Julián se quedó mirándome fijo, luego me abrazó y besó. Y como si de una niña a la que hay que enseñarle con calma cada cosa me dijo.—Soy un espíritu que puede deambular con solo pensarlo. No lo olvides, llegué a la iglesia a ver por qué habían sonado las campanas pidiendo auxilio como lo hicieron.—¿Y de qué se trata?—No pude saber exactamente de qué se trataba, pues el padre Bartolomé estaba oficiando una misa, y cómo no iba en el cuerpo del capitán, no pude hablar con él. Pero vi que todo estaba en orden y a lo mejor solamente fue que el monaguillo se entusiasmó tocando las campanas.—¿Pudiste ver a todos los demonios?—Sí, estaban todos reunidos en el cuartel general planeando cómo hacer la investigación aquí en la casa cuando pasara la tormenta. Pues habían tratado de entrar por el jardín que fue la nieve negra que vimos, pero existe una enorme protección que le impide traspasar por ahí. Por eso me fue fácil expulsarlos con aquel torbellino de nieve que cree.—Entiendo. ¿
Hacía más de cuatro horas que Julián se había ido para el pueblo con un carruaje y algunos sirvientes por si se atascaba en el camino, para buscar al doctor. Estaba de lo más preocupada, de ver qué no aparecía, y un sentimiento se fue haciendo grande en mi pecho ahogándome. ¡Tenía miedo, mucho miedo! Por lo que hice lo que acostumbraba a hacer cuando vivía en el colegio, me dirigí al piano y me puse a tocar. Cantaba muy alto, como si quisiera que mi voz viajara y fuera hasta donde estaba mi Julián atrapado. Porque era así como lo sentía, mi voz se elevaba nítidamente por encima de los silbidos que provocaba el aire contra las paredes de la casa, haciendo un macabro concierto. Nadie vino a mí encuentro, si no, que desde donde se encontraban, comenzaron a cantar junto conmigo de igual manera. De pronto en medio de la tormenta, un enorme rayo retumbó iluminándolo todo, y prendiendo fuego a una de las palmas reales de la entrada de la calle. Yo seguía cantando a toda voz, al t
Unos fuertes golpes estremecieron la puerta de entrada. Vi como Aurelio corría junto con otros más, incluyendo a mi viejo Tata Julián, que me advirtió que no dejara de cantar y tocar pasara lo que pasara. Que permaneciera sentada en el piano. En medio de aquel signo iluminado en el piso y rodeada de todas las sombras de ancianos. Lo hice hasta ver aparecer al capitán Luis Manuel acompañado del doctor, casi congelados, que al verme, sonrió de una manera extraña mientras me decía.—Al fin me aceptaste.Tata Julián vino a mí encuentro, y sin más, me besó delante de todos, haciendo que el capitán cayera de rodilla a mis pies, que no dejaba de tocar el piano acompañada por los tambores, que ahora giraban juntos con los ancianos a mi alrededor. Cambiando su canto por un rezo, que no lograba definir, porque era muy extraño. Enfocaron con una luz que salía de sus bastones el corazón del capitán. Este comenzó a gritar como si le hicieran mucho daño. Por un momento quise detenerme e ir a
Detenida ante la imagen de la pareja que estaba frente a mí observándome con curiosidad, giré mis ojos hacia mi Julián tratando de entender quiénes eran aquellas personas. Se sacudió primero violentamente, para quitar toda la nieve que tenía encima el capitán, para luego levantar su bastón y expulsar toda la que había entrado por la puerta cerrándola de un tirón. Seguía cada uno de sus movimientos tratando de entender quiénes eran esas personas que tenía frente a mí, y que me parecían conocidas, pues las había estado observando en la habitación de los ancestros, pero sin poder ver con claridad de quiénes se trataba. Tomó una de mis manos y me llevó de nuevo al piano indicándome que me sentara, viendo como a mi lado se sentaba la imagen de la mujer que aún no lograba definir por completo. Sus manos recorrieron las teclas, dejando escuchar una conocida melodía, al tiempo que todas las luces se prendieron en la casa. Y allí ante mis ojos sin que mi mente todavía lograra entende
