📞 ¡¿Cómo rayos pudo suceder eso?! —, exclamó Damián, apretando el teléfono entre su mano, con ganas de estamparlo en la pared más cercana.
📞 Sí, señor, como le he dicho, la madre de su hijo ha abandonado la clínica estando en labor de parto—, repitió el doctor al otro lado de la línea y Damián se pasó la mano por su cabellera con exasperación. Mientras que su esposa, estando a su lado, le tocó con suavidad el brazo derecho, para que se calmara.
📞 Pensé que su clínica era la mejor, pero ya veo la poca seguridad que tienen—, bramó Damián, desbordando su frustración en el médico, quien, al otro lado, apretó los puños y se mordió la lengua para no defenderse con palabras, y cuando se preparaba para recibir más insultos, él colgó la llamada.
—¡Esa mujer nos piensa estafar!, pero no podrá hacerlo. No se lo voy a permitir, he pagado por su vientre y ese bebé que lleva dentro es mío—, rezongó Damián, ventilando la rabia a través de sus palabras.
—Amado mío, la encontraremos. Ella debe tener alguna explicación para haber puesto a nuestro bebé en peligro.
Su esposa, a pesar de no tener ningún vínculo con el bebé, ya lo consideraba suyo. Como ella no puede engendrar, por amor a su esposo permitió que otra mujer fuera inseminada.
Sin perder tiempo en lamentaciones, Damián se dirigió a la cochera, y se montó en su BMW de última generación. Cuando estaba listo para poner en marcha el vehículo sintió un peso adicional en el asiento del copiloto.
—¿Qué se supone que haces? —, le preguntó a su esposa con voz marcada por la incomodidad y la sorpresa.
—Te acompañaré—, le contestó serena y decidida.
Damián quería objetar, decirle que se bajara, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta. Había una urgencia en su mirada, un deseo de encontrar a la mujer que tenía a su bebé.
Empezaron a avanzar por la carretera, y el asfalto parecía deslizarse debajo de ellos. De repente, Damián notó algo en su espejo retrovisor.
Varios hombres en motocicletas los seguían, avanzando rápidamente hacia ellos y antes de que pudiera reaccionar, una furgoneta se atravesó en su camino, con agilidad pisó el freno, y el coche chirrió y se culeó, estremeciéndose violentamente.
Su esposa asustada salió del auto, y fue atacada de inmediato por los sicarios. Y él vio cómo caía al suelo, agarrándose el costado.
Olvidándose de todo, él salió corriendo hacia ella, pero uno de los sicarios se le adelantó y sintió un dolor agudo en la zona lumbar, luego otro golpe, y finalmente cayó contra el asfalto, apenas defendiéndose.
Intentó alcanzar a su esposa, extendió la mano hacia ella, pero su fuerza se estaba agotando.
Las figuras a su alrededor empezaron a desdibujarse, y la voz de su esposa se convirtió en un eco lejano e intentó agarrar su mano, pero no pudo, puesto que la oscuridad se cerró sobre él.
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En el hospital.
Damián despertó lentamente, sintiendo la pesadez en su cuerpo y la neblina en su mente. Su conciencia volvía poco a poco mientras se encontraba acostado en una habitación de hospital. Su visión estaba borrosa y su cuerpo se sentía adormecido por los efectos de la cirugía a la que había sido sometido.
Mientras trataba de enfocar su mirada, notó la figura de su suegra sentada en una silla junto a su cama. Su rostro mostraba signos de cansancio y preocupación, e intentó hablar, pero su garganta estaba seca y apenas pudo emitir un susurro.
—¿Y mi esposa, ella está bien? —, preguntó con voz débil, esperando escuchar noticias reconfortantes, sin embargo, en lugar de una respuesta, su suegra rompió a llorar desconsoladamente. Las lágrimas inundaron sus ojos y sus sollozos llenaron la habitación.
Damián sintió un nudo en el estómago mientras la desesperación se apoderaba de él. Gritó con todas sus fuerzas, angustiado y temiendo lo peor.
—¡Dígame que está bien!
