Ese sueño había sido tan especial para Camila recordaba que era una chica joven, muy linda, con un vestido rosa, en realidad la había soñado varias veces, pero jamás había visto su rostro hasta esa anoche, recordaba de pronto que le pedía que cuidara su corazón, sus ojos verdes intensos y su mirada era muy bella, la recordaba como si estuviera frente a una ventana de pronto ambas pusieron sus manos en el cristal como tratando de tocarse, ella le sonrió y Camila despertó.
En ese instante se llevó las manos al pecho casi sin pensar y se dijo en voz baja «nunca dudes que cuidaré nuestro corazón»
Sin saber por qué se sentía muy emocionada, y con cada segundo ese sentimiento se hacía más fuerte en especial mientras cruzaba la puerta de ese lugar.
Una mujer muy elegante y simpática se acercó a ella diciendo —¿Vienes por el anuncio?
Sólo asentó con la cabeza, mientras la mujer la invitó a pasar, le pidió sus datos y su resumen, pero cuando abrió la carpeta se dio cuenta que ella no tenía ninguna experiencia laboral, Camila cerró los ojos y pensó «hasta aquí llegó la entrevista»
No quería entrar a explicar tan detalladamente la razón, pero le dijo que por problemas personales no había sido fácil, pero que lo importante era comenzar y que el anuncio decía que estaban dispuestos a entrenar a la persona correcta y ella estaba segura de que esa era ella.
Tal vez al ver su entusiasmo la mujer no se pudo resistir, o tal vez se apiadó de ella, aunque prefirió pensar que fue lo primero, la mujer le sonrió y le dijo que esperara unos minutos a que le llamaran.
Durante ese rato vio llegar a varias personas, estaba muy nerviosa, sus manos sudaban, jamás había estado en una entrevista de trabajo, pero había visto videos online de cómo sentarse, cómo poner las manos, de responder mirando a los ojos, tenía tantas cosas dando vueltas en su cabeza que no sabía si ver todo eso había sido bueno o no.
Le encantaba como estaba quedando la decoración del lugar, todo se veía muy elegante y de buen gusto, el aroma que venía de la cocina hizo rugir su estómago ya que con los nervios sólo tomó un té, ahora que eran las diez de la mañana sus tripas le estaban diciendo que no había sido una buena idea.
Como sus padres no la dejaban salir, cuando se sentía mejor se dedicaba a cocinar, decía haber heredado eso de su madre, su hermana no tanto, siempre le decía de broma que debía buscarse un chef como marido.
Inventó recetas y postres, veía tutoriales online y no podía evitar tratar de hacer algo parecido, pero con un toque especial, a pesar de todo, siempre ha tenido un paladar muy desarrollado y podía distinguir los sabores casi al instante.
Cuando llegó su turno para la entrevista le avisaron debía cruzar la cocina, vio al chef o quien era imaginó debía ser, estaba preparando un salmón, junto a él un hombre que para Camila era lo mejor que había visto en su vida, alto, pero no demasiado, ojos cafés, cabello negro rizado, facciones varoniles, brazos fuertes y un muy buen cuerpo por donde lo mirara la verdad en cosa de segundos hizo un chequeo completo, «Camila contrólate o se va a dar cuenta» pero no podía evitar pensar «Ah papacito a qué hora vas por el pan, cásate conmigo y te mantengo… ¿con qué? si ni a trabajo llegas» se respondía.
Al pasar escuchó que uno de ellos decía que a ese salmón le faltaba algo especial y Camila no pudo evitar el comentario —le falta un glasé de naranja y una papas gratinadas, además yo usaría un toque de azúcar morena para la salsa y en vez del jugo de limón amarillo usaría el verde.
Ambos se dieron vuelta, la miraron lo que hizo que Camila se pusiera roja como un tomate y dijo —Perdón no lo pude evitar.
Al escucharla sonrieron, uno de ellos dijo —Hola soy Joseph el chef y él es Andrew…
De inmediato lo interrumpió diciendo —Soy el que lava los platos, ayudante y asistente de Joseph nuestro chef estrella.
—Además de ser mi mejor amigo —lo interrumpió Joseph —creo que tu sugerencia no podría llegar en mejor momento, ¿será que puedes probar algo más?
—¡Yo encantada! —respondió ella, aunque era su excusa para poder comer algo.
