Capítulo 1 

Esa tarde en especial Andrew estaba nervioso, caminaba de un lado para otro, quería que todo estuviese perfecto para ella, sería su primer aniversario y el día anterior ella había conseguido convertirse en una diseñadora, quería darle una sorpresa y decidió un fin de semana para los dos en Philadelphia, rentó un restaurante e incluso habló con el chef para que preparara la cena que más le gustaba a ella.

Con uno de los encargados del lugar había incluso preparado la decoración más romántica, velas, una mesa en el centro del lugar, la música a cargo de un pianista, todo era perfecto hasta había entregado una nota que estaría lista a la hora del postre. Ya había hablado con sus padres y su cuñado, sólo faltaba ella, sólo faltaba su respuesta. 

A pesar de incluso ya vivir juntos por un año sabía que Iris quería esperar hasta titularse para casarse, los padres de ella, aunque de mala gana aceptaron la idea, pero Andrew mantuvo su promesa y tenía todo listo para ese momento especial.

Ha vivido en New York casi toda su vida a pesar de que sus padres han tenido que viajar dentro y fuera del estado por motivos de trabajo, desde hace unos años se mudó a Philadelphia ahí conoció a Iris mientras ella estudiaba diseño en la Universidad de Drexel y el terminaba su carrera de economía.

Su abuelo había comenzado hace más de 50 años en Chicago un pequeño restaurante italiano, su padre heredó el amor por la gastronomía y con él comenzaron a crecer lentamente ya tenían siete restaurantes entre Illinois y Ohio aunque su padre sonaba con abrir uno en New York,  él también es un excelente hombre de negocios y su madre lo ha apoyado al cien por ciento con cada detalle desde la elección y preparación del personal hasta los diseños y decoraciones, en realidad ella es excelente en todo eso y sin lugar a dudas ha sido la compañera perfecta para él.  

Cada segundo que pasaba sentía en su corazón que había encontrado en Iris su compañera de vida. Antes de ella no podía negar que muchas mujeres pasaron por su cama, pero ninguna entró en su vida de esa forma. Recordaba que la había conocido un día que llegó a uno de los restaurantes con sus padres, Andrew y su mejor amigo Joseph se encontraban esa noche cenando ahí.

Se veía que era una chica tímida y sus ojos verdes lo cautivaron en un segundo, la vio llegar junto a Javier uno de sus ex compañeros de universidad y se dio cuenta de que eran hermanos, esa fue su mejor excusa para acercarse.  

Desde entonces Andrew, Joseph y Javier comenzaron a ser amigos hasta que logró llegar a Iris, aunque llegar a ella fue la parte fácil, llegar a su corazón no fue nada sencillo.  

Iris sentía mucho miedo a ser lastimada después que un infeliz abusara de ella cuando sólo tenía doce años, vivió mucho tiempo con terapias, de hecho, esperaron mucho antes de tener sexo.   

Tal vez ella decidió avanzar a ese momento porque Andrew jamás la presionó con ese tema, aunque dentro de él sólo quería hacerla sentir y que no tuviese miedo del placer.  

Recordaba que esa primera vez la fue a buscar a su casa y le prometió que esta noche la cena sería especial, al llegar estaba muy bella, tenía un vestido rosa de seda sintió en ese momento que quería tenerla en sus brazos por siempre su cabello suelto y rizado la hacía ver muy sensual, era el hombre más afortunado del mundo y aunque ya llevaban casi un año juntos, esa sería la primera vez que harían el amor y ambos estaban nerviosos.

La verdad no sabía cómo pudo resistir tanto tiempo, hubo muchas noches de duchas frías, pero se prometió que esta noche jamás iba a terminar.   

Después de esa noche decidieron vivir juntos mientras ella terminaba sus estudios, ahora que ya lo habían conseguido Andrew sabía que era hora de formalizar la relación, Iris decidió volver a usar ese hermoso vestido rosa, sentia que esa noche seria especial y le hacía recordar esa primera vez.  

Una cuadra antes de llegar al restaurante detuvo su carro y le pidió que confiara, llevaba un pañuelo con el que cubrió sus ojos, casi podían sentir sus latidos, le dijo que tenía algo especial, aunque dentro de él pensaba que tal vez una cena solos en el departamento hubiese sido mejor no tendría que aguantarse los deseos que en esos momentos sentía de hacerle el amor, pero estaba seguro de que ella merecía una noche especial.

Llegaron al restaurante la ayudó a bajar como todo un caballero mientras la afirmaba para indicarle el camino, cuando llegaron al centro de un salón que tenía preparado le quitó el pañuelo.  

