239.EL RELOJ

Se quedó sonriendo al explicarle aquello, me tomó por la cintura y me besó otra vez, feliz de que le hubiera confesado eso. Al separarme de su cuerpo, se quedó por un momento mirándome fijamente para luego decirme.

— Si en verdad no logro recuperar mi cuerpo, haré que sientas el de Luis Manuel como si fuera el mío, te lo prometo.

Todavía estaba preocupada por todo está rara situación en que estaba metida y que no sabía cómo iba a salir de ella. Mi educación era realmente muy estricta y ahora sentía que me estaba comportando de una manera todo lo contrario a lo que yo había sido educada. Luego recordé lo de las ceremonias y giré para preguntarle, pero lo vi arrodillado delante de sus santo y esperé pacientemente que terminara para hacerlo.

—Sé lo que me quieres preguntar querida— dijo al verme sentada en la cama esperándolo pacientemente— logramos hacer algo, pero no todo lo necesario para librarnos de ellos completamente.

—¿Qué quiere decir?

—Que no los pudimos atraer como pe
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