Adrián
Lo veo, ese lobo arrogante, ese hombre que aún cree que puede reclamarla.
No entiende.
Sasha ya no es suya.
Es mía.
Ella lo sabe.
Aunque todavía lucha, aunque intenta escapar.
Me planto frente a Dante, impasible, pero por dentro, un fuego helado me consume.
Este hombre ha tenido lo que yo quiero. Él la ha tenido.
Y eso, no puedo tolerarlo.
— Sasha, ven aquí.
Mi voz resuena en el aire nocturno.
Ella duda. Veo su confusión, su tironeo entre nosotros.
Dante posa una mano en su brazo, un gesto posesivo, instintivo.
No pienso.
En un latido del corazón, estoy sobre él.
Nuestros cuerpos chocan con violencia, y rodamos por el suelo. Dante es rápido, entrenado, pero yo soy más fuerte. Nuestros golpes caen en la oscuridad, cada uno buscando tomar ventaja.
Logra golpearme en la cara, y el sabor metálico de la sangre inunda mi boca.
Sonrío.
Porque ahora, puedo soltarme.
Mis colmillos se alargan, mis músculos se tensan, y en un movimiento fulgurante, lo empujo contra la piedra, mi mano apretada alrededor de su garganta.
— No eres nada para ella, escupo.
Sus ojos arden con una furia indomable.
— Y tú, no eres más que un monstruo.
Una risa fría se me escapa.
— Quizás. Pero soy yo a quien ella mira como si fuera a consumirse.
Dante aprieta los dientes, pero sabe que tengo razón.
Y Sasha…
Ella nos mira, los ojos muy abiertos, atrapada entre dos fuegos.
El lobo o el vampiro.
El pasado o lo prohibido.
Su elección decidirá el destino de todos.
Sasha
El silencio que sigue a su enfrentamiento es más ensordecedor que el ruido de los golpes intercambiados. Mi respiración es corta, mi corazón late violentamente contra mi pecho, como si intentara huir de mí.
Adrián afloja lentamente su agarre sobre Dante, y este cae al suelo, jadeando, su mirada ardiente de rabia. Pero no es la ira lo que más me golpea. Es el dolor.
El dolor de verlo así, de saber que yo soy la causa.
Doy un paso hacia adelante, pero una mano fría agarra mi muñeca.
— No hagas eso, Sasha.
La voz de Adrián es un susurro, una orden disfrazada de una dulzura engañosa.
Levanto la vista hacia él. Su mirada carmesí está fija en mí, intensa, posesiva. No quiere dejarme ir.
Dante gruñe al levantarse, limpiando la sangre que perló en la esquina de su labio.
— No la retendrás contra su voluntad, vampiro.
Adrián ríe suavemente, una risa sin alegría.
— Todavía no entiendes, ¿verdad?
Me tira ligeramente hacia él, obligándome a acercarme. Su olor a noche y ceniza me invade, y un escalofrío recorre mi piel.
— Ella no quiere irse.
Me tensiono.
Dante me observa, esperando una respuesta.
¿Y yo? Yo ya no sé qué decir.
Mi instinto me grita que elija la seguridad, que huya de este hechizo malsano que Adrián ejerce sobre mí. Pero mi cuerpo, por su parte, responde a otro llamado.
El del peligro.
El de la pasión.
Dante se levanta, lentamente, sin apartar los ojos de mí.
— Mírame, Sasha.
Su voz es más baja, más ronca. Se acerca, cada paso resonando como una amenaza.
— Mírame y dime que quieres quedarte con él.
Trago saliva.
Adrián, todavía detrás de mí, roza mi nuca con la yema de los dedos, un contacto ligero, ardiente.
— Díselo, mi loba.
Todo mi cuerpo se paraliza.
Mi loba.
La respiración de Dante se vuelve más errática, sus puños se aprietan. Se prepara para atacar de nuevo, pero esta vez, no será solo para salvarme. Será para reclamarme.
Un desgarramiento se produce en mí.
Dante es mi ancla, quien me conoce mejor que nadie. Representa todo lo que se supone que debo ser.
Pero Adrián… Adrián es lo prohibido. La sombra en la que me pierdo sin poder aferrarme a nada.
Y en el fondo de mí, lo sé.
No podré mantenerlos a los dos.
— Sasha.
La voz de Dante me trae de vuelta a la realidad.
— Tienes que elegir.
El peso de estas palabras se abate sobre mí como una condena.
Pero, ¿cómo elegir… cuando ambos me hacen arder de la misma manera?
La noche pesa sobre mis hombros, llena de tensiones eléctricas que solo esperan estallar. Siento la pulsación de la sangre de Sasha, su confusión, esa inquietud que le impide moverse. Un escalofrío recorre su piel mientras mantengo mi mano sobre su nuca.
