Emilia tembló de miedo mientras. El hombre tomó su cabello con una mano, la chica trató de luchar, pero al tenerlo a horcajadas sobre usando su fuerza sobrenatural, Emilia no pudo hacer mucho. Las lágrimas comenzaron a inundar su mirada cuando aquel hombre colocó su mano sobre la ropa interior de la chica.
Los ojos brillantes y maliciosos solo hicieron que la respiración de Emilia fuera más sofocada que antes y la chica trató de pensar en cómo salir de aquella situación, ese hombre quería abusar de ella. Sabía que nadie vendría por ella o la tomaría en cuenta, así que solo ella podría salvarse de aquella situación, pero…
¡Cómo iba a hacerlo!
No tenía lobo, no podía defenderse de aquel hombre. La chica cerró los ojos cuando la boca desagradable del novio de su hermana besó la suya, trató de apartar sus labios, pero aquello solo hizo que aquel hombre lamiera su rostro dándole arcadas y entonces presa de pánico hizo lo único que pudo.
Lo mordió, lo mordió tan fuerte como sus dientes lo permitieron. El hombre aflojó su agarre, haciendo a Emilia conseguir liberarse, pero no llegó lejos, ya que aquel sujeto la tomó del cabello con violencia, haciéndola caer prácticamente de rodillas. Tomó su barbilla en sus manos.
«¿Cómo te atreves a morderme, m*****a?» La chica fue abofeteada «¡Estúpida, voy a enseñarte una lección!»
Emilia fue sujetada por aquel hombre una vez más, sus manos sujetas por una de las del tipo y gritó, lloró por ayuda sin realmente creer que alguien la rescataría, pero por algún motivo el sujeto que la tenía cautiva la empujó al suelo con violencia.
— ¡Qué es esto! — gritó Cintia mirando a su prometido — ¡Qué haces aquí fuera con esta mujer!, ¡Dímelo!
Emilia notó la presencia de su hermana, inmediatamente le pidió ayuda a su hermana, pero esta la empujó una vez más sobre el suelo, raspando la palma de sus manos en un intento de amortiguar la caída y entonces leyó los labios del prometido de su hermana.
— Ella trató de desnudarme, incluso me mordió cuando me negué, ¿por qué tu hermana es tan guarra? — Aquel hombre miró a Emilia.
— Mentira — Emilia negó — yo no…
— ¡No intentes engañarme, m*****a perra! — Cintia tomó a Emilia del rostro antes de abofetearla con fuerza —. Te vi mirarlo durante toda la fiesta, pero esto no va a quedarse así, definitivamente no voy a permitirlo.
Emilia tembló, cubrió el dolorido lugar de su mejilla donde había sido abofeteada y ni siquiera tuvo tiempo de hablar antes de que su hermana la obligase a seguirla dentro de la casa. La chica miró a su padre en busca de ayuda mientras Cintia repetía las mentiras que había dicho su prometido.
Emilia no habló porque sabía que nadie le escucharía y cuando vio a su padre dejar toda aquella situación en manos de su madrastra supo sin lugar a dudas que estaba perdida. La mujer caminó hasta ella, sus uñas se clavaron en el rostro de la chica cuando esta lo tomó entre sus dedos. Arrancó la cadena que habían colocado en su cuello con sorna.
«No mereces esto, como te atreves a seducir al novio de tu hermana en nuestras narices, eres una zorra»
La mujer se alejó, se disculpó con el prometido de su hija y le pidió dejarlas a las tres solas. La chica tembló cuando la puerta se cerró, la mujer hizo un gesto a su hija para que inmovilizara a Emilia. La chica jadeó cuando fue fuertemente golpeada, cayó de rodillas cuando el golpe en su vientre la debilitó dejándola completamente sin aire.
«Si quiere ser una zorra, lo serás» aquella mujer sonrió con maldad antes de golpear a Emilia una vez más en su rostro «Pero no aquí en esta casa, no, las perras como tú solo tienen un lugar donde trabajar»
— ¡No! — Emilia imploró al conocer el significado de aquellas palabras — ¡Por favor no me lleve a la subasta!, yo no hice nada, ese hombre me…
«¡Cierra la boca!»
Gritó la mujer, Emilia no pudo escucharlo, pero la bofetada después de sus palabras fue más que esclarecedora y lloró con fuerza mientras era dejada sola en aquella inmensa habitación. Si la llevan a la subasta estaría perdida, en aquella casa al menos los empleados la trataban bien.
Pero si era vendida a alguien más, ella no sería más que un objeto, una pertenencia de algún alfa que haría con ella cosas terribles, cosas que no podía ni imaginar. La chica jadeó cuando su cabeza dolió y ni siquiera pudo pensar en qué haría antes de que el mundo desapareciera ante ella.
— ¡Lamento tanto lo que ha sucedido! — la madre de Cintia se disculpó con el prometido de su hija — es la hija mayor de mi esposo, es una inútil y una descarada, una desgracia para todos en esta casa.