Pero la mujer, entre sollozos, negó con la cabeza y apenas pudo articular palabras.
—Damián, mi hija… mi hija falleció —, le dijo con voz quebrada. —Los médicos no pudieron salvarla.
Esas palabras retumbaron en los oídos de Damián, como un golpe devastador que lo dejó sin aliento y la realidad se estrelló contra él con una fuerza abrumadora.
—No, no… No, eso no es verdad —, balbuceó, incapaz de aceptar lo que acababa de escuchar.
—¡¡Mi esposa está viva, quiero verla!!—, gritó descontrolado, sintiendo cómo el dolor y la incredulidad se convertían en ira y desesperación.
Trató de incorporarse en la cama, desesperado por encontrar a su esposa y negarse a aceptar la verdad, pero los médicos y las enfermeras que entraron rápidamente en la habitación le administraron un sedante que lo dejó aturdido y lo obligó a volver a recostarse en la cama. La droga lo envolvió en una sensación de adormecimiento físico y emocional.
Mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, Damián se enfrentó a la devastadora realidad de haber perdido a su esposa.
Su mundo se derrumbó a su alrededor mientras luchaba por comprender y asimilar la noticia, el dolor y la tristeza se apoderaron de él, sumiéndolo en una profunda oscuridad de la que no sabía cómo salir.
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Han pasado varios meses desde la trágica pérdida de su esposa, y Damián se ha sumido en un oscuro abismo de dolor, culpa y lamentación.
Se ha encerrado en su propio mundo, alejándose de todo y de todos. Cada día se enfrenta a una batalla interna, luchando contra la tristeza que lo consume y la sensación de vacío que lo rodea.
Después de una terapia intensiva y un arduo trabajo, había logrado recuperar parte de su movilidad. Camina con cierta dificultad, pero la frustración lo embargaba al darse cuenta de que nunca volverá a ser el mismo, puesto que la pérdida de su amada lo ha transformado en una persona amargada, e incapaz de encontrar la alegría en las pequeñas cosas de la vida.
Encontrándose en una consulta médica el doctor le explicaba cuáles eran los resultados del último examen que se le ha realizado.
—Señor Zadoglu, como le he diagnosticado antes, usted tiene una lesión en la médula espinal—, le informó el médico con seriedad. —Esto puede provocar dolor crónico y dificultades en varias áreas de su cuerpo.
—No hay necesidad de explicarme cuán doloroso es—, respondió Damián con ironía y frustración.
El médico, el cual se ha acostumbrado a la actitud cortante de Damián, solo se hizo de oídos sordos.
—Podrías experimentar una marcha inestable, dificultad para realizar movimientos finos o problemas para mantener el equilibrio en situaciones específicas. Además, existe la posibilidad de que enfrentes disfunción eréctil.
Damián soltó un bufido porque en ese momento lo que menos le importaba era su masculinidad, está tan deshecho que no piensa volver a interesarse jamás en una mujer, debido a que piensa que junto a su esposa murió la esperanza de volver a amar o a experimentar la necesidad de poseer a alguien.
—Dígame que al menos dejaré de sentir este dolor tan incómodo.
—Hay una opción para mejorar su situación, señor Damián. Podríamos hacer otra cirugía, sin embargo, debo ser sincero con usted, existe un riesgo significativo.
—¡No se ande con rodeos y dígame de una vez y por todas! —, exigió histérico.
—Hay un 40% de posibilidades de que te quedes paralítico después de la cirugía—, reveló esperando la reacción de Damián.
El silencio hizo un eco en la habitación mientras Damián procesaba la información y las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos una vez más, mezclándose con la ira y la tristeza que ya lo consumen, viéndose atrapado en un laberinto sin salida.
«¿Vale la pena arriesgarlo todo por la esperanza de recuperar una parte de mi antigua vida?», se preguntó a sí mismo, antes de reír con amargura.
—¡Qué más da! ¡Mi vida está arruinada!
