Joseph lo mira y dice mientras sonríe —Nada más no olvides a lo que vas, no te distraigas, aunque no sería mala idea.
Andrew se acercó a ella diciendo —Hola Camila, ¿Estás esperando a alguien?
—No, sólo estaba enviando un texto a mi padre antes de irme a casa —respondió mientras pensaba «recuerda mi nombre, que divino»
—¿Te llevo? —preguntó él mientras se acercaba al elegante carro que ese día había decidido llevar ese día.
—¿Es ese tu carro? —preguntó asombrada.
—No… es de mi amigo Joseph, debo ir a buscar algo, ¿dónde vives? —dijo rápidamente mientras pensaba «casi meto la pata»
—La verdad es que mi casa no está cerca, vivo en Brooklyn —respondió.
—Tranquila tenemos tiempo —dijo mientras le abría la puerta para invitarla a subir.
Camila jamás se hubiese subido al carro de alguien a quien no conociera bien, pero simplemente no supo ni quiso decir que no, «debo estar loca, es prácticamente un desconocido, aunque bastante guapo, que bastante lo que le sigue» pensó.
En el camino ella le preguntó si estaba estudiando, y él le contó que había terminado ya su carrera de administración de empresas, pero le encantaba todo lo relacionado con la gastronomía.
Ella le preguntó ¿por qué estaba en esa posición?, ¿por qué no aplicaba para algo más? Pero él rápidamente le respondió que quería aprender de todo, aunque su aspiración era algún día ser el dueño de un lugar así, le contó que se había mudado desde Philadelphia y que Joseph le rentaba un apartamento junto al de él.
En un momento Camila no pudo evitar preguntar —¿Tienes novia?
—Prefería no hablar de eso —respondió con tristeza que no pudo ocultar.
«¿Quién pudo ser tan idiota para destrozarle el corazón a este bombón? Yo me casaría con él mañana mismo si me lo pidiera… por suerte mis pensamientos son míos y él no los escucha porque mi mente es un tanto loca y me imaginaba cada cosa, que creo mi madre no estaría muy orgullosa de mí y muchos menos mi abuela»
—¿Qué piensas? —pregunto Andrew interrumpiendo así esos pensamientos casi XXX trayéndola a la realidad.
—Perdona es que estoy emocionada por la oportunidad, siempre me ha gustado trabajar con personas, pero lamentablemente no lo había podido hacer hasta ahora.
—¿Puedo preguntar por qué?
—En realidad es difícil de explicar, por muchos años mis padres han estado conmigo en hospitales y fue sólo hace un año, un ángel me dio una oportunidad para que hoy yo esté aquí.
Después de esa respuesta Andrew no quiso preguntar más detalles y sólo dijo con un tono de tristeza que no pudo evitar —Hace un año.
—Si —respondió ella —¿por qué lo dices así?
Para Andrew era increíble pero mientras escuchaba a Camila decir que hace un año su vida cambió, recordaba que fue prácticamente hace un año cuando la vida le quitó a la mujer que lo hizo ser tan feliz y al mismo tiempo cuando conoció el dolor de no poder tenerla más a su lado.
Camila le dio las indicaciones para llegar al 600 East de la calle 85th en Brooklyn, le mostró su casa, le dio las gracias y se acercó para darle un beso en la mejilla antes de bajarse.
Por alguna razón que no pudo explicar ese beso fue muy extraño, lo hizo recordar a Iris, pero de una manera diferente, no como si estuviera sintiéndose culpable como siempre creyó debía sentirse, no entendía lo que le acababa de suceder.
Se quedó mirándola mientras estaba detenido aun con las luces de emergencia cuando sintió que tocaron la bocina que vino acompañada de un par de insultos sacándolo de sus pensamientos, después de eso volvió rápido al restaurante.
Al verlo Joseph le dijo con ironía —Veo que recogiste lo que ibas a buscar.
—¿Yo? ¿Qué se suponía que iba a buscar?
Joseph volteó a ver a Diana y dijo —Creo que lo estamos perdiendo.
