—Cállate niña— dijo el hombre en su oído mientras la sometía. Maryam jamás había estado con un hombre ni tenía pensamiento de estarlo, se sentía demasiado joven y jamás tuvo un novio, o sintió una atracción lo suficientemente grande por alguien como para plantearse la opción de estar con él de una forma íntima. Darius III, el Rey es drogado y termina en una habitación con Maryam, una de las sirvientas del palacio. A la mañana siguiente él abandona la habitación pronto, incapaz de hablar de lo sucedido y sin tiempo para hacerlo, lo que provoca que su hermana se haga pasar por ella y terminé viviendo una vida de lujos mientras Maryam vive en la pobreza con sus cuatro hijos. Cinco años después Darius y Maryam vuelven a coincidir. ¿Que pasará cuando descubra que el Rey es el padre de su hijo? ¿Puede el amor perdonar cualquier cosa?
Leer másSolo así, Maryam y Darius se separaron ante la mirada atónita y llena de aprobación de toda la corte y caminaron hacia la gran carpa habilitada en el jardín.Fue salir y una lluvia de arroz y pétalos de rosa caerles encima, mientras todos vitoreaban a los recién casados, mientras ellos volvían a hacer gala de su amor al darse otro de esos besos nada castos y llenos de necesidad.Esta vez fueron los pequeños quienes separaron a sus padres, ya que tenían hambre, una de las niñas hizo que su padre la tomara en brazos y otro niño tiro de la mano de su madre hasta llevarlos hasta la mesa principal donde estaban ellos, sus hijos y la reina madre.Pero el Rey solo tenía ojos para su reina y la reina para el rey. Y a pesar de lo que su madre y los niños les decían no podían más que comerse con la mirada, la comida era lo de menos, porque a diferencia de los demás asistentes, ellos solo querían saborear sé el uno al otro como marido y mujer que ya eran.— Creo que iré al baño— dijo Maryam haci
Los cuatro niños salieron caminando por la alfombra de flores Naturales que servía de pasarela para llegar hasta el altar, su padre sonreía emocionado al verlos, era imposible que alguien tuviera una sonrisa más amplia en el rostro que la que tenía Darius III ese día.Los pequeños se sentaron en los cuatro asientos designados para ellos en primera fila, junto a su abuela, mientras la mirada de Maryam estaba clavada en la de Darius y la de Darius se clavaba en la hermosa novia.A pesar de estar todo lleno de invitados, la gente influyente del reino y otros pueblos cercanos, Darius no veía nada más que a su prometida vestida con un hermoso vestido blanco agarrada del brazo de su primo y caminando hacia él.Jamás creyó sentirse tan feliz y tan impaciente a la vez, normalmente cuando la gente es feliz quiere que el tiempo pase despacio para que los momentos duren lo más posible, pero en su vida había tenido la sensación de la inmensa dicha que lo recorría para luego darse cuenta de que es
Maryam y sus hijos comieron entre risas hasta que Padme entro a la habitación para saludarlos.—¡Abuela! —Los pequeños casi saltaron para ir al encuentro de la mujer quien los recibió con besos y sonrisas.— Papá nos envió un gran desayuno — aseguró un niño.— Y flores para mamá — dijo otra niña.— Ya lo veo, comer todo lo que queráis, pero no tardéis, ya llegaron los estilistas para ponernos a todos guapos — explicó la mujer.Maryam estaba muy feliz, pero no podía evitar pensar en quienes ya no estaban, su hermana a pesar de lo mal que se había portado con ella, ella la había querido. Le gustaría que las cosas hubieran sido diferentes y tenerla allí sin rencores ni envidias, para disfrutar de ese día como cuando eran niñas. Pero sobre todo le faltaba su madre.Maryam ya podía imaginar a su madre con los ojos abnegados en lágrimas, sonrió al pensar en que siempre dijo que quería verla casada con un hombre rico, eso a Maryam le daba igual, se casaría con Darius así fuera el hombre más
Darius estaba tan a gusto entre los brazos de su futura esposa que se quedó dormido y no fue capaz de salir de madrugada, tal y como había prometido que haría.— Buenos días…— murmuró besando el cuello de su prometida, perdiéndose entre la necesidad y las ganas que su olor, cercanía y calor le provocaban.Y es que el rey había despertado duro, no era como si pudiera evitarlo, al tenerla pegada a su cuerpo.— Darius…— murmuró Maryam casi en un jadeo al sentir como los labios de futuro esposo se deslizaban por la piel de su cuello y bajaban hasta su escote.Luchaba contra la necesidad de pedirle que siguiera y el temor al ser descubiertos, ya que los rayos de sol se colaban por su ventana.— Tss… no hables solo gime — pidió el hombre sin poder contenerse, buscando darle cabida a uno de sus senos en la boca.— Darius ya es de día — logró hablar por fin Maryam agarrando el cabello del rey y tirando de él para que la mirara a los ojos — Van a pillarnos.— ¿Pillarnos?— preguntó él algo inco
