El tiempo no parecía avanzar. Los días transcurrían con la lentitud de un caracol, los minutos se alargaban como horas, y cada segundo era una eternidad. Aylin llevaba veinte días dedicada casi por completo al cuidado de su marido. Su vida había cambiado radicalmente desde que fue atacado, y aunque la cirugía salió bien, Damián parecía disgustado, manteniéndose frío y en silencio.Ella no lo fastidiaba con preguntas, ya que claramente sentía que él necesitaba asimilar el enfrentamiento que tuvo con Darío. Estaba tan absorta que apenas había visitado la mansión. La clínica se había convertido en su hogar, su refugio, un lugar donde podía estar cerca de Damián, cuidarlo, amarlo y verlo luchar por su vida. Había dado prioridad a su papel de esposa y cuidadora por encima de su profesión como doctora. Lo alimentaba, lo ayudaba a moverse, a ducharse, a vestirse. Todo lo hacía ella.Ese día, había decidido tomar un breve descanso. Necesitaba un poco de tiempo para ella, un baño caliente para
Kevin estaba sentado en su oficina, con la mirada fija en el ordenador, cuando unos suaves golpes en la puerta lo hicieron salir de su trance laboral. Alzó la cabeza y se encontró con Aylin, quien entró sonriendo. —Hola, Kevin —dijo ella.Frunció ligeramente el ceño, desconcertado, y parpadeó incrédulo al verla sonreír, ya que su semblante siempre mostraba tristeza y parecía desanimada, además de hablar muy poco. Pero eso ahora parecía ser cosa del pasado.—Aylin, si vienes a interrogarme para saber dónde está Damián, te aseguro que no tengo idea —aseveró él con voz pesada y cansada, anticipándose a un posible interrogatorio.Aylin negó con la cabeza.—No, no vengo a interrogarte por eso. Quiero que me acompañes a tomar algo —le propuso, haciendo que él la mirara con incredulidad.—¿A tomar algo? ¿Damián sabe de esto? —inquirió con escepticismo.—No, a menos que tú se lo digas. Además, no importa. Él abandonó nuestro hogar, así que ha perdido sus derechos de esposo sobre mí.—Lo sien
Un año y cuatro meses más tarde, en el salón principal de la mansión, Damián se encontraba tumbado sobre una cómoda alfombra de colores vibrantes y textura suave que acariciaba su espalda mientras sostenía a su pequeña rubia de 6 meses en sus brazos. Una sonrisa radiante iluminaba su rostro, sintiéndose más feliz que un pirata después de haber encontrado un gran tesoro.La bebé, con sus ojos avellanas curiosos y brillantes, estaba absorta en el universo de colores que la rodeaba. Damián dejó que sus dedos tocaran suavemente los piececitos de su bebé, haciéndole cosquillas mientras ella se retorcía de alegría, agitando sus pies al aire y riendo de manera contagiosa.Después de unos momentos, dejó descansar a la bebé, pero ella quería seguir jugando. Con torpeza, tomó un juguete y lo golpeó accidentalmente en el rostro, lo que la hizo carcajearse. —Definitivamente, eres igual que tu madre, pequeña gatita—, dijo Damián. La bebé, con sus mejillas regordetas y rosadas, se inclinó hacia él
📞 ¡¿Cómo rayos pudo suceder eso?! —, exclamó Damián, apretando el teléfono entre su mano, con ganas de estamparlo en la pared más cercana.📞 Sí, señor, como le he dicho, la madre de su hijo ha abandonado la clínica estando en labor de parto—, repitió el doctor al otro lado de la línea y Damián se pasó la mano por su cabellera con exasperación. Mientras que su esposa, estando a su lado, le tocó con suavidad el brazo derecho, para que se calmara. 📞 Pensé que su clínica era la mejor, pero ya veo la poca seguridad que tienen—, bramó Damián, desbordando su frustración en el médico, quien, al otro lado, apretó los puños y se mordió la lengua para no defenderse con palabras, y cuando se preparaba para recibir más insultos, él colgó la llamada.—¡Esa mujer nos piensa estafar!, pero no podrá hacerlo. No se lo voy a permitir, he pagado por su vientre y ese bebé que lleva dentro es mío—, rezongó Damián, ventilando la rabia a través de sus palabras. —Amado mío, la encontraremos. Ella debe te
