Medidas drásticas.

—Si en tres años más ella no aparece con mi hijo, y no logro conseguir las pruebas para encarcelar a mi hermano por todas las fechorías que ha hecho. Entonces donaré toda mi fortuna a varias instituciones públicas.

—¿No consideras que estás tomando medidas muy drásticas?

—Peor sería que el asesino de mi esposa termine por quitarme de su camino para quedarse con todo por lo que he trabajado. Sin importar lo que tenga que hacer, no voy a permitir que Darío toque un solo centavo de mi dinero—, prometió dejando a Kevin sin palabras.

####

Aylin se encontraba en la cocina preparando la cena mientras peleaba sola, en su mente diversos pensamientos y emociones la invadían, y su frustración era evidente en su rostro; en ese momento, Karen llegó del gimnasio.

—Hay amiga, si continúas peleando sola, tu hermoso cutis se va a arrugar más que el de mi abuelita inmortal de 103 años—, bromeó interrumpiendo los parloteos de Aylin.

—Es que no tienes idea del enfado que me cargo. Hoy fue uno de mis días malos.

—Sé que empezó mal, pero la manera en la que terminó, debes contarla tú.

Karen soltó una risita al final y mientras Aylin hablaba, ella metió la mano en el plato para tomar un trozo de carne, pero tuvo que soltarla en el momento que Aylin le dio un manotazo fuerte.

—Ve a lavarte las manos, cochina—, le reprendió como lo hacen las madres latinas.

Karen sonrió haciendo un puchero de manera infantil.

—Mi sistema inmunológico está por las nubes—. Aylin negó con la cabeza y continuó preparando la cena.

—Todo para justificar por qué debes comer con las manos sucias. Eres un mal ejemplo para Chris.

Karen incitó a Aylin a contarle qué la tenía tan agriada, y Aylin respondió que su malhumor se debía a un hombre frío, y después de un momento de silencio, retomó sus palabras:

—Ese tío no es un hombre común, te juro que nunca había conocido a alguien así.

Karen se rió con interés y se acercó más, exigiéndole:

—Necesito saber ¿quién ha alborotado las emociones de mi amiga robótica?

Aylin soltó un bufido y la miró sin decir nada, antes de seguir haciendo una ensalada verde.

Entonces, Karen tiró de su blusa.

—Vamos, no me dejes con la intriga, sabes que me muero por escuchar.

Aylin sonrió antes de empezar a contarle lo ocurrido y le comentó que el hombre le exigió una disculpa sincera.

—Es que a veces eres cortante. De seguro le dijiste: 'Disculpe, pero si toca a mi hijo, lo voy a convertir en carne para lasaña’ —la imitó con tono jocoso.

Ambas rieron y Aylin asintió.

—Bueno, no fue justamente así, pero más o menos. Sin embargo, le hablé de ese modo porque ¿quién carga a un niño que no conoce? Estaba en mi derecho de pensar que quería secuestrarlo. Él debió pedirme una disculpa a mí, y no exigirme que lo haga yo, mínimo quería verme arrodillada. Además, te cuento que después de eso, la chica que me estaba atendiendo empezó a tratarme muy mal. Todos me veían como si me hubiera salido un bulto horrible en la frente.

Karen se carcajeó fuerte.

—Pero, ¿te disculpaste con el hombre?

Aylin negó moviendo la cabeza de un lado a otro.

—No, aunque te juro que en un momento quise hacerlo, me arrepentí cuando se me quedó viendo de una forma tan extraña que me hizo sentir insignificante. Podía ver mi reflejo en sus ojos fríos, era extraño y espeluznante, se podía ver la malicia destilando por sus poros. No sé cómo explicarte, sin embargo, eso fue todo lo que me hizo percibir ese hombre.

Aylin se estremeció, pasándose las manos por los brazos desnudos que se le llenaron de piel de gallina.

—Espero no volver a encontrarlo—, concluyó.

Karen le guiñó un ojo antes de decirle:

—Tal vez sea ese el hombre que Dios te ha designado. Después de tres años, es tiempo que empieces una nueva relación.

Aylin sacudió la cabeza haciendo una mueca de desagrado.

Unos minutos después, Karen volvió a la mesa, y besó la frente del pequeño Christopher.

—Tía, ¿cómo ha sido tu día? —le preguntó él con mucho ingenio:

—Muy bien, siempre que te veo, mi día pasa a ser el mejor.

El niño sonrió emocionado y ella alborotó su cabello antes de sentarse a la mesa.

