Le di un beso y se fue de lo más feliz, me asomé a la ventana y vi como junto con los demás soldados salieron a todo galope rumbo al pueblo. No podría describir la felicidad que sentía de saber que todo iba a terminar en bien, quité toda mi ropa y entré en el baño que ya estaba lista la bañera con el agua caliente, sentí como llegó Dolores y comenzó a revolotear al lado de mi preguntando miles de cosas.—Ya todo está listo allá en el pueblo.—¿En serio niña? ¿Pasó algo?—¿A qué te refieres con esa pregunta? No pasó nada si es lo que te estás imaginando. Recuerda que debo de mantenerme pura para poder romper la maldición y que las aguas de las gotas eternas funcionen.—¡No es eso señorita! ¿Hizo la ceremonia?—Ah, eso. Si la hice luego, te cuento todas las cosas extrañas que vi y las que me hicieron y las que pasé. Realmente todo es como salido de otro mundo, todavía no me creo que sea una bruja blanca de luz.—Ja, ja, ja…, yo siempre lo supe.—¿Y si lo sabías por qué no me lo
Y sin esperar que yo dijera que sí o que no. Ya Dolores me estaba tirando un abrigo por encima, y me llevaba casi arrastras para un carruaje que apareció delante de la casa. Me subió en él y le dijo al cochero que nos llevará al pueblo. Sabía que debían hacer algunas cosas para realizar la ceremonia, pero nunca me imaginé que tuvieran que desenterrar a todos los muertos que existían en la casa. ¿Qué necesidad me preguntaba en mi mente, tenían de hacer tal cosa? ¿Por qué no dejarlos que descansaran en paz y resolver nosotros como pudiéramos? Fuimos directo al cuartel, unos soldados nos llevaron a la dirección donde Luis Manuel al verme se quedó muy sorprendido. Pude percatarme que sin Julián dentro de él tenía algo muy diferente. Aunque seguía siendo amable, me miraba de una manera que no estaba acostumbrada.—¿Qué hace aquí, señorita Ángel? Y vi que también me trataba más respetuosamente, sin tutearme como ya estábamos acostumbrados. Dolores me dio con disimulo en el cost
Las semanas pasaron, sin que mis sirvientes dejaran de hacer diferentes preparativos para la gran ceremonia, que deberíamos de realizar. No solamente entraron todos mis antepasados en el salón negro, sino que sacaron todos los suyos del cuarto aquel que nunca había podido entrar y los colocaron allá también. Mi trabajo consistía en entretener al capitán Luis Manuel, que ya se había acostumbrado a que me apareciera todos los días en el cuartel, hasta creía que estaba muy enamorada de él y me daba miedo quedarme sola en la casa. Por lo que optó por esperarme en las mañanas, para que me fuera con él a su trabajo y pasarnos todo el día en el pueblo y regresar en las tardes. En las noches Julián se apoderaba de su cuerpo y trataba de enseñarme muchísimas cosas de la magia, que yo practicaba todo lo que podía. A veces me gustaba mucho lo que aprendía y otras veces me llenaba de terror. Pasaba muchas horas en la iglesia esperando por el capitán y conversando con el padre Bartolomé,
Luego vi como la mía entraba dentro de las suya, que salió después colocándola en mi pecho y regresó a Julián.—Ahora alma mía, no importa que yo desaparezca, no importa que muera el capitán, no importa que muera yo. Regresaré a ti y me sabrás reconocer, solo por esas gemas que me traerán de regreso dentro de alguien.—¿Qué quieres decir?—Quiero decir que estamos unidos por una eternidad, y en todas las reencarnaciones de nosotros nos encontraremos y volveremos a casarnos, a ser una familia y a vivir felices. Te amo mi querida esposa, te amo.—Yo también Julián, pero enséñame cómo te reconocería si la gema no estará visible.—TócameLo hice, y una pequeña sensación de felicidad me embargó y a mi mente se reflejó la gema suya hermosa y divina. —¿También ves la mía?—Sí.Nos quedamos casi toda la tarde dentro del invernadero, hasta que vimos aparecer el capitán a lo lejos en su corcel. Pude ver claramente como se disipó delante de mí, fue y se introdujo dentro del capitán,