A lo que ella respondió con una sonrisa —Sabes que eso me haría muy feliz.
—Dame las llaves, vamos que es hora de volver a la realidad amigo, hay muchas cosas que dejar listas para mañana —dijo Joseph.
—¡Ah sí mañana!
—Si mañana de hecho todas las personas incluyendo la bella Camila estarán aquí temprano para el entrenamiento. ¿Estás seguro de que no quieres decir quién eres todavía? Sería más fácil que todos sepan quién es en realidad, sabes bien que tus padres quieren viajar y sería bueno que todos supieran que tú eres uno de los dueños.
—Lo sé, no te preocupes, en unas semanas pasaré a la línea de cocina y antes que mis padres viajen tomaré el control, por ahora déjalo así quiero también entender el trabajo de cada uno en el lugar, tú sabes bien que no es por dinero, aunque estoy seguro de que este restaurante bien dirigido puede ser un excelente inversión.
—Claro que lo sé, eres mi amigo y te conozco, pero no olvides que no tienes que esconderte para hacer todo eso.
—No quiero que mis ganancias sean a costa de la explotación de las personas, mi padre ha sido un hombre justo toda su vida y gracias a eso sus empleados siempre han respondido fielmente y yo quiero que este lugar no sea la excepción.
—Agradezco que hoy tomaste la decisión de quitarte esa barba descuidada y además pasaste por la peluquería de verdad te hacía falta.
—Tienes razón, de pronto me vi al espejo y podría jurar que Iris me decía que era hora de recomenzar y que no debía sentirme culpable.
—Me alegra mucho saber qué piensas así, veo un brillo en tus ojos que no veía desde hace mucho, creo que esa chica si de verdad hizo algo.
—La verdad no lo sé, sólo la he visto un rato, pero debo reconocer que hay algo más allá de su belleza, que por lo demás la tiene, no lo puedo negar, esos ojos pardos grandes, su piel, su cara tan dulce, que contrasta con su cabello negro y una hermosa figura, si esta guapa.
—Por suerte que sólo la viste un momento, pregúntale si tiene una hermana, prima o amiga, ya que este corazón solitario se está cansando de dormir solo, estoy como el burrito de Shrek solito y nadie me quiere.
—No me hagas reír, si tú lo que menos has hecho es dormir solo.
—Estoy recién llegado a la gran manzana y creo que a mis veintiocho años es hora de encontrar a la mujer ideal, después de lo vivido, tú sabes que no he tomado nada en serio y no he entrado ninguna mujer a mi casa, eso sólo será cuando encuentre a la correcta.
Llegaron a la tienda donde recogieron las tarjetas, menús, anuncios, carpetas, incluso hasta cajas con servilletas especiales con el logo del restaurante, Diana había hecho un buen trabajo y como siempre todo se veía muy bien y elegante.
Esa tarde Joseph recreó la receta con los consejos de Camila y el resultado fue perfecto, los cuatro degustaron con agrado ese salmón con papas gratinadas, mientras Andrew no pudo evitar pensar que ese era el plato preferido de Iris.
Joseph puso en la mesa también la pasta y el risotto quería conocer la impresión de Arturo y Diana y el resultado no pudo ser mejor. Ellos incluso comentaron que Camila tenía un paladar especial, su madre agregó que aparte de bella también la encontró muy simpática y le cerró un ojo a su esposo.
Por unos segundos Andrew cerró los ojos mientras saboreaba ese salmón y recordaba aquel momento con Iris en el que fue inmensamente feliz, en un segundo escapó al pasado, aunque en el medio de sus pensamientos sin entender por qué recordó a Camila.