— ¡Vete de mi casa! ¡No quiero volver a verte nunca más!—¡No digas eso, por favor papá! ¡No me eches! Necesito tu apoyo ahora más que nunca.— ¿Apoyo? ¡No pagué tanto dinero para que estudiaras en la mejor universidad solo para que regreses con un bebé en manos! —Para mí, mi hija murió el día que decidió ser una mujer desvergonzada que se embaraza de un hombre desconocido, ¡aun siendo la prometida de otro!Aylin, aterrada y llorando, trataba de explicarle a su padre lo que había pasado.— Papá, todo tiene una explicación. Por favor, cálmate y dame tiempo, juro que te contaré cada detalle. El bebé y yo necesitamos un techo.Suplicaba con las lágrimas empapando su rostro, pero sin apiadarse, su padre seguía gritándole y antes de que pudiera decir algo más; él le cerró la puerta en la cara. Sin embargo, antes de ser echada, Aylin vio a su madre en una esquina, llorando con decepción en los ojos. Esa mirada la rompió por completo.—Mamá, lo siento tanto. No sé qué hacer—, musitó destru
Aylin se encontraba en la cafetería del hospital junto a su buena amiga y asistente 'Karen' compartiendo un café mientras hablaban sobre el futuro y los planes que tenían en mente. —Entonces, ¿te vas a arriesgar a poner tu propia clínica? —Sí, al menos lo intentaré. Porque de ese modo, podré salvar la vida de ese niño y de otros como él. Por un momento Aylin hizo silencio y expresó: —Amiga. Me llena de coraje ver que jueguen con las vidas de seres inocentes que apenas están empezando a vivir y estoy segura de que puedo hacer la diferencia, necesito el dinero para poner mi clínica porque aquí como ves esa posibilidad de entrar a un quirófano, es nula. Ella miró a Karen con seriedad. —¿Estás segura de querer venir a trabajar conmigo? —Claro que si —Te lo pregunto porque sabes que tendremos que empezar desde abajo y ganarnos la confianza de las personas. Karen le sonrió a su amiga con confianza. —Estoy dispuesta a apoyarte, y lo sabes. Te envío todas las vibras positivas para qu
—Si en tres años más ella no aparece con mi hijo, y no logro conseguir las pruebas para encarcelar a mi hermano por todas las fechorías que ha hecho. Entonces donaré toda mi fortuna a varias instituciones públicas. —¿No consideras que estás tomando medidas muy drásticas? —Peor sería que el asesino de mi esposa termine por quitarme de su camino para quedarse con todo por lo que he trabajado. Sin importar lo que tenga que hacer, no voy a permitir que Darío toque un solo centavo de mi dinero—, prometió dejando a Kevin sin palabras. #### Aylin se encontraba en la cocina preparando la cena mientras peleaba sola, en su mente diversos pensamientos y emociones la invadían, y su frustración era evidente en su rostro; en ese momento, Karen llegó del gimnasio. —Hay amiga, si continúas peleando sola, tu hermoso cutis se va a arrugar más que el de mi abuelita inmortal de 103 años—, bromeó interrumpiendo los parloteos de Aylin. —Es que no tienes idea del enfado que me cargo. Hoy fue uno de mis
La reacción del pervertido fue instantánea y violenta, pero Aylin, que es experta en defensa personal, se anticipó. Con un golpe preciso y contundente, logró liberarse y poner distancia entre ella y su agresor. El pervertido, sorprendido y herido, se montó en su coche y huyó de la escena mientras que Damián se acercó más a Aylin, aun con la boca abierta y una ceja alzada.—Creo que debo preguntarle al hombre si está bien, porque tú, naturalmente, no estás mal.Aylin lo miró, y sus ojos brillaban con un fuego indomable. —No soy una damisela en apuros que necesita de un caballero para rescatarla. Como ves, soy autosuficiente, — respondió con orgullo.Damián asintió y una sonrisa jugueteaba en sus labios. —Eso veo, peleas como una mafiosa.Aylin bufó, evidentemente molesta y a lo lejos, vio un taxi y levantó la mano para detenerlo, sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, con gesto fruncido Damián se adelantó y la cerró. —Yo te llevaré, eres un peligro andante, po
