7. No sé atreva a tocarme.
Maryam, como cada mañana, despertó temprano, tenía a cuatro niños a los que arreglar para llevar a la escuela. Aún recordaba como la noche anterior su madre se había burlado de ella diciendo que no llegaría a nada, que con esos cuatro niños nadie la iba a querer y que había desperdiciado su belleza por una noche de placer, a saber con qué muerto de hambre cuando ella podía haber sido la esposa de un noble.Ya estaba acostumbrada a los desplantes de su madre, pero no le importaba, tenía a sus cuatro niños, sus cuatro tesoros, lo único bueno que sacó de esa experiencia y a quienes amaba más que a su propia vida.Llenó la mesa con Pancakes en forma de corazón y caminó hasta la habitación de los cuatrillizos, dos niños y dos niñas, las chicas eran gemelas idénticas, era muy difícil diferenciarlas, aunque ella, como su madre, sabía exactamente cuál de las dos era en todo momento, incluso de espaldas estaba segura de que podría diferenciarlas y no es que hubiera algún tipo de señal físico q
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