Capítulo 72

Cuando desperté Rudolph ya se había ido. Me sentí decepcionada porque quería desayunar con él, reír a su lado, hacernos una deliciosa merienda, en fin, pasarla de maravillas. Me duché y de mi cuerpo brotaron grandes copos de humo, resultado de una noche tan excitante. Luego de vestirme, me hice un bistec con papas fritas porque tenía mucha hambre. También compré pan. La vendedora me miró de pies a cabeza. -Una noche deliciosa, Patricia-, me dijo. Imagino que yo estaba radiante y me brillaban los ojos y mi sonrisa y ella se dio cuenta de todo eso. -Sensacional-, le respondí coqueta y dándome vuelta me regresé a mi cabeza saltando y lanzando mis pelos al aire muy coqueta y sensual.

Sin embargo Sebastián seguía al acecho, persiguiéndome a escondidas. Tenía un amigo psiquiatra. El galeno le debía muchos favores a Sebas y aceptó hacer una evaluación sobre mí. Sebastián me estuvo vigilando varios días esperando que vaya al parque, como hacía algunas veces, junto a Rudolph a disfrutar
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