— Me gustó su cuerpo desnudo — Admitió la chica estremeciéndose porque él le hizo ladear el cuello mientras repartía besos por la delicada piel de esa zona, conteniéndose en marcarla ¿Por qué no lo haría? Ella era suya, le pertenecía, se había vuelto a entregar a él de forma voluntaria.A él le encantaba ese aroma, besar esa piel, le encantaba la forma sumisa en la que ella se mostraba en ese instante.— Creo que lo sospechaba — respondió él con sarcasmo, intentando coquetearle.— ¿Pero sabes qué es lo que más me gustó?— Maryam esperaba avergonzarlo antes de que todo se desmadrara, lo que no sabía era que eso no funcionaría para alguien como el rey, con tantas amantes que había tenido.— Cuando me agarraste entre tus brazos y me hiciste tuya con todas esas ganas.«Mierda»Pensó Darius III sintiendo como su pantalón apretaba demasiado en la entrepierna a causa de lo mucho que lo había alentado ese recuerdo.Levantó la mirada y se quedó cautivado por los ojos de la joven, llevó una mano
— Si, yo otra vez— contestó la otra observándola con burla.— ya he visto de qué estás hecha, te metiste en la cama del anterior jefe y pretendes meterte en la del nuevo, eres tan patética.Maryam no podía creer que esa mujer no tuviera otra cosa que hacer más que molestarla. ¿Es que le pagaban por meterse en la vida de los demás? Vio como la observaba con desprecio.Aquella idiota la miró de arriba a abajo enojándose al darse cuenta de lo hermosa que era, la semana pasada ella se había puesto el vestido que llevaba y no le quedaba tan bien. Era de una de esas telas que marcaban absolutamente todo, y aunque no se consideraba gorda, a ella le resaltó cada defecto, pero a Maryam, parecía diseñado para esa chica, con ella allí nadie la tendría en cuenta.— Te confundes, eres tú quien lo desea y solo reflejas en mí tu frustración — aseguró Maryam harta de la situación, solo ve por él y ya, a mí, déjame en paz.— Eres una zorra que solo busca un hombre rico, está claro que intentas seducirl
La hermana de Maryam estaba furiosa,.no tardaban en llegarme las noticias y novedades referentes a todo lo que sucedía con su hermana, cinco años sin su presencia le habían hecho olvidar que ella estaba allí solo para fastidiarla, para quitarle lo que era suyo, primero la atención y el amor de su padre, ahora él hombre que le pertenecía.— ¡Estoy rodeada de imbéciles! — gritaba Sahira caminando de un lado a otro del lugar sin entender cómo su hermana había salido tan pronto de las mazmorras, apenas un día y estaba de nuevo vivita y coleando, fuera como si nada hubiera sucedido y eso que su plan parecía infalible.La esposa del hombre asesinado se arrodillado frente a Sahira implorando su perdón, sabía que ella era la amante del rey, la concubina favorita, la tenía viviendo como una reina desde hacía cinco años y le daba todos los caprichos sin negarle nunca nada.Al menos eso le había contado una de sus sobrinas, quién era una de sus damas de compañía de ella, sabía que no importaba l
Por fin la jornada de trabajo terminó para Maryam, había atendido a varios clientes importantes sirviéndoles copas y acompañándolos o dándoles conversación, también incitarlos a apostar más dinero en los juegos, pero por fin podía marcharse a casa.Llegó al vestuario esperando no encontrarse de nuevo a esa compañera con la que había peleado antes de empezar a trabajar y por suerte ni ella ni nadie más apareció increpándola.Maryam estaba de buen humor, se cambió rápidamente poniéndose su ropa cómoda y salió del vestuario encontrándose de frente con Alí, casi se choca con él pero el hombre la sujetó de los brazos para que no cayera.— ¿Está bien?— preguntó el hombre mirando a la chica a los ojos.Maryam se sonrojó enormemente al recordar como ese hombre que tenía delante la había encontrado con su nuevo jefe, y asintió dando un paso atrás avergonzada.— Perdoné, no miraba por dónde andaba.— después de aquello caminó rápidamente hacia la salida, tenía que ir hasta su casa y ya era basta
