Por fin la jornada de trabajo terminó para Maryam, había atendido a varios clientes importantes sirviéndoles copas y acompañándolos o dándoles conversación, también incitarlos a apostar más dinero en los juegos, pero por fin podía marcharse a casa.Llegó al vestuario esperando no encontrarse de nuevo a esa compañera con la que había peleado antes de empezar a trabajar y por suerte ni ella ni nadie más apareció increpándola.Maryam estaba de buen humor, se cambió rápidamente poniéndose su ropa cómoda y salió del vestuario encontrándose de frente con Alí, casi se choca con él pero el hombre la sujetó de los brazos para que no cayera.— ¿Está bien?— preguntó el hombre mirando a la chica a los ojos.Maryam se sonrojó enormemente al recordar como ese hombre que tenía delante la había encontrado con su nuevo jefe, y asintió dando un paso atrás avergonzada.— Perdoné, no miraba por dónde andaba.— después de aquello caminó rápidamente hacia la salida, tenía que ir hasta su casa y ya era basta
— Mi señor, la chica a la que me mandó seguir ha sido secuestrada — decía uno de los hombres que trabajaban para el rey, tras entrar sin tan siquiera avisar en su despacho.— Se donde la tienen.Darius III había mandado seguir a Maryam desde el día anterior, cuando ella salió de comisaría, tenía claro de quienes intentaron incriminarla en aquel asesinato, volverían a atacarla de algún modo y la mejor forma de identificar a quienes fueron era usándola de anzuelo y mandándola seguir, o eso se decía a sí mismo porque en realidad lo que pretendía era protegerla, pero eso era algo que jamás reconocería. Lo que el rey no esperaba, bajo ningún concepto, era que el corazón le diera un vuelco tan grande en el momento de saber que alguien había secuestrado a esa mujer, no, por nada del mundo, el Rey no permitiría que algo malo le sucediera, no si él podía impedirlo y nadie tenía más poder en el país que él, ella la máxima autoridad. — Debes llevarme allí ahora — Exigió Darius quien tras dedifa
— Bien, ahora quiero que usted y sus hombres se marchen y dejen el coche encendido para que esta ramera roba maridos y yo escapemos. — No, a ella no puedes llevártela.— Darius sabía la verdad, ella no había ido tras el esposo de esa mujer, al rey le había tocado en varias ocasiones ver como el difunto pretendía acosar a Maryam. — Es el único seguro que tengo de que me dejaréis escapar, en cuanto esté lo suficientemente lejos de aquí la soltaré y podréis recuperarla, pero no pienso marcharme sin un rehén que me asegure la huida. Darius dudó, pero asintió al ver como ella hizo otro corte superficial sobre el cuello de Maryam por el que empiezan a resbalar nuevas gotas de sangre que sé nuevo se colaron por su escote distrayendo su atención. — Está bien, nos retiramos, pero no vuelvas a herirla.— exigió el rey apretando los dientes por tener que ceder y, sobre todo, por dejarla allí y no poder llevársela con él. Al final el rey se dio por vencido y salió de esa casa ordenando a sus h
— ¿Ya viste que metió a una mujer en su cama?— dijo una de las doncellas mientras limpiaban la sala privada del Rey.— Lo vi, nunca antes había traído una mujer aquí — susurró la otra y las dos miraron hacia el interior de la habitación, por la parte que les dejaba divisar la puerta entreabierta, donde se quedaron sorprendidas al ver como el gran Rey Darius III acariciaba con delicadeza infinita la mejilla de esa mujer dormida.— Pues me alegro, a ver si así hecha a su amante del ala oeste, trata a mi prima muy mal. — volvió a hablar la primera.— ¿Es tan desagradable como dicen? Creí que serían habladurías.Y justo cuando la otra chica iba a contestar, Alí entró en la sala haciendo que las chicas regresaran rápidamente al trabajo, una ahuecaba los cojines del sofá y la otra sacaba el polvo del mueble bar.Pero no solo entró Alí, iba acompañado del médico de palacio, aun así ninguno de los dos las notó, el servicio siempre era invisible para la gente y eso era bueno, el buen servicio
Después de aquello, el Rey se volvió a sentar junto a la cama de Miryam implorando que el antídoto funcionara, tomó su mano observándola dormir y viendo que su sudor había desaparecido y su respiración era mucho más calmada como si simplemente estuviera durmiendo plácidamente.— Tienes que vivir…Alí llegaba en ese preciso instante a los calabozos de palacio, en el sótano del castillo. Si algo tenía claro Álvaro es que haría lo que hiciera falta para sacarle la información al arquero.Entró en la mazmorra y lo vio atado sonriendo de lado mientras se acercaba a la mesa con instrumentos de tortura y se puso sus guantes de cuero negro, lo que estaba claro era que le sacaría toda la información que pudiera.— ¿Entonces ya me dirás quién es tu jefe?El prisionero sentía dolor en cada parte de su cuerpo, sobre todo en sus costillas y los riñones, el maldito Alí por supuesto que no iba a dejarlo salir de esa sin contarle todo lo que sabía, no estaba dispuesto a dejar que quién fuera que los
Después de toda aquella tensión y miedo, por fin algo salía bien y Maryam pronto moriría, sabía que era completamente imposible salir airosa de ese veneno, nadie jamás había sobrevivido a él porque no había cura posible, Sahira lo sabía y por eso fue la forma en que decidió matar a su hermana, a través de ese veneno incurable qué tan celosamente guardaban los hombres del rey.Decir que no estaba feliz sería mentir, la muerte de su hermana estaba cerca y ella por fin conseguiría la seguridad de que nadie más podría descubrirla. Con Maryam muerta, estaba salvada, porque nadie nunca sabría su secreto.Sahira se miraba al espejo observando su rostro. ¿Por qué demonios le había tocado ser la maldita hermana fea? Toda la vida se lo habían dicho. Quizá no tan directamente, al menos no la mayoría, pero si de una forma indirecta que ella podía entender con facilidad.Incluso su propia madre siempre creyó que su hermana conseguiría un marido rico que le diera la vida que siempre quiso tener, Cr
Asad estaba muy molesto, cinco años, cinco malditos años, había pasado lejos de allí por él y ahora interrumpía su reunión con una maldita carta de a saber qué fulana.—¿Puedes dejar los problemas con tus putas para luego? Esto es un tema serio — gruñó molesto Asad, porque solo quería dejar zanjada su misión y cobrar su premio.Darius levantó la mirada para clavarla en la de su primo, estaba muy molesto de que alguien nombrara de ese modo a Maryam.—¡No te permito que …!— gritó poniéndose en pie de golpe con gesto amenazador.— ¿No me permites que llame putas a tus putas?— Lo cortó Asad, levantándose también y rodeando la mesa que los separaba para quedar más cerca de su primo.— Me importa poco que seas el rey, hicimos un trato. He cumplido, ahora tú debes cumplir tu parte y luego podrás perseguir faldas tanto como quieras.Asad se enamoró de una plebeya y la familia real al completo estuvo completamente en contra de su relación, él con una simple pobretona sin ningún tipo de linaje.
A pesar de ser el rey, Darius III tenía una cosa muy clara y era que su primo Asad necesitaba el beneplácito de su madre para casarse y que él no podía aprobarlo si ella no lo hacía, había cosas que estaban por encima de su lugar en el trono y era el respeto a sus progenitores, era casi ley en su cultura que debía respetarse, los deseos de los padres y eso ni siquiera un monarca podía saltárselo.Por eso, Darius había mandado a su madre lejos cinco años atrás por dos razones, la primera el ataque que él mismo vivió al ser drogado. Eso significaba que sus defensas en el palacio no eran tan adecuadas como creía y que todos corrían peligro, no quería que nada le sucediera a la reina madre.Pero la segunda razón quizá era la más importante. Darius no quería reconocer lo que le había hecho a esa chica, era incapaz de creer que hubiera sido capaz incluso estando drogado y, a la vez, se sentía responsable de ella, en la obligación de cuidarla, así que ¿Cómo iba a explicarle a su madre que te