Capítulo 79

La mandarina estaba deliciosa como me adelantó Marcio. Me dispuse a marcharme, tranquilamente pese a las miradas impertinentes de la gente que me creían loca de remate, cuando ¡¡¡rayos, truenos y centellas!!! entró al restaurante, Sebastián. Por más que intenté esconderme y hacerme la distraída, él me vio y se vino a mi mesa, jalando una silla. Se sentó a mi lado con todo desparpajo, riéndome como un idiota.

-Hola hermosa, qué buena suerte encontrarte aquí-, me dijo, encandilado a mis ojos, viéndome tan sexy y hermosa. Alcé mi naricita indiferente.

-Al contrario, mala suerte para ti porque ya me iba-, le dije, pero él tomó mi mano. -Necesito hablar contigo-, me dijo con vehemencia.

-Pero yo no-, intenté irme.

Waldo arrugó la frente. -¿Quieres que saque a este individuo a patadas, Patricia?-, me dijo con un tono amenazante.

-No, no, no te preocupes, yo me encargo sola de esto-, le dije a Manfreed. Sebastián, como bien imaginan, se sorprendió sobremanera. -¿A quién le hablas
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