— Mi señor, la chica a la que me mandó seguir ha sido secuestrada — decía uno de los hombres que trabajaban para el rey, tras entrar sin tan siquiera avisar en su despacho.— Se donde la tienen.Darius III había mandado seguir a Maryam desde el día anterior, cuando ella salió de comisaría, tenía claro de quienes intentaron incriminarla en aquel asesinato, volverían a atacarla de algún modo y la mejor forma de identificar a quienes fueron era usándola de anzuelo y mandándola seguir, o eso se decía a sí mismo porque en realidad lo que pretendía era protegerla, pero eso era algo que jamás reconocería. Lo que el rey no esperaba, bajo ningún concepto, era que el corazón le diera un vuelco tan grande en el momento de saber que alguien había secuestrado a esa mujer, no, por nada del mundo, el Rey no permitiría que algo malo le sucediera, no si él podía impedirlo y nadie tenía más poder en el país que él, ella la máxima autoridad. — Debes llevarme allí ahora — Exigió Darius quien tras dedifa
— Bien, ahora quiero que usted y sus hombres se marchen y dejen el coche encendido para que esta ramera roba maridos y yo escapemos. — No, a ella no puedes llevártela.— Darius sabía la verdad, ella no había ido tras el esposo de esa mujer, al rey le había tocado en varias ocasiones ver como el difunto pretendía acosar a Maryam. — Es el único seguro que tengo de que me dejaréis escapar, en cuanto esté lo suficientemente lejos de aquí la soltaré y podréis recuperarla, pero no pienso marcharme sin un rehén que me asegure la huida. Darius dudó, pero asintió al ver como ella hizo otro corte superficial sobre el cuello de Maryam por el que empiezan a resbalar nuevas gotas de sangre que sé nuevo se colaron por su escote distrayendo su atención. — Está bien, nos retiramos, pero no vuelvas a herirla.— exigió el rey apretando los dientes por tener que ceder y, sobre todo, por dejarla allí y no poder llevársela con él. Al final el rey se dio por vencido y salió de esa casa ordenando a sus h
— ¿Ya viste que metió a una mujer en su cama?— dijo una de las doncellas mientras limpiaban la sala privada del Rey.— Lo vi, nunca antes había traído una mujer aquí — susurró la otra y las dos miraron hacia el interior de la habitación, por la parte que les dejaba divisar la puerta entreabierta, donde se quedaron sorprendidas al ver como el gran Rey Darius III acariciaba con delicadeza infinita la mejilla de esa mujer dormida.— Pues me alegro, a ver si así hecha a su amante del ala oeste, trata a mi prima muy mal. — volvió a hablar la primera.— ¿Es tan desagradable como dicen? Creí que serían habladurías.Y justo cuando la otra chica iba a contestar, Alí entró en la sala haciendo que las chicas regresaran rápidamente al trabajo, una ahuecaba los cojines del sofá y la otra sacaba el polvo del mueble bar.Pero no solo entró Alí, iba acompañado del médico de palacio, aun así ninguno de los dos las notó, el servicio siempre era invisible para la gente y eso era bueno, el buen servicio
Después de aquello, el Rey se volvió a sentar junto a la cama de Miryam implorando que el antídoto funcionara, tomó su mano observándola dormir y viendo que su sudor había desaparecido y su respiración era mucho más calmada como si simplemente estuviera durmiendo plácidamente.— Tienes que vivir…Alí llegaba en ese preciso instante a los calabozos de palacio, en el sótano del castillo. Si algo tenía claro Álvaro es que haría lo que hiciera falta para sacarle la información al arquero.Entró en la mazmorra y lo vio atado sonriendo de lado mientras se acercaba a la mesa con instrumentos de tortura y se puso sus guantes de cuero negro, lo que estaba claro era que le sacaría toda la información que pudiera.— ¿Entonces ya me dirás quién es tu jefe?El prisionero sentía dolor en cada parte de su cuerpo, sobre todo en sus costillas y los riñones, el maldito Alí por supuesto que no iba a dejarlo salir de esa sin contarle todo lo que sabía, no estaba dispuesto a dejar que quién fuera que los