Mariano Ricci, 35 años de edad, lleva casado seis años. Donde ama a su esposa más que a su propia vida, tiene un hermano pequeño "Giovanni Ricci" Mariano es más cariñoso. Pero un accidente de tráfico lo cambia todo, donde el italiano pierde totalmente la memoria y no recuerda a nadie ni siquiera a su esposa. Unos sueños, Unos recuerdos vagos, preguntas en su cabeza, pero no obtiene respuesta, para ello. Carina de Ricci, una mujer adorable de 33 años, casada felizmente con Mariano. Ella lo cambió haciendo de él un hombre más gentil. Pero no todo es color de rosas, ni siempre se vive feliz. Ella pierde a su marido físicamente, ya que él no la recuerda. ¿Habrá recuerdos? ¿Mariano la recordara? Segunda entrega de la Saga Los miserables. Se recomienda leer la primera entrega para entender esta. Advertencia prohibida la copia de está historia, protegida por derechos de autor. Instagram: lorena.g.munoz
Leer másDos meses despuésDos meses han pasado, Giovanni ya se había ido a vivir con su esposa e hijo a su casa. Aún no había podido dejar la mafia, no era fácil y no sabía cómo hacerlo.Mariano y Carina, ya vivían solos, pero sin el hijo que perdieron. Tampoco lo buscaban, no querían pasar por lo mismo.Franco, ya se había recuperado y se fue de la mansión para irse a la suya.Giovanni, aún no había visto a Alessa, ella no volvió. Solo va al club y de ahí, a su departamento.Mariano miró su reloj y salió del despacho, llevaba ahí metido horas y el cuello le dolía. Pasó sus manos por su cuello, masajeándose un poco, entró a su habitación y vio a esposa dormida.*************Carina, abrió sus ojos y notó que su marido dormía como un ángel. Sonrió mirándole, acarició su mejilla y observó su rostro. Su barba, su cabello castaño. Le dio un beso y con cuidado salió de la cama, fue al baño y se pegó una ducha rápida. desnuda salió de la ducha, de repente sintió unas ganas de vomitar, se acercó al
Habían pasado 2 semanas, Mariano había investigado a Alessandra, aún no había sacado mucho de ella. Solo sobre sus padres y ella, pero tampoco muy a fondo. No podía sacarla de su cabeza, no podía estar equivocado, era ella, su bella hermana. Esa niña que a los 10 años, fue declarada muerta, según los médicos, ella no podía sobrevivir. Pero ahora todo había cambiado, verla después de creerla muerta, hecha toda una mujer. Jamás hablaban de ella, su hermana había sido su pasado, pero ahora no. Ella estaba viva y no era un fantasma, era real.En el club nocturno de Orlando, en su oficina, la veía servir las mesas, no le gustaba como iba vestida. Orlando miró a su amigo y le siguió la mirada y vio a Alessa.—No es ella, Mariano. — la voz de Orlando, le sacó de sus pensamientos. — Tal vez tenga sus ojos, su cara, su sonrisa... — se calló y arrugó su ceño.—¿Y no crees qué es mucha casualidad? — exclamó. —Todo su aspecto es igual, no sé si su cuerpo, porque tenía 10 años, pero no sé.—No te
Franco seguía durmiendo, los chicos pudieron pasar un poco la hemorragia, pero la bala seguía dentro. Orlando solo pensó en una chica, ella podía sacarle la bala.—Sé quién puede sacarle la bala. — la voz de Orlando, captó la atención de todos.—¿Quién? — preguntó Mariano.—Se llama Alessandra, trabaja para mí. — respondió.—¿Una puta? ¿Una puta le sacará la bala? — ese comentario no le gustó a Orlando, que se haya referido a ella de esa manera le molestó.—No es puta, es camarera. — corrigió. —Estudio medicina.—Llámala. — habló Enzo. —La necesitamos. — Orlando sacó su móvil y marcó el número de la chica, se alejó de allí para hablar más tranquilo.—¿Conocéis a esa chica? — los chicos asintieron.—Es buena, ya lo ha hecho. — Mariano asintió.Poco después apareció Orlando guardando su número.—Vendra. — dijo y se acercó a Franco, le tomó el pulso y lo tenía demasiado débil. —Su pulso va lento y esta ardiendo.—Se pondrá bien, solo hay que esperar a la chica. — habló Maurizio.—Estefan
El gran día había llegado, hoy era un día muy esperado y que la pareja ansiaba su llegada. Hoy Giovanni y Carlotta se iban a dar el "si quiero" estaban emocionados, pero aún ninguno se había visto. Giovanni estaba en la habitación, colocándose la pajarita, mirándose en el espejo que se hallaba en el cuarto. Se peino el fresquito con los dedos, mordió su labio inferior y sonrió.La puerta fue tocada y entró Mariano, miró a su hermano pequeño y le sonrió.—Estas muy guapo, a Carlotta se le caerá la baba. — se burló el italiano.—El que va a babear seré yo. — sonrió. —Estoy deseando verla, ver a mi bambino. —Tu Bambino está bien y tú futura esposa, está igual o peor que tú. — Mariano se acercó a él y le puso una rosa en el bolsillo exterior de la chaqueta. —Así está mejor.—Grazie. — agradeció.—Anda vamos, ya estamos todos. — Giovanni asintió y ambos salieron de la habitación. Bajaron al salón y la música se escuchaba, los invitados bien arreglado con una copa de champagne en sus ma