— No tiene que disculparse, señora — el chico habló —. Aunque creo que deberían deshacerse de ella, es una vergüenza sin lugar a dudas —. Tomó la mano de Cintia — cariño, no me malinterpretes, pero qué pensarán las personas si descubren que tu hermana es un poco…
— Ella no será un problema nunca más — interrumpió la madrastra de Emilia — voy a mandarla a donde pertenece.
— Yo podría enviársela a un amigo de mi manada — dijo el hombre junto a Cintia — conozco un par de alfas que podrían querer a una mujer como ella. Y no se preocupe, señora, un lobo de la manada Darknight no se rinde fácilmente.Este asunto no afectará mi matrimonio con su hija.
Emilia jadeó, el calor abrasador se extendía a su alrededor mientras las llamas se elevaban una vez más sobre su cabeza. Ella había soñado con esta escena innumerables veces, pero esta vez, un niño apareció en el sueño. El niño parecía querer protegerla. Le entregó a la niña una cosa brillante que parecía una gema. Pero no podía ver claramente cómo era esa cosa.
— Vamos a salir de aquí, nosotros vamos a…
La chica abrió sus ojos cuando agua fría la despertó, su confusión creció al darse cuenta de que ya no estaba en su casa e intentó alejarse del hombre tatuado y calvo que arrastró fuera de una cama que tampoco era la suya.
Había cinco mujeres más semidesnudas acurrucadas contra la pared. Emilia se preguntó en qué momento había llegado a aquel lugar, pero no tuvo respuesta alguna. El desconocido que lo tomó del brazo la desnudó, la chica trató de escapar, pero sus manos fueron atadas y la vergüenza quemó en ella cuando solo fue cubierta por una tela blanca transparente.
— ¡Camina!
Leyó los labios de aquel hombre antes de que la sacara de la habitación. Ella no podía escuchar nada, pero sabía perfectamente donde estaba, en especial cuando fue llevada alrededor de un montón de mesas repletas de hombres antes de ser lanzada a un pequeño escenario iluminado en medio de aquel lugar.
Falcón estaba enfermo de aquella situación en la que se encontraba, había muchísimas actividades mucho más entretenidas que ver a todos aquellos bandidos vender mujeres. Las voces y murmullos alrededor hacían que la música fuera casi inaudible.— Escuché que tenían una adquisición especial hoy, Falcón — el lobo sentado a la derecha en la misma mesa que el alfa sonrió —. Voy a regalártela si aceptas ser mi socio en mi nuevo proyecto.— No necesito una esclava, soy perfectamente capaz de conseguirme las mujeres por mi cuenta.Falcón había trabajado duro para llegar a donde estaba, había hecho absolutamente todo lo necesario para conseguir un nombre entre todos aquellos lobos y era justamente por eso por lo que estaba ahí soportando a aquellos cinco sujetos que le habían abordado llevándolo a aquel burdel de mala muerte a los límites entre tres manadas.Falcón no entendía del todo cómo alguien podría disfrutar de aprovecharse de todas esas pobres mujeres que solo dios sabía de qué forma
Esta frase hizo que Emilia siguiera a este hombre durante dos horas. y luego se desplomó exhausta al borde del camino. Aquello era una desventaja de no tener lobo, no era capaz de recorrer las distancias que para el resto de los lobos eran una simple caminata. El hombre que seguía andando frente a ella ni siquiera se dio cuenta de que ella se había quedado atrás.La chica gimió cuando sus manos fueron lastimadas por las piedras y ramas en el camino adyacente por el que se habían alejado del burdel mientras la chica trataba de amortiguar la caída de su débil cuerpo.¿Dónde iban?¿Por qué aquel hombre no le había dicho una sola palabra desde que se alejaron del burdel?Falcón se detuvo cuando no notó los pasos de la mujer que había comprado a sus espaldas, su nuevo estado le molestó tanto que ni siquiera quiso mirar realmente a su espalda. Aquella mujer no podía ser su luna, él ya tenía a alguien más en su corazón así que una luna era lo último que deseaba.Falcón ma
— ¡Aléjense de mí! — gritó asustada — todos aléjense de mí, monstruos, malditos.— ¿Malditos? — Falcón se molestó ante aquella palabra — ¿Tienes idea de dónde estarías si no te hubiera encontrado? — El hombre la tomó de la mano, haciéndole a Emilia imposible huir de él. — cierra la boca y deja que el médico te cure o te ataré a la cama para que te quedes quieta.La chica quiso decir algo, pero estaba débil, su mirada seguía fija en el hombre completamente en silencio a unos pasos de ella e intentó estar a la defensiva mientras aquel médico examinaba su cuerpo con cuidado.Ella odió no poder saber nada de lo que aquellos hombres decían, no obstante, sintió la mirada terrorífica de aquel beta en ella, cerró sus ojos un minuto cuando el doctor frente a ella terminó de vendar la herida en su rodilla. La mujer pensó que si aquel hombre era amigo del que la había comprado en aquella subasta donde había parado por su culpa, no había forma de estar a salvo. La chica notó las tijeras dentro de
