Emilia suspiró sentada en la pequeña sala de aquella casa para lobos sin familia con la poca valentía que tenía. Había tardado dos días en salir de la habitación donde Falcón le había llevado su primer día en aquella casa.Había tenido que acostumbrarse durante tres días más a su realidad y porque no decirlo, nueva vida, pero ninguno de esos días había visto a Falcón. Ni siquiera se lo había encontrado para cenar y aquello solo le daba más curiosidad a Emilia. La puerta de aquella pequeña sala se abrió, la loba mayor con un vestido a rayas se acercó a ella con una pequeña sonrisa.— Usted debe ser la nueva luna del alfa — la mujer tomó las manos de Emilia sin que ella supiera realmente qué decir o como actuar — estoy tan emocionada, todos quieren que la nueva luna se muestre ante ellos y usted ha venido a…Emilia detuvo a la mujer dando un pequeño toque a su mano, alzó un dedo para indicarle que esperara un segundo. Luego llevó las manos hacia sus oídos y explicó en silencio su condic
Emilia no podía respirar con normalidad, Falcón la tenía demasiado sujeta contra su cuerpo y la pared. La mujer trató de… de pensar en algo, pero fue simplemente imposible para ella porque aquel hombre estaba tocándola demasiado en lugares a la vez. Las sensaciones tampoco la dejaban pensar con claridad. Así que Emilia se sintió extraña porque, por primera vez, aquel contacto con un hombre no le resultó desagradable. No obstante, sabía que cualquier cosa que estuvieran haciendo no era más que un error.¡Era una locura!Falcón se sentía aturdido, su cabeza palpitaba repleta de un montón de imágenes que realmente no debía tener o al menos no con la mujer que tenía contra su cuerpo. Él amaba a alguien más, estaba esperando por la mujer a la que prometió de niña su corazón, pero Emilia había parecido, había hecho todo un lío y ahora estaba ahí sufriendo unos insoportables deseos de hacerla suya.Las masculinas manos se movieron por la suave tela de la ropa que llevaba. La piel cálida de
— Todo va a estar bien, todo va a estar bienSusurró Emilia mientras terminaba de limpiar el resto de la sangre en el suelo de la sala de estar. Falcón seguía inconsciente y la chica realmente no sabía cómo actuar. Estaba asustada, aterrada de que la culpasen de aquella situación.El hombre en el sofá gruñó Emilia alejó sus ojos del balde con agua sangrienta junto a la zona que limpiaba y corrió hacia falcón para encontrarse directamente con la mirada de Falcón, el lobo parecía perdido en sus emociones, la mujer quería apartarse, pero si lo dejaba solo y algo le sucedía ella sería la culpable, en especial cuando ya había mentido a uno de los betas que custodiaban la casa.— Falcón, necesito que vengas a la habitación, necesito que… que…El lobo miró a la mujer que trataba de decirle algo, no podía escuchar realmente nada de ella porque todo dolía y su cuerpo parecía estar ardiendo en llamas. La fría mano de la mujer tocó su rostro, el lobo tomó una de sus manos para tomar la suave y r
Emilia abrió sus ojos cuando sintió un jadeo contra su garganta. La mujer humedeció sus labios mientras su aún nublado cerebro no reconocía el techo del lugar donde estaba. Por un instante trató de despejar la bruma del suelo y jadeó cuando un pequeño mordisco en su pecho la hizo bajar la mirada hacia dicho lugar.La mujer no pudo hablar. Falcón estaba una vez más sobre su cuerpo, ya no sangraba, pero su cuerpo parecía moverse por su propia voluntad. La chica dejó que aquel alfa moviera sus labios hacia su zona íntima. Emilia notó también que su camisa había sido rasgada. Ella ni siquiera se habría dado cuenta si no hubiese sentido que la tocaban, pero aquello era algo tan abrumador que no podía pensar con claridad.— Falcón... — Emilia trató de llamar la atención del hombre — ¡Falcón! No hagas esto otra vez, por favor, ya… ya dijimos que esto es…—Mía, mi luna…Aquellas palabras fueron deletreadas por ella, aunque el hombre que las dijo no parecía estar siendo humano en aquel instant
