<Soy tu compañero.> Esta frase hizo que Emilia siguiera a este hombre durante dos horas. y luego se desplomó exhausta al borde del camino. Aquello era una desventaja de no tener lobo, no era capaz de recorrer las distancias que para el resto de los lobos eran una simple caminata. El hombre que seguía andando frente a ella ni siquiera se dio cuenta de que ella se había quedado atrás.
La chica gimió cuando sus manos fueron lastimadas por las piedras y ramas en el camino adyacente por el que se habían alejado del burdel mientras la chica trataba de amortiguar la caída de su débil cuerpo.
¿Dónde iban?
¿Por qué aquel hombre no le había dicho una sola palabra desde que se alejaron del burdel?
Falcón se detuvo cuando no notó los pasos de la mujer que había comprado a sus espaldas, su nuevo estado le molestó tanto que ni siquiera quiso mirar realmente a su espalda. Aquella mujer no podía ser su luna, él ya tenía a alguien más en su corazón así que una luna era lo último que deseaba.
Falcón maldijo volviendo sobre sus pasos unos dos minutos atrás, encontró a la chica sin fuerzas, en el suelo, llorando mientras miraba las palmas lastimadas de sus manos. El lobo tragó mientras la observaba. Se acuclilló frente a ella y tomó su rostro entre sus manos.
— ¡Necesito que te apures!, estamos a dos horas más de llegar a mi territorio y no planeaba traer a nadie conmigo así que necesitas caminar, ¿Lo escuchaste?
Emilia no habló, el lobo se enfureció ante aquellas palabras y aquello solo hizo que Falcón se molestara más. No quería a una luna idiota que entorpeciera su vida. Quería dejarla ahí, pero no podía. Ella era su luna, incluso si no lo quería.
— ¿No me puedes oír? — Falcón pateó el suelo alrededor de aquella mujer.
— Emilia habló cerrando sus ojos — no entiendo lo que dice usted señor, no puedo escuchar, quiero agradecerle por salvarme, yo quiero…
La lástima se apoderó del hombre, tomó a la chica de la mano para ponerla en pie y una vez más sus ojos se movieron por su menuda figura. Estaba herida en varios lugares, tenía cortes en sus piernas y un par de moratones que enfureció aún más a Falcón. Puede que no quisiera una luna, pero no podía permitir que la suya se viera así.
— Lo siento señor, estoy…
La suave voz era inaudible prácticamente, sin duda estaba más pálida de lo normal y temblaba tambaleándose ligeramente mientras intentaba mantenerse en pie. Falcón negó antes de inclinarse para tomar a su luna en brazos. La chica le miró algo sonrojada, pero Falcón alejó la vista de ella para comenzar andar el resto del camino hacia su manada.
Emilia no pudo dejar de mirar al hombre enfadado que la llevaba en sus brazos, se permitió oler la fragancia masculina e imponerte que venía de él. También notó la fuerza en sus brazos y sus ojos se enfocaron en la marca de tinta que salía de debajo de la camisa que llevaba en su cuello.
La chica se preguntó quién era aquel alfa, pero tenía demasiado miedo para preguntar, Emilia respiró hondo, cerró sus ojos cuando un mareo se apoderó de ella y de algún modo el mundo a su alrededor dejó de existir.
Falcón llegó a su manada frustrado, cuatro lobos se acercaron cuando le vieron acercarse desde los límites y dieron un pequeño gruñido al reconocerlo. El lobo miró a la mujer en sus brazos, seguía respirando y podía oír los lentos latidos de su corazón.
Podía cruzar varios escalones de un solo paso, llegó rápidamente al dormitorio y colocó a la niña en su cama. El ama de llaves se alegró mucho de ver que Alfa traía de regreso a una hermosa niña, pero cuando vio el ceño fruncido y la expresión irritable de Alfa, no lo pensó así.
— Trae al médico y dile a Reid que venga aquí, ahora.
— Si alfa, como usted diga.
La ama se marchó, Forest caminó de un lado a otro del salón sin saber realmente cómo actuar.
Como hombre, no puede abandonar a su pareja. Como Alfa, debe encontrar una pareja y dar a luz un heredero.
Desde que se convirtió en Alfa, todos le habían dicho que buscara pareja. En la superficie, estuvo de acuerdo con todas ellas, pero siguió buscando a la chica que le salvó la vida. Incluso pensó que si la chica no era su compañera, la convertiría en la Luna de la manada de lobos. Sin embargo, su compañero apareció en un momento inoportuno, trastocando su plan.