Darius entendía el porque de la insistencia de su madre para que ellos no durmieran en la misma habitación ¿Pero tenía que ponerlos a cada uno en una ala del castillo distinta?— Hasta el día de la boda no quiero que se relacionen ¿Pueden esperar cuatro días, cierto?— les dijo y Darius observó con sorpresa como Maryam asentía a la demanda de su madre.Él no podía, ¿Como se creía con la suficiente autoridad como para negarle algo que llevaba tanto tiempo deseando? el cuerpo de su prometida y no era solo un tema sexual como a la necesitaba durmiendo contra su piel por las noches.Así que si madre podría decir lo que quisiera pero él seguiría habiendo lo que buenamente le apeteciera hacer.No tardó tanto como pensaba en llegar a la habitación de su prometida, por suerte no estaba cerrada desde adentro así que pido abrir la puerta con la suficiente delicadeza como para no despertarla y observarla unos segundos dormir, tan plácidamente y agusto en su cama, no, su cama estaba en la habitació
— ¿Mi vestido, hoy?— Preguntó la joven y su suegra se giró para mirarla y asintió.— ¿Cuándo esperabas hacerlo si no? Apenas quedan unos días para la boda y debe dar tiempo a confeccionarlo a tu gusto.Maryam sonrió pensando en qué tipo de traje de novia le sentaría bien y su suegra la observaba mientras se llenaba de ternura ante la expresión soñadora de la chica.Ciertamente, Maryam estuvo muy contenta con los trajes que se probaron los niños, todos a juego, en tonos color crema y con bordados azul oscuro en los niños y azul cielo en las niñas.—¡Mami, mírame, soy una princesa!— dijo una de las niñas captando su atención mientras rodaba y su falda volaba levemente en esa vuelta.— Están hermosas, mis pequeñas princesas — Maryam estaba tan feliz de ver a sus hijos contentos y saber que a partir de ahora todo iría bien.—¿Yo no quiero quitarme el vestido?— aseguró la otra niña — quiero estar vestida de princesa todo el día.La abuela que ya estaba consciente de que costaría mucho quit
Darius se levantó muy pronto aquella mañana, tenía muchos deberes reales atrasados que debía arreglar y otros tantos que debía tener terminados antes de la boda, porque obviamente después de esta se tomaría un tiempo para la luna de miel. No pensaba dejar pasar ese momento por obligaciones reales, no pensaba dejar pasar ningún momento con su familia en realidad.Estaba probándose su traje y sintiendo los nervios que obviamente también sentiría el día de la boda. Haría eso primero y así se olvidaría de ese detalle durante el resto del día para poder atender sus deberes como rey.Aunque el rey, a menudo, vestía de traje, no era lo mismo, estaba demasiado emocionado por al fin poder casarse con la mujer que amaba, de hecho Darius siempre creyó que se terminaría casando por conveniencia tal y como era normal para la gente noble, sobretodo para la realeza, tal vez con alguien que su madre decidiera o los consejeros reales, pero no, lo hacía completamente loco por su futura esposa.En reali
Entonces la futura reina ya no lo dudó, cualquier malentendido qué hubiera sucedido entre ella y la reina madre era del pasado, no iba a guardarle rencor a una mujer que trataba con ese amor a sus hijos.Uno de los pequeños levantó la vista y sus ojos se abrieron muy grandes al darse cuenta quien los observaba desde la puerta, su cara era realmente de sorpresa, porque tras los ojos también se abrió su boca, aunque fue incapaz de hablar hasta después de un par de segundos.— ¡Mami!— Gritó el pequeño corriendo hasta llegar a su madre.Maryam se agachó para que el niño pudiera lanzarse a sus brazos y entonces ella lo abrazó con fuerza mientras los demás niños observaban la escena emocionados y la repetían.— ¡Mami, papá!— decían esas vocecitas infantiles abrazándose a ellos y llevándolos de besos y a su vez dejando que sus padres los besaran también.Les habían extrañado mucho y estaban muy preocupados por lo que pudiera sucederles o saber si volverían, aunque por suerte ahí había estado
Después de un largo camino que se hizo más que placentero y entretenido para Maryam y el rey, por fin consiguieron llegar a palacio.Los cascos del caballo de Asad resonaban por el camino adoquinado de la entrada mientras uno de los mozos de cuadra se acercaba al primo del rey para tomar las riendas de su caballo mientras Asad descendía de este hasta el suelo.Unos segundos después, la carroza también entraba hasta la puerta del palacio.El chófer se bajó para acercarse a la puerta y les abrió para que pudieran salir.El primero que salió del vehículo fue el rey Darius III para luego girarse y tender la mano en dirección a su novia, quien se sostuvo de su mano para bajar los peldaños del carruaje.Cualquiera que hubiera visto aquella escena podía sentir la inmensa complicidad que había en esa pareja, la forma en que sus ojos parecían fijos en los de la otra persona, tal como si el mundo a su alrededor no existiera, o tal vez simplemente no les importara lo que sucediera fuera de la bu