Ese mismo día en algún lugar de la ciudad una joven comenzaba su día tal vez más emocionada que nunca mientras decía en voz alta mirando al espejo —Camila, al fin comienza un nuevo día para ti, ha pasado tanto tiempo y aunque sé que mis padres se sienten asustados de que salga de casa incluso a la esquina, a pesar de que les he dicho muchas veces que ya estoy bien, que puedo llevar una vida normal y que mi corazón late fuerte, así que olvídalo todo y dale con todo a este día, que algo me dice que hoy algo maravilloso sucederá.
Había decidido responder al anuncio del restaurante, sabía que pedían experiencia, pero recordaba que el aviso en el periódico decía que estaban dispuestos a entrenar a la persona indicada y ella estaba segura de que era la persona indicada, al menos se decía a sí misma una y otra vez.
—Siempre he sido una chica optimista incluso cuando estuve a punto de morir, mi corazón tenía una deficiencia y necesitaba un trasplante urgente, era casi imposible encontrar a alguien con mis características y grupo sanguíneo —se decía como tratando de convencerse.
Recordaba que sus padres estaban junto a ella prácticamente despidiéndose cuando el doctor les dijo que tenían un donante, que era una chica que acababa de llegar al hospital.
En ese momento Camila sólo escuchaba voces a lo lejos y casi veía a todos corriendo de un lado para otro, su madre orando sin parar, recordaba sentir cuando su hermana tomó su mano para decirle—Escuchaste hermanita el milagro sucedió, pronto estarás bien y vamos a hacer todo lo que siempre planeamos juntas.
Escuchaba a su padre como contenía a su mamá —Amor tranquila Dios escuchó nuestras oraciones verás que todo estará bien.
Sus voces estaban junto a ella y al mismo tiempo las sentía tan lejanas, se mezclaban con las de los doctores y las enfermeras mientras sentía que desconectaban algo alrededor de su camilla, podía percibir las luces de los pasillos y ese aroma de hospital al que me había acostumbrado de toda la vida.
De no haber sido por el trasplante, los doctores no le daban más de tres días, aunque eso hubiese sido con suerte, porque su hermana le dijo que uno de los médicos les había sugerido pasar la noche junto a ella un par de horas antes de que les avisaran del trasplante.
Dicen que la cirugía duró muchas horas, hubo varios médicos en la sala de operaciones, cuando todo terminó uno de ellos salió a hablar con sus padres para decirles que había sido un éxito, pero ahora faltaba lo más importante, esperar que su cuerpo aceptara su nuevo corazón, las siguientes horas fueron críticas y sólo podían orar.
De hecho, la indujeron al coma para darle tiempo a su cuerpo, después de dos semanas abrió los ojos y vio a su familia junto a ella, estaba llena de tubos por todos lados prácticamente no podía hablar, sólo mover los ojos, su hermana salió rápido de la habitación en busca de una enfermera y su doctor, bastaron sólo unos segundos para que todo un grupo de especialistas llegara a la habitación, sus caras eran de alivio sabían que en ese momento lo más difícil ya había pasado.
Fueron varios meses de terapia, de volver a aprender desde incluso caminar, de volver a tener fuerzas, pero gracias a esa persona que nunca podrá conocer y a su familia ella tenía una esperanza, aunque siempre ha sentido ese cargo de que su felicidad y la de su familia fue a costa del dolor y el sacrificio de alguien más, a quien por situaciones de la vida jamás le podrá agradecer.
Su día comenzó corriendo por la casa buscando la ropa apropiada, su hermana trabaja en un salón de belleza así que se puso manos a la obra y comenzó con un peinado recogiendo su cabello para que se viera según ella su bello rostro, además de manicura y maquillaje, aunque no dejaba de regañarla cada dos minutos porque Camila no se quedaba tranquila.
Su padre trabaja ahora en una de las compañías financieras de Manhattan, al poco después de la operación de Camila se mudaron a la ciudad, aunque ya han pasado meses aun les cuesta dejar que ella viaje sola así que le dijo que la llevaría, no sin antes obviamente preguntar si de verdad quería comenzar a trabajar, él sabe muy bien que a Camila siempre le ha gustado la gastronomía y que le encantaría algún día trabajar en un lugar donde se realicen eventos especiales, le gusta estar rodeada de gente, aunque por mucho tiempo sólo fue por doctores y enfermeras, su sueño era estar en un lugar que no pareciera un hospital.
Su padre estacionó el carro en la puerta del lugar, puso las luces de emergencia y al igual que su madre antes de salir de casa, le dio su bendición no sin antes decir —Nena por favor envíame un mensaje para saber cómo te fue en la entrevista.
—Claro que sí papá —respondió con un guiño de ojo — ¿y qué pasa si me dicen que no?
—Yo vengo y les reclamo por perder la oportunidad de tener a la mejor trabajadora de todas además de la chica más linda.
