- ¿Por qué coño huyes de esta conversación? - gritó Barbara.
- Mamá, ya hemos hablado de esto antes de que fuera a la fiesta de compromiso más caliente del año. - Fui sarcástica.
- No te burles de tu hermano. Hace mucho tiempo que no se acuesta. Quiero que vuelva a pasar.
- Sucederá de nuevo. Pronto estaré en mi casa.... Con Robin Hood. - Parpadeé. - Quiero decir Robin Giordano -me corregí.
Me molestaron tanto con Robin Hood que sin querer acabé repitiendo lo que tanto odiaba, que eran las bromas sobre mi novio.
Porque así era: Ben y Babi perdían a sus amigos pero no la broma.
Llamé ligeramente a la puerta de Theo y no escuché ningún sonido del otro lado. Por supuesto que no iba a despertarle. Pero hacía tanto tiempo que no le veía y no quería que se fuera sin contarme en persona cómo le iba la vida.
Me estaba dando por vencida, dándole la espalda, cuando se abrió la puerta. Llevaba pantalones de chándal y estaba sin camiseta y descalzo.
- ¿Cuándo te han crecido los pechos? - le pregunté, atónita.
Theo se miró el pecho y se rió:
- He estado trabajando para ponerme musculoso'.
Me eché a reír:
- Ese no es tu tipo... No te quedan bien los músculos. Pero tu pecho... ¡Vaya! - Me estremecí, libertinamente.
Le vi sonrojarse y le miré fijamente. Me encantaba su timidez. Empujé la puerta y entré en la habitación, tumbándome sin contemplaciones en su cama.
- Qué educado eres, cielo", se burló.
- No me llames así, imbécil.
- ¿Desde cuándo ya no te gusta que te llamen así?
- Desde que mamá te encontró en la papelera'. - Me eché a reír.
- 'Sí, ya me sé la historia de ella haciendo caridad, sacándome del cubo de la basura...'. - Se rió, cogió una almohada y me la tiró por encima.
- 'Siempre te creíste mi historia.... Y lloró. - Me senté en la cama, riéndome de él.
- Porque eras manipuladora... Y digna de un premio a la mejor actriz, incluso de niña.
Se puso una camiseta y yo hice un mohín:
- "¿Por qué te cubres, guapo? Sólo soy tu hermana...
- Tú no eres mi hermana", dijo seriamente.
- Qué ironía... Me pasé años atormentándote por haberte encontrado en el cubo de la basura.... Cuando en realidad, a mí me dejaron allí.
Theo se sentó a mi lado y me tiró de la barbilla, obligándome a mirarle:
- 'A ti no te encontraron en el cubo de la basura y lo sabes. Hemos crecido, Maria Lua. Y tú ya no eres una adolescente para comportarte como tal.
- I... Lo siento...
- Nunca te han hablado de amor en esta familia. Y siempre te han educado como un legítimo Casanova. Nuestros padres podrían haber mentido toda la vida que naciste del vientre de Babi y nunca lo dudarías, ya que eres su cara.
- Debo parecerme a mi padre.... Ya que mi madre era un poco pelirroja. - Retiré su mano, que seguía en mi barbilla.
- No... Tú te pareces a nuestra madre y yo a nuestro padre. Eso es definitivo.
- Heitor es más guapo que tú.
- ¿Cómo puedes ponerme tan nerviosa?
pregunté tumbándome en la cama y poniendo los brazos bajo la cabeza:
- ¿Qué haces aparte de estudiar y trabajar? Por cierto, ¿tienes vida social? ¿Tienes relaciones sexuales? - Volví la cara hacia él, libertinamente.
- Estoy haciendo una especialización. Y trabajando en un nuevo producto, que promete ser el mejor del mercado. Voy a volar Cosméticos Giordano y destruir la empresa de tu futuro marido. Trabajo horas extras todos los días, después de todo, soy dueña de mi propio negocio. Y cuando llego a casa, para desestresarme, tengo sexo con mi novia.
- ¿Tener sexo? Qué término que no excita.
- ¿A qué te dedicas?
- Me gustan los hombres que follan.
- ¿Qué te pasa, Mary Moon?
- Me gusta follar. Ese es mi problema, Theo.
