Mientras miraba mi ropa sobre la cama, pensé en lo que había tardado en tomar la decisión de aceptar la propuesta de Robin, que no era Hood sino Giordano.
Sabía que era el momento de dar un giro a mi vida y hacer algo diferente a lo que todos esperaban de mí, que no era aceptar el compromiso. Por esta razón acepté. Llevaba casi un año saliendo con Robin y era capaz de entablar una relación seria con alguien, puesto que ya tenía 24 años.
Oí un ligero golpe en la puerta, que se abrió poco después. Bárbara Novaes Casanova era el tipo de mujer que se apoderaba de cualquier ambiente en cuanto llegaba. Y eso era inherente a ella. El vestido rojo brillante, ajustado y largo, con una enorme abertura que dejaba ver su hermosa pierna izquierda, era absolutamente seductor.
- ¿Es su intención esta noche matar a Heitor Casanova? - La miré de pies a cabeza, sin poder contener la risa.
- Lo mato todos los días, créeme. - Ella sonrió, tirándose sobre mi cama.
Me quité la bata blanca, ya con la lencería debajo, y me levanté la ropa.
- 'No creí que fueras a ponerte este conjunto', dijo Barbara, sentándose en la cama.
Miré el vestido negro de encaje, casi transparente, la parte de las bragas con los hilos de encaje más entrelazados, dando la idea de otro tejido. La cazadora de cuero negro, con un cinturón de hebilla plateada, totalmente moderna y despojada, formaba parte del look, que se completaría con las botas que compré en el último viaje de vacaciones y aún no me había puesto.
- ¿Le pareció mal? - Me preocupaba su opinión.
- No, sólo pensé que era diferente. En otras palabras, se parece a ti.
Sonreí, satisfecha con lo que había dicho.
Me puse el vestido, difícil de ajustar a mi cuerpo porque no tenía cremallera ni botones. Babi me ayudó a ponérmelo con cuidado. Las mangas eran largas y transparentes, con puños de cuero. En cuanto me puse la chaqueta, subí las mangas, dejando a la vista las mangas del vestido.
- ¡Es precioso! - exclamó Babi, que ya me estaba quitando los bucles del pelo, que empezaba a caer en grandes rizos.
Cuando me quitó el último, pasé los dedos por los mechones rubios, abriendo los rizos, dejando el pelo menos liso y más voluminoso.
- Es inútil, Malu, sigues pareciendo mi niña. - Me abrazó.
Me eché a reír. Babi decía eso todo el tiempo, que aunque tenía 24 años, parecía una chica de 17. No estaba segura de si eso era bueno o malo para mí. Sobre todo porque cuando miraba mi imagen en el espejo, veía a una mujer adulta, llena de cosas que hacer, aunque el tiempo pasara tan deprisa.
- ¿Vendrá Theo? ¿O llegará cuando acabe la fiesta? - pregunté.
- Tu hermano ya está aquí.
- ¿Ya está aquí? - sonreí. - Le he echado mucho de menos. Pensé que vendría a verme.
- Le he machacado todo lo que he podido. Pero no te preocupes, te he dejado un trocito. Y por supuesto tu padre aún no lo ha soltado.
- Pobre Theo... Pensó que mudarse a otro país lo haría independiente.
- Y lo es. Lo que no cambia el hecho de que Thor lo llama todos los días.
- Él... ¿Vino solo?
- Sí.
- ¿Y la novia?
- Honestamente, no lo sé. Y no quiero saberlo.
- ¿Celos de mamá? - Me he echado a reír.
- ¿No es cierto? Es nuestro pequeño Theo. ¿Cómo que una chica se acuesta con él?
- Ew... ¡Qué asco! - Hice una mueca.
- Ahora intenta bajar las escaleras. Hay mucha gente abajo esperando a la novia.
Respiré hondo y me acerqué al tocador, cogí un pintalabios rojo y me lo apliqué rápidamente en los labios. Esa tarde me había maquillado, peinado y arreglado las uñas, pero no me gustaba el pintalabios nude que habían utilizado. El rojo en los labios era mi seña de identidad y no podía no llevarlo el día de mi compromiso.