Gritó en medio de aquella locura, yo temblaba en el centro del círculo de luz, comencé a llorar ante la imposibilidad de hacer lo que se me pedía. Cuando de pronto vi a mis padres que me tomaban mis manos sonrientes, infundiéndome tranquilidad, y me ayudaron a realizarlo. Al tiempo que me iluminaba aún más y conmigo toda la habitación se iluminó, dejando que viera las criaturas demoníacas más horribles que se pudiesen ver.—¡No las mires! —me pidió Julián que a pesar de estar dirigiendo todo, no me perdía de vista. Y todo se volvió muy confuso de pronto. Las extrañas criaturas avanzaban hacía mí y era como si se tragaran la luz convirtiendo todo en oscuridad. Todos conjuraban, gritaban o rezaban, pero podía ver que el mal estaba ganando y me asusté .—No mi Ángel, confía en mí, en nosotros. Me pidió Julián por encima de todo aquella algarabía, dirigí mis ojos y los conecté con los suyos, una fuerza muy grande nos unió, y me iluminé aún más haciendo que la oscuridad comenzara a
Me hablaba Tomaza al tiempo que terminaba de arreglarme el vestido, mientras Dolores me cepillaba el cabello, las miraba con dulzura y salí al encuentro del padre.—Pero mírate, si pareces que no estuviste enferma, Dios es grande. — ¿Y cómo fue eso que le dio por visitarme padre?—Nada, estaba yo en mi parroquia arreglando unos candelabros, cuando escuché una voz que me decía que debía venir a verte. Como me quedé preocupado después de tú confesión y de todo lo que me dijiste que iban a hacer ese día, temía que algo malo te hubiese pasado, me monté en mi mulo y aquí me tienes.— ¿Quien le abrió la puerta?— Eso fue otro misterio, cuando toqué estaba cerrada, pero después de esperar un rato empujé un poco y se abrió, como no te encontré subí a tú cuarto donde estabas dormida profundamente. Busqué a todos los sirvientes y no los encontré, mandé a mi monaguillo que me había acompañado a decirle al señor Edmundo lo que pasaba, y se apareció hace un rato con esa señora y unos cuantos obre
—Así es, soy la esposa de Abdoulayé Agoyán Cuando terminé de decir eso, se hizo un gran silencio y me rodearon todos los habitantes de aquel lugar girando a mi alrededor, no sabría decir si me estudiaban o con mirada amenazante.—¡Imposible! — dijo el anciano. — ¡Él desapareció hace miles de años con toda su gente!Abrí mis brazos en el centro del círculo que ellos me habían hecho llenándome completamente de luz, pedí que mi esposo apareciera ante mí y al momento Julián apareció en todo su esplendor.—¡Mi rey! —exclamaron y se arrodillaron haciendo tres inclinaciones ante él.—¿Cómo sabemos que es él? —preguntó la misma anciana.Julián golpeó con el bastón en el piso y hizo que aparecieran todos los demás delante de sus ancestros y familiares, así como el altar. Y otra vez todos volvieron arrodillarse y hacer tres enormes reverencia para luego acostarse con los brazos en cruz y hacer un saludo. Después a un signo de Julián se pusieron todos de pie y comenzaron a mirarse entre ell
Los años pasaron y mi Julián, no aparecía. Sin embargo, había algo que llamaba mucho mi atención, pues era lo último que me había regalado antes de partir, y había tomado el trabajo de colocarlo el mismo. Un hermoso ramo de nomeolvides lo había colocado en un búcaro muy precioso. Se mantenía fresco como el primer día que me lo había regalado, y eso hacía que mi corazón guardara la esperanza de que él regresara un día a mi lado. La hacienda la había convertido, la planta baja en un refugio para los necesitados. La planta alta la transformé en una acogedora vivienda, donde todas las temporadas de verano recibía a mis queridas amigas Sor Inés y Sor Caridad, que con los años decidieron dejar el colegio y quedarse a ayudarme en mi hermosa labor. El padre Bartolomé murió como un santo en su sueño, a la edad de noventa años. Los niños huérfanos más grandes, cuando cumplieron la mayoría de edad y terminaron sus estudios, regresaron a sus propiedades encargándose de los menores, y vien