Dante está al acecho, listo para saltar. Su mirada de lobo, teñida de un fuego primitivo, no me deja. Lucha contra su instinto, contra esa rabia que ruge dentro de él.
— Ella no te pertenece, vampiro.
Su voz resuena como un latigazo.
Sonrío lentamente, saboreando cada palabra, cada onza de desafío.
— No. Pero ella tampoco te pertenece a ti.
Sasha se estremece entre nosotros, y aprieto ligeramente mi agarre sobre ella, no para apresarla, sino para recordarle que estoy aquí. Que no retrocederé.
— Puedo decidir por mí misma, murmura, su voz temblorosa pero firme.
Dante la observa, luego a mí, y una risa amarga se escapa de sus labios.
— ¿De verdad? Entonces, ¿por qué permanece entre tus garras?
AdriánSu mirada desciende sobre mi mano apoyada en ella, y siento su rabia visceral, esa necesidad de verme desaparecer.Debería encontrarlo insignificante. Este lobo no representa nada para mí. Pero… hay algo en su mirada. Algo que me molesta.Un apego que no puedo ignorar.Sasha da un paso atrás, liberando el espacio entre nosotros. Su mirada oscila de uno a otro, su corazón latiendo tan fuerte que puedo contar cada pulsación.— Suficiente.Una sola palabra, pronunciada con una autoridad nueva.Dante y yo nos congelamos.Ella nos observa, los labios apretados, como si estuviera luchando contra sus propios demonios.— ¿Qué creen? ¿Que pelear una y otra vez cambiará algo?Ella sacude la cabeza, la mirada oscurecida.— Quieren poseerme, los dos, pero no soy un trofeo. Soy una loba. Elijo a dónde voy y con quién.Debería estar molesto por su tono cortante, pero, por el contrario, una ola de deseo me abruma. Esa fuerza, ese orgullo salvaje… me vuelve loco.Dante, en cambio, parece golpe
SashaEl olor a sangre aún flota en el aire mientras avanzamos con cautela por el bosque. El silencio es opresivo, cada susurro de hoja parece anunciar un ataque inminente.Dante camina a mi lado, tenso, listo para saltar ante la menor amenaza. Adrian sigue de cerca, su mirada escrutando la oscuridad con una precisión casi sobrenatural. Entre ellos, siento una tensión eléctrica, una mezcla de animosidad y desconfianza que amenaza con estallar en cualquier momento.— Deberíamos separarnos, murmura Dante, con los ojos fijos al frente.— Sería un error, replica Adrian. Si estamos divididos, seremos presas fáciles.Dante gruñe, pero no responde. Sabe que Adrian tiene razón, aunque se niega a admitirlo.Seguimos avanzando, hasta que un olor extraño me hace detenerme en seco. Un olor metálico, empapante...Sangre.Extiendo la mano para detener a Dante, luego a Adrian.— Hay algo adelante, susurro.Dante asiente y se agacha ligeramente, listo para atacar. Adrian, en cambio, permanece erguido
SashaUn silencio helado cae sobre el claro.Dante suelta un gruñido amenazante, su cuerpo temblando bajo la rabia contenida.Adrian, por su parte, no dice nada, pero su aura se vuelve más opresiva, más afilada.Isaak se regocija en el caos que acaba de sembrar.— Explícate, suelto, mi voz más fría que un viento invernal.Se acerca lentamente, cruzando la distancia entre nosotros hasta detenerse a unos centímetros.— Es simple, susurra. Vienes conmigo, y spare el resto de tu manada. Rechaza... y esta noche será la primera de una matanza.Deja que sus palabras floten, luego añade, con un tono burlón:— Te gusta estar en el centro de atención, ¿verdad?Inspiro profundamente, intentando mantener la calma.Él me está poniendo a prueba. Quiere ver hasta dónde estoy dispuesta a llegar.Dante avanza un paso.— Puedes irte al infierno, Isaak.Isaak ni siquiera lo mira. Está concentrado en mí, como si mi respuesta fuera lo único que importara.Adrian finalmente se mueve, avanzando con un paso
Capítulo 1 - La noche de los depredadoresSashaLa noche huele a ceniza y a sangre.Avanzo por los callejones oscuros de la ciudad, con el olor a humedad pegado a mi piel. Mi corazón late con un ritmo frenético, no por miedo, sino por ira. Esta noche, mi padre quiso sellar mi destino con un anillo y una alianza que no me pertenece.—Tienes que pensar en la manada, Sasha.—Un alfa no elige a su pareja por amor, sino por deber.Sus palabras siguen resonando en mi mente, quemando mi alma más intensamente que las llamas de una guerra. La manada Morvan ha reinado sobre esta ciudad durante décadas, imponiendo su ley a otros clanes, a los humanos, a todos los que se atreven a oponerse. Y yo, como hija del alfa, supuestamente debo perpetuar esa supremacía. Se espera que me case con un hombre al que no amo, que tenga sus hijos, que fortalezca alianzas sometiéndome a tradiciones que ya no significan nada para mí.Pero no soy una moneda de cambio. No soy una princesa vendida por el bien de un im
