Selene Shadowfang se ve atrapada en un torbellino de desesperación tras la dolorosa pérdida de su Mate. Convencida de que la soledad es su destino inevitable, se sumerge en una vida marcada por la oscuridad y la rebeldía. Sin embargo, la diosa Luna, cuyos designios son misteriosos, comienza a trazar un nuevo camino para ella. Cuando un enigmático lobo entra en su vida, Selene se enfrenta a la posibilidad de un nuevo comienzo que se niega a aceptar. ¿Podrá abrir su corazón nuevamente a la conexión y al amor que el destino le depara, o seguirá aferrada a la idea de la soledad como su destino ineludible? Nada está escrito y la diosa Luna ya ha tomado una decisión. ¿Cuál será el destino de Selene en este intrigante juego de destino y amor?
Leer másCasi dieciocho años después…Reggan entra a la mansión bufando y golpeando con fuerza la puerta. Su enojo se siente en el aire mientras sube las escaleras a toda prisa. Rinno entra detrás de él, y por su rostro, también está bastante molesto.—¿Qué sucede, hijo? —pregunta Selene desde el comedor, pero él la ignora. Antes de que llegue a la sala, él ya entró a su habitación.Ella observa con ceño fruncido el comportamiento de sus hijos. Es la primera vez que los ve de esa forma. Rinno se acerca a ella y como hace siempre, deja un beso en cada mejilla de su madre y coloca su cara en el cuello, abrazándola fuerte. Eso consigue calmarlo.—Se molestó porque me negué a luchar con él en el entrenamiento. Estaba iracundo, como si buscara a alguien a quien lastimar para desahogarse, irreconocible. No tenía por qué ser su saco de boxeo, mami.Selene no pregunta nada más, porque sabe muy bien que la única que logra mover todos los puntos débiles de Reggan de esa forma es Julia. Está segura de que
Selene camina muy despacio hacia el cunero. El pitido de la máquina unida al pequeño y débil cuerpo hace eco doloroso en sus sienes. Siente mucha impotencia y también mucha tristeza. En la sala no hay nadie más, excepto ella y ese bebé que está luchando por sobrevivir. Cuando se acerca lo suficiente, escudriña su rostro con un nudo gigante en su garganta. No quiere ni imaginar cómo sería si fuera Reggan el que está en este estado. Saya, dentro de su mente, también observa a ese pequeño ser que es la prueba viviente de la traición de su pareja, pero por increíble que parezca, ninguna de las dos tiene resentimiento hacia él, por el contrario, comparten una necesidad impensable de protegerlo y amarlo. —¿Luna? —Ayanell entra en la sala, se sorprende de encontrarla allí.—¿Cuál es su estado de salud? —pregunta y lleva sus dedos hacia Rinno para acariciar sus manitas.—Es grave, luna. Tiene insuficiencia orgánica múltiple. Es un milagro que esté con vida. Hacemos lo que podemos por ayudarl
Rouse está encerrada en su habitación en estos momentos. Se siente terrible por no poder estar con su hermana en el hospital en el nacimiento de Reggan, pero el dolor en su pecho es asfixiante, apenas puede respirar. Su loba, Ryka, está chillando en su mente, ambas están sufriendo mucho luego de tener esas visiones. Es la primera vez pudo ver su propio futuro, y lo que vio le pareció aterrador. Lo único que desea en estos momentos es alejarse de este lugar, irse tan lejos como pueda. No quiere estar ni un día más cerca de él.Un golpe en su ventana la sobresalta. No tiene idea del porqué, pero se levanta y camina de forma mecánica hasta allí, encontrándose con la persona que no quería ver. Todo su cuerpo tiembla cuando la distancia entre ellos disminuye, no puede pensar con claridad, cada segundo que transcurre se siente más asfixiada. Está claro, él también percibió el vínculo, por eso está aquí.—Yo… —Rouse intenta decir algo, pero él la interrumpe.—Finge que nunca pasó lo de esta t
Otro grito retumba dentro de la sala de partos de la clínica. El alfa Connor se aferra a la mano de su compañera, incapaz de soportar el dolor de verla sufrir de esa forma. Está desesperado, se siente impotente, sin saber qué hacer para aliviar su padecimiento.—¡Por la diosa, haz algo! —gruñe amenazante hacia el doctor Moreira. Afortunadamente, él es un humano acostumbrado a los caracteres explosivos de los hombres lobos, ya que desde muy pequeño ha convivido con ellos. No lo asustan, sabe que es una reacción normal de ellos al ver a sus mates en estado de dolor y vulnerabilidad. Ha participado en tantos nacimientos de este tipo que ya perdió la cuenta. Entre ellos, la de Selene y su mellizo Ethan.Con mucha paciencia, verifica el estado de la paciente mientras que el alfa gruñe dentro de la sala en completa histeria. —Ya está coronando —dice el doctor a Selene, quien se encuentra exhausta—. Cuando sienta otra contracción, puje de forma continua todo el tiempo que yo le indique, lu
