Capítulo 5  

Joseph lo mira y dice mientras sonríe —Nada más no olvides a lo que vas, no te distraigas, aunque no sería mala idea.  

Andrew se acercó a ella diciendo —Hola Camila, ¿Estás esperando a alguien?

—No, sólo estaba enviando un texto a mi padre antes de irme a casa —respondió mientras pensaba «recuerda mi nombre, que divino»

—¿Te llevo?  —preguntó él mientras se acercaba al elegante carro que ese día había decidido llevar ese día.

—¿Es ese tu carro? —preguntó asombrada.

—No… es de mi amigo Joseph, debo ir a buscar algo, ¿dónde vives? —dijo rápidamente mientras pensaba «casi meto la pata»

—La verdad es que mi casa no está cerca, vivo en Brooklyn —respondió.

—Tranquila tenemos tiempo —dijo mientras le abría la puerta para invitarla a subir.  

Camila jamás se hubiese subido al carro de alguien a quien no conociera bien, pero simplemente no supo ni quiso decir que no, «debo estar loca, es prácticamente un desconocido, aunque bastante guapo, que bastante lo que le sigue» pensó. 

En el camino ella le preguntó si estaba estudiando, y él le contó que había terminado ya su carrera de administración de empresas, pero le encantaba todo lo relacionado con la gastronomía.

Ella le preguntó ¿por qué estaba en esa posición?, ¿por qué no aplicaba para algo más?  Pero él rápidamente le respondió que quería aprender de todo, aunque su aspiración era algún día ser el dueño de un lugar así, le contó que se había mudado desde Philadelphia y que Joseph le rentaba un apartamento junto al de él.

En un momento Camila no pudo evitar preguntar —¿Tienes novia?

—Prefería no hablar de eso —respondió con tristeza que no pudo ocultar.

«¿Quién pudo ser tan idiota para destrozarle el corazón a este bombón? Yo me casaría con él mañana mismo si me lo pidiera… por suerte mis pensamientos son míos y él no los escucha porque mi mente es un tanto loca y me imaginaba cada cosa, que creo mi madre no estaría muy orgullosa de mí y muchos menos mi abuela»

—¿Qué piensas? —pregunto Andrew interrumpiendo así esos pensamientos casi XXX trayéndola a la realidad.

—Perdona es que estoy emocionada por la oportunidad, siempre me ha gustado trabajar con personas, pero lamentablemente no lo había podido hacer hasta ahora.

—¿Puedo preguntar por qué?

—En realidad es difícil de explicar, por muchos años mis padres han estado conmigo en hospitales y fue sólo hace un año, un ángel me dio una oportunidad para que hoy yo esté aquí.  

Después de esa respuesta Andrew no quiso preguntar más detalles y sólo dijo con un tono de tristeza que no pudo evitar —Hace un año.

—Si —respondió ella —¿por qué lo dices así?

Para Andrew era increíble pero mientras escuchaba a Camila decir que hace un año su vida cambió, recordaba que fue prácticamente hace un año cuando la vida le quitó a la mujer que lo hizo ser tan feliz y al mismo tiempo cuando conoció el dolor de no poder tenerla más a su lado. 

Camila le dio las indicaciones para llegar al 600 East de la calle 85th en Brooklyn, le mostró su casa, le dio las gracias y se acercó para darle un beso en la mejilla antes de bajarse. 

Por alguna razón que no pudo explicar ese beso fue muy extraño, lo hizo recordar a Iris, pero de una manera diferente, no como si estuviera sintiéndose culpable como siempre creyó debía sentirse, no entendía lo que le acababa de suceder. 

Se quedó mirándola mientras estaba detenido aun con las luces de emergencia cuando sintió que tocaron la bocina que vino acompañada de un par de insultos sacándolo de sus pensamientos, después de eso volvió rápido al restaurante.

Al verlo Joseph le dijo con ironía —Veo que recogiste lo que ibas a buscar.  

—¿Yo?  ¿Qué se suponía que iba a buscar?

Joseph volteó a ver a Diana y dijo —Creo que lo estamos perdiendo.

A lo que ella respondió con una sonrisa —Sabes que eso me haría muy feliz. 

—Dame las llaves, vamos que es hora de volver a la realidad amigo, hay muchas cosas que dejar listas para mañana —dijo Joseph.  

—¡Ah sí mañana!

—Si mañana de hecho todas las personas incluyendo la bella Camila estarán aquí temprano para el entrenamiento. ¿Estás seguro de que no quieres decir quién eres todavía? Sería más fácil que todos sepan quién es en realidad, sabes bien que tus padres quieren viajar y sería bueno que todos supieran que tú eres uno de los dueños.

—Lo sé, no te preocupes, en unas semanas pasaré a la línea de cocina y antes que mis padres viajen tomaré el control, por ahora déjalo así quiero también entender el trabajo de cada uno en el lugar, tú sabes bien que no es por dinero, aunque estoy seguro de que este restaurante bien dirigido puede ser un excelente inversión.

—Claro que lo sé, eres mi amigo y te conozco, pero no olvides que no tienes que esconderte para hacer todo eso.

—No quiero que mis ganancias sean a costa de la explotación de las personas, mi padre ha sido un hombre justo toda su vida y gracias a eso sus empleados siempre han respondido fielmente y yo quiero que este lugar no sea la excepción.  

—Agradezco que hoy tomaste la decisión de quitarte esa barba descuidada y además pasaste por la peluquería de verdad te hacía falta.  

—Tienes razón, de pronto me vi al espejo y podría jurar que Iris me decía que era hora de recomenzar y que no debía sentirme culpable.

—Me alegra mucho saber qué piensas así, veo un brillo en tus ojos que no veía desde hace mucho, creo que esa chica si de verdad hizo algo.

—La verdad no lo sé, sólo la he visto un rato, pero debo reconocer que hay algo más allá de su belleza, que por lo demás la tiene, no lo puedo negar, esos ojos pardos grandes, su piel, su cara tan dulce, que contrasta con su cabello negro y una hermosa figura, si esta guapa.

—Por suerte que sólo la viste un momento, pregúntale si tiene una hermana, prima o amiga, ya que este corazón solitario se está cansando de dormir solo, estoy como el burrito de Shrek solito y nadie me quiere. 

—No me hagas reír, si tú lo que menos has hecho es dormir solo.  

—Estoy recién llegado a la gran manzana y creo que a mis veintiocho años es hora de encontrar a la mujer ideal, después de lo vivido, tú sabes que no he tomado nada en serio y no he entrado ninguna mujer a mi casa, eso sólo será cuando encuentre a la correcta.

Llegaron a la tienda donde recogieron las tarjetas, menús, anuncios, carpetas, incluso hasta cajas con servilletas especiales con el logo del restaurante, Diana había hecho un buen trabajo y como siempre todo se veía muy bien y elegante.

Esa tarde Joseph recreó la receta con los consejos de Camila y el resultado fue perfecto, los cuatro degustaron con agrado ese salmón con papas gratinadas, mientras Andrew no pudo evitar pensar que ese era el plato preferido de Iris.

Joseph puso en la mesa también la pasta y el risotto quería conocer la impresión de Arturo y Diana y el resultado no pudo ser mejor. Ellos incluso comentaron que Camila tenía un paladar especial, su madre agregó que aparte de bella también la encontró muy simpática y le cerró un ojo a su esposo.   

Por unos segundos Andrew cerró los ojos mientras saboreaba ese salmón y recordaba aquel momento con Iris en el que fue inmensamente feliz, en un segundo escapó al pasado, aunque en el medio de sus pensamientos sin entender por qué recordó a Camila. 

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