Capítulo 8

—Por mí no hay problema, pero tal vez es demasiado lejos para ti «¿Por qué dije eso?, debí quedarme callada claro quiero, es más quiero tomar el tren equivocado para estar más tiempo a su lado, que estoy diciendo gracias a Dios mis pensamientos son sólo míos, aunque desde ayer ya no estoy tan segura»

—No hay problema, así podemos conversar —lo escuchó decir.

—Me parece perfecto.

—¿Te gustaría comer algo? —le preguntó él.   

—La verdad hemos comido más de lo que creí podía comer el día de hoy «Soy una idiota ¿por qué dije eso? Tú comes, tomas agua después haces dieta si quieres»

—Tienes razón, creo que yo también comí bastante.

Casi sin darse cuenta caminaron hasta llegar a la estación del tren no sin antes Camila preguntar nuevamente —¿Estás seguro?, no quisiera distraerte de ningún compromiso que tengas.

—No tengo ningún compromiso.

Dentro de ella estaba tan feliz de escuchar eso, que pensó por un segundo que él podría leer sus pensamientos si se descuidaba.  

En un momento ella le preguntó desde cuando vivía en la ciudad, a lo que él respondió que se había mudado desde Philadelphia hace unos meses, que Joseph y él eran amigos de toda la vida y que ahora incluso eran vecinos. 

Después de decir eso pensó «Oh Dios estuve a punto de decirlo todo creo que todavía no es tiempo, aunque me encantaría tomarla en mis brazos y besarla ahora mismo, pero ¿Qué me pasa con esta chica?»

Subieron al tren que para variar estaba lleno, apenas tenían espacio, así que de pronto la cercanía entre ellos fue inevitable, tanto así que ambos en algún momento podrían jurar haber sentido el latido de sus corazones.

El se puso detrás de ella con la excusa de protegerla y al mismo tiempo de sentir su cercanía, podía incluso oler su perfume y por segunda vez en el mismo día podía sentir como su cuerpo respondía al sentir su cercanía.

En ese momento pensó «que ganas de bajarme de este tren y llevarla a mi departamento, pedirle hacer el amor, aunque se bien que eso no estaría bien, además es lógico que si hago algo así ella va a pensar que soy un desgraciado» pero, aunque lo quisiera esos pensamientos se hacían más fuertes con el ritmo de ese vagón.

Por su parte ella pensaba «No sé qué me pasa, y con este tren donde apenas cabe un alfiler, sentir su cuerpo tan cerca del mío hace que me lo imagine todo, es más, si me pide ir a su departamento y que hagamos el amor hoy mismo no lo pienso dos veces, es más si no me lo receta el doctor me lo receto yo sola, si supiera lo que estoy pensando creería que soy una loca»

Al llegar a la estación donde Camila debía bajarse él tomó su mano para poder salir del vagón, pero después de cruzar la puerta le pidió perdón y la soltó.

—Por favor no me pidas perdón, yo no tengo ningún problema con que tomes mi mano.

En esos momentos la miró se acercó a ella, rozó suavemente el mentón de ella con sus dedos, Camila sintió esa caricia y simplemente cerró los ojos, pero justo cuando un beso era ya inevitable, las puertas del tren se cerraron y el aire y el sonido los desconcentró. 

—Vamos —le dijo él con una sonrisa mientras volvía a tomarla de la mano esta vez incluso entrelazando sus dedos.

Camila sentía que caminaba sobre algodón que ni siquiera notó que habían salido por el lado equivocado de la calle.

—Disculpa creo que me distraje —dijo hasta un poco avergonzada.

—Aprovechando esta distracción qué tal si nos sentamos un rato en este parque.

Ella solo asentó con la cabeza y una sonrisa mientras seguían tomados de la mano era la primera vez en su vida que caminaba tomada de la mano y era la del hombre más guapo que había visto en su vida.  

De pronto Andrew se acercó lentamente mientras la miraba directo a los ojos, cada vez lo tenía más cerca casi podía sentir su respiración en su oca, sólo faltaba un centímetro para ese beso y fue justo en ese momento en el que Camila escuchó una voz muy familiar, demasiado tal vez.

—Muy bonito jovencita nosotros preocupados y tú aquí.

Yo conozco esa voz, pensó ella, y prometo que esta noche te mato mientras al mismo tiempo pensaba trágame tierra, pero se armó de valor y dijo —Andrew, te presento a la chica más oportuna de todas… Leticia, mi hermana.

—Andrew… ¿Tú eres el famoso Andrew? —dijo ella.  

El la miró y respondió sonriendo —Si yo soy ¿Por qué lo dices así? No sabía que era famoso.

Camila la miró sintiendo al mismo tiempo como todos los colores se le subían al rostro mientras escuchaba la voz de él en su oído casi como un secreto que la estremeció por completo —Esto no ha terminado. 

Y sin saber cómo respondió —Eso espero.  

—¿Nos veremos mañana? —dijo después de darle un tierno beso en la mejilla.  

—Claro que sí.

—Tendré listo un Bonet especialmente para ti. 

Camila miró a su hermana con ganas de estrangularla... mientras le preguntaba —¿Por qué justo en ese momento?

Ella sonreía y le decía mientras ambas observaban a ese hombre alejarse —Hermanita… así que esa es la medicina que te recetó el doctor.

—Y qué crees justo llegaste a interrumpir la dosis.

—¿Sabes si tiene un hermano, primo que se le parezca? Aquí una también necesita algo de vitaminas. 

—Que yo sepa no tiene hermanos, pero estoy segura de que te encantará conocer a Joseph, su mejor amigo.

—¿El chef? Hombre que sabe cocinar… esto se puso aún mejor, a propósito de comida vamos a la casa que mami de seguro nos está esperando para comer.

—Tú estás loca he comido todo el día. 

—No lo dudo, de seguro te comiste más de un Bonet… golosa.  

—Lo que pasa es que probamos muchas de las comidas que vamos a ofrecer, mañana estaremos trabajando con el orden de las mesas y un entrenamiento para atender a los clientes y en dos días incluso tenemos que estar listos ya que probablemente se harán algunos eventos, estoy muy emocionada. 

—Se nota tu emoción, aunque debo decirte que me gusta verte así.  

Al llegar a casa su madre se alegró de verlas y de inmediato les preguntó por su día, Leticia dijo que había estado normal con muchos clientes en el salón de belleza pero que estaba segura de que a su hermana le había ido mucho mejor.

—Es que estamos preparándonos para tener todo listo, estoy muy emocionada con mi nuevo trabajo al parecer estaré encargada de atender a unos clientes esta semana —respondió rápido antes de que algún comentario pudiera delatarla.

—Me parece muy bien y veo que tus ojos tienen una sonrisa especial ¿hay algo más que me quieras contar?

Su madre siempre sabía cómo estaban con sólo mirarlas, así que Camila sabía que debía tener cuidado acababa de entrar a trabajar en ese lugar y decirle que casi se besó con Andrew en su primer día de trabajo no sería una buena idea, aunque el sólo recordar sentir sus labios tan cerca la hacía sentir mariposas en el estómago.

«Me pregunto si mañana estará ahí para terminar lo que mi hermanita tan oportunamente interrumpió»   

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