Falcón sintió que el mundo regresó a formar parte de su entorno después de que pareciera haberse estado quemando en el infierno. El alfa recordó ligeramente lo que había sucedido, los leves flashes que tenía de las cosas que había hecho con… con Emilia y sobre todo la forma en que se había herido.El alfa notó los rasguños en la puerta cerrada de aquella habitación, también podía sentir el aroma del sexo flotando alrededor y el lobo caminó hacia el cuarto de baño para lavar su rostro he intentar comprender por qué se sentía tan… diferente.El alfa miró su garganta, se había herido con fuerza para evitar tener la capacidad de lanzarse sobre su luna en los tres días que debía de durar su ciclo, pero de algún modo había conseguido no solo curarse, sino incluso en tan poco tiempo también sanar sin absolutamente ninguna señal en su piel. Las heridas de los alfas eran más difíciles de curar que el resto de las heridas de otros lobos, pero de algún modo él había conseguido curar las suyas.F
— Ni siquiera llevo ropa decente — dijo Emilia cuando Falcón la subió al mismo auto que habían usado para ir donde su familia — ¿Por qué no pude siquiera cambiarme?— Eres un lobo también y donde vamos da igual cómo estés vestida — dijo Falcón dándole la oportunidad de leer sus labios mientras miraba hacia la carretera un segundo después.Emilia no quiso decir nada más, porque aún se sentía extraña por estar con su camisa cubriendo su desnudez cuando unas horas atrás él había… La chica no pudo evitar mirar los labios de aquel hombre.Sin embargo, no había necesidad de leer alguna frase de ellos, ella solo estaba tratando de asimilar que aquellos carnosos labios la habían hecho sentir de una forma que jamás imaginó.Las lobas de las manadas solían explicar desde pequeñas a sus hijas como era el apareamiento, las chicas solían hablarlo entre ellas todo el tiempo, pero Emilia no había tenido una madre que le explicase y las pocas cosas que había escuchado a su hermana hablar con sus amig
Emilia no podía creer lo que había dicho la anciana que habían visto, nunca había oído hablar sobre las parejas de corazón o el lazo emocional que la anciana había dicho se podía forjar, pero incluso aquello no le sorprendía más que el hecho de que quizás su lobo… Su lobo podría despertar.Ella sabía que era prácticamente imposible. La doctora de la manada donde estuvo después del incendio y hasta que prácticamente fue una adolescente le hizo estudios antes de arruinarle la vida afirmando que ella jamás experimentaría un cambio otra vez.¿Por qué había perdido a su lobo?Nunca lo supo realmente, pero quizás el trauma de aquellos días de su infancia que no puede recordar sean la causa de todo. No obstante, saber que podría haber una posibilidad de que su lobo despertara era… algo en lo que seriamente debía pensar. La mujer miró al alfa a su lado y recordó entonces la única forma que había para que sus lazos se hicieran íntimos. La desilusión entonces se apoderó de ella.Aquel alfa no l
Emilia estaba tan nerviosa que sus manos temblaban, había escuchado historias de las amigas de su hermanastra, había también leído un par de cosas en algunos libros y todas mostraban la primera vez de una loba como algo sin mucho cuidado o importancia, pero ella no era una loba normal, de hecho… ni siquiera la consideraban de aquella manera así que estaba aterrada.La chica miró la hora en el reloj de la mesilla de noche junto a la cama donde estaba sentada. La ropa que llevaba era bastante bonita, no cabía dudas, pero aquello era lo menos importante, ya que se la quitarían en un par de minutos.La mujer pensó en lo que había escuchado sobre las relaciones sexuales entre un lobo y su Luna; resultaba doloroso para la humana debido a la fuerza del lobo. Emilia se cuestionó si ella también sentiría dolor o sería difícil para ella, que no tenía ningún tipo de capacidad curativa o resistencia como el resto de lobas.La mujer suspiró cuando la manilla del reloj se movió, se miró al espejo u