Ella se quedó por un momento en silencio mirándome fijamente, para luego soltar la risa como si lo que dije fuera una broma.—Ja, ja, ja…, ¡tú prometido querida!Me quedé de una pieza al escuchar aquello, algo había cambiado mi realidad debería averiguarlo muy rápido antes que las cosas se salieran por completo de control. Apenas tomé mi desayuno y me despedí diciendo que tenía que ir a buscar algo a mi habitación. No dejando que nadie me acompañara, me introduje en la de mi abuela, para con sorpresa, verla acostada en su cama.—¡Abuela! —exclamé. Me dirigió una sonrisa y extendió los brazos hacia mí. Me acerqué muy despacio como si aún estuviera mirando una visión. Ella miró con miedo para todas partes. Tomó mi mano depositando algo en ella que escondí rápidamente por instinto. Mientras cerraba los ojos y tiraba de mí hasta que mi oído estuvo cerca de su rostro.—No te dejes engañar, sabes lo que tienes que hacer —dijo en un susurro y desapareció . Abrí mi mano despacio para
Al mirar a sus ojos azul oscuro, me volví abrazar fuertemente de su cuerpo siendo correspondida por él. Llena de una inmensa felicidad por haber logrado regresarlo.—¿Amor, dime que hacer? Estoy muy asustada, ¿qué es lo que está sucediendo?—pregunté apresuradamente, sin soltarlo por el miedo que sentía.—Creo que todo fue una trampa para encerrarnos en esta inconsciencia tuya, y que no pudiéramos hacer nada.—¿Qué quieres decir?—El capitán, embrujaron al capitán y me atrapó cuando me introduje en él.—¡Dios! ¿Y ahora?—Estás dormida amor, tienes que despertar.—¡No estoy dormida, estoy despierta! —exclamé.Julián se quedó observándome por un momento, luego bajó su mirada hacia las dos gotas de agua colgadas en el cuello. —¿Quién te dio esa agua?—Mi abuela.—No, ella está muerta. Debe haber sido la bruja. Te engañó haciéndose pasar por ella.—¿La bruja? ¿Y cómo se deshizo lo que tenía el capitán en su frente y se despertó?—No, vida mía, no se despertó. Nos estás atrapando para intr
A mi lado se encontraban las hermanas, Caridad e Inés, junto a la Madre Superiora que rezaba a mi lado el rosario.—¡Dios bendito hija, no dejas de darnos sustos! —exclamaron al ver como abría mis ojos y buscaba desesperadamente al capitán, que apareció por la puerta cargando una bandeja junto a Dolores.—¿Al fin despertó, mi Ángel? —preguntó corriendo a mi encuentro.La Madre Superiora junto a las hermanas salieron sigilosamente mientras el capitán se arrodillaba al lado de la cama y tomaba mis manos besándolas con amor al tiempo que me decía.—¡Lo lograste cariño, lo lograste! Lo miré sin dejar de llorar, pues no sé porque me sentía tan triste y agotada. Giré mi cabeza para mirarme en los hermosos ojos azules oscuros de mi Julián, que se inclinó y me abrazó fuertemente. —Todo está bien ahora vida mía, todo está bien.—¿Qué sucedió?—Todo fue una trampa muy bien planeada, no sé de qué modo sabían que tú podías liberarnos de la bruja. Creo que se dieron cuenta la vez anterior cu
No contesté a la pregunta que me había hecho el capitán, pero volví a besarlo suavemente en sus labios, sintiendo como él me devolvía el beso con más deseos. Luego nos quedamos abrazados por un largo período de tiempo en que recosté mi cabeza en su hombro y me sentía llena de tranquilidad. No sabía explicarlo, pero en estos momentos sentía que el capitán era el único que me podía salvar. Además, me aterraba la idea de que lo fueran a separar de mí como había escuchado en mi sueño, y mandarlo lejos lo que también significaba que mi Julián se alejaría de todo aquello. ¡Tenía tanto miedo en estos momentos! La otra cosa que me aterraba, era que si lo mataban, al parecer también moría mí Julián. No quería perderlo a ninguno de los dos, los quería conmigo allí seguros. No me importaba que fueran dos en uno, eran míos, mis esposos y los quería por igual a ambos, me acababa de convencer. No sabía si era el amor que le tenía a mi Julián que me hacía amar a Luis Manuel así, pero estaba