Capítulo 78

Las cosas seguían complicándose en mi vida. Esa tarde que Alondra fue a otra ciudad a hacer unas fotos y videos de una galería para su publicidad, así es que aproveché para ir a almorzar sola, en un restaurante que está muy cerca de la oficina. Cuando se nos hacía tarde en la oficina o teníamos mucho trabajo solíamos ir allí y ahora que mi amiga estaba de viaje y ella no podría controlarme ni reclamarme por mi dieta, fui toda oronda y coqueta a comerme un buen plato de bistec con papas fritas, es decir full grasa, je je je.

Me sentía muy sexy, además. Me había puesto unos leggins súper pegados que apenas contenían mis curvas, tenía los pelos sueltos, una camiseta blanca que hacía un delicioso renglón de mis pechos inflados como globos y llevaba unos aros grandes colgados en mis orejas que captaba la atención de los hombres. Entré al restaurante meneando las caderas igual a un galeón español desafiando los peligros del mar.

-¿No ha venido su amiga, Patricia?-, se empinó Marcio
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