Cuando los chicos llegaron a la mansión, Franco estaba con el bebé en brazos, los chicos vieron a una chica desconocida a su lado y arrugaron su ceño. Caminaron hasta ellos y Franco miró a Mariano, quién le miraba, con una mirada que Franco entendió.—Ella es Sabrina, la chica cuidaba al bambino, también fue secuestrada. — explicó el rubio.—¿Qué años tienes? — preguntó Mariano, mirando a la muchacha.—20 años. — respondió, los chicos abrieron sus ojos como platos. —Si es una niña. — dijo Orlando. — ¿Cuánto tiempo llevabas secuestrada?—3 años, mis padres me creen muerta. — unas lágrimas salían de sus ojos.—¿De dónde eres? — preguntó está vez Maurizio.—De Capri. — limpió sus lágrimas.—No estás muy lejos de casa, prometo llevarte de nuevo con ellos. — la chica asintió emocionada. —¿No has despertado a Giovanni? — Franco negó.—No voy a entrar a una habitación privada. — exclamó. —Voy a despertarle. — salió del salón para ir a donde estaba su hermano.Llamó a la puerta, pero nadie
Todos se preparaban para ir al rescate del bebé, Giovanni y Carlotta seguían durmiendo, algo que los chicos agradecían. Se preparaban para organizar como iba a ser el rescate.—Franco, tú irás al por bambino y lo traerás. — dijo Mariano mirando a su amigo. —Se lo traerás a sus padres.—¿No le diremos nada a Giovanni? — preguntó Enzo incrédulo.—No, le daremos la sorpresa. — respondió. —No creo que despierte, le puse un calmante.—Mira que eres macabro. — sentenció Orlando. —Pero me parece bien, llevaba días sin dormir.Cuando todo ya estaba preparado, Mariano fue hasta donde estaba Carina, que no salía de la habitación. Cuando entró, la vio leyendo un librito sentada en la cama.—Ciao, amore. — habló ella con una sonrisa. —Ciao. — se acercó a ella y la dió un beso. —Los chicos y yo, iremos a rescatar al bambino. —¿Le encontraste? — esté asintió. — dios mío, menos mal.—Luego te veo. — Carina asintió y Mariano la dio un beso de despedida.Montados en el coche, con sus escoltas detrá
Carlotta, cayó de rodillas llorando, Giovanni miraba la cuna con los dientes apretados. Esto fue la gota que derramó el vaso, ya si que se habían metido con su hijo, con un ser inocente y de cuatro meses. Habían despertado el infierno interior de Giovanni.Giovanni se acercó a Carlotta y la abrazó, todos estaban conmovidos, jamás habían pasado por algo así. Pero quién se metían con alguno de ellos, estaban acabados. Giovanni levantó a su mujer del suelo y la sujetó de las mejillas con ambas manos.—Amore, encontraré a nuestro hijo, si tengo que dar mi vida, lo haré. — se miraban fijamente.—Escúchame bien, Giovanni Ricci, os quiero a los dos sanos y salvos, os quiero a los dos aquí, prométemelo. — él apartó la mirada unos segundos y la volvió a mirar.—Te lo prometo, ahora, per favore, duerme un rato. Yo me encargaré de todo, te lo juro. — la besó y Carlotta asintió Salió de la habitación con ella abrazada a él, fueron hasta su dormitorio y la acostó en la cama. —Si no te tranquiliz
Habían pasado 2 semanas, del atentado que los chicos sufrieron. Mariano y Giovanni desde ese día, solo se ocupaban de quién estuvo con Stefano. Era imposible que después de muerto siguieran detrás de ellos. Giovanni llevaba sin ver a su mujer y su hijo 4 días y ya estaba harto de todo eso. Antes le daba igual no llegar a casa, pero ahora tenía a alguien que lo esperaba en casa. Mariano aún no había hecho las paces con Carlotta, ella seguía huyendo de él y casi ni se veían. Él sabía que había cometido un error muy grande, ni tenía justificación, cuando ella lo ayudó poniéndose en contra de su hermano, solo por ayudarlo. Franco desde que confesó que estaba casado con Estefanía, sus amigos intentaban que entrara en razón y la buscará, pero no lo lograban.Los chicos, llevaban 4 días en casa de Leonardo, buscando quién era el cómplice que ayudaba a Stefano. Pero cada vez, lo veían mas lejos de lograrlo. Giovanni cogió su móvil y llamó a su mujer, necesitaba escucharla.—Ve al balcón y h
Los chicos se fueron hasta la zona privada y se encerraron. Franco, Enzo, Orlando y Maurizio se sentaron en el sofá que había en la habitación, Stefano se sentó en el sofá individual y Giovanni y Mariano se pusieron se sentaron en la mesa que había en el centro.—¿Qué pasa? — preguntó Stefano sin entender nada.—¿Por qué? — preguntó Mariano, Stefano arrugó su ceño.—¿Por qué, que? — respondió.—No te hagas el tonto, lo sabemos todos. — exclamó Giovanni. —Te creí mi amigo y nos traicionaste. — Stefano sonrió y se levantó del sofá y caminó por el lugar.—Estoy en frente de los líderes de la Cosa Nostra, falta uno, pero bueno da igual. — Siseó sin dejar de sonreír. —Si, yo fui quién planeo todo. El secuestro de Carlotta, el maltrato, fui yo quien la violó. — Giovanni fue hasta él como un demonio y le pegó un puñetazo.—Sigue riéndote, ahora seré yo quien te haga lo mismo y sufras. — exclamó el italiano furioso y Stefano se rió.—Sé que moriré, pero al menos sé que te hice sufrir. — lamió