Capítulo 2 – Pacto de Sangre y LunaSashaHay algo en él que me atrae. No es solo su aura, ni la emoción del peligro que representa. Es algo más profundo. Más antiguo. Un eco que no comprendo, pero que no puedo ignorar.—¿Tienes un deseo suicida, vampiro? —pregunto con voz tranquila, aunque cargada de advertencia.Se ríe. Un sonido grave y dulce que se desliza por mi piel como una promesa prohibida.—Si ese fuera el caso, no arruinaría mi última noche con una lobita como tú.Maldito arrogante.—Alvero, ¿qué haces aquí? —respondo con los ojos entrecerrados.No contesta de inmediato. Se incorpora con una gracia sobrenatural, alejándose del muro con movimientos lentos y elegantes. Se acerca lo suficiente como para que pueda ver el brillo hipnótico de sus ojos.—Tal vez tenía curiosidad —dice al fin, con un tono casual—. O tal vez me gusta observar a los lobos que no parecen cómodos con su propia piel.Sus palabras me golpean. Demasiado acertadas. Mi rostro permanece impasible, pero por d
Capítulo 3 – Entre sangre y fuegoSashaDante Moretti no es solo un lobo. Es uno de los secuaces más temidos de mi padre, su brazo derecho en los asuntos más oscuros. También es mi futuro esposo… al menos si mi padre consigue lo que quiere.Dante es todo lo que un alfa debe ser: fuerte, despiadado, obediente. Nunca cuestiona las órdenes. Nunca duda.Pero esta noche, en su mirada veo algo más. Algo más oscuro.Celos.—Sasha —dijo con un tono bajo, contenido.Me obligo a mantener el rostro neutro, aunque ya sé que esta reunión va a acabar mal.—¿Qué haces aquí, Dante?Su mirada se detiene en Adrián un segundo demasiado largo antes de volver a mí.—Debería hacerte la misma pregunta. Aunque yo no tengo nada que esconder.Su voz corta como una cuchilla. ¿Qué cree? ¿Que me estoy revolcando con un vampiro en un callejón oscuro?... Mierda.Es exactamente lo que parece.—No es lo que piensas —empiezo a decir.—¿Ah, no? —Se acerca, y puedo sentir su energía vibrar contra mi piel—. Entonces exp
Capítulo 4 – Juegos de poder y deseos inadecuadosSashaDebería irme.Debería darme la vuelta, marcharme a casa y olvidar todo esto.Pero no me muevo.La mirada de Adrián me atrapa, penetrante, insondable. No hace ningún gesto brusco, pero su mera presencia llena el espacio, como si pudiera envolverlo todo con la noche.—Estás muy callada, Louve.Su tono se burla, pero hay algo más detrás de sus palabras. Una curiosidad real.—Y tú, en cambio, eres invasivo, vampiro.Dibuja una sonrisa lenta, calculada.—Ya me lo han dicho.Da un paso hacia mí. Instintivamente retrocedo. Mal reflejo. Su sonrisa se amplía, depredadora.—¿Me tienes miedo, Sasha?Mi nombre resbala por su lengua como un susurro prohibido, y me afecta más de lo que debería.Enderezo mi postura.—Ni en lo más mínimo.—Miéntele otra vez y puedo probarlo.La diversión baila en sus ojos, pero sé que me está poniendo a prueba. Quiere ver hasta dónde estoy dispuesta a llegar, hasta qué punto soy capaz de enfrentar a alguien como
Capítulo 5 – Entre dos lucesSashaAdrián se da cuenta. Un destello de satisfacción cruza su mirada.Dante también lo ha visto.—Sasha...Su voz ha cambiado. Ya no está solo enfadado. Hay algo más, algo que me rompe aún más al escucharlo: una herida cruda.Aparto la mirada.—No es lo que piensas.Dante niega con la cabeza.—Entonces dime qué es.Permanezco en silencio.Porque no tengo una respuesta.Adrián se endereza, su expresión vuelve a la compostura habitual.—Fascinante, de verdad —dice, su mirada clavándose en Dante—. Pensaste que habías ganado, ¿verdad?—Lárgate, Adrián.—Con gusto —esboza una sonrisa irónica—. Pero volveré.Se vuelve hacia mí, y por un instante, su mirada se suaviza.—Porque tú quieres que vuelva.Luego se pierde entre las sombras.Me quedo congelada, con el corazón latiendo como si quisiera romperme por dentro.Dante no se mueve.Después de un instante que se siente eterno, susurra, con una voz apenas audible:—Dime que no es cierto.Pero no puedo.El aire e