Me echó una manta por encima.
- 'No tengo frío', me quejé.
- 'No quiero mirar tus bragas.
- ¿Qué tiene de malo? Sólo son unas bragas... Sería peor si miraras las mías...'. - Theo me tapó la boca inmediatamente, con su cuerpo casi encima del mío, haciendo que mi corazón casi se detuviera cuando mis ojos entraron en la profundidad de los suyos.
¿La quieres? pregunté, sin que me saliera la voz porque tenía la boca tapada con su mano.
- ¿Qué has dicho? - preguntó retirando la mano.
- He dicho que "sería peor si me miraras el coño" - reí, burlándome de él.
- Boca sucia... Eso es lo que eres.
- Te echaba de menos... - Me senté en la cama, mirándole.
Theo no dijo nada, lo que me hizo preguntarme si me echaba de menos. Respiré hondo y dije:
- I... Me alegro de que vinieras a mi compromiso.
- Papá insistió.
- ¿Viniste por él?
- Sí.
- ¿No vendrías si te lo pidiera?
- No me lo pediste.
- Pensé que no vendrías.... ¡Ha pasado tanto tiempo desde que viniste!
- No tenía intención de verte comprometerte con Robin Giordano. Pero ahora se ha ido...
- ¿Por qué no querías mirar? - Yo seguía mirándole, incapaz de apartar la vista, como hipnotizada.
- 'Porque es mi mayor oponente en los negocios y lo sabe muy bien. Con tantos hombres en Noriah Norte, o incluso en el mundo, ¿por qué lo elegiste a él?
- Lo elegí porque los cosméticos de Giordano son los mejores.
- No vales nada, sol.
- Tú... ¿Tienes la intención de comprometerte con tu novia en el futuro? ¿Es simpática? ¿Cómo se llama? ¿Por qué no la trajiste a conocer a mamá y papá? ¿Crees que le gustaré?
- ¿No puedes hacer una pregunta a la vez?
- Has estado fuera durante años. Y cuando viniste, parecías elegir los días que yo viajaba.
- Tengo la intención de comprometerme con ella en el futuro. Me gusta Malica.
- ¿Se llama Malica?
- Sí.
- Nombre feo y raro.
- ¿Más que Mary Moon? - Sus labios se curvaron en una sonrisa libertina, que rara vez lograba.
Le di una fuerte palmada en el pecho y se quejó:
- 'Eres fuerte, sol.
- No viste nada... ¿Para probar mi golpe?
- Ni hablar. He sentido el peso de tu brazo unas cuantas veces.
- Siempre me has provocado.
- ¿Te he provocado? ¡Tienes que estar bromeando!
- ¿Crees que le caeré bien? ¿Por qué no se la presentaste a nuestros padres? - Exigí la respuesta.
- Le gustarás... Porque somos de la misma familia... Así que no le queda más remedio. - Se rió.
- ¿Has dicho que tienes una hermana mayor? O... '¿Mencionaste que no somos hermanos de verdad?
- '¿No lo somos, Mary Moon? - Me miró.
- Has dicho que no lo somos.
- ¿Lo dije?
Lo levanté de la almohada por la camiseta, haciendo que me mirara.
- 'Me vas a romper la ropa', dijo, preocupado.
- ¿Por qué coño te has ido? - Supliqué una respuesta.