No tienes escapatoria…Las palabras sonaron una y otra vez en la mente de Emilia durante toda la noche. Aunque agradeció no tener que dormir con aquel extraño que había dicho que ella era su luna, seguía estando aterrada.Estaba en un lugar extraño, con un sujeto que la había comprado como si fuera un simple saco de patatas. La mujer sintió que su corazón dolía al pensar en que nadie se había preocupado realmente por ella, su familia parecía no arrepentirse de haberla enviado al peor lugar en aquel territorio. La chica que pasó prácticamente toda la noche hecha un ovillo sobre aquella cama se cuestionó si podría salir sana y salva de aquel lugar.Ella había soñado con que quizás su familia cambiara o que de algún modo aquel chico que había conocido cuando era pequeña cumplía la promesa de ir por ella y la sacaría de casa de su familia, sin embargo, parecía que nada de aquello iba a pasar.La puerta de la habitación se abrió haciendo a Emilia salir de sus pensamientos cuando la luz del
— ¡Porque no contesta el teléfono, ¡Por qué! — Cintia golpeó la mesa en la terraza donde ella y su madre se encontraban — ¡Probablemente se enfadó por lo que esa perra trató de hacerle, ¡Por qué no nos deshicimos de ella antes, madre!, siempre fue un estorbo.— No te hagas la inocente Cintia, sabes muy bien que la tonta de Emilia no le hizo nada ese… sujeto que trajiste aquí.— ¿Acaso eso es lo que importa, madre? — gruñó la loba bebiendo de su refresco —. Te aprovechaste de esto para sacarla de aquí como queríamos, pero si ese no es el motivo porque demonios, Ermes no contesta. ¡Sabes lo que he hecho para conseguir esta relación!— Lo sé, mi niña, y estoy orgullosa de ti, con esta relación vamos a subir sin duda a la cúspide de la jerarquía de los lobos — la madre de Cintia sonrió —. Un ayudante del alfa de los Darknight es … Lo que todos los alfas alrededor desean, ese hombre debe ser impresionante y probablemente está ocupado como tu prometido.— Eso espero, madre, porque si Ermes
— ¿Qué haces aquí realmente? No sé cómo engañaste a Alfa, pero ¿cómo pudiste ser su luna? ¡Que broma!Emilia gimió por lo bajo cuando su madrastra la tomó del brazo y la hizo mirarla a los ojos. La chica notó el odio en sus ojos cuando leyó sus labios. Sin embargo, estaba demasiado conmocionada para hablar, ni siquiera había conseguido huir cuando estuvo sola en el jardín de la que alguna vez fue su casa.— ¡Habla hija de perra!— Déjeme en paz, por favor — Emilia jadeó las palabras antes de correr lejos de la cocina para volver al único lugar donde, al menos en ese momento, se sentía segura.Falcón dejó de mirar alrededor de aquella antigua y grandiosa casa donde se encontraba, sin lugar a dudas. Era el tipo de casas con las que había soñado cuando era un pobre niño sin hogar que había perdido incluso a su madre a causa de la guerra. La chica que practicante apareció corriendo desde la cocina, seguida por la mujer con una bandeja de vasos, parecía aún más agitada cuando se dejó caer
— No vuelva a traerme a esta casa — dijo Emilia aferrándose al álbum de foto entre sus manos —. Sé que usted puede hacer lo que quiera, pero no me traiga aquí otra vez.Emilia observó al hombre a su lado por si decidía decirle algo, pero el alfa ni siquiera alejó la vista de la carretera. Emilia bajó los ojos hacia el álbum de fotos, aislándose del mundo más allá de dicho álbum. Su corazón se emocionó al ver el rostro de su madre una vez más, la sonrisa radiante solo la hizo sentir mucho peor porque quizás… Quizás su padre sí que tenía razón.Ella era una niña cuando la guerra de los humanos estalló en aquella región. Fueron años difíciles para todos y en especial para la familia de su madre, que era una de las más reconocidas entre las manadas. Emilia no recordaba mucho de lo que realmente pasó cuando toda la casa de su familia fue incendiada junto con un montón más por aquellos humanos que odiaban a los lobos solo porque existían.Falcón detuvo el auto cuando no pudo soportar más to
«Todo lo que todas desean»Aquellas palabras se movieron en la mente de Emilia, mientras tanto ella como aquel hombre volvían al auto. La chica se dijo que aquello no lucía como todo lo que una loba querría. Ella no sentía a su alfa porque no tenía lobo, pero sin duda nadie querría que el sujeto que juraba ser su mate dijera que no podía quererla o que tenía a alguien más que amaba.La mujer miró furtivamente al lobo a su lado; la luz del sol solo hacía que su cabello tuviese unos bonitos destellos azulados. Ella no había visto su lobo antes, pero se preguntó si tendría el mismo destello en su pelaje o si sus ojos serían tan azules y cautivadores. Porque aquel hombre no solo parecía capaz de ver tu alma con aquellos ojos, sino que podía hechizarte, al menos eso pensó Emilia mientras recordaba lo que alguna vez deseó con cinco años.«Vas a casarte conmigo cuando termine la guerra, ¿Verdad?»«Solo si eres el lobo más fuerte de este país»Las voces infantiles que resonaban en su mente s