Después de recibir esa llamada en la que le pidieron presentarse al banco, Aylin creyó que el día se le había arreglado, y sonreía emocionada al imaginar que ahora que su préstamo ha sido aprobado podrá preparar su quirófano para salvar la vida del niño.—Hola, buenos días. Soy Aylin Mujica—. Saludó a una gerente en cuanto ingresó al banco.—Bienvenida señora Mujica, por favor sígame—. Aylin frunció el entrecejo, y sin indagar dejó que la gerente la guiara hacia una oficina privada, intrigada y sorprendida miró el letrero en la puerta que decía "Director Ejecutivo". Un nudo de nervios se formó en su estómago, pues no entendía por qué le habían llamado a la oficina del director ejecutivo, ya que apenas había solicitado su primer préstamo, para tener tal honor.—Señor. Su invitada ha llegado. Anunció la gerente y enseguida salió, dejándola en la oficina y quedó ojiplática al ver al hombre sentado detrás del enorme y costoso escritorio. —Espera, tú… ¿Eres el CEO? —. Lo señaló, mostrán
Aylin se acomodó en el lujoso coche que Damián había enviado y aunque dudaba si había tomado la decisión correcta al aceptar ir con él, estaba preparada para enfrentarlo en caso de que intentara jugarle una trampa. Con el niño acostado en su regazo, se negaba a acercarlo a Damián, pero no tenía otra opción, ya que no encontró con quien dejarlo.Mientras avanzaban, el conductor permaneció en silencio, sin pronunciar una palabra y cuando finalmente, llegaron al estacionamiento de un glamoroso edificio, Aylin preguntó: —¿Ya hemos llegado?—Sí señora, es aquí —, respondió el hombre. Luego, subieron al séptimo piso y él ingresó un código para abrir una puerta que prometía revelar el lujo que se encontraba detrás. Al entrar al enorme lugar, Aylin confirmó que tenía razón, ya que cada mueble y decoración desbordaba elegancia y derroche.—Por favor, sígame—, le pidió el hombre, guiándola por un pasillo. Desconfiada y con sospechas, lo siguió. En cuanto, el hombre se detuvo frente a una pue
Tres días después.Aylin se encontraba sentada en la sala de espera de la HGPS, nerviosa y expectante. Su currículum, pulcramente preparado, descansaba en su regazo, listo para ser entregado. Ansiosa miraba a su alrededor, observando a los demás doctores que, como ella, esperaban ansiosos una oportunidad de ser contratados, pero su mente no dejaba de regresar a la imagen de ese niño que no había podido ayudar y como un susurro inoportuno, la propuesta de Damián volvió a su mente.—Si acepto. Podré salvar a ese niño y mejorar mi situación económica que va de mal en peor —, murmuró, más para sí misma que para cualquier otra persona, pero al darse cuenta de lo que había dicho, agitó la cabeza, negándose a exponer a su propio hijo a una situación incierta. Aunque la búsqueda de empleo había sido dura, creía que podía soportar cualquier cosa.Después de entregar su currículum, la secretaria que lo recibió le informó que le darían una respuesta en 20 días hábiles. Aylin se mordió la mejil
Luchando por asimilar todo lo que estaba ocurriendo, Aylin no dejaba de observar a Damián con asombro, debido a que nunca esperó que accediera a su petición de adelanto de dinero, y mucho menos que apareciera en persona para entregarle el efectivo.En la era digital en que viven, ¿quién se tomaba la molestia de entregar dinero en mano? Pero Damián lo hizo, y no solo eso, también pagó la factura del hospital y adquirió los medicamentos necesarios para Chris y ahora, los tres viajaban en un lujoso automóvil. Chris, sentado entre ellos, miraba con ojos brillantes su entorno, habiendo superado la peor parte de su enfermedad, la fiebre había bajado y parecía más animado. —Tío, tu coche es bonito, al igual que tu televisión— le dijo con genuina admiración, haciendo reír a Damián.—Recuerdas Chris, debes llamarme papá y no tío —, le corrigió con una sonrisa indulgente.Aylin sintió que tenía que intervenir, pero las palabras la abandonaron. ¿Cómo estaba supuesta a explicarle a su hijo lo