Joseph sirvió en un plato un poco de risotto y en otro pequeño un poco de pasta que roció con tomillo fresco, los aromas eran casi perfectos podía sentir como los sabores se mezclaban en su paladar, incluso cerró los ojos, su único comentario fue que al risotto le faltaba un poquito de sal, ambos se rieron y le preguntaron si estaba ahí por el anuncio a lo que respondió que sí.
Joseph le pidió que lo siguiera a la oficina y de pronto ya no vio más a Andrew, imaginó que por ser el ayudante no debía estar en la entrevista.
Entró a una oficina que se encontraba al fondo de un pasillo, Joseph le pidió que tomara asiento y en esos momentos entró un señor de unos sesenta años, se veía que era muy buena persona, la saludó y preguntó porque quería trabajar en su restaurante además de la pregunta del millón, ¿por qué no tenía ninguna experiencia laboral?
Camila explicó que por muchos años su vida había sido un poco complicada de salud, pero que había tratado de hacer todo lo posible desde casa para prepararse, le contó que vendía comida y pasteles entre sus vecinas, ayudaba amistades con planes para fiestas, aunque en realidad nunca podía participar de ellas, ahora que sentía que al fin podía llevar una vida normal quería comenzar a trabajar y no le importaba si comenzaba de mesera o recibiendo a la gente en la entrada del restaurante, de corazón sólo quería una oportunidad.
Era extraño pero los ojos de aquel hombre eran muy parecidos a los de Andrew, pensó ella en un momento.
El le preguntó cuáles eran sus pretensiones de sueldo, ella respondió que lo que la compañía decidiera, la verdad quería una oportunidad.
El hombre miró a Joseph y preguntó —¿Qué tú crees?
Joseph sonrió, entonces él estiró su mano diciendo —Mi nombre es Arturo, bienvenida a nuestro grupo, creo que ya tuviste la oportunidad de conocer a mi esposa, ella es Diana, te atendió en la entrada, me dijo que había algo especial en ti, mi esposa tiene un don muy especial para conocer a las personas, Joseph es un gran amigo de la familia, ahora ve con ella y que te entregue todos los papeles que debes llenar, no te preocupes nosotros te pagaremos bien y tendrás los beneficios correspondientes.
Camila estaba tan feliz que sentía que el corazón se le salía del pecho, tenía el trabajo y para que su día fuera perfecto sólo debía despedirse de Andrew, «ojalá lo pudiera volver a ver, esta tan guapo parece un modelo de revista»
Mientras le daba la mano a Arturo para agradecerle pensaba «Contrólate Camila, deja de pensar en Andrew, sé que el chico esta guapo, recuerda que es un trabajador como cualquier otro y no sabes ni de dónde salió»
Dejó la oficina emocionada mientras Joseph caminó tras de ella para mostrarle el camino donde encontraría a Diana.
Camila le dio las gracias diciendo —Despídeme de Andrew por favor.
Le respondió —¿Por qué no lo haces tú?
Ella no entendió, pero al darse vuelta vio que estaba junto a ella —Nos veremos pronto —dijo con una sonrisa que apareció de inmediato al verlo — ahora debo ir a ver a la señora Diana para que me de unos papeles.
El la miró y dijo —Mi... perdón Diana, si está en la entrada, me alegra saber que serás parte del equipo.
Diana le dijo que su esposo ya le había informado de ella y le entregó una carpeta con los papeles que debía llenar, le dijo que al siguiente día en la mañana debía estar ahí para comenzar el entrenamiento de una semana, su esposo quería que todos estuvieran bien preparados antes de la inauguración.
Salió del lugar y desde la puerta llamó a su madre, le dijo que todo estaba bien que comenzaría al día siguiente, ella se escuchó emocionada con la noticia, aunque también le asustada ya que por primera vez comenzaba a sentir que Camila podría volar sola, le avisó que le enviaría un texto a su padre con la noticia y que tomaría el tren para ir a casa y le pidió que no se preocuparan.
Mientras tanto en el interior del restaurante —Andrew despierta ¿Qué te pasa? aquí Houston llamando a tierra.
—No sé qué es, pero hay algo en esa chica que no logro entender.
—Al fin amigo una chica linda te puso a pensar porque no podemos negar que la chica es guapa.
—No es sólo eso, hay algo más y no sé qué es ...mejor vamos a recoger el pedido de la imprenta, acaban de llamar avisando que está listo —respondió rápidamente para tratar de evitar un siguiente comentario de su amigo.