—¡¡Seleneee, por favor!! —Rouse llega bufando hasta su cuarto, como siempre—. ¡Hace media hora que debías estar en el salón! ¿Alguna vez vas a prepararte a tiempo?Selene se encoge los hombros y trata de alcanzar infructuosamente su ramo de novia que está puesto en el sillón. —¿Puedes dejar de hostigar a tu hermana? —reprende Katrina a su hija ayudando a alcanzar lo que quiere—. Con esa barriga apenas puede moverse como para que tú también la apures todo el tiempo. Rouse entorna los ojos. Está cansada de oír lo mismo. Todos la miman y consienten demasiado por llevar en su vientre al primer nieto de la familia. Solo está embarazada, no inválida. —Por la diosa, mamá. Es la segunda vez que se casa. Su único trabajo era estar lista para la hora de la ceremonia. Nada más.Selene suelta una risita ante la frustración de su hermana.—Ya estoy lista, relájate. El novio siempre debe esperar por la novia, es la tradición —replica Selene mirando su aspecto una vez más en el espejo. Le encanta
Rouse sube a pasos presurosos las escaleras hasta llegar a la habitación de su hermana. Abre la puerta de manera brusca y bufa ante la vista.—¿Todavía no estás lista? —pregunta a pesar de las evidencias frente a sus ojos. Selene está sentada en la cama en bata—. El alfa Connor ya está en la sala esperando. Ethan está con él.Ella se levanta de la cama y reprime su emoción al escuchar que él ya está allí, aunque su hermana igual lo nota. Con una paciencia que solo ella puede tener, agarra el hermoso vestido que Rouse eligió para ella y se lo pone. Rouse se acerca a ayudarla.—Espero que Ethan no haga alguna tontería. —Selene se frota su pronunciada barriga y se observa en el espejo—. Estos dos meses fueron una tortura lidiar con él. Ya no lo soporto.—Está celoso y no sabe cómo luchar contra su instinto de alfa y hermano. Además, todavía no lo perdona. —Tendrá que aprender a hacerlo. Ya no quiero verlos discutir cada vez que Connor viene a buscarme.Selene recuerda con tristeza y fru
Selene observa a su esposo, tendido en la cama del hospital, inconsciente y ajeno a todo lo que sucede a su alrededor. Él está muy maltratado y sus heridas no sanan con rapidez como debería hacerlo un alfa. Ella puede entender a la perfección el motivo, el alejamiento entre ellos está afectando a la fuerza de su lobo. También Saya está pasando por lo mismo.El doctor fue muy paciente con ella y le explicó en más de una ocasión el estado real de Connor. Tal como dijo su madre, él ya se encuentra fuera de peligro en estos momentos.Con cuidado, se coloca a su lado en la cama y apoya su cabeza en su pecho. El latir suave de su corazón funge de tranquilizante para ella. Quería alejarse para sanar, pero no era su intención que esto pasara. Él es su compañero, el padre de su cachorro, y, aunque le cueste admitirlo debido al dolor de su corazón, es el hombre que ama. Sí, lo ama tanto que sería capaz de morir si algo malo le sucede. Entiende lo que pasó, no es tonta, sabe que todos ellos no a
Ya es casi mediodía cuando Katrina, Ragnar y Ethan aparecen en la mansión. Ninguno de ellos dice nada al entrar a la sala, pero por sus rostros se puede deducir que no hay buenas noticias. Ethan sube las escaleras a pasos pesados, mientras que Katrina pasa directamente a la oficina y su esposo la sigue. Ellos no se han dicho más que un par de palabras en todas estas horas.Selene, luego de escuchar a su hermano entrar a su habitación, baja la escalera para hablar con sus padres, pero cuando los oye discutir, se queda quieta sin atreverse a pasar. Nunca los había escuchado hablar de esta forma, su madre es la mujer más dulce del mundo y su padre la respeta y ama más que a nada. ¿Qué pudo enojarlos hasta este punto?—Hablemos —dice Ragnar entrando tras Katrina. Trata de apaciguar la situación, pero ella está furiosa.—¿Hablar? ¿De qué podemos hablar Ragnar? ¿De lo que hiciste esta madrugada?—¿Lo defiendes? —Ragnar responde a su pregunta con otra pregunta—. ¿Luego de lo que hizo?—No l
Dentro del bosque, cuando el alba ya apunta en el horizonte, Connor baja del árbol dispuesto a volver al hotel, pero en el momento que pone un pie en el suelo, es rodeado por varios lobos, al menos veinte de ellos.El gruñido mortal de un enorme lobo gris llena sus oídos, unos segundos después, otro, también gris, pero con orejas y cola blanca, se lanza hacia enfrente, gruñendo hacia él de manera amenazante. Sorem intenta tomar la posta y transformarse, pero Connor no se lo permite. Retrocede dos pasos al verse en clara desventaja, pero sin ninguna gana de huir. Esto va a enfrentarlo como un hombre, como el hombre que debió ser desde el principio.—¡¿Cómo te atreves a venir a mis tierras?! —Ethan se transforma frente a él y grita con mucho odio—. ¡¿Cómo osas venir hasta aquí luego de lo que le hiciste a mi hermana?! ¡¿Sientes muchas ganas de morir?!Los gruñidos de los demás lobos se hacen más fuertes impidiendo a Connor responder. Dan paso a paso hacia él, dispuestos a atacar, pero e