En ese mismo jacuzzi, fueron distintas las posiciones que tomaron y los orgasmos que tuvieron. En el último encuentro, la expresión de gozo de Aylin era un perfecto cuadro. Agachada a gatas, Damián se impulsaba dentro y fuera, mientras el agua chapaleaba y cuando comenzó a moverse con rapidez, ella lo ayudó, ajustándose con precisión a su ritmo. De pronto, él gimió. Su cuerpo se sacudió violentamente y su semen brotó de manera interminable.Habían estado disfrutando de su luna de miel durante casi un mes, recorriendo diferentes países y creando recuerdos inolvidables juntos. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Aylin comenzaba a extrañar mucho a sus hijos. Hablar con ellos por teléfono ya no era suficiente; anhelaba abrazarlos, especialmente a Chris. Extrañaba su aroma, ya que nunca antes había estado separada de él durante tanto tiempo.En ese momento, se encontraban navegando por los canales de Venecia en un hermoso bote. Aylin estaba completamente abrigada, ya que el frío
—¡Baja esa pistola! Sabes que si disparas, no saldrás vivo de aquí—, le sugirió Damián con calma fingida. Sin embargo, Darío, completamente desquiciado, negó con la cabeza. —¡Me da igual! —, le contestó, dejando estupefacto a Tadeo, quien lo miró con expresión desconcertada. —¿Qué? —, exclamó Tadeo, totalmente asombrado.—Me prometiste que estarías conmigo hasta la muerte—, la voz de Darío temblaba de rabia y resentimiento mientras seguía hablando, —espero que cumplas esa promesa porque nuestras vidas ya son un desastre. Luego, se volvió hacia Damián con la mirada llena de rencor. —¡Te odio! Siempre fuiste el mejor en todo, incluso desde el momento en que naciste. Me robaste el amor que nuestros padres deberían haberme dado. Lo único que quería cuando intenté quitarte la fortuna era compensar la miseria que viví bajo tu sombra. Papá siempre nos comparaba. Cuando te convertiste en el poderoso Damián Zadoglu, me celebró en la cara lo orgulloso que estaba de ti, mientras que a mí nun
El tiempo no parecía avanzar. Los días transcurrían con la lentitud de un caracol, los minutos se alargaban como horas, y cada segundo era una eternidad. Aylin llevaba veinte días dedicada casi por completo al cuidado de su marido. Su vida había cambiado radicalmente desde que fue atacado, y aunque la cirugía salió bien, Damián parecía disgustado, manteniéndose frío y en silencio.Ella no lo fastidiaba con preguntas, ya que claramente sentía que él necesitaba asimilar el enfrentamiento que tuvo con Darío. Estaba tan absorta que apenas había visitado la mansión. La clínica se había convertido en su hogar, su refugio, un lugar donde podía estar cerca de Damián, cuidarlo, amarlo y verlo luchar por su vida. Había dado prioridad a su papel de esposa y cuidadora por encima de su profesión como doctora. Lo alimentaba, lo ayudaba a moverse, a ducharse, a vestirse. Todo lo hacía ella.Ese día, había decidido tomar un breve descanso. Necesitaba un poco de tiempo para ella, un baño caliente para
Kevin estaba sentado en su oficina, con la mirada fija en el ordenador, cuando unos suaves golpes en la puerta lo hicieron salir de su trance laboral. Alzó la cabeza y se encontró con Aylin, quien entró sonriendo. —Hola, Kevin —dijo ella.Frunció ligeramente el ceño, desconcertado, y parpadeó incrédulo al verla sonreír, ya que su semblante siempre mostraba tristeza y parecía desanimada, además de hablar muy poco. Pero eso ahora parecía ser cosa del pasado.—Aylin, si vienes a interrogarme para saber dónde está Damián, te aseguro que no tengo idea —aseveró él con voz pesada y cansada, anticipándose a un posible interrogatorio.Aylin negó con la cabeza.—No, no vengo a interrogarte por eso. Quiero que me acompañes a tomar algo —le propuso, haciendo que él la mirara con incredulidad.—¿A tomar algo? ¿Damián sabe de esto? —inquirió con escepticismo.—No, a menos que tú se lo digas. Además, no importa. Él abandonó nuestro hogar, así que ha perdido sus derechos de esposo sobre mí.—Lo sien
