Un rayo de sol (II)

- ¿Por qué coño huyes de esta conversación? - gritó Barbara.

- Mamá, ya hemos hablado de esto antes de que fuera a la fiesta de compromiso más caliente del año. - Fui sarcástica.

- No te burles de tu hermano. Hace mucho tiempo que no se acuesta. Quiero que vuelva a pasar.

- Sucederá de nuevo. Pronto estaré en mi casa.... Con Robin Hood. - Parpadeé. - Quiero decir Robin Giordano -me corregí.

Me molestaron tanto con Robin Hood que sin querer acabé repitiendo lo que tanto odiaba, que eran las bromas sobre mi novio.

Porque así era: Ben y Babi perdían a sus amigos pero no la broma.

Llamé ligeramente a la puerta de Theo y no escuché ningún sonido del otro lado. Por supuesto que no iba a despertarle. Pero hacía tanto tiempo que no le veía y no quería que se fuera sin contarme en persona cómo le iba la vida.

Me estaba dando por vencida, dándole la espalda, cuando se abrió la puerta. Llevaba pantalones de chándal y estaba sin camiseta y descalzo.

- ¿Cuándo te han crecido los pechos? - le pregunté, atónita.

Theo se miró el pecho y se rió:

- He estado trabajando para ponerme musculoso'.

Me eché a reír:

- Ese no es tu tipo... No te quedan bien los músculos. Pero tu pecho... ¡Vaya! - Me estremecí, libertinamente.

Le vi sonrojarse y le miré fijamente. Me encantaba su timidez. Empujé la puerta y entré en la habitación, tumbándome sin contemplaciones en su cama.

- Qué educado eres, cielo", se burló.

- No me llames así, imbécil.

- ¿Desde cuándo ya no te gusta que te llamen así?

- Desde que mamá te encontró en la papelera'. - Me eché a reír.

- 'Sí, ya me sé la historia de ella haciendo caridad, sacándome del cubo de la basura...'. - Se rió, cogió una almohada y me la tiró por encima.

- 'Siempre te creíste mi historia.... Y lloró. - Me senté en la cama, riéndome de él.

- Porque eras manipuladora... Y digna de un premio a la mejor actriz, incluso de niña.

Se puso una camiseta y yo hice un mohín:

- "¿Por qué te cubres, guapo? Sólo soy tu hermana...

- Tú no eres mi hermana", dijo seriamente.

- Qué ironía... Me pasé años atormentándote por haberte encontrado en el cubo de la basura.... Cuando en realidad, a mí me dejaron allí.

Theo se sentó a mi lado y me tiró de la barbilla, obligándome a mirarle:

- 'A ti no te encontraron en el cubo de la basura y lo sabes. Hemos crecido, Maria Lua. Y tú ya no eres una adolescente para comportarte como tal.

- I... Lo siento...

- Nunca te han hablado de amor en esta familia. Y siempre te han educado como un legítimo Casanova. Nuestros padres podrían haber mentido toda la vida que naciste del vientre de Babi y nunca lo dudarías, ya que eres su cara.

- Debo parecerme a mi padre.... Ya que mi madre era un poco pelirroja. - Retiré su mano, que seguía en mi barbilla.

- No... Tú te pareces a nuestra madre y yo a nuestro padre. Eso es definitivo.

- Heitor es más guapo que tú.

- ¿Cómo puedes ponerme tan nerviosa?

pregunté tumbándome en la cama y poniendo los brazos bajo la cabeza:

- ¿Qué haces aparte de estudiar y trabajar? Por cierto, ¿tienes vida social? ¿Tienes relaciones sexuales? - Volví la cara hacia él, libertinamente.

- Estoy haciendo una especialización. Y trabajando en un nuevo producto, que promete ser el mejor del mercado. Voy a volar Cosméticos Giordano y destruir la empresa de tu futuro marido. Trabajo horas extras todos los días, después de todo, soy dueña de mi propio negocio. Y cuando llego a casa, para desestresarme, tengo sexo con mi novia.

- ¿Tener sexo? Qué término que no excita.

- ¿A qué te dedicas?

- Me gustan los hombres que follan.

- ¿Qué te pasa, Mary Moon?

- Me gusta follar. Ese es mi problema, Theo.

Me echó una manta por encima.

- 'No tengo frío', me quejé.

- 'No quiero mirar tus bragas.

- ¿Qué tiene de malo? Sólo son unas bragas... Sería peor si miraras las mías...'. - Theo me tapó la boca inmediatamente, con su cuerpo casi encima del mío, haciendo que mi corazón casi se detuviera cuando mis ojos entraron en la profundidad de los suyos.

¿La quieres? pregunté, sin que me saliera la voz porque tenía la boca tapada con su mano.

- ¿Qué has dicho? - preguntó retirando la mano.

- He dicho que "sería peor si me miraras el coño" - reí, burlándome de él.

- Boca sucia... Eso es lo que eres.

- Te echaba de menos... - Me senté en la cama, mirándole.

Theo no dijo nada, lo que me hizo preguntarme si me echaba de menos. Respiré hondo y dije:

- I... Me alegro de que vinieras a mi compromiso.

- Papá insistió.

- ¿Viniste por él?

- Sí.

- ¿No vendrías si te lo pidiera?

- No me lo pediste.

- Pensé que no vendrías.... ¡Ha pasado tanto tiempo desde que viniste!

- No tenía intención de verte comprometerte con Robin Giordano. Pero ahora se ha ido...

- ¿Por qué no querías mirar? - Yo seguía mirándole, incapaz de apartar la vista, como hipnotizada.

- 'Porque es mi mayor oponente en los negocios y lo sabe muy bien. Con tantos hombres en Noriah Norte, o incluso en el mundo, ¿por qué lo elegiste a él?

- Lo elegí porque los cosméticos de Giordano son los mejores.

- No vales nada, sol.

- Tú... ¿Tienes la intención de comprometerte con tu novia en el futuro? ¿Es simpática? ¿Cómo se llama? ¿Por qué no la trajiste a conocer a mamá y papá? ¿Crees que le gustaré?

- ¿No puedes hacer una pregunta a la vez?

- Has estado fuera durante años. Y cuando viniste, parecías elegir los días que yo viajaba.

- Tengo la intención de comprometerme con ella en el futuro. Me gusta Malica.

- ¿Se llama Malica?

- Sí.

- Nombre feo y raro.

- ¿Más que Mary Moon? - Sus labios se curvaron en una sonrisa libertina, que rara vez lograba.

Le di una fuerte palmada en el pecho y se quejó:

- 'Eres fuerte, sol.

- No viste nada... ¿Para probar mi golpe?

- Ni hablar. He sentido el peso de tu brazo unas cuantas veces.

- Siempre me has provocado.

- ¿Te he provocado? ¡Tienes que estar bromeando!

- ¿Crees que le caeré bien? ¿Por qué no se la presentaste a nuestros padres? - Exigí la respuesta.

- Le gustarás... Porque somos de la misma familia... Así que no le queda más remedio. - Se rió.

- ¿Has dicho que tienes una hermana mayor? O... '¿Mencionaste que no somos hermanos de verdad?

- '¿No lo somos, Mary Moon? - Me miró.

- Has dicho que no lo somos.

- ¿Lo dije?

Lo levanté de la almohada por la camiseta, haciendo que me mirara.

- 'Me vas a romper la ropa', dijo, preocupado.

- ¿Por qué coño te has ido? - Supliqué una respuesta.

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