—¿Seguro papi que les reclamarías? ¿o será que le das las gracias? —respondió ella con una sonrisa —Mami y tú deben estar tranquilos, yo me siento perfectamente y necesito sentirme útil.
—Lo sé nena, sólo que no es fácil aceptarlo.
—Papi, ya tengo veintitrés años prácticamente y mi vida han sido los hospitales desde que recuerdo, jamás he tenido una vida normal, de hecho, terminé la escuela prácticamente desde casa y de pronto me siento en libertad, es más ni siquiera he tenido la posibilidad de tener un novio y a mi edad eso es impensable, quiero enamorarme, ser feliz, sentir, quiero amar y ser amada como dice la canción, o, aunque ni me amen al menos quiero saber que se siente amar a alguien.
—¿Por qué tenía que escuchar esa última parte? Mejor baja rápido antes de que me arrepienta —le dijo muy serio, aunque sabía que no podía enojarse.
Camila bajó del carro, respiró profundo, vio bastantes personas entrando y saliendo del lugar y junto a la puerta una señal que indicaba dónde ir para las entrevistas, miró su resumen que prácticamente no tenía mayor experiencia laboral con excepción de esporádicos trabajos entre sus vecinos.
Cerró los ojos por unos segundos y pensó «Ya estamos aquí tú puedes Camila» mientras de pronto llegaba a su mente la imagen de la chica de su sueño y su bella sonrisa.
Ese sueño había sido tan especial para Camila recordaba que era una chica joven, muy linda, con un vestido rosa, en realidad la había soñado varias veces, pero jamás había visto su rostro hasta esa anoche, recordaba de pronto que le pedía que cuidara su corazón, sus ojos verdes intensos y su mirada era muy bella, la recordaba como si estuviera frente a una ventana de pronto ambas pusieron sus manos en el cristal como tratando de tocarse, ella le sonrió y Camila despertó.En ese instante se llevó las manos al pecho casi sin pensar y se dijo en voz baja «nunca dudes que cuidaré nuestro corazón»Sin saber por qué se sentía muy emocionada, y con cada segundo ese sentimiento se hacía más fuerte en especial mientras cruzaba la puerta de ese lugar.Una mujer muy elegante y simpática se acercó a ella diciendo —¿Vienes por el anuncio? Sólo asentó con la cabeza, mientras la mujer la invitó a pasar, le pidió sus datos y su resumen, pero cuando abrió la carpeta se dio cuenta que ella no tenía
Joseph lo mira y dice mientras sonríe —Nada más no olvides a lo que vas, no te distraigas, aunque no sería mala idea. Andrew se acercó a ella diciendo —Hola Camila, ¿Estás esperando a alguien?—No, sólo estaba enviando un texto a mi padre antes de irme a casa —respondió mientras pensaba «recuerda mi nombre, que divino»—¿Te llevo? —preguntó él mientras se acercaba al elegante carro que ese día había decidido llevar ese día.—¿Es ese tu carro? —preguntó asombrada.—No… es de mi amigo Joseph, debo ir a buscar algo, ¿dónde vives? —dijo rápidamente mientras pensaba «casi meto la pata»—La verdad es que mi casa no está cerca, vivo en Brooklyn —respondió.—Tranquila tenemos tiempo —dijo mientras le abría la puerta para invitarla a subir. Camila jamás se hubiese subido al carro de alguien a quien no conociera bien, pero simplemente no supo ni quiso decir que no, «debo estar loca, es prácticamente un desconocido, aunque bastante guapo, que bastante lo que le sigue» pensó. En el camino e
Al llegar a casa, Leticia quien había estado observando a su hermana llegar desde la ventana, corrió a la puerta, la abrazó y le dijo en voz baja —Te vi bajar de un carro ¿Quién te trajo? —preguntó mientras la empujaba para llevarla al dormitorio para lo que sería el interrogatorio oficial. Camila le respondió también muy bajito —su nombre es Andrew y también trabaja en el restaurante, palabra que está como hecho a mano, es justo lo que me recomendó el doctor, y sabes bien que yo sé de eso.—Al parecer a tu medicina no le pagan tan mal para poder manejar ese carro —le dijo Leticia teniendo cuidado de que su madre no las escuchara.—Ese carro no es suyo se lo prestó su amigo Joseph, el chef, según sé debía recoger algunas cosas para el restaurante y cuando me vio ofreció traerme. —Hermanita siéntate aquí y cuéntamelo todo —dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y se preparaba para escuchar. —La entrevista fue sencilla recuerda que no tengo experiencia. Leticia la int