El alfa masajeó su frente antes de salir de la habitación, molestó con las cosas que estaban sucediendo. Se prometió aclarar la situación con aquella mujer, apenas tuviera una oportunidad y decidió ir en contra de sus instintos para seguir a su corazón que no ansiaba a otra persona que la niña que le había salvado la vida cuando ni siquiera su madre pudo hacerlo, la mujer que había estado buscando durante años.
Emilia se despertó jadeando al recordar dónde estaba, miró alrededor con la respiración entrecortada y trató de pensar en una forma de salir de aquel lugar. ¿Qué socio? Ella sólo quiere vivir con dignidad, no como un juguete. La habitación donde se encontraba era inmensa. Emilia corrió hacia una de las ventanas con las fuerzas que le quedaban mientras tensaba la barbilla ante el dolor de sus pies heridos que escogían ante cada paso.
Su esperanza murió cuando vio los inmensos barrotes las ventanas, trató inútilmente de moverlos y solo se dio la vuelta cuando la puerta de aquella habitación se abrió. El miedo volvió a su cuerpo cuando vio a las tres personas que habían entrado en aquella habitación. La figura familiar hizo que le temblaran las manos.
— ¡Eres tú!
— ¡Aléjense de mí! — gritó asustada — todos aléjense de mí, monstruos, malditos.— ¿Malditos? — Falcón se molestó ante aquella palabra — ¿Tienes idea de dónde estarías si no te hubiera encontrado? — El hombre la tomó de la mano, haciéndole a Emilia imposible huir de él. — cierra la boca y deja que el médico te cure o te ataré a la cama para que te quedes quieta.La chica quiso decir algo, pero estaba débil, su mirada seguía fija en el hombre completamente en silencio a unos pasos de ella e intentó estar a la defensiva mientras aquel médico examinaba su cuerpo con cuidado.Ella odió no poder saber nada de lo que aquellos hombres decían, no obstante, sintió la mirada terrorífica de aquel beta en ella, cerró sus ojos un minuto cuando el doctor frente a ella terminó de vendar la herida en su rodilla. La mujer pensó que si aquel hombre era amigo del que la había comprado en aquella subasta donde había parado por su culpa, no había forma de estar a salvo. La chica notó las tijeras dentro de
No tienes escapatoria…Las palabras sonaron una y otra vez en la mente de Emilia durante toda la noche. Aunque agradeció no tener que dormir con aquel extraño que había dicho que ella era su luna, seguía estando aterrada.Estaba en un lugar extraño, con un sujeto que la había comprado como si fuera un simple saco de patatas. La mujer sintió que su corazón dolía al pensar en que nadie se había preocupado realmente por ella, su familia parecía no arrepentirse de haberla enviado al peor lugar en aquel territorio. La chica que pasó prácticamente toda la noche hecha un ovillo sobre aquella cama se cuestionó si podría salir sana y salva de aquel lugar.Ella había soñado con que quizás su familia cambiara o que de algún modo aquel chico que había conocido cuando era pequeña cumplía la promesa de ir por ella y la sacaría de casa de su familia, sin embargo, parecía que nada de aquello iba a pasar.La puerta de la habitación se abrió haciendo a Emilia salir de sus pensamientos cuando la luz del
— ¡Porque no contesta el teléfono, ¡Por qué! — Cintia golpeó la mesa en la terraza donde ella y su madre se encontraban — ¡Probablemente se enfadó por lo que esa perra trató de hacerle, ¡Por qué no nos deshicimos de ella antes, madre!, siempre fue un estorbo.— No te hagas la inocente Cintia, sabes muy bien que la tonta de Emilia no le hizo nada ese… sujeto que trajiste aquí.— ¿Acaso eso es lo que importa, madre? — gruñó la loba bebiendo de su refresco —. Te aprovechaste de esto para sacarla de aquí como queríamos, pero si ese no es el motivo porque demonios, Ermes no contesta. ¡Sabes lo que he hecho para conseguir esta relación!— Lo sé, mi niña, y estoy orgullosa de ti, con esta relación vamos a subir sin duda a la cúspide de la jerarquía de los lobos — la madre de Cintia sonrió —. Un ayudante del alfa de los Darknight es … Lo que todos los alfas alrededor desean, ese hombre debe ser impresionante y probablemente está ocupado como tu prometido.— Eso espero, madre, porque si Ermes