Oímos un suave golpe en la puerta y Babi entró, sin saber qué hacer cuando me vio con Theo cogido por el cuello.- Suelta a tu hermano, Malu -dijo muy seria.Solté a Theo, que cayó con la cabeza sobre la almohada.- Me ha provocado, mamá.- Ha dicho que me encontraste en el cubo de la basura, mamá... He oído eso toda mi vida. No es justo volver después de años y que esta loca insista en ello.- Es tan bonito veros pelear... - Babi se tiró en la cama, abrazándonos.Entre las cosas buenas de la vida, el abrazo de mi madre era una de ellas. Y el olor de Theo era la segunda... O quizás la inversión del orden era lo que realmente pensaba. Cuando fuimos a soltarnos, sus dedos se enredaron en mi pelo y nuestra madre tuvo que intervenir mientras yo gemía de dolor.- ¿Todavía te enredas el pelo cuando estás nerviosa? - me preguntó Theo, cuando por fin consiguió liberarse de los mechones.- No", mentí.- Sí -confirmó Babi-.- Así que hoy estaba muy nerviosa. - Theo se rió.- Bueno, he venido a
- Sebastian ni siquiera me deja desayunar tranquilamente. Ha nacido para entorpecerme la vida", se quejó.- ¡Ay! - grité.- ¿Qué te pasa? - se preocupó Theo.- Me duele la cabeza... ¡Mucho!Me tocó la cabeza:- Debe ser porque no te has secado el pelo.- Claro que no, Theo. - Arrugué la frente. - No tienes cerebro para decir eso.- ¿Cerebro gelatinoso? - Estaba confuso.- Estoy teniendo un ataque de pánico... - Me levanté de la silla. - Voy al médico.Babi se levantó:- Dios mío... Voy contigo.Heitor se quedó mirando el teléfono, con los ojos muy abiertos, sin decir una palabra. Cuando Babi se acercó a mí, gritó:- ¡No la toques, Bárbara!Todos me miraron:- Se me cierra la garganta... ¡Me voy a morir!Intenté desmayarme, pero Heitor me agarró, haciéndome mirarle a los ojos:- No te mueras de alergia, Malu... Te voy a matar yo misma. Con mis propias manos.- ¿Qué ha pasado? - preguntó Babi, preocupada.- Míralo tú mismo. - Heitor le entregó el móvil, sin dejar de abrazarme, impidiénd
Entré en el garaje y miré mi BMW M4 Rosa y el Maserati plateado de mi padre. Había pensado que quizá amaba más a su coche que a su vida... Hasta que me di cuenta de cómo miraba a mi madre.Mi teléfono vibró y lo cogí, tocando con el dedo la fría y brillante carrocería plateada.- Dime que estás viva, Malú.- Mi cuerpo está vivo, ¡pero han destruido mi alma, Ben! - Me enjugué las lágrimas.- ¿Estaba enfadado Thor?- Sí...- ¿Estás llorando?- Sí... Y ahora mismo tengo mi dedo en su Maserati, pensando que si escribo "Perdóname" en la carrocería, volverá a estar bien conmigo.- Él destruye su cuerpo a partir de ahí... Y no quedará más Malú en esta encarnación.- Tal vez sea lo mejor... - Quité la mano del Maserati y me dirigí a mi coche, sentándome frente al volante.- ¿Qué coño le pasa al buenorro de Dimitry?- Está jodidamente bueno, Ben...- Aparte de que yo tampoco podría resistirme si tuviera un primo tan perfecto como ése, eres un puto pervertido, Maria Lua Casanova.Respiré hondo
Ya sabía adónde tenía que ir. Quería crecer, aunque la Malú que llevaba dentro se negaba, temerosa de ser independiente y tener que resolver ciertas situaciones de adulta que quizá no supiera manejar muy bien.No encendí el equipo de música del coche para no arriesgarme a tener que volver a escuchar "You are my Sunshine". Cuando me detuve frente al edificio de Robin, respiré hondo y miré hacia arriba, intentando divisar su piso, el más alto, el más imponente... Y caro.Dejé el coche aparcado en la calle y salí, con algo dándome vueltas en la cabeza. ¿Y si Jordana lo había montado todo, grabándome con Dimi en el salón de mi padre? Sí, porque ella era capaz de cualquier cosa para destruirme. Pero, ¿también era capaz de hacerle daño a su propio hermano? Aunque Dimitry no había salido perjudicado, ya que un hombre follando con una mujer a ojos de la sociedad era algo varonil y digno de aplauso... Por otro lado, una mujer, recién prometida, dándoselas en la mesa de trabajo de su padre era
