- ¿Puedes producir calidad a bajo precio? ¿Y cuál es tu beneficio?- De momento, no mucho. Quiero llegar a la clase media y no sólo a la alta, como hace Giordano.- ¿Ha pensado en conquistar Noriah Norte y escribir definitivamente el nombre de Simplicity en el mundo del maquillaje y la cosmética?- Sí. Pero todavía soy muy nueva en todo esto. Necesito prepararme mejor.Salimos de la empresa y fuimos a su coche. Me senté a su lado en la parte delantera y me puse el cinturón:- Theo, ¿de verdad quieres mi ayuda?- No soy licenciada en empresariales, cielo. Hago lo que puedo, pero no se me da bien. Soy ingeniero químico, dirijo una empresa por mi cuenta.- ¿Por qué no me pediste ayuda antes?- I... No quería molestarte.
Theo volvió y se sentó en el banco, apoyando la cabeza en la tapicería y evitando mirarme. Me di cuenta cuando se aflojó un poco la corbata y parecía tenso.- I... Pensé que ya lo había hecho... Incontables veces. - Seguía mirando al frente.- No... Nunca había besado. Llegué un poco tarde a esto.- Pedí ayuda... Porque pensé...- Si hubiera sabido qué hacer, no habría clavado mis dientes en los tuyos... - No pude evitar reírme.A pesar de la tensión, Theo empezó a reírse también.- I... Sólo espero haber podido ayudarte de alguna manera. Y que tú hayas... Ensayado, repetido y perfeccionado. - Sonreí.- Sí, profesor. Creo que he aprobado esta lección.- Creo que tendré que hacer el examen y dar mi nota final.Sus ojos se abrieron de par en par en mi
- Ella va todos los días... Y vuelve por la tarde.- ¿Va a trabajar o vuelve a casa?- Un poco de cada. No trabaja todos los días. Sólo la llaman cuando hay una sesión de fotos.- ¿Así que prácticamente vivís juntos?- Yo no lo veo así... Al menos no hasta ahora, con tu pregunta.- ¿Vas a casarte con ella?- I... no lo sé. Es algo reciente.- ¿Y cuando no sea tan reciente? ¿Pedirás su mano?- I... No sé... - Se llevó las manos a la cabeza, confuso.- Lo siento, Theo. No pretendía presionarte.- Era ella la que tenía que haber presionado, no tú, María Lua.- No lo volveré a hacer, te lo prometo. Pero a cambio, quiero que me digas cuándo piensas pedir su mano.- ¿Por qué? Porque quiero estar lejos ese día.Porque qui
Nunca he sido el tipo de persona que huye de una pelea y prefiero llorar en mi habitación. Me sequé rápidamente las lágrimas y le puse la correa a Gato. Salí del dormitorio y me dirigí al salón, dándome cuenta de que los dos estaban discutiendo.Pararon en cuanto me vieron. Mis ojos se dirigieron a las partes íntimas de Theo y me di cuenta de que tenía el botón del pantalón abierto y la cremallera a medio bajar... O no había tenido tiempo de bajarla del todo... O para subirla, una vez que había bajado lo suficiente.No había forma de disimular aquella mirada de curiosidad por saber qué había pasado realmente en aquella habitación entre ellos dos. preguntó Málica, ahora menos dulce y amable:- ¿Has deshecho la maleta? ¿O todavía esperas que lo haga? Ya es hora de que te des cuenta de que Theo y yo estamos