26. Luchando por la mano de mi esposa.

Franchesca, quien había tenido todo ese tiempo las manos en su boca para no gritar al escuchar los gritos de dolor de Alexander, ahora se encontraba parada al igual que todos los presentes. Pero en su rostro no había sorpresa, sino una mirada embelesada y llena de adoración que la llevó a echar la cabeza hacia atrás y a aullar en respuesta al ensordecedor aullido del lobo en el que se había convertido Alexander.

Los reyes se voltearon a ver. No solo el esposo de su nieta había demostrado su legitimidad como hijo de Robert Di Angelo, sino que era más que apto para ser el esposo de su nieta al ser un lobo negro. Hasta la fecha, solo había un lobo negro entre los lycan y ese era Antuan. Anteriormente eran dos, ya que Robert, el padre de Alexander, también era un lobo negro. Los lobos negros no solo eran fuertes, eran los únicos que podían dominar a los otros alfas.

Sophie le sonrió a su rey Antuan. La ley era la ley y, no importaba si era un lobo negro, tenía que luchar por la mano de Fr
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