Al llegar a casa, Leticia quien había estado observando a su hermana llegar desde la ventana, corrió a la puerta, la abrazó y le dijo en voz baja —Te vi bajar de un carro ¿Quién te trajo? —preguntó mientras la empujaba para llevarla al dormitorio para lo que sería el interrogatorio oficial. Camila le respondió también muy bajito —su nombre es Andrew y también trabaja en el restaurante, palabra que está como hecho a mano, es justo lo que me recomendó el doctor, y sabes bien que yo sé de eso.—Al parecer a tu medicina no le pagan tan mal para poder manejar ese carro —le dijo Leticia teniendo cuidado de que su madre no las escuchara.—Ese carro no es suyo se lo prestó su amigo Joseph, el chef, según sé debía recoger algunas cosas para el restaurante y cuando me vio ofreció traerme. —Hermanita siéntate aquí y cuéntamelo todo —dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y se preparaba para escuchar. —La entrevista fue sencilla recuerda que no tengo experiencia. Leticia la int
Esa mañana en su departamento Andrew se preparaba pensando en que su amigo pasaría por él y caminarían juntos al restaurante al fin y al cabo eran sólo unas cuadras.Era extraño, pero hace mucho que no se había sentido así de emocionado por un nuevo día, algo extraño sucedía, no le había pasado con ninguna chica desde Iris, se sentía emocionado y no quería hacerse ideas, pero no dejaba de pensar en Camila esos ojos y su sonrisa seguían en su mente.La recordaba como a una persona que sonríe con la mirada de pronto pensó «Joseph me conoce muy bien y notó de inmediato algo diferente en mí»En esos momentos escuchó el timbre y al abrir estaba Joseph con dos cafés listos para partir. Le pasa uno diciendo —Sin azúcar y con leche de coco.—¡Perfecto! —¿Estás listo para este día?—¡Estoy más que listo! —respondió emocionado.—Y para ver a la chica nueva ¿Cómo se llama?—Camila—respondió rápidamente.—Lo sabía, no olvidaste su nombre, es una señal.—No seas así, que sólo la he visto una
—Por mí no hay problema, pero tal vez es demasiado lejos para ti «¿Por qué dije eso?, debí quedarme callada claro quiero, es más quiero tomar el tren equivocado para estar más tiempo a su lado, que estoy diciendo gracias a Dios mis pensamientos son sólo míos, aunque desde ayer ya no estoy tan segura»—No hay problema, así podemos conversar —lo escuchó decir.—Me parece perfecto.—¿Te gustaría comer algo? —le preguntó él. —La verdad hemos comido más de lo que creí podía comer el día de hoy «Soy una idiota ¿por qué dije eso? Tú comes, tomas agua después haces dieta si quieres»—Tienes razón, creo que yo también comí bastante.Casi sin darse cuenta caminaron hasta llegar a la estación del tren no sin antes Camila preguntar nuevamente —¿Estás seguro?, no quisiera distraerte de ningún compromiso que tengas.—No tengo ningún compromiso.Dentro de ella estaba tan feliz de escuchar eso, que pensó por un segundo que él podría leer sus pensamientos si se descuidaba. En un momento ella le p
Andrew volvió al restaurante y Joseph que aún se encontraba ahí al verlo con una cara de felicidad le dijo —Pensé que ya no te vería hoy, la verdad, creí que te habías perdido en algún lugar de Brooklyn. —La iba a besar y su hermana apareció justo en ese momento, no sé qué hacer ahora, cómo la veré a los ojos. —Primero dile la verdad de quién eres, yo siento que ella es una chica buena y me recuerda mucho a…—Si tienes razón se parece mucho a Iris, no tanto físicamente, aunque Camila también es muy linda, la siento muy frágil y quisiera protegerla, cuando la veo a los ojos olvido hasta quien soy, ahora no sé qué puedo hacer y no logro entender porque me siento así con una chica a la que acabo de conocer. —Debes decirle la verdad, no comiences una relación en base a una mentira, no tienes por qué cambiar la forma en la que llevarás las cosas aquí, pero que ella debe saber quién eres tú.—Se que tienes razón.—Tu mamá se sintió muy bien con ella y yo confío en su intuición, la últim