— ¿Qué haces aquí realmente? No sé cómo engañaste a Alfa, pero ¿cómo pudiste ser su luna? ¡Que broma!Emilia gimió por lo bajo cuando su madrastra la tomó del brazo y la hizo mirarla a los ojos. La chica notó el odio en sus ojos cuando leyó sus labios. Sin embargo, estaba demasiado conmocionada para hablar, ni siquiera había conseguido huir cuando estuvo sola en el jardín de la que alguna vez fue su casa.— ¡Habla hija de perra!— Déjeme en paz, por favor — Emilia jadeó las palabras antes de correr lejos de la cocina para volver al único lugar donde, al menos en ese momento, se sentía segura.Falcón dejó de mirar alrededor de aquella antigua y grandiosa casa donde se encontraba, sin lugar a dudas. Era el tipo de casas con las que había soñado cuando era un pobre niño sin hogar que había perdido incluso a su madre a causa de la guerra. La chica que practicante apareció corriendo desde la cocina, seguida por la mujer con una bandeja de vasos, parecía aún más agitada cuando se dejó caer
— No vuelva a traerme a esta casa — dijo Emilia aferrándose al álbum de foto entre sus manos —. Sé que usted puede hacer lo que quiera, pero no me traiga aquí otra vez.Emilia observó al hombre a su lado por si decidía decirle algo, pero el alfa ni siquiera alejó la vista de la carretera. Emilia bajó los ojos hacia el álbum de fotos, aislándose del mundo más allá de dicho álbum. Su corazón se emocionó al ver el rostro de su madre una vez más, la sonrisa radiante solo la hizo sentir mucho peor porque quizás… Quizás su padre sí que tenía razón.Ella era una niña cuando la guerra de los humanos estalló en aquella región. Fueron años difíciles para todos y en especial para la familia de su madre, que era una de las más reconocidas entre las manadas. Emilia no recordaba mucho de lo que realmente pasó cuando toda la casa de su familia fue incendiada junto con un montón más por aquellos humanos que odiaban a los lobos solo porque existían.Falcón detuvo el auto cuando no pudo soportar más to
«Todo lo que todas desean»Aquellas palabras se movieron en la mente de Emilia, mientras tanto ella como aquel hombre volvían al auto. La chica se dijo que aquello no lucía como todo lo que una loba querría. Ella no sentía a su alfa porque no tenía lobo, pero sin duda nadie querría que el sujeto que juraba ser su mate dijera que no podía quererla o que tenía a alguien más que amaba.La mujer miró furtivamente al lobo a su lado; la luz del sol solo hacía que su cabello tuviese unos bonitos destellos azulados. Ella no había visto su lobo antes, pero se preguntó si tendría el mismo destello en su pelaje o si sus ojos serían tan azules y cautivadores. Porque aquel hombre no solo parecía capaz de ver tu alma con aquellos ojos, sino que podía hechizarte, al menos eso pensó Emilia mientras recordaba lo que alguna vez deseó con cinco años.«Vas a casarte conmigo cuando termine la guerra, ¿Verdad?»«Solo si eres el lobo más fuerte de este país»Las voces infantiles que resonaban en su mente s
Emilia suspiró sentada en la pequeña sala de aquella casa para lobos sin familia con la poca valentía que tenía. Había tardado dos días en salir de la habitación donde Falcón le había llevado su primer día en aquella casa.Había tenido que acostumbrarse durante tres días más a su realidad y porque no decirlo, nueva vida, pero ninguno de esos días había visto a Falcón. Ni siquiera se lo había encontrado para cenar y aquello solo le daba más curiosidad a Emilia. La puerta de aquella pequeña sala se abrió, la loba mayor con un vestido a rayas se acercó a ella con una pequeña sonrisa.— Usted debe ser la nueva luna del alfa — la mujer tomó las manos de Emilia sin que ella supiera realmente qué decir o como actuar — estoy tan emocionada, todos quieren que la nueva luna se muestre ante ellos y usted ha venido a…Emilia detuvo a la mujer dando un pequeño toque a su mano, alzó un dedo para indicarle que esperara un segundo. Luego llevó las manos hacia sus oídos y explicó en silencio su condic
Emilia no podía respirar con normalidad, Falcón la tenía demasiado sujeta contra su cuerpo y la pared. La mujer trató de… de pensar en algo, pero fue simplemente imposible para ella porque aquel hombre estaba tocándola demasiado en lugares a la vez. Las sensaciones tampoco la dejaban pensar con claridad. Así que Emilia se sintió extraña porque, por primera vez, aquel contacto con un hombre no le resultó desagradable. No obstante, sabía que cualquier cosa que estuvieran haciendo no era más que un error.¡Era una locura!Falcón se sentía aturdido, su cabeza palpitaba repleta de un montón de imágenes que realmente no debía tener o al menos no con la mujer que tenía contra su cuerpo. Él amaba a alguien más, estaba esperando por la mujer a la que prometió de niña su corazón, pero Emilia había parecido, había hecho todo un lío y ahora estaba ahí sufriendo unos insoportables deseos de hacerla suya.Las masculinas manos se movieron por la suave tela de la ropa que llevaba. La piel cálida de