- Estás preciosa... Perfecta.
- Deben ser tus genes -ironicé.
- Tu mamá era hermosa.
- Ya lo sé. Pero tú lo eres más. - Corté el tema, dirigiéndome hacia la puerta.
Antes de que mi mano alcanzara el pomo dorado, Babi lo agarró y tiró de mí, obligándome a mirarla.
- ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?
- Sí, estoy segura. Además, es sólo un compromiso. Eso no significa que vaya a estar con él para siempre.
- ¿Quién se compromete pensando que no va a ser para siempre?
- La idea es que sea para siempre, mamá. Pero si un día pienso que no es bueno, lo mando a la m****a y se acabó.
Sonrió y me dio un beso en la mejilla:
- Te quiero, hija.
- Te quiero, mamá. Y no te preocupes, no me comprometería con Robin si no estuviera segura de que esto es lo que quiero.
Abrí la puerta y encontré a Ester de pie. Estaba preciosa con un vestido verde esmeralda ajustado que dejaba ver sus huesos. El escote corazón hacía que sus pechos de silicona prácticamente sobresalieran.
- No me puedo creer que aún no te hayas arreglado, Malu. - Me miró confusa.
- De hecho, ¡ya estoy lista! - Sonreí libertinamente.
Mi amiga levantó una ceja, analizándome:
- Pareces una rockera de los 80.
- ¿Qué esperabas? ¿Un vestido de colores pastel y unas sandalias con cristales de Sarowsky, rematadas con un moño en lo alto de la cabeza? Sólo tengo 24 años.
- Creo que Robin espera un vestido de colores pastel y un moño. Lleva traje y parece unos 10 años mayor de lo que es en realidad.
- ¿Y yo qué sé? Si lo sabe, está cerrando tratos mientras me espera. - Me eché a reír.
- Voy a bajar a darle más cariño a mi hijo -advirtió Babi-. - No tardes, Malú. Llegar tarde es chic, pero llegar demasiado tarde es de mal gusto.
- Creo que bajaré contigo, Babi... Para darle un achuchón a tu hijo también... - Ester hizo ademán de irse con Bárbara y yo la tiré del brazo.
- ¿Estás enfadada?
- ¿Por qué? Theo es un bombón.
- ¡Es Theo, m*****a sea!
- Así que háblale a tu prima de mí, explicándole que soy una mujer interesante, rica, buena en la cama y nada pegajosa.
- ¿Quién se follaría a Dimitry? - Fingí que me dolía el estómago.
- 'Joder, ¿qué pasa en tu familia para que estos hombres sean tan guapos? Me los follaría a todos, menos a Ben.
Me reí:
- 'Yo diría que la genética, amigo. Después de todo, mira a Heitor y a Sebastian. En cuanto a Ben, no querría que le pillaras.