—Este chico posee una inteligencia excepcional, mira nada más, cómo hace que mi sonrisa no se borre.

Aylin se echó a reír, pero al notar la elegancia de su atuendo, le preguntó si iba a ver a su novio

—Sí, y tú vendrás conmigo. Aparte de que mi novio pidió verte, pienso que después de ese mal día en el hospital, deberías salir a disipar la mente.

—Olvídalo, no quiero ser un mal tercio.

—Por supuesto que no lo serás, mi novio llevará a unos amigos que hace tiempo quería presentarme.

####

2 horas más tarde:

Cuando llegaron al elegante bar para personas de alta sociedad, Aylin sintió que ese lugar no era para ella y deseaba irse, volver con su pequeño; sin embargo, llevada por Karen, llegaron a la mesa donde las estaba esperando Kevin.

Inmediatamente él las saludó. A su novia con un beso apasionado, y a Aylin con un apretón de manos.

—Aylin, tenía tiempo sin verte. Siéntense. Uno de mis amigos está un poco retrasado, pero no tardará mucho y el otro me indicó que vendrá un poquito tarde.

El aire de las cosas hacía sentir a Aylin como que ella es la amiga soltera a la que había que emparejar y vendrían dos para elegir, debido a esa incómoda sensación hizo todos los intentos de levantarse, e irse, pero Karen le indicaba con muecas suplicantes que no la abandonara.

Estaban en su segunda copa y divirtiéndose mucho, cuando un hombre de voz gruesa habló a su espalda:

—Amigo, el tráfico estaba congestionado, me disculpo por llegar tarde.

Aylin sintió un escalofrío, pero rápidamente desechó sus pensamientos y tensiones.

Todos se pusieron de pie, incluida ella, y cuando el hombre le dio la vuelta y besó el dorso de su mano, durando más tiempo del necesario, Aylin quedó sin aliento, con brusquedad retiró la mano y esos ojos fríos la atravesaron por completo.

Antes de que pudiera decir algo, Kevin intervino:

—Él es Damián, es mi mejor amigo y jefe, a él le debo todo lo que soy—, aseguró, pero no había terminado de presentar a Damián, que estaba mirando a Aylin con una ceja elevada, cuando Johnny llegó a la mesa y saludó a Damián con un fuerte abrazo fraternal

—Primo, ¡al fin has venido! —celebró Johnny de manera efusiva, ya que Damián muy pocas veces comparte con ellos en lugares como ese, sin embargo, a Damián no pareció agradarle ese abrazo, y su expresión se endureció por completo.

Seguidamente, Johnny se giró hacia Kevin y le brindó el mismo saludo.

Kevin presentó a Karen, quien amablemente estrechó su mano; en cambio, Aylin sentía que todo le daba vueltas, ya que justo delante de ella se encontraba el hombre que, hace tres años, la había echado de su vida, mientras tanto, Damián observaba sus gestos.

Cuando Johnny se giró hacia ella con la intención de saludarla, se quedó sin palabras y su rostro se tornó totalmente pálido.

—Aylin… —, exclamó impactado y luego su expresión endureció. Observó a Damián y después a ella.

Extendió su mano, pero Aylin, con el corazón latiendo a mil y con un nudo en la garganta, le observó la mano por unos segundos y luego los ojos.

Fue un momento que pareció durar una eternidad, porque no dejaba de recordar todo lo que vivió a su lado, y realmente no ansiaba este reencuentro.

—¿Te encuentras bien, Aylin? —, le preguntó Karen. Ajena a todo notando el cambio de color en el rostro de Aylin, quien no podía formular palabras, ya que su mente estaba enredada en recuerdos y emociones que creyó haber enterrado hace mucho tiempo.

Johnny, aún con la mano extendida y una expresión de sorpresa en el rostro, no podía quitar su mirada de Aylin.

—Aylin, es realmente sorprendente verte aquí—. Logró decir para disimular, dado que no quería contarles a sus amigos que ella es la chica a la que esperó durante 6 años para casarse y la que regresó con un bebé de otro en brazos.

Damián, por otro lado, seguía observando la escena con cejas alzadas, tratando de entender qué estaba sucediendo, pero una cosa era clara para él, la mujer que había despertado en él una chispa de interés aparentemente tenía una historia con su primo.

La noche prometía ser interesante, pero Aylin sólo podía pensar en cómo esquivar las balas de su pasado que de repente habían vuelto a su vida.