Había una mesa preparada, muchas velas y gardenias por todo el lugar, sabía muy bien era su flor favorita, corrió la silla para que se sentara, y suavemente le dijo al oído con una voz que la hizo estremecer —Para que esta noche sea eterna.

Ella destapó el plato y encontró su platillo favorito, salmón con glaseado de naranja y unas papas gratinadas, pudo ver la sonrisa en su mirada, en esos momentos llegó el mesero y destapó la champaña, le dijo que quería que esa noche fuera muy especial, que se veía hermosa con ese vestido, hablaron de su sueño de algún día formar una familia.

Iris le dijo que queria trabajar un año o dos, pero su sueño de ser madre era cada vez mayor, se sentía tan feliz jamás había creído que algo así le podría pasar, que a veces tenía miedo.

Cualquiera que los hubiese visto o escuchado en ese momento hubiese creído que tenían mucho sin verse, ella le contó que esa mañana mientras él estaba en el trabajo ella había renovado su licencia de conducir y decidió ser donante.

—¿Por qué te adelantaste a la fecha de vencimiento si todavía faltaban casi tres semanas? —preguntó sorprendido.

—La verdad no lo sé, de pronto sentí la necesidad de hacerlo —respondió ella casi sin darle más importancia.  

Después de una señal de Andrew una hermosa canción comenzó a sonar, era la misma melodía que tenía en su casa la noche en que hicieron el amor por primera vez, le pidió que bailaran, ella sentía que estaba en un cuento de hadas, esos detalles en el la enamoraban cada vez más, estuvieron abrazados un rato mientras él no perdía oportunidad de decirle al oído más de alguna frase de todo lo que harían juntos esa noche, la besó y le dijo —Soy inmensamente feliz ¿Qué tal si terminamos la noche ya sabes dónde?

—Pensé que nunca lo dirías, quiero amanecer entre tus brazos, quiero que me hagas sentir como cada noche… y más —le respondió mientras se mordía el labio. 

Ese momento fue mágico, la tenía entre sus brazos, la podía besar, sabía que esa noche dejaría ese hermoso vestido rosa en el suelo del departamento, la llevaría en brazos a su cama, era tan feliz que nada podía cambiar lo que sentía su corazón.  

Les trajeron el postre, era un hermoso pastel de chocolate con una nota que decía —¿Quieres casarte conmigo? 

Mientras ella leía, vio como sus ojos se llenaban de lágrimas, Andrew se levantó y caminó hacia ella, se hincó y abrió la cajita con el anillo, la miró a los ojos diciendo —Prometiste que al terminar la carrera me dirías que sí, es hora de hacer esto de manera oficial se lo prometí a tus padres y aunque no hubiese hecho esa promesa es lo que más deseo, ¿Aceptas ser mi compañera de aventuras y despertar junto a mi cada mañana hasta que seamos muy viejitos? 

Ella sólo pudo responder —Mi corazón es y siempre será tuyo. 

Después de un beso, le puso el anillo, la abrazó, y rápidamente se dio la vuelta para decirle al mesero —Por favor pon esos postres para llevar. 

En cosa de un par de minutos que parecían una eternidad el mesero llegó con la bolsa, la tomó de la mano y salieron del restaurante, sólo quería hacerla suya una vez más y pensaba en lo lejos que estaban y el solo quería sentir su cuerpo y quitarle ese hermoso vestido rosa que ya lo tenía loco.

Justo cuando se iban a subir al carro tres hombres con sus rostros cubiertos les apuntaron con unas armas, Andrew les dijo que tomaran las llaves del carro pero que no les hicieran nada, se quitó el reloj, les dio su billetera, pero uno de ellos dijo —¡Llevemos la chica! 

Andrew no sólo les pidió, les rogó y suplicó que no lo hicieran, después de eso sintió un golpe fuerte en la cabeza que lo dejó semi inconsciente tirado en el piso, Iris logro soltarse al ver eso y corrió hacia él, pero uno de ellos la detuvo y después de descubrirse el rosto tal vez para que ella viera la cara de quien terminaría con su vida le disparó.

Alguien dentro del restaurante notó lo que sucedía y llamó la policía, cuando los hombres sintieron las sirenas de la patrulla tomaron el carro de Andrew y escaparon, él como pudo arrastrándose llegó a ella, gritó por ayuda, la ambulancia estaba en camino, pero Iris ya había perdido mucha sangre, la bala le había perforado el pulmón.

Cuando la ambulancia llegó Andrew se fue con ella, porque en ese momento no había poder humano que lo separara de su lado, estaba muy mareado y también estaba sangrando, pero nada importaba ella estaba ahí tan frágil, de pronto entreabrió los ojos y dijo casi sin fuerzas —Amor no olvides nunca que mi corazón es tuyo. 

El enfermero decía por el radio al hospital —¡La estamos perdiendo su respiración es muy débil!  

Como pudo llamó a Joseph que al escucharlo simplemente dejó todo y manejo como un loco al hospital mientras llamaba a los padres de Andrew y también a Javier para que les avisara a sus padres.

Cuando Andrew vio llegar a su amigo, lo abrazó con fuerza para no derrumbarse mientras lloraba desconsolado, dentro de él sabía que la estaba perdiendo.

En ese momento maldijo todo y a todos incluso a Dios, ¿por qué le había permitido ser tan feliz para después quitarle la felicidad de golpe? ¿Por qué? Se preguntaba una y otra vez mientras golpeaba con fuerza las paredes de esa prácticamente fría sala de hospital.  

Llegaron sus padres, sus suegros con su cuñado y Kathleen su novia, Andrew sentía que su corazón estaba muriendo con ella.

Los doctores dijeron que no había nada que hacer que su cerebro había dejado de funcionar que la estaban manteniendo conectada para que se pudieran despedir, además les preguntaron si sabían que ella era donante, sus padres dijeron que sí, estaban destrozados, pero firmaron ya que esa había sido incluso una conversación que habían tenido la noche anterior, como si Iris hubiese decidido dejar todo listo, aunque sólo tenía veinticuatro años. 

La camilla pasó frente a ellos para poder despedirse mientras la veían alejarse al pabellón, todo el personal del hospital se presentaba para la triste ceremonia.  

¿Por qué tenía que conocer la felicidad y ahora tenía que vivir el dolor de esta manera? Se preguntó Andrew una y otra vez, no sólo esa noche sino muchas más.  

Después de eso cayó en una fuerte depresión, su padre decidió mudarse a New York, le dijo que debían tal vez comenzar una nueva vida en otro lugar, sus suegros sugirieron lo mismo, le prometieron visitarlo, ellos sabían lo mucho que Andrew amaba a su hija, que ella era su vida y que él también estaba destrozado.   

Para los padres de Andrew, él era su único hijo así que por ellos accedió a seguirlos, vendió incluso su departamento que compartió junto a Iris dejando atrás prácticamente todos sus recuerdo con la excepción de una fotografía de ella en su billetera con ese hermoso vestido rosa.

Su padre siempre había tenido un sueño de abrir un restaurante en New York y como siempre su madre lo apoyó y sin tener prácticamente nada preparado se fueron a la ciudad.   

Ya ha pasado un año y la verdad la vida de Andrew aún está sin rumbo, sólo desea partir junto a Iris hay semanas en las que incluso no se afeita se ve demacrado, aunque en su corazón sabe que ella no hubiese querido eso para él, pero le faltan fuerzas, su cuñado había viajado a New York con su novia y le llamó, imaginó que debía ser importante así que se aceptó.

Cuando se vieron lo abrazó diciendo —Para mí eras más que el gran amor de mi hermana, para mi eres como un hermano, ella te amó como a nadie y estoy seguro de que no quisiera verte así.

—Lo sé —le respondió —pero no tengo fuerzas.

—Anoche soñé con ella y me pedía que habláramos, me decía que estaba bien y que su corazón siempre será tuyo, no entiendo eso, pero mi sueño lo sentí tan real que debía decírtelo, debes de recomenzar ya ha pasado un año, por favor, amigo, debes salir adelante, por el gran amor que se sentías por mi hermana debes salir de esta depresión.  

Durante esos días el padre de Andrew encontró el lugar perfecto para abrir un nuevo restaurante para su cadena, quería buscar algo que mantuviera la mente de su hijo ocupada al cien por ciento, habló con Joseph para convencerlo que se viniera también a Manhattan y le comentó que incluso había un departamento disponible junto al de su hijo.

Pensó que si le pedía a hijo que invirtiera y manejara ese proyecto lo podría ayudar además eventualmente encontraría a una buena muchacha, “Andrew eres joven, debes poner de tu parte, Iris no quisiera verte así” le decía su padre cada vez que podía.

Arturo insistió tanto que Andrew terminó por aceptar, pero quería hacer todo como lo habían hecho sus antepasados, quería comenzar de 0 sin que nadie supiera quién era, haría todos los trabajos, no sólo sería el administrador, ese había sido un buen lugar, pero había muchas quejas sobre el servicio con la pasada administración.

Su madre no estaba muy convencida pero su padre aceptó, la verdad Andrew lo que buscaba era trabajar para no pensar en nada.   

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