Cuando llegaron al restaurante ya la mayoría estaba ahí, Andrew la buscó con la mirada entre el grupo y como los días anteriores la vio bajar del carro de su papá.Vestía unos jeans que se amoldaban perfectamente a su figura y una linda blusa azul, ella es una chica muy femenina, un maquillaje delicado, sus labios rosa y su cabello tomado le daban un toque casual pero elegante, Andrew quiso olvidarlo todo y por un segundo pensó en besarla ahí mismo, pero entendía que debían hablar y también trabajar.Acercándose despacio sin que ella lo notara le dijo suave al oído —Buenos días, Camila… te ves muy linda hoy. Ella lo miró, sonrió y mientras los colores le subían al rostro bajo la mirada.—Te parece si hablamos a la salida, después te llevo a tu casa —le preguntó bajito.Ella sólo asentó con la cabeza acompañada de una dulce sonrisa —recuerda que a esa hora el tren va…—No te preocupes por eso —le respondió mientras le guiñaba un ojo.Andrew no recordaba haber sentido un día tan larg
Apenas Camila cruzó la puerta de su departamento escuchó la voz de su madre que la trajo a la realidad —¿Dónde estabas? Me preocupé por ti, pensé que te había pasado algo, tu padre no tarda en llegar.—Estoy bien mami, sólo que me puse a conversar con un amigo del restaurante y se me pasó la hora —respondió rápidamente tratando de ocultar su nerviosismo. Esa noche Camila casi no podía probar bocado, recordaba los besos y las caricias de Andrew, necesitaba esa ducha de agua fría, sabía que ahora debía ser ella quien debía decir su verdad, el por qué no había trabajado y lo más importante que nunca había estado con ningún hombre.«Se ve que tiene experiencia, ¿será que se asusta al saber que soy virgen?, estoy tan inexperta que esos fueron mis primeros besos, Dios de los que me estaba perdiendo en esta vida» pensaba mientras las voz de su madre se escuchaba casi a lejos.Después de comer se fue a su cuarto casi sin decir una palabra, pero con una sonrisa que no podría ocultar, Letic
Camila respiró profundo, se armó de valor y comenzó esta vez su confesión, le contó que por su enfermedad jamás tuvo la oportunidad de tener novio, o una vida normal, ni siquiera la habían besado, mucho menos había hecho el amor, tenía miedo, pero lo que había sentido esa noche superó lo que imaginaba. Lentamente abrió su blusa y le enseñó su cicatriz —No sé cómo podemos enfrentar esto, no sé si puedas estar con la mujer que lleva el corazón de alguien a quien has amado tanto. Se levantó, tal vez pensando en ese momento que su historia no tendría un final feliz, mientras Andrew seguía en estado de shock casi sin poder decir una palabra.Ella solo sonrió se cerró los botones de la blusa camino a la puerta y salió, Andrew aún estaba sin palabras los pensamientos llegaban a su mente, entre ellos los recuerdos con Iris y el sueño donde ella le pedía que no dejara ir su corazón.Corrió a la puerta, pero Camila ya había cerrado la puerta del elevador, sus ojos llenos de lágrimas, pensó e
Antes de entrar a su casa Leticia abrió su bolso sacó un lápiz labial y un delineador para tratar de arreglar un poco a su hermana —Ok, ya no se nota tanto lo bien que la pasaste, pero quiero saberlo todo, y cuando digo todo es todo, no me digas que no pasó nada porque el brillo en los ojos me dice que hoy terminaste lo que anoche comenzaron.—¿De verdad se nota mucho? —preguntó con preocupación.En esos momentos la madre abrió la puerta —Al fin llegaron —y al verlas con las manos vacías dijo —por lo visto no compraron nada. Leticia respondió rápidamente —Todo estaba carísimo y lo que vimos en oferta no nos gustó, caminamos toda la tarde y en el mall comimos algo, no te preocupes estamos bien. —Ok chicas porque no van entonces a su cuarto y se duermen, ya es tarde y las dos tienen que trabajar temprano mañana. —¡Si mami! —respondieron al mismo tiempo, porque ambas querían escapar rápidamente del que podría ser un interrogatorio.Al entrar al cuarto Leticia cerró la puerta diciend