Se quedó en silencio, mirando la mano extendida de Johnny, y cuando sus ojos se encontraron ella pudo ver el asombro, la confusión, y la molestia en los de él y de alguna manera, el hecho de que estuviera tan sorprendido, la hizo sentir un poco mejor.

—Johnny… —, murmuró con voz apenas audible. Levantó su mano y la colocó en la de él, sintiendo el calor familiar de su piel. Las emociones la embargaron, pero se obligó a mantener la calma, pues, no iba a dejar que Johnny, ni nadie, viera cuán afectada está.

—Parece que ustedes dos ya se conocen—, mencionó Damián con voz calmada y bajo control y Aylin pudo ver un brillo de diversión en sus ojos fríos; no obstante, la risa forzada de Johnny interrumpió su pensamiento.

—Sí, nos conocemos—, admitió, soltando la mano de Aylin de manera brusca, y para disimular su desagrado se rascó la nuca. —Es una larga historia, y la cual Aylin no querrá que contemos ¿verdad? —. Esa pregunta le dejaba claro a Aylin que era mejor mantenerse callada.

Inteligentemente, ella asintió, por dos razones; la primera era porque: no encontraba las palabras adecuadas y la segunda era porque: sentía como si ese momento formara parte de una de esas pesadillas que tiene cada noche, o de uno de esos sueños extraños y confusos que te dejan preguntándote, ¿qué está pasando?

—Bueno, parece que esta va a ser una noche interesante—, celebró Karen, que se había mantenido en silencio.

Miraba a Aylin con una sonrisa juguetona, sin imaginarse que esos dos hombres son los que la hacen sentir más incómoda, pero, a pesar de todo, sonrió.

—Sí, parece que sí.

Más tardó en dar su respuesta que lo que duró Damián para tirar de su brazo y ubicarla a su lado, acto que provocó que Johnny gruñera por lo bajo.

—¿Qué haces? — refunfuñó Aylin furiosa al ver cuán dominante es Damián.

—¡Quieta!, deja de fingir, tarde o temprano sabrán que eres mi mujer—. Todos jadearon y en Aylin un instinto asesino nació, (quería patearlo hasta verlo morir)

—No digas…

Aylin no fue capaz de completar sus palabras porque Johnny la interrumpió.

—Chicos, creo que me casaré con Mariel, luego de analizarlo pude darme cuenta de que es la mujer perfecta para mí.

Aylin empezó a sentir que se asfixiaba, el hombre que antes sería su esposo, ahora menciona que se casará con otra, y no quería que vieran la tristeza que le provocaba haber escuchado eso.

Necesitaba un momento a solas para despejar su mente, y se excusó de manera educada, diciendo que iba al baño.

~No me gusta este ambiente. Necesito irme. ¿Me esperas afuera? —. Mensaje de Aylin.

Karen, muy ajena al sufrimiento de su amiga, se percató de la vibración de su teléfono y en cuanto vio el mensaje, se preocupó de inmediato.

~Aylin, aguanta un poco. Déjame despedirme de Kevin, no te vayas sin mí— contestó, no obstante, Aylin ignoró el mensaje, decidida a abandonar el lugar.

—¡¡Ni siquiera entiendo por qué rayos acepté que ese idiota me obligara a sentarme a su lado!!—, gritó furiosa consigo misma refiriéndose a Damián.

####

Al salir del bar se encontró en la oscuridad de la noche, y buscó desesperadamente un taxi, pero ninguno estaba a la vista. Y cuando la sensación de inseguridad comenzó a apoderarse de ella, un hombre se detuvo a su lado en un auto y le ofreció llevarla.

Instintivamente, se negó, distinguiendo una profunda incomodidad alrededor de aquel extraño, sin embargo, el individuo le hostigaba a la vez que se acercaba de manera amenazante.

Justo en ese momento, Damián, quien había imaginado que Aylin se marcharía, salió del bar y vio la situación. Sin dudarlo, o pedirle ayuda a sus escoltas, empezó a caminar con pasos muy lentos y a pesar de querer ir más rápido, no podía, dado que su movilidad se lo impedía.

—Soy un bueno para nada— murmuró con amargura al ser consciente de que un bebé gateando llegaría mucho más rápido que él.

—¡Ahora no! —, gruñó por el dolor que le atravesó la cadera y disimuladamente se agarró fuerte, pero el asaltante seguía forcejeando con Aylin.

—¡Oye, suéltala! ¿Qué crees que estás haciendo? — gritó con voz firme para intimidar al pervertido, pero su mandíbula inferior cayó…

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