Todos los capítulos de Los cuatro hijos secretos del rey: Capítulo 11 - Capítulo 20
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11. Yo no hice nada.
Los grilletes apretaban demasiado sus muñecas y Maryam tenía la piel tan delicada que estaba segura de que le estaban haciendo herida. Eran pesados, fríos y dolorosos, a pesar de intentar ser fuerte, no podía evitar llorar en la parte trasera del coche del carruaje en el que los guardias la trasladaban mientras era llevada hasta los calabozos como si fuera una delincuente.¿Cómo había sucedido aquello? ¿Por qué estaba siendo tratada como una asesina sin ninguna prueba más que la acusación de la esposa del hombre que quería abusar de ella?¿Por qué la vida se volvía tan difícil para ella cuando parecía que por fin empezaría a estar mejor?— Señores, yo no hice nada, de verdad deben ir a la oficina y buscar la nota que les dije. Me tendieron una trampa, me citaron en esa habitación y cuando llegué ese hombre ya estaba muerto. — Aseguraba Maryam entre lágrimas, esperando que la creyeran.Los guardias solo se reían, estaban acostumbrados a que todos los detenidos dijeran ser inocentes, ya n
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12. Mi mamá no es una asesina.
Ana lloraba desconsolada, llevándose las manos a los ojos y quejándose continuamente de que iba a ser de su vida, cómo iba a sacar adelante sus niños, y de que ya podía olvidarse de tener una vida mejor algún día.— Abu… Abu ¿qué pasa Abu?— preguntó Amira. La pequeña de las gemelas y la tercera en el orden de nacimiento.— Mi hija es una asesina, mi hija mató a un hombre. ¿Y ahora yo que voy a hacer, cómo voy a mantenerme? — decía entre lágrimas haciendo que los pequeños quedaran sorprendidos por las palabras de su abuela.Los hijos de Maryam se miraron los unos a los otros, a penas tenían cinco años, pero podían entender perfectamente lo que pasaba y para ellos no había nadie mejor ni persona más buena que su madre.— Mi mamá no es una asesina — Dijo Amira — Demostraremos que ella no fue, tenemos que hacerlo.— Ella no fue, mi mamá es buena — dijo su hermana y los niños las secundaron porque tenían muy claro que no podían dejar a su madre sola con ese problema.Y a pesar de que esos
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13. Ese hombre fue envenenado.
Alí, confidente y mejor amigo del rey, no tardó nada en acudir a la llamada que recibió mediante un mensajero que el rey le hizo llegar pidiendo su ayuda, gracias a la influencia de Darius pudo acceder a todas las pruebas, incluso al cuerpo y en cuanto lo vio, no tardó nada en darse cuenta de las evidencias.— Este hombre fue envenenado— le dijo a su amigo levantando la vista y observándolo mientras señalaba partes del cuerpo del difunto — ves las comisuras de la boca, parecen abrasadas por algún tipo de ácido, seguramente los de su estómago cuando su cuerpo intentó vomitar el veneno o limpiarse de él y lo más importante y que poca gente sabe.Alí caminó hasta los pies del cadáver para mostrarle cómo estaban morados.— La sangre parecía no circular por su cuerpo en el momento en que supuestamente lo mataron, tampoco había mucha sangre alrededor de la herida, seguramente esté hombre ya estaba muerto antes de ser apuñalado.En unas pocas horas Maryam era liberada y sacada de ese calaboz
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14. Tú me jodiste la vida.
Maryam tuvo que admitir que todo el mundo necesita una segunda oportunidad, y a la hora de darla no hacía más que recordar que aquella mujer era su madre, al fin y al cabo había pasado por ella todo lo que ahora Maryam estaba haciendo por sus hijos, tal vez se equivocó muchas veces estaba segura, que como ella, hizo todo lo que pudo para sacarla adelante.— Si te lo hubiera contado, a lo mejor me habrías obligado a seguir con sus avances. Recuerda que siempre has querido que me case con alguien poderoso, alguien muy rico y que nos llenara de caprichos — empezó a explicar la joven — yo te hubiera contado que un hombre tan rico iba detrás de mí me habrías alentado a salir con él, aunque fuera un hombre casado.Ana sabía que su hija tenía razón, estaba cegada por sus ilusiones de progresar en la vida y ser una mujer rica y cuando vio lo hermosa que se hacía su hija al crecer siempre la alentó a no enamorarse, a buscar un hombre que pudiera mantenerlas y sacarlas de la miseria, pero ahora
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15. Era él.
Maryam se plantó frente a la puerta del despacho, respiró profundo antes de golpearla con los nudillos y esperar a que le abrieran la puerta, con el corazón retumbando en su garganta y haciéndole un extraño nudo que no sabía si sería capaz de liberar para hablar.— Pase…— dijo una voz desde el interior del despacho.El corazón casi se le sale por la boca al escuchar esa voz ¿Era él, podía ser eso posible? Tal vez solo estaba demasiado conmocionada por darse cuenta de que ese hombre con el que había terminado teniendo sexo en el corredor, era en realidad su violador.Ese hombre que tanto había deseado y que la había salvado de terminar en la cárcel, resultaba ser el mismo que le robó su inocencia, que la volvió desconfiada y le provocó fobia a salir con cualquier chico e intentarlo de nuevo, ella necesitaba a nadie podía hacerlo sola todo, llevaba cuatro años ocupándose de sus hijas y no le había hecho falta un hombre.Tragó duro y abrió la puerta para entrar, Maryam rogaba a todos los
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16. ¿Pero sabes qué es lo que más me gustó?