Un año y cuatro meses más tarde, en el salón principal de la mansión, Damián se encontraba tumbado sobre una cómoda alfombra de colores vibrantes y textura suave que acariciaba su espalda mientras sostenía a su pequeña rubia de 6 meses en sus brazos. Una sonrisa radiante iluminaba su rostro, sintiéndose más feliz que un pirata después de haber encontrado un gran tesoro.La bebé, con sus ojos avellanas curiosos y brillantes, estaba absorta en el universo de colores que la rodeaba. Damián dejó que sus dedos tocaran suavemente los piececitos de su bebé, haciéndole cosquillas mientras ella se retorcía de alegría, agitando sus pies al aire y riendo de manera contagiosa.Después de unos momentos, dejó descansar a la bebé, pero ella quería seguir jugando. Con torpeza, tomó un juguete y lo golpeó accidentalmente en el rostro, lo que la hizo carcajearse. —Definitivamente, eres igual que tu madre, pequeña gatita—, dijo Damián. La bebé, con sus mejillas regordetas y rosadas, se inclinó hacia él
📞 ¡¿Cómo rayos pudo suceder eso?! —, exclamó Damián, apretando el teléfono entre su mano, con ganas de estamparlo en la pared más cercana.📞 Sí, señor, como le he dicho, la madre de su hijo ha abandonado la clínica estando en labor de parto—, repitió el doctor al otro lado de la línea y Damián se pasó la mano por su cabellera con exasperación. Mientras que su esposa, estando a su lado, le tocó con suavidad el brazo derecho, para que se calmara. 📞 Pensé que su clínica era la mejor, pero ya veo la poca seguridad que tienen—, bramó Damián, desbordando su frustración en el médico, quien, al otro lado, apretó los puños y se mordió la lengua para no defenderse con palabras, y cuando se preparaba para recibir más insultos, él colgó la llamada.—¡Esa mujer nos piensa estafar!, pero no podrá hacerlo. No se lo voy a permitir, he pagado por su vientre y ese bebé que lleva dentro es mío—, rezongó Damián, ventilando la rabia a través de sus palabras. —Amado mío, la encontraremos. Ella debe te
— ¡Vete de mi casa! ¡No quiero volver a verte nunca más!—¡No digas eso, por favor papá! ¡No me eches! Necesito tu apoyo ahora más que nunca.— ¿Apoyo? ¡No pagué tanto dinero para que estudiaras en la mejor universidad solo para que regreses con un bebé en manos! —Para mí, mi hija murió el día que decidió ser una mujer desvergonzada que se embaraza de un hombre desconocido, ¡aun siendo la prometida de otro!Aylin, aterrada y llorando, trataba de explicarle a su padre lo que había pasado.— Papá, todo tiene una explicación. Por favor, cálmate y dame tiempo, juro que te contaré cada detalle. El bebé y yo necesitamos un techo.Suplicaba con las lágrimas empapando su rostro, pero sin apiadarse, su padre seguía gritándole y antes de que pudiera decir algo más; él le cerró la puerta en la cara. Sin embargo, antes de ser echada, Aylin vio a su madre en una esquina, llorando con decepción en los ojos. Esa mirada la rompió por completo.—Mamá, lo siento tanto. No sé qué hacer—, musitó destru
Aylin se encontraba en la cafetería del hospital junto a su buena amiga y asistente 'Karen' compartiendo un café mientras hablaban sobre el futuro y los planes que tenían en mente. —Entonces, ¿te vas a arriesgar a poner tu propia clínica? —Sí, al menos lo intentaré. Porque de ese modo, podré salvar la vida de ese niño y de otros como él. Por un momento Aylin hizo silencio y expresó: —Amiga. Me llena de coraje ver que jueguen con las vidas de seres inocentes que apenas están empezando a vivir y estoy segura de que puedo hacer la diferencia, necesito el dinero para poner mi clínica porque aquí como ves esa posibilidad de entrar a un quirófano, es nula. Ella miró a Karen con seriedad. —¿Estás segura de querer venir a trabajar conmigo? —Claro que si —Te lo pregunto porque sabes que tendremos que empezar desde abajo y ganarnos la confianza de las personas. Karen le sonrió a su amiga con confianza. —Estoy dispuesta a apoyarte, y lo sabes. Te envío todas las vibras positivas para qu