Al salir del lugar vieron que Camila estaba en la parada a solo pasos de ahí guardando su teléfono, al ver eso Andrew dijo —Mejor voy solo.
Joseph lo mira y dice mientras sonríe —Nada más no olvides a lo que vas, no te distraigas, aunque no sería mala idea. Andrew se acercó a ella diciendo —Hola Camila, ¿Estás esperando a alguien?—No, sólo estaba enviando un texto a mi padre antes de irme a casa —respondió mientras pensaba «recuerda mi nombre, que divino»—¿Te llevo? —preguntó él mientras se acercaba al elegante carro que ese día había decidido llevar ese día.—¿Es ese tu carro? —preguntó asombrada.—No… es de mi amigo Joseph, debo ir a buscar algo, ¿dónde vives? —dijo rápidamente mientras pensaba «casi meto la pata»—La verdad es que mi casa no está cerca, vivo en Brooklyn —respondió.—Tranquila tenemos tiempo —dijo mientras le abría la puerta para invitarla a subir. Camila jamás se hubiese subido al carro de alguien a quien no conociera bien, pero simplemente no supo ni quiso decir que no, «debo estar loca, es prácticamente un desconocido, aunque bastante guapo, que bastante lo que le sigue» pensó. En el camino e
Al llegar a casa, Leticia quien había estado observando a su hermana llegar desde la ventana, corrió a la puerta, la abrazó y le dijo en voz baja —Te vi bajar de un carro ¿Quién te trajo? —preguntó mientras la empujaba para llevarla al dormitorio para lo que sería el interrogatorio oficial. Camila le respondió también muy bajito —su nombre es Andrew y también trabaja en el restaurante, palabra que está como hecho a mano, es justo lo que me recomendó el doctor, y sabes bien que yo sé de eso.—Al parecer a tu medicina no le pagan tan mal para poder manejar ese carro —le dijo Leticia teniendo cuidado de que su madre no las escuchara.—Ese carro no es suyo se lo prestó su amigo Joseph, el chef, según sé debía recoger algunas cosas para el restaurante y cuando me vio ofreció traerme. —Hermanita siéntate aquí y cuéntamelo todo —dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y se preparaba para escuchar. —La entrevista fue sencilla recuerda que no tengo experiencia. Leticia la int
Esa mañana en su departamento Andrew se preparaba pensando en que su amigo pasaría por él y caminarían juntos al restaurante al fin y al cabo eran sólo unas cuadras.Era extraño, pero hace mucho que no se había sentido así de emocionado por un nuevo día, algo extraño sucedía, no le había pasado con ninguna chica desde Iris, se sentía emocionado y no quería hacerse ideas, pero no dejaba de pensar en Camila esos ojos y su sonrisa seguían en su mente.La recordaba como a una persona que sonríe con la mirada de pronto pensó «Joseph me conoce muy bien y notó de inmediato algo diferente en mí»En esos momentos escuchó el timbre y al abrir estaba Joseph con dos cafés listos para partir. Le pasa uno diciendo —Sin azúcar y con leche de coco.—¡Perfecto! —¿Estás listo para este día?—¡Estoy más que listo! —respondió emocionado.—Y para ver a la chica nueva ¿Cómo se llama?—Camila—respondió rápidamente.—Lo sabía, no olvidaste su nombre, es una señal.—No seas así, que sólo la he visto una
—Por mí no hay problema, pero tal vez es demasiado lejos para ti «¿Por qué dije eso?, debí quedarme callada claro quiero, es más quiero tomar el tren equivocado para estar más tiempo a su lado, que estoy diciendo gracias a Dios mis pensamientos son sólo míos, aunque desde ayer ya no estoy tan segura»—No hay problema, así podemos conversar —lo escuchó decir.—Me parece perfecto.—¿Te gustaría comer algo? —le preguntó él. —La verdad hemos comido más de lo que creí podía comer el día de hoy «Soy una idiota ¿por qué dije eso? Tú comes, tomas agua después haces dieta si quieres»—Tienes razón, creo que yo también comí bastante.Casi sin darse cuenta caminaron hasta llegar a la estación del tren no sin antes Camila preguntar nuevamente —¿Estás seguro?, no quisiera distraerte de ningún compromiso que tengas.—No tengo ningún compromiso.Dentro de ella estaba tan feliz de escuchar eso, que pensó por un segundo que él podría leer sus pensamientos si se descuidaba. En un momento ella le p