— Me gustó su cuerpo desnudo — Admitió la chica estremeciéndose porque él le hizo ladear el cuello mientras repartía besos por la delicada piel de esa zona, conteniéndose en marcarla ¿Por qué no lo haría? Ella era suya, le pertenecía, se había vuelto a entregar a él de forma voluntaria.A él le encantaba ese aroma, besar esa piel, le encantaba la forma sumisa en la que ella se mostraba en ese instante.— Creo que lo sospechaba — respondió él con sarcasmo, intentando coquetearle.— ¿Pero sabes qué es lo que más me gustó?— Maryam esperaba avergonzarlo antes de que todo se desmadrara, lo que no sabía era que eso no funcionaría para alguien como el rey, con tantas amantes que había tenido.— Cuando me agarraste entre tus brazos y me hiciste tuya con todas esas ganas.«Mierda»Pensó Darius III sintiendo como su pantalón apretaba demasiado en la entrepierna a causa de lo mucho que lo había alentado ese recuerdo.Levantó la mirada y se quedó cautivado por los ojos de la joven, llevó una mano
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17. Apártate y déjame salir.
— Si, yo otra vez— contestó la otra observándola con burla.— ya he visto de qué estás hecha, te metiste en la cama del anterior jefe y pretendes meterte en la del nuevo, eres tan patética.Maryam no podía creer que esa mujer no tuviera otra cosa que hacer más que molestarla. ¿Es que le pagaban por meterse en la vida de los demás? Vio como la observaba con desprecio.Aquella idiota la miró de arriba a abajo enojándose al darse cuenta de lo hermosa que era, la semana pasada ella se había puesto el vestido que llevaba y no le quedaba tan bien. Era de una de esas telas que marcaban absolutamente todo, y aunque no se consideraba gorda, a ella le resaltó cada defecto, pero a Maryam, parecía diseñado para esa chica, con ella allí nadie la tendría en cuenta.— Te confundes, eres tú quien lo desea y solo reflejas en mí tu frustración — aseguró Maryam harta de la situación, solo ve por él y ya, a mí, déjame en paz.— Eres una zorra que solo busca un hombre rico, está claro que intentas seducirl
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18. Perdóneme señora.
La hermana de Maryam estaba furiosa,.no tardaban en llegarme las noticias y novedades referentes a todo lo que sucedía con su hermana, cinco años sin su presencia le habían hecho olvidar que ella estaba allí solo para fastidiarla, para quitarle lo que era suyo, primero la atención y el amor de su padre, ahora él hombre que le pertenecía.— ¡Estoy rodeada de imbéciles! — gritaba Sahira caminando de un lado a otro del lugar sin entender cómo su hermana había salido tan pronto de las mazmorras, apenas un día y estaba de nuevo vivita y coleando, fuera como si nada hubiera sucedido y eso que su plan parecía infalible.La esposa del hombre asesinado se arrodillado frente a Sahira implorando su perdón, sabía que ella era la amante del rey, la concubina favorita, la tenía viviendo como una reina desde hacía cinco años y le daba todos los caprichos sin negarle nunca nada.Al menos eso le había contado una de sus sobrinas, quién era una de sus damas de compañía de ella, sabía que no importaba l
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19. Vaya con cuidado.
Por fin la jornada de trabajo terminó para Maryam, había atendido a varios clientes importantes sirviéndoles copas y acompañándolos o dándoles conversación, también incitarlos a apostar más dinero en los juegos, pero por fin podía marcharse a casa.Llegó al vestuario esperando no encontrarse de nuevo a esa compañera con la que había peleado antes de empezar a trabajar y por suerte ni ella ni nadie más apareció increpándola.Maryam estaba de buen humor, se cambió rápidamente poniéndose su ropa cómoda y salió del vestuario encontrándose de frente con Alí, casi se choca con él pero el hombre la sujetó de los brazos para que no cayera.— ¿Está bien?— preguntó el hombre mirando a la chica a los ojos.Maryam se sonrojó enormemente al recordar como ese hombre que tenía delante la había encontrado con su nuevo jefe, y asintió dando un paso atrás avergonzada.— Perdoné, no miraba por dónde andaba.— después de aquello caminó rápidamente hacia la salida, tenía que ir hasta su casa y ya era basta
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20. ¡Suelte a la chica!
— Mi señor, la chica a la que me mandó seguir ha sido secuestrada — decía uno de los hombres que trabajaban para el rey, tras entrar sin tan siquiera avisar en su despacho.— Se donde la tienen.Darius III había mandado seguir a Maryam desde el día anterior, cuando ella salió de comisaría, tenía claro de quienes intentaron incriminarla en aquel asesinato, volverían a atacarla de algún modo y la mejor forma de identificar a quienes fueron era usándola de anzuelo y mandándola seguir, o eso se decía a sí mismo porque en realidad lo que pretendía era protegerla, pero eso era algo que jamás reconocería. Lo que el rey no esperaba, bajo ningún concepto, era que el corazón le diera un vuelco tan grande en el momento de saber que alguien había secuestrado a esa mujer, no, por nada del mundo, el Rey no permitiría que algo malo le sucediera, no si él podía impedirlo y nadie tenía más poder en el país que él, ella la máxima autoridad. — Debes llevarme allí ahora — Exigió Darius quien tras dedifa
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