— ¡Vete de mi casa! ¡No quiero volver a verte nunca más!—¡No digas eso, por favor papá! ¡No me eches! Necesito tu apoyo ahora más que nunca.— ¿Apoyo? ¡No pagué tanto dinero para que estudiaras en la mejor universidad solo para que regreses con un bebé en manos! —Para mí, mi hija murió el día que decidió ser una mujer desvergonzada que se embaraza de un hombre desconocido, ¡aun siendo la prometida de otro!Aylin, aterrada y llorando, trataba de explicarle a su padre lo que había pasado.— Papá, todo tiene una explicación. Por favor, cálmate y dame tiempo, juro que te contaré cada detalle. El bebé y yo necesitamos un techo.Suplicaba con las lágrimas empapando su rostro, pero sin apiadarse, su padre seguía gritándole y antes de que pudiera decir algo más; él le cerró la puerta en la cara. Sin embargo, antes de ser echada, Aylin vio a su madre en una esquina, llorando con decepción en los ojos. Esa mirada la rompió por completo.—Mamá, lo siento tanto. No sé qué hacer—, musitó destru
Aylin se encontraba en la cafetería del hospital junto a su buena amiga y asistente 'Karen' compartiendo un café mientras hablaban sobre el futuro y los planes que tenían en mente. —Entonces, ¿te vas a arriesgar a poner tu propia clínica? —Sí, al menos lo intentaré. Porque de ese modo, podré salvar la vida de ese niño y de otros como él. Por un momento Aylin hizo silencio y expresó: —Amiga. Me llena de coraje ver que jueguen con las vidas de seres inocentes que apenas están empezando a vivir y estoy segura de que puedo hacer la diferencia, necesito el dinero para poner mi clínica porque aquí como ves esa posibilidad de entrar a un quirófano, es nula. Ella miró a Karen con seriedad. —¿Estás segura de querer venir a trabajar conmigo? —Claro que si —Te lo pregunto porque sabes que tendremos que empezar desde abajo y ganarnos la confianza de las personas. Karen le sonrió a su amiga con confianza. —Estoy dispuesta a apoyarte, y lo sabes. Te envío todas las vibras positivas para qu
—Si en tres años más ella no aparece con mi hijo, y no logro conseguir las pruebas para encarcelar a mi hermano por todas las fechorías que ha hecho. Entonces donaré toda mi fortuna a varias instituciones públicas. —¿No consideras que estás tomando medidas muy drásticas? —Peor sería que el asesino de mi esposa termine por quitarme de su camino para quedarse con todo por lo que he trabajado. Sin importar lo que tenga que hacer, no voy a permitir que Darío toque un solo centavo de mi dinero—, prometió dejando a Kevin sin palabras. #### Aylin se encontraba en la cocina preparando la cena mientras peleaba sola, en su mente diversos pensamientos y emociones la invadían, y su frustración era evidente en su rostro; en ese momento, Karen llegó del gimnasio. —Hay amiga, si continúas peleando sola, tu hermoso cutis se va a arrugar más que el de mi abuelita inmortal de 103 años—, bromeó interrumpiendo los parloteos de Aylin. —Es que no tienes idea del enfado que me cargo. Hoy fue uno de mis
La reacción del pervertido fue instantánea y violenta, pero Aylin, que es experta en defensa personal, se anticipó. Con un golpe preciso y contundente, logró liberarse y poner distancia entre ella y su agresor. El pervertido, sorprendido y herido, se montó en su coche y huyó de la escena mientras que Damián se acercó más a Aylin, aun con la boca abierta y una ceja alzada.—Creo que debo preguntarle al hombre si está bien, porque tú, naturalmente, no estás mal.Aylin lo miró, y sus ojos brillaban con un fuego indomable. —No soy una damisela en apuros que necesita de un caballero para rescatarla. Como ves, soy autosuficiente, — respondió con orgullo.Damián asintió y una sonrisa jugueteaba en sus labios. —Eso veo, peleas como una mafiosa.Aylin bufó, evidentemente molesta y a lo lejos, vio un taxi y levantó la mano para detenerlo, sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, con gesto fruncido Damián se adelantó y la cerró. —Yo te llevaré, eres un peligro andante, po