Llegó el día del bautizo de Mariano Junior Ricci, un niño que ya tenía tres meses de nacimiento y Carlotta quería bautizarle, aunque Giovanni no fuera creyente, lo hizo por Carlotta. La familia y amigos estaban en la iglesia, esperando a los padres y a los padrinos. Estaban emocionados y felices porque el pequeño bambino crecía fuertes y cada día se parecía más a Giovanni.
El padre de Carlotta por fin había aceptado a Giovanni y cada vez que podían, iban a verles. El pequeño Mariano, llevaba puesto un pequeño traje color blanco y lazos azules, sus ojos azules y cabello moreno. Era un niño muy bonito era la misma imagen de su padre, aunque siendo pequeño podría cambiar.
La ceremonia había comenzado, Mariano tenía a su sobrino en brazos, Carina estaba a su lado, Giovanni y Carlotta estaban cada uno a un lado de los padrinos. El cura empezó hablar y todos observaban al padre.
Poco después el padre le dijo a Mariano que inclinará un poco al pequeño para bautizarle, Mariano así lo hizo y el cura empezó a bautizar al pequeño Mariano.
Cuando acabaron, todos de fueron al comer donde todos habían preparado todo, se irían a la mansión de los Ricci.
—Aquí tenemos al próximo líder de la Cosa Nostra. —dijo Enzo a Giovanni.
—Deja de decirlo, ¿ni en el bautizo de mi hijo, me dejas en paz? —exclamó Giovanni, Carlotta rió.
—Tienes que admitir, que Enzo en un genio tocando los huevos. —dijo Carlotta con burla.
—Eso no te lo discuto, sabe cómo tocarme los huevos. —Enzo se rió
—¿Cómo llevas eso de ser padre? — preguntó Franco.
—Bien en parte, claro quita eso de levantarte de madrugada cada tres horas. —respondió Giovanni. —Pero por lo demás, de maravilla.
—¿Y la cuarentena? —volvió a preguntar. —Sé que las mujeres una vez que dan a luz tienen que estar un mes sin sexo.
—Eso lo pasé fatal, me aliviaba de otras forma, y no me preguntes cómo. —dijo Giovanni.
—Ya me imagino a Giovanni, aliviandose a pajas. —se carcajeó Enzo.
—Pobre... —se burló Orlando. —Ya eres padre y tienes una familia.
—Si, la familia Ricci va creciendo. — dijo orgulloso el italiano.
—Bueno chicos, yo os dejo con vuestras conversaciones sexuales. —dijo Carlotta levantándose de la silla.
Su hijo lo tenía Carina jugando en los jardines, el futuro de su hijo ya estaba escrito y no se podía remediar.
Cuando Carlotta se acercó a Carina la saludo, Estefanía se unió a ellas y justas estaban con el bebé.
—No puedo creer como ha pasado el tiempo. —dijo Carina.
—Dímelo a mi, hace nada lo tenía en mi vientre y ahora ya está aquí. —dijo feliz Carlotta.
Un hombre se acercó a ellas y dio la enhorabuena a Carlotta y luego miraba a Carina con deseo, algo que a la morena le hizo sentirse incómoda. Mariano y Giovanni y los demás se dieron cuenta de que un hombre hablaba con ellas, los celos de ellos, se hicieron presentes.
Carina de un momento a otro desapareció, y Mariano la buscaba por toda la casa, hasta que escuchó unas voces.
—¿Ya me has olvidado?— preguntó él hombre.
—Si, hace mucho, amo a mi esposo. — respondió ella, mientras Mariano escuchaba detrás de la puerta.
—Tú deberías haber sido mi esposa. — exclamó el hombre.
—Pues yo me casé con Mariano, ese hombre es mi vida entera, con el que me casé y soy muy, muy feliz. —dijo ella intentando salir del despacho.
—Escúchame, Carina, haré que te vuelvas a enamorar de mi. — Carina rió sin gracia.
—Te estás equivocando de mujer, no sabes quién es mi marido y te aviso que antes de que hagas nada tomes la mejor decisión y esa es dejarme en paz, si no quieres setenciar tu muerte. — ella iba salir pero el hombre, la cogió con fuerza, intentado besarla, ella gritaba que la dejara en paz, pero Mariano entró y miró con furia al hombre.
—Deja a mi esposa en paz, si no quieres que te mate. — dijo Mariano con los dientes apretados.
—No te tengo miedo, Ricci. — habló el hombre con mucha confianza.
—Deberías, ya que no sabes quien soy. — exclamó. —Te daré una pista, soy el diamante.
El hombre abrió sus ojos como platos, ya sabía quién era, sabían que era uno de los líderes de la Cosa Nostra.
—Lo siento, yo... — no terminó, Mariano ya le había disparado en la frente, donde el cuerpo de ese hombre cayó al suelo.
Mariano miró a su esposa con cierto enojo, ella sabía que iba a venir una discusión.
—Mariano... —el italiano levantó la mano para que se callara
—No quiero escucharte, ese hombre era tu ex y aparece aquí sin ser invitado. Te callaste en vez de decirme. —salió de allí dejando a Carina desconsolada, tenía que aclararle todo y que era un mal entendido. Pero no sabía que él había escuchado la conversación.
Mariano se dirigió a uno de sus escoltas.
—Hay un cuerpo en el despacho, sacadlo sin que nadie se dé cuenta. — el escolta asintió y Mariano salió de la mansión. Necesitaba pensar fuera de la casa.
Hoy era un día para estar feliz y tranquilos, hoy era el bautizