Adrián
Su mirada desciende sobre mi mano apoyada en ella, y siento su rabia visceral, esa necesidad de verme desaparecer.
Debería encontrarlo insignificante. Este lobo no representa nada para mí. Pero… hay algo en su mirada. Algo que me molesta.
Un apego que no puedo ignorar.
Sasha da un paso atrás, liberando el espacio entre nosotros. Su mirada oscila de uno a otro, su corazón latiendo tan fuerte que puedo contar cada pulsación.
— Suficiente.
Una sola palabra, pronunciada con una autoridad nueva.
Dante y yo nos congelamos.
Ella nos observa, los labios apretados, como si estuviera luchando contra sus propios demonios.
— ¿Qué creen? ¿Que pelear una y otra vez cambiará algo?
Ella sacude la cabeza, la mirada oscurecida.
— Quieren poseerme, los dos, pero no soy un trofeo. Soy una loba. Elijo a dónde voy y con quién.
Debería estar molesto por su tono cortante, pero, por el contrario, una ola de deseo me abruma. Esa fuerza, ese orgullo salvaje… me vuelve loco.
Dante, en cambio, parece golpeado en el corazón. Traga saliva, su mirada titubea, pero no retrocede.
— ¿Y entonces? —susurra—. ¿Cuál es tu elección?
Ella lo mira un instante antes de desviar la mirada hacia mí.
Y siento esa vacilación.
La conozco.
Arde por mí. Puedo oírlo en su respiración, en la forma en que su cuerpo reacciona a cada uno de mis movimientos. Pero hay algo más.
Un apego a este lobo que se niega a abandonar.
Un silencio pesado se instala.
Luego, finalmente, habla.
— No puedo elegir ahora.
Dante aprieta los dientes.
— Es una forma de decir que planeas quedarte con él.
Ella cierra los ojos, como si intentara contener sus emociones.
— Necesito entender lo que siento. Sola.
Una risa fría escapa de mi garganta.
— ¿Sola?
Me acerco a ella, lentamente, envolviéndola con mi presencia.
— Nunca has estado sola, Sasha. Y nunca lo estarás.
Ella tiembla, sus labios se entreabren, y su mirada se aferra a la mía.
Dante retrocede un paso, dándose cuenta de que esta batalla aún no tiene un vencedor.
Pero la guerra, por su parte, no ha hecho más que comenzar.
Sasha
La noche ha caído desde hace tiempo, pero mi mente se niega a calmarse. He dejado a Adrián y a Dante, alejándome de esta guerra de miradas, de esta tensión que me consume.
El viento helado golpea mi rostro mientras atravieso el bosque, mis pasos ligeros sobre la alfombra de hojas muertas. Busco un lugar, un refugio donde pueda respirar sin sentir el peso de sus deseos sobre mi piel.
Pero incluso sola, no puedo escapar de lo que arde en mí.
Adrián… Es una sombra que se infiltra en cada rincón de mi ser, un murmullo cautivador que me llama sin cesar. Me perturba, me consume de una manera que no quiero entender.
Y Dante… Es el calor de un hogar que reconozco demasiado bien. Es esa mano extendida, esa mirada que siempre ha estado ahí, lista para protegerme.
Los quiero a los dos.
Y, sin embargo, sé que no puedo.
Un aullido atraviesa la noche, sacándome de mis pensamientos.
Me quedo inmóvil, todos mis sentidos alerta.
No es un grito ordinario. Es un llamado.
Un llamado a la lucha.
Sin pensar, corro, mi corazón retumbando en mi pecho.
Salgo a un claro donde varios lobos están reunidos. Miembros de mi manada, pero también otros rostros que no reconozco.
Dante está allí, su postura tensa, los colmillos ligeramente expuestos. Frente a él, Adrián, impasible, con los brazos cruzados, pero su aura es una tormenta lista para estallar.
— ¿Qué está pasando? —pregunto al avanzar.
Dante se vuelve hacia mí, su mirada ardiendo de una rabia contenida.
— Los vampiros están invadiendo nuestro territorio.
Me tenso.
— No puede ser una coincidencia.
Adrián sostiene mi mirada, luego avanza unos pasos.
— No es una coincidencia.
Su voz es tranquila, pero cortante.
— Alguien está tratando de empujarnos a la guerra.
Aprieto los puños.
Ya estamos al borde del abismo.
Y ahora, alguien está tratando de precipitarnos en él.
Dante
Ver a Sasha al lado de Adrián me hace hervir por dentro.
Ella ni siquiera se da cuenta, pero su cuerpo se gira ligeramente hacia él, como si una fuerza invisible la atrajera.
No puedo soportarlo.
Pero no es el momento de dejar que mis emociones tomen el control.
— ¿Dices que alguien quiere manipularnos? —le lanzo a Adrián, mi tono deliberadamente duro.
Él inclina la cabeza ligeramente.
— Digo que este ataque está demasiado bien calculado para ser una simple provocación.
Quiero rechazar su razonamiento.
Quiero creer que los vampiros simplemente están jugando con nosotros, como siempre lo han hecho.
Pero una parte de mí sabe que tiene razón.
Sasha vuelve la mirada hacia mí, buscando apoyo.
— Debemos tener la certeza, —dice.
No me gusta eso.
Pero no puedo ignorar esta guerra que nos rodea.
— Muy bien.
Agarro mi mochila, listo para salir de caza.
Adrián esboza una sonrisa de medio lado.
— Entonces, ¿vamos juntos?
Mi lobo gruñe dentro de mí.
¿Trabajar con este vampiro?
Preferiría morir.
Pero si ese es el precio a pagar para proteger a Sasha, entonces estoy dispuesto a todo.
SashaEl olor a sangre aún flota en el aire mientras avanzamos con cautela por el bosque. El silencio es opresivo, cada susurro de hoja parece anunciar un ataque inminente.Dante camina a mi lado, tenso, listo para saltar ante la menor amenaza. Adrian sigue de cerca, su mirada escrutando la oscuridad con una precisión casi sobrenatural. Entre ellos, siento una tensión eléctrica, una mezcla de animosidad y desconfianza que amenaza con estallar en cualquier momento.— Deberíamos separarnos, murmura Dante, con los ojos fijos al frente.— Sería un error, replica Adrian. Si estamos divididos, seremos presas fáciles.Dante gruñe, pero no responde. Sabe que Adrian tiene razón, aunque se niega a admitirlo.Seguimos avanzando, hasta que un olor extraño me hace detenerme en seco. Un olor metálico, empapante...Sangre.Extiendo la mano para detener a Dante, luego a Adrian.— Hay algo adelante, susurro.Dante asiente y se agacha ligeramente, listo para atacar. Adrian, en cambio, permanece erguido
SashaUn silencio helado cae sobre el claro.Dante suelta un gruñido amenazante, su cuerpo temblando bajo la rabia contenida.Adrian, por su parte, no dice nada, pero su aura se vuelve más opresiva, más afilada.Isaak se regocija en el caos que acaba de sembrar.— Explícate, suelto, mi voz más fría que un viento invernal.Se acerca lentamente, cruzando la distancia entre nosotros hasta detenerse a unos centímetros.— Es simple, susurra. Vienes conmigo, y spare el resto de tu manada. Rechaza... y esta noche será la primera de una matanza.Deja que sus palabras floten, luego añade, con un tono burlón:— Te gusta estar en el centro de atención, ¿verdad?Inspiro profundamente, intentando mantener la calma.Él me está poniendo a prueba. Quiere ver hasta dónde estoy dispuesta a llegar.Dante avanza un paso.— Puedes irte al infierno, Isaak.Isaak ni siquiera lo mira. Está concentrado en mí, como si mi respuesta fuera lo único que importara.Adrian finalmente se mueve, avanzando con un paso
Capítulo 1 - La noche de los depredadoresSashaLa noche huele a ceniza y a sangre.Avanzo por los callejones oscuros de la ciudad, con el olor a humedad pegado a mi piel. Mi corazón late con un ritmo frenético, no por miedo, sino por ira. Esta noche, mi padre quiso sellar mi destino con un anillo y una alianza que no me pertenece.—Tienes que pensar en la manada, Sasha.—Un alfa no elige a su pareja por amor, sino por deber.Sus palabras siguen resonando en mi mente, quemando mi alma más intensamente que las llamas de una guerra. La manada Morvan ha reinado sobre esta ciudad durante décadas, imponiendo su ley a otros clanes, a los humanos, a todos los que se atreven a oponerse. Y yo, como hija del alfa, supuestamente debo perpetuar esa supremacía. Se espera que me case con un hombre al que no amo, que tenga sus hijos, que fortalezca alianzas sometiéndome a tradiciones que ya no significan nada para mí.Pero no soy una moneda de cambio. No soy una princesa vendida por el bien de un im
Capítulo 2 – Pacto de Sangre y LunaSashaHay algo en él que me atrae. No es solo su aura, ni la emoción del peligro que representa. Es algo más profundo. Más antiguo. Un eco que no comprendo, pero que no puedo ignorar.—¿Tienes un deseo suicida, vampiro? —pregunto con voz tranquila, aunque cargada de advertencia.Se ríe. Un sonido grave y dulce que se desliza por mi piel como una promesa prohibida.—Si ese fuera el caso, no arruinaría mi última noche con una lobita como tú.Maldito arrogante.—Alvero, ¿qué haces aquí? —respondo con los ojos entrecerrados.No contesta de inmediato. Se incorpora con una gracia sobrenatural, alejándose del muro con movimientos lentos y elegantes. Se acerca lo suficiente como para que pueda ver el brillo hipnótico de sus ojos.—Tal vez tenía curiosidad —dice al fin, con un tono casual—. O tal vez me gusta observar a los lobos que no parecen cómodos con su propia piel.Sus palabras me golpean. Demasiado acertadas. Mi rostro permanece impasible, pero por d
Capítulo 3 – Entre sangre y fuegoSashaDante Moretti no es solo un lobo. Es uno de los secuaces más temidos de mi padre, su brazo derecho en los asuntos más oscuros. También es mi futuro esposo… al menos si mi padre consigue lo que quiere.Dante es todo lo que un alfa debe ser: fuerte, despiadado, obediente. Nunca cuestiona las órdenes. Nunca duda.Pero esta noche, en su mirada veo algo más. Algo más oscuro.Celos.—Sasha —dijo con un tono bajo, contenido.Me obligo a mantener el rostro neutro, aunque ya sé que esta reunión va a acabar mal.—¿Qué haces aquí, Dante?Su mirada se detiene en Adrián un segundo demasiado largo antes de volver a mí.—Debería hacerte la misma pregunta. Aunque yo no tengo nada que esconder.Su voz corta como una cuchilla. ¿Qué cree? ¿Que me estoy revolcando con un vampiro en un callejón oscuro?... Mierda.Es exactamente lo que parece.—No es lo que piensas —empiezo a decir.—¿Ah, no? —Se acerca, y puedo sentir su energía vibrar contra mi piel—. Entonces exp
Capítulo 4 – Juegos de poder y deseos inadecuadosSashaDebería irme.Debería darme la vuelta, marcharme a casa y olvidar todo esto.Pero no me muevo.La mirada de Adrián me atrapa, penetrante, insondable. No hace ningún gesto brusco, pero su mera presencia llena el espacio, como si pudiera envolverlo todo con la noche.—Estás muy callada, Louve.Su tono se burla, pero hay algo más detrás de sus palabras. Una curiosidad real.—Y tú, en cambio, eres invasivo, vampiro.Dibuja una sonrisa lenta, calculada.—Ya me lo han dicho.Da un paso hacia mí. Instintivamente retrocedo. Mal reflejo. Su sonrisa se amplía, depredadora.—¿Me tienes miedo, Sasha?Mi nombre resbala por su lengua como un susurro prohibido, y me afecta más de lo que debería.Enderezo mi postura.—Ni en lo más mínimo.—Miéntele otra vez y puedo probarlo.La diversión baila en sus ojos, pero sé que me está poniendo a prueba. Quiere ver hasta dónde estoy dispuesta a llegar, hasta qué punto soy capaz de enfrentar a alguien como
Capítulo 5 – Entre dos lucesSashaAdrián se da cuenta. Un destello de satisfacción cruza su mirada.Dante también lo ha visto.—Sasha...Su voz ha cambiado. Ya no está solo enfadado. Hay algo más, algo que me rompe aún más al escucharlo: una herida cruda.Aparto la mirada.—No es lo que piensas.Dante niega con la cabeza.—Entonces dime qué es.Permanezco en silencio.Porque no tengo una respuesta.Adrián se endereza, su expresión vuelve a la compostura habitual.—Fascinante, de verdad —dice, su mirada clavándose en Dante—. Pensaste que habías ganado, ¿verdad?—Lárgate, Adrián.—Con gusto —esboza una sonrisa irónica—. Pero volveré.Se vuelve hacia mí, y por un instante, su mirada se suaviza.—Porque tú quieres que vuelva.Luego se pierde entre las sombras.Me quedo congelada, con el corazón latiendo como si quisiera romperme por dentro.Dante no se mueve.Después de un instante que se siente eterno, susurra, con una voz apenas audible:—Dime que no es cierto.Pero no puedo.El aire e
Capítulo 6 – Al borde de la tentaciónSasha—No tienes que decirme lo que quiero, Dante.Su mandíbula se tensa, los músculos de su cuello se marcan con furia contenida.—¿Entonces es verdad? —su voz corta como una cuchilla—. ¿Eso es lo que quieres ahora?No respondo.Porque, en el fondo, no lo sé.Y esa incertidumbre es más peligrosa que cualquier mentira.Dante exhala con violencia, un rugido contenido que llena el aire. Da un paso atrás, y su ausencia repentina me deja helada.—He luchado por ti, Sasha. Me he desangrado por ti. ¿Y ahora dudas?Sus palabras me atraviesan, desgarrando lo poco que queda de mis defensas.—No es solo eso... —murmuro.—¿Entonces qué es?Su voz ya no lleva ira. Solo desesperación.Pero antes de que pueda abrirme, de que logre reunir las piezas rotas de mi corazón, un sonido irrumpe en la tensión.Un aplauso lento, cargado de sarcasmo.Giramos al mismo tiempo.Apoyado con indiferencia en el marco de la puerta, con una sonrisa burlona en los labios, está Adr