Di un paso hacia las escaleras y Ester me preguntó:- ¿Amas a Robin?- Amor es una palabra muy fuerte -dije.- Sabes que te quiere, ¿verdad?- El amor existe entre mis padres. Y entre Ben y mis padres. Y entre mis padres y yo... Y entre nosotros y Theo. No creo en ningún otro tipo de amor.- Joder, ¿qué estás haciendo entonces?- Tratando de ser una mujer responsable y seria.- ¿Y crees que casarte con Robin es lo que te dará este título?- Me gusta.- Pero...- Soy yo quien decide eso -terminé-.- ¿Puedo preguntarte algo?Ester estaba seria y rara vez teníamos conversaciones reveladoras.- Sí", dije, inseguro.- ¿Sigues queriendo a ese chico de tu adolescencia?Arqueé la ceja, confusa, sintiendo que la sangre me hervía por dentro, y al mismo tiempo respondí, con otra pregunta, haciéndome la incomprendida.- ¿Qué chico?- El que te hacía llorar cuando estabas borracha....- No lo recuerdo. - Me hice la ignorante.- Nunca mencionaste su nombre...- Nunca bebí hasta perder la cordura.-
- Sabes que ya no tendrás mi cuerpo encima del tuyo tampoco.... follándote como a ti te gusta.... - Dimitry se burló de mí.Aparté la mirada, un poco preocupada:- Dimi, baja la voz.- Nadie está escuchando. Tú lo sabes. Y lo que estás viendo son dos primos que se adoran.... Y se llevan bien... Especialmente en la cama.Me estremecí al sentir su aliento caliente en mi oreja, recordando todo lo que Dimi era capaz de hacerle a mi cuerpo.Dimitry Perrone era el tipo de hombre que siempre me había atraído: infantil, guapo, inmaduro, sarcástico y bueno en la cama. Cuerpo perfecto, cerebro gelatinoso. ¡Yo mandaba!Era un poco más alto que yo, rubio, el pelo siempre desordenado, incluso cuando llevaba traje e intentaba parecer serio y responsable, como en aquel momento. Sus ojos claros eran exactamente iguales a los de mi tío Sebastián. Y yo no entendía cómo podía gustarme tanto y odiar tanto a su hermana.- Fuiste injusta conmigo, Malu.- Siempre supiste que sería así, Dimi.- ¿Tendrías sex
Dimitry me cogió por las nalgas mientras yo cruzaba las piernas sobre sus caderas, aferrándome a él, nuestros labios encontrándose ansiosos y enloquecidos.Me llevó hasta el escritorio de mi padre, colocándome sobre él mientras el sonido de algunas cosas cayendo al suelo resonaba en la habitación. Desde allí no se oía casi nada, salvo el sonido de conversaciones en la distancia.Dimitry me abrió las piernas y me bajó las bragas con destreza, tirándolas detrás de mí. Me miró con lujuria antes de humedecerse los labios:- Eres mía, Malu.- Fóllame, Dimi... Ahora...- Primero con la lengua, como a ti te gusta...- Rápido, Dimi... Rápido. - Supliqué, sintiendo que mi coño clamaba por él.Dimitri atrajo mi cuerpo contra su boca, lamiendo pausadamente mi húmedo coño, que clamaba por su majestuosa polla. Me tumbé sobre la mesa, arqueando ligeramente la espalda en un espasmo de placer. Aquel cabrón sabía exactamente cómo volverme loca por él. Su lengua trabajaba hábilmente y sin prisas, hacié
La madre de Robin lo llamó y, dándome un beso en la mejilla, fue a su encuentro.Miré en dirección a Theo, que tenía su mirada clavada en mí. Me sonrojé, como si él supiera lo que acababa de hacer. Porque siempre me pareció que podía ver dentro de mí, más profundo de lo que yo misma podía llegar.- No me gusta que esté contigo', dijo Heitor, con el brazo todavía alrededor de mí.- '¿Y te gusta alguien con quien me haya relacionado hasta ahora, papá?- Me gusta menos'.- No lo creía... 'Después de todo, ¿cuánto tiempo hablaste de negocios en mi fiesta de compromiso?- Es exactamente por eso que no me gusta. - No había ni un atisbo de broma en el semblante de mi padre.Tragué saliva.- Es a María Lúa a quien tiene que gustarle. - Theo se mostró enfático y serio.- Gracias, Theo. - Sonreí.- 'Si te hace algo, lo convierto en vino. - Heitor me dio un beso en la mejilla y se fue.- No me des las gracias", dijo Theo. - 'He dicho que eres tú quien tiene que gustarle...' Eso no significa que