Antes de salir del coche, cogí una chaqueta del asiento trasero y me la puse sobre el cuerpo para que no vieran que estaba sangrando.Nada más entrar, encontré a Heitor al teléfono, paseándose de un lado a otro en la habitación principal. Babi estaba al otro teléfono, sentada en el sofá. Cuando me vieron, los dos vinieron hacia mí. Pude ver la preocupación en sus caras y me sentí fatal.- Papá, mamá... Lo siento mucho. Sé que puedo decir mil cosas, intentar dar innumerables explicaciones... Pero tal vez nada sea convincente, ¿sabes? Cometí un error. Y lo siento.Ambos me abrazaron y dejé que las lágrimas fluyeran, agradecida de tenerlos allí.- Fui muy dura contigo - dijo Heitor.- No fue... Fui intrascendente.- Lo bueno de todo esto es que no te vas a casar con Robin Hood -me animó Babi, rizándome el pelo con los dedos, pues sabía que eso era lo que yo hacía cuando estaba nerviosa.- Ni siquiera me gustaba -coincidió Heitor-. - Pero eso no significa que te quiera con Dimitry.me reí
- Intentaré ser más suave esta vez.- No tienes por qué... Ya no soy virgen.Volví a sentir las despiadadas pinzas sacando el otro trozo de cristal. Seguramente esta era la forma que tenía Theo de castigarme. Podría apostar que estaba feliz de ver mi dolor y sufrimiento. Pero yo era fuerte, como siempre. Nunca dejé que se diera cuenta de que tenía sentimientos y podía ser débil y necesitar ayuda urgentemente.Me enseñó los dos trozos de cristal, aún ensangrentados. Me senté en la cama y Theo levantó la colcha, cubriéndome.- ¿No te gustan mis pechos, Theo? - bromeé.- No, no me gustan.- ¿Quieres que les ponga silicona? - Quité la colcha, haciendo ademán de enseñársela.Theo se levantó:- Quiero que tomes un té de responsabilidad. Y que madures, de una vez por todas.Agaché la cabeza, recogí la colcha y me tapé, avergonzada. Respiré hondo y me tragué mi orgullo:- Siento lo que hice, Theo. Ya me he disculpado con nuestros padres... Y ellos lo han aceptado. Fui una irresponsable. Y me
Ni siquiera esperé a que salieran del coche. Salí corriendo y entré en el bar, buscando el baño.Después de vaciar la vejiga, encontré a mi padre y a Theo sentados en la sencilla cafetería de carretera. El olor a comida frita impregnaba la estancia y sólo había un empleado, que sin duda cogía el dinero y hacía la comida con la misma mano.- ¿Qué haces ahí sentado?- Quiero comer algo grasiento -respondió Theo, sonriendo libertinamente.- No... No voy a escuchar eso. Sólo porque has engordado un poco crees que puedes estirar la pata y abandonar la dieta y el ejercicio, niñato? - me burlé.- No estoy a dieta. Y no voy a abandonar el ejercicio, si eso es lo que estás sugiriendo.- ¿Así que no te gusta lo que se sirve en la mansión Casanova? - preguntó Heitor.- Tranquilo, papá. Y prueba algo diferente por una vez -sugirió Theo-.- Este sitio es raro. - Heitor miró a su alrededor.- Y no parece nada higiénico. - Miré.- Siéntate con nosotros y cállate, sol. - Theo fue duro.- ¡No quiero!
Miré su mano y la aparté, furiosa:- ¿Cuál es "tu" problema, Theo?- Ayer mismo estabas en la mesa de papá con Dimitry, nuestro primo, el día de tu compromiso. Hoy estás ligando con un chico como si nada.- Creo que ya no debería acostarme con nadie de mi familia -bromeé.Theo se me quedó mirando un rato sin decir nada. Intenté mantener mis ojos en los suyos verdes, pero no pude sostenerlos. Miré al suelo.- Pensé que podríamos divertirnos un poco... Hacía siglos que no iba a Babilonia. - Theo era más amable, incluso dulce, de un modo que me irritaba. - Pero si quieres quedarte aquí, hablaré con papá... ...y te cubriré.- ¿No te importaría que me quedara?- No, no me importaría.- Entonces iré contigo.- Maria Lua, ¿entendiste lo que dije?- Sí.- ¿Has tomado drogas? ¿Has bebido?- Todavía no... - Sonreí, cogiéndole la mano. - Vamos, Theo.Heitor ya estaba en el coche esperándonos. Nos soltamos la mano en cuanto salimos del pub, caminando uno al lado del otro hasta llegar al Maserati.