"He estado planeando todo esto durante tanto tiempo. Y ahora que ha ocurrido, me siento como un ser humano despreciable. Nunca me ha vuelto loco el dinero. Pero me he cansado de todo, especialmente de los imbéciles con los que me involucro. Parece que tengo un imán para atraer a hombres de mal carácter y sinvergüenzas. Esta misma semana conocí a un hombre mayor que parecía agradable. Hasta que llegué al motel y me di cuenta de que sólo quería satisfacerse a sí mismo. El muy cabrón estaba casado y por si no fuera suficiente la horrible noche que me hizo pasar, al final me humilló, tratándome como un objeto. Me dan asco y repugnancia los hombres como él.Pero Heitor... ¿Y mi jefe? Después de todo lo que hice para llegar a su despacho, nunca imaginé su desprecio por mí o por la persona que imaginaba que estaba allí.Sé que todas las mujeres darían lo que fuera por un buen polvo con el director general más conocido y solicitado del Norte de Noriah. Poco saben que ni siquiera besa en la bo
- Perdóname, por favor... - supliqué.- ¿Por qué pides perdón, sol? - Babi se arrodilló a mi lado, mirándome fijamente mientras me secaba las lágrimas.- He provocado un escándalo... En fin, Dimi y yo... - Miré a los chicos Perrone.- Todo ha terminado.- ¡No se acabó, mamá! No estaba pensando en ti... Sólo en mí... Y en mí...Ben me tapó la boca:- No necesitas los detalles, cereza.- Iba a decir mi... Satisfacción. - Me reí entre lágrimas.- Da igual que sean detalles, cariño. - Él también se rió.- Maria Lua, ¡está bien! - dijo Heitor.Me levanté y me alejé un poco de ellos:- Mamá, papá... Salma era horrible. Sólo me tuvo porque quería llevar una buena vida y utilizarte... para esto. - Miré a Heitor. - Ella destruyó vuestra relación...- No, Malu. Ella no lo sabía... Cuando se dio cuenta de que Heitor y yo estábamos liados, volvió. - Babi intentó justificarlo.- Pero ya era demasiado tarde. - Ben miró a Babi. - Ella ya había hecho toda la putada.- Pensaba que no habría problemas.
- Si tuvieras idea de cuánto me duele estar lejos de ti, rayo de sol...- Tengo una idea... Porque a mí me duele... - Dije, en un susurro.- Ven... ...por favor. No puedo garantizar curarte de este dolor, pero al menos puedo intentar disminuirlo en ti.- ¿Por qué iba a hacerlo, si te fuiste para no volver a verme?- Hablé desde la ira. Y me disculpé, lo sabes.- Es cuando estás enojado que dices las cosas que realmente sientes.- Ah, cariño... No seas tan difícil. Sólo quiero ayudar. Déjame hacer por ti lo que tú has hecho por mí.- I... Soy una mujer difícil... Es inherente a mi personalidad.- Bueno, voy a tener que discrepar... - Se echó a reír.- Imbécil... - Me quejé, con una sonrisa en la cara.- Te espero con el desayuno preparado.- ¿Habrá tarta de cacahuete?
- Que me echarían mucho de menos... Y se suicidarían. Así que decidí llevarme una maleta menos de ropa y dos de zapatos.Suspiró:- Vas a arruinar la tranquilidad de Theo. Me lo imagino volviendo a casa contigo bajo el brazo.- ¿Quieres que lo traiga de vuelta, papá? Puedo hacerlo, si quieres.- Estoy bromeando, María Lua. Sabes que tienes que seguir las reglas de su casa, ¿no? Vas a ser una invitada.- Te prometo que haré todo lo que él diga, papá. Y me portaré bien.- Tu madre me dijo una vez que no sabías comportarte. Y creo que has sacado lo mejor de ella.Sonreí:- ¿Sabes que mentalmente le agradecí a Dios que ustedes dos me hubieran aceptado como su hija?Se acercó y me abrazó con fuerza:- Fuiste la primera niña que tuve en mis brazos... en mi vida.- Lo siento,
- No hay necesidad de asustarse. Es dócil. - Dimitry acarició la cabeza del perro.- ¿Pero qué coño...? ¿Me has traído un perro gigante de regalo? ¿Es una broma?- No... No te gustan los dulces... Odias las flores. Así que... Pensé en algo original. Como tu padre mató a tu gato, pensé que un perro grande no se arriesgaría a meterse en el punto ciego de su espejo retrovisor... O incluso debajo del Maserati.- Mi padre no mató al gato. Fue un accidente.- Este chico grande de aquí ha recorrido un largo camino.- ¿Qué tan lejos?- Hice que te lo trajeran de Francia.- Oh, joder... ¿Qué tan lejos? - Me acerqué, analizando al perro, que tenía las patas en la ventanilla del coche. - ¿Por qué tan grande, Dimi?- He leído que es el mejor perro que se puede tener... Es co
Me fijé en mis marcas de pintalabios en su cara, su frente y una en el párpado. Theo estaba aún más guapo de lo que ya estaba con mi marca.- Pensé que la encontraría llorando...Me quité las gafas y parpadeé:- Nada que un buen maquillaje no pueda ocultar. Y no es Giordano. Lo tiré todo. Y francamente, dejé atrás a la maldita Salma, junto con todo lo que me recuerda a ella. Si pudiera, tacharía la parte de mí que ella parió.- Tú... Trajiste... A... ¿Un perro? - Se le arrugó la frente.- Ah, sí... Gato grande se llama. Vamos, el niño grande de mamá. - Me agaché, mientras el perro gigante salía corriendo, llevando a la azafata casi a remolque.Big cat me lamió una y otra vez.- Este es el tío Theo, mi hijo. Dale los buenos días. - Cogí al pato y le ense&nt
Después de meter mis cosas en el Tesla, incluido mi hijo de cuatro patas, Theo se sentó a mi lado, suspirando.- ¿Estás bien, Theo?- I... Espero que sí. Me temo que no estoy a la altura de tus expectativas. - Miró al perro y luego a mí.- Sólo porque estás aquí conmigo, mis expectativas ya se han cumplido.Joder, ¿cómo he podido decir eso? I... Ni siquiera pensé que me gustaría decir esas palabras. ¿Lo entendería él... ¿En el buen sentido?Sí, porque me aterrorizaba que un día Theo pensara que yo podría tener algún interés en él que no fuera el de un hermano... Quiero decir, hermano no era un interés, era una relación, que teóricamente no teníamos, pero teniendo en cuenta que habíamos nacido juntos y estábamos bien relacionados... E... Lo qu
Arrugó la frente, arqueando una ceja:- Peor, sé que no has bebido.- No he bebido. - Sonreí.- ¿Te he dicho alguna vez que no vales nada?- Unas cuantas veces. Pero como sé que valgo mucho, no me importa lo que digas. Al menos por ahora. Tal vez un día me canse de todo esto. Entonces, Theo, estarás jodido. - Cogí al perro y me fui con él atado, en dirección al ascensor. - Nunca conocerás a nadie como yo en tu vida. - Me oí hablar solo cuando se abrió la puerta del ascensor y salió un hombre trajeado, mirándome confuso.- I... A veces hablo sola. - Sonreí, tratando de justificarme.- ¿Quién no lo hace? - Sonrió amablemente. - Señor Theo, he venido a ayudarle con las maletas.Seguí al hombre hasta el coche, mientras Theo sacaba las maletas.- Soy Maria Lua. - Me presenté al hom