- ¿Por qué coño huyes de esta conversación? - gritó Barbara.- Mamá, ya hemos hablado de esto antes de que fuera a la fiesta de compromiso más caliente del año. - Fui sarcástica.- No te burles de tu hermano. Hace mucho tiempo que no se acuesta. Quiero que vuelva a pasar.- Sucederá de nuevo. Pronto estaré en mi casa.... Con Robin Hood. - Parpadeé. - Quiero decir Robin Giordano -me corregí.Me molestaron tanto con Robin Hood que sin querer acabé repitiendo lo que tanto odiaba, que eran las bromas sobre mi novio.Porque así era: Ben y Babi perdían a sus amigos pero no la broma.Llamé ligeramente a la puerta de Theo y no escuché ningún sonido del otro lado. Por supuesto que no iba a despertarle. Pero hacía tanto tiempo que no le veía y no quería que se fuera sin contarme en persona cómo le iba la vida.Me estaba dando por vencida, dándole la espalda, cuando se abrió la puerta. Llevaba pantalones de chándal y estaba sin camiseta y descalzo.- ¿Cuándo te han crecido los pechos? - le pregu
Oímos un suave golpe en la puerta y Babi entró, sin saber qué hacer cuando me vio con Theo cogido por el cuello.- Suelta a tu hermano, Malu -dijo muy seria.Solté a Theo, que cayó con la cabeza sobre la almohada.- Me ha provocado, mamá.- Ha dicho que me encontraste en el cubo de la basura, mamá... He oído eso toda mi vida. No es justo volver después de años y que esta loca insista en ello.- Es tan bonito veros pelear... - Babi se tiró en la cama, abrazándonos.Entre las cosas buenas de la vida, el abrazo de mi madre era una de ellas. Y el olor de Theo era la segunda... O quizás la inversión del orden era lo que realmente pensaba. Cuando fuimos a soltarnos, sus dedos se enredaron en mi pelo y nuestra madre tuvo que intervenir mientras yo gemía de dolor.- ¿Todavía te enredas el pelo cuando estás nerviosa? - me preguntó Theo, cuando por fin consiguió liberarse de los mechones.- No", mentí.- Sí -confirmó Babi-.- Así que hoy estaba muy nerviosa. - Theo se rió.- Bueno, he venido a
- Sebastian ni siquiera me deja desayunar tranquilamente. Ha nacido para entorpecerme la vida", se quejó.- ¡Ay! - grité.- ¿Qué te pasa? - se preocupó Theo.- Me duele la cabeza... ¡Mucho!Me tocó la cabeza:- Debe ser porque no te has secado el pelo.- Claro que no, Theo. - Arrugué la frente. - No tienes cerebro para decir eso.- ¿Cerebro gelatinoso? - Estaba confuso.- Estoy teniendo un ataque de pánico... - Me levanté de la silla. - Voy al médico.Babi se levantó:- Dios mío... Voy contigo.Heitor se quedó mirando el teléfono, con los ojos muy abiertos, sin decir una palabra. Cuando Babi se acercó a mí, gritó:- ¡No la toques, Bárbara!Todos me miraron:- Se me cierra la garganta... ¡Me voy a morir!Intenté desmayarme, pero Heitor me agarró, haciéndome mirarle a los ojos:- No te mueras de alergia, Malu... Te voy a matar yo misma. Con mis propias manos.- ¿Qué ha pasado? - preguntó Babi, preocupada.- Míralo tú mismo. - Heitor le entregó el móvil, sin dejar de abrazarme, impidiénd
Entré en el garaje y miré mi BMW M4 Rosa y el Maserati plateado de mi padre. Había pensado que quizá amaba más a su coche que a su vida... Hasta que me di cuenta de cómo miraba a mi madre.Mi teléfono vibró y lo cogí, tocando con el dedo la fría y brillante carrocería plateada.- Dime que estás viva, Malú.- Mi cuerpo está vivo, ¡pero han destruido mi alma, Ben! - Me enjugué las lágrimas.- ¿Estaba enfadado Thor?- Sí...- ¿Estás llorando?- Sí... Y ahora mismo tengo mi dedo en su Maserati, pensando que si escribo "Perdóname" en la carrocería, volverá a estar bien conmigo.- Él destruye su cuerpo a partir de ahí... Y no quedará más Malú en esta encarnación.- Tal vez sea lo mejor... - Quité la mano del Maserati y me dirigí a mi coche, sentándome frente al volante.- ¿Qué coño le pasa al buenorro de Dimitry?- Está jodidamente bueno, Ben...- Aparte de que yo tampoco podría resistirme si tuviera un primo tan perfecto como ése, eres un puto pervertido, Maria Lua Casanova.Respiré hondo