Esa mañana en su departamento Andrew se preparaba pensando en que su amigo pasaría por él y caminarían juntos al restaurante al fin y al cabo eran sólo unas cuadras.Era extraño, pero hace mucho que no se había sentido así de emocionado por un nuevo día, algo extraño sucedía, no le había pasado con ninguna chica desde Iris, se sentía emocionado y no quería hacerse ideas, pero no dejaba de pensar en Camila esos ojos y su sonrisa seguían en su mente.La recordaba como a una persona que sonríe con la mirada de pronto pensó «Joseph me conoce muy bien y notó de inmediato algo diferente en mí»En esos momentos escuchó el timbre y al abrir estaba Joseph con dos cafés listos para partir. Le pasa uno diciendo —Sin azúcar y con leche de coco.—¡Perfecto! —¿Estás listo para este día?—¡Estoy más que listo! —respondió emocionado.—Y para ver a la chica nueva ¿Cómo se llama?—Camila—respondió rápidamente.—Lo sabía, no olvidaste su nombre, es una señal.—No seas así, que sólo la he visto una
—Por mí no hay problema, pero tal vez es demasiado lejos para ti «¿Por qué dije eso?, debí quedarme callada claro quiero, es más quiero tomar el tren equivocado para estar más tiempo a su lado, que estoy diciendo gracias a Dios mis pensamientos son sólo míos, aunque desde ayer ya no estoy tan segura»—No hay problema, así podemos conversar —lo escuchó decir.—Me parece perfecto.—¿Te gustaría comer algo? —le preguntó él. —La verdad hemos comido más de lo que creí podía comer el día de hoy «Soy una idiota ¿por qué dije eso? Tú comes, tomas agua después haces dieta si quieres»—Tienes razón, creo que yo también comí bastante.Casi sin darse cuenta caminaron hasta llegar a la estación del tren no sin antes Camila preguntar nuevamente —¿Estás seguro?, no quisiera distraerte de ningún compromiso que tengas.—No tengo ningún compromiso.Dentro de ella estaba tan feliz de escuchar eso, que pensó por un segundo que él podría leer sus pensamientos si se descuidaba. En un momento ella le p
Andrew volvió al restaurante y Joseph que aún se encontraba ahí al verlo con una cara de felicidad le dijo —Pensé que ya no te vería hoy, la verdad, creí que te habías perdido en algún lugar de Brooklyn. —La iba a besar y su hermana apareció justo en ese momento, no sé qué hacer ahora, cómo la veré a los ojos. —Primero dile la verdad de quién eres, yo siento que ella es una chica buena y me recuerda mucho a…—Si tienes razón se parece mucho a Iris, no tanto físicamente, aunque Camila también es muy linda, la siento muy frágil y quisiera protegerla, cuando la veo a los ojos olvido hasta quien soy, ahora no sé qué puedo hacer y no logro entender porque me siento así con una chica a la que acabo de conocer. —Debes decirle la verdad, no comiences una relación en base a una mentira, no tienes por qué cambiar la forma en la que llevarás las cosas aquí, pero que ella debe saber quién eres tú.—Se que tienes razón.—Tu mamá se sintió muy bien con ella y yo confío en su intuición, la últim
Cuando llegaron al restaurante ya la mayoría estaba ahí, Andrew la buscó con la mirada entre el grupo y como los días anteriores la vio bajar del carro de su papá.Vestía unos jeans que se amoldaban perfectamente a su figura y una linda blusa azul, ella es una chica muy femenina, un maquillaje delicado, sus labios rosa y su cabello tomado le daban un toque casual pero elegante, Andrew quiso olvidarlo todo y por un segundo pensó en besarla ahí mismo, pero entendía que debían hablar y también trabajar.Acercándose despacio sin que ella lo notara le dijo suave al oído —Buenos días, Camila… te ves muy linda hoy. Ella lo miró, sonrió y mientras los colores le subían al rostro bajo la mirada.—Te parece si hablamos a la salida, después te llevo a tu casa —le preguntó bajito.Ella sólo asentó con la cabeza acompañada de una dulce sonrisa —recuerda que a esa hora el tren va…—No te preocupes por eso —le respondió mientras le guiñaba un ojo.Andrew no recordaba haber sentido un día tan larg
Apenas Camila cruzó la puerta de su departamento escuchó la voz de su madre que la trajo a la realidad —¿Dónde estabas? Me preocupé por ti, pensé que te había pasado algo, tu padre no tarda en llegar.—Estoy bien mami, sólo que me puse a conversar con un amigo del restaurante y se me pasó la hora —respondió rápidamente tratando de ocultar su nerviosismo. Esa noche Camila casi no podía probar bocado, recordaba los besos y las caricias de Andrew, necesitaba esa ducha de agua fría, sabía que ahora debía ser ella quien debía decir su verdad, el por qué no había trabajado y lo más importante que nunca había estado con ningún hombre.«Se ve que tiene experiencia, ¿será que se asusta al saber que soy virgen?, estoy tan inexperta que esos fueron mis primeros besos, Dios de los que me estaba perdiendo en esta vida» pensaba mientras las voz de su madre se escuchaba casi a lejos.Después de comer se fue a su cuarto casi sin decir una palabra, pero con una sonrisa que no podría ocultar, Letic