Andrew volvió al restaurante y Joseph que aún se encontraba ahí al verlo con una cara de felicidad le dijo —Pensé que ya no te vería hoy, la verdad, creí que te habías perdido en algún lugar de Brooklyn. —La iba a besar y su hermana apareció justo en ese momento, no sé qué hacer ahora, cómo la veré a los ojos. —Primero dile la verdad de quién eres, yo siento que ella es una chica buena y me recuerda mucho a…—Si tienes razón se parece mucho a Iris, no tanto físicamente, aunque Camila también es muy linda, la siento muy frágil y quisiera protegerla, cuando la veo a los ojos olvido hasta quien soy, ahora no sé qué puedo hacer y no logro entender porque me siento así con una chica a la que acabo de conocer. —Debes decirle la verdad, no comiences una relación en base a una mentira, no tienes por qué cambiar la forma en la que llevarás las cosas aquí, pero que ella debe saber quién eres tú.—Se que tienes razón.—Tu mamá se sintió muy bien con ella y yo confío en su intuición, la últim
Cuando llegaron al restaurante ya la mayoría estaba ahí, Andrew la buscó con la mirada entre el grupo y como los días anteriores la vio bajar del carro de su papá.Vestía unos jeans que se amoldaban perfectamente a su figura y una linda blusa azul, ella es una chica muy femenina, un maquillaje delicado, sus labios rosa y su cabello tomado le daban un toque casual pero elegante, Andrew quiso olvidarlo todo y por un segundo pensó en besarla ahí mismo, pero entendía que debían hablar y también trabajar.Acercándose despacio sin que ella lo notara le dijo suave al oído —Buenos días, Camila… te ves muy linda hoy. Ella lo miró, sonrió y mientras los colores le subían al rostro bajo la mirada.—Te parece si hablamos a la salida, después te llevo a tu casa —le preguntó bajito.Ella sólo asentó con la cabeza acompañada de una dulce sonrisa —recuerda que a esa hora el tren va…—No te preocupes por eso —le respondió mientras le guiñaba un ojo.Andrew no recordaba haber sentido un día tan larg
Apenas Camila cruzó la puerta de su departamento escuchó la voz de su madre que la trajo a la realidad —¿Dónde estabas? Me preocupé por ti, pensé que te había pasado algo, tu padre no tarda en llegar.—Estoy bien mami, sólo que me puse a conversar con un amigo del restaurante y se me pasó la hora —respondió rápidamente tratando de ocultar su nerviosismo. Esa noche Camila casi no podía probar bocado, recordaba los besos y las caricias de Andrew, necesitaba esa ducha de agua fría, sabía que ahora debía ser ella quien debía decir su verdad, el por qué no había trabajado y lo más importante que nunca había estado con ningún hombre.«Se ve que tiene experiencia, ¿será que se asusta al saber que soy virgen?, estoy tan inexperta que esos fueron mis primeros besos, Dios de los que me estaba perdiendo en esta vida» pensaba mientras las voz de su madre se escuchaba casi a lejos.Después de comer se fue a su cuarto casi sin decir una palabra, pero con una sonrisa que no podría ocultar, Letic
Camila respiró profundo, se armó de valor y comenzó esta vez su confesión, le contó que por su enfermedad jamás tuvo la oportunidad de tener novio, o una vida normal, ni siquiera la habían besado, mucho menos había hecho el amor, tenía miedo, pero lo que había sentido esa noche superó lo que imaginaba. Lentamente abrió su blusa y le enseñó su cicatriz —No sé cómo podemos enfrentar esto, no sé si puedas estar con la mujer que lleva el corazón de alguien a quien has amado tanto. Se levantó, tal vez pensando en ese momento que su historia no tendría un final feliz, mientras Andrew seguía en estado de shock casi sin poder decir una palabra.Ella solo sonrió se cerró los botones de la blusa camino a la puerta y salió, Andrew aún estaba sin palabras los pensamientos llegaban a su mente, entre ellos los recuerdos con Iris y el sueño donde ella le pedía que no dejara ir su corazón.Corrió a la puerta, pero Camila ya había cerrado la puerta del elevador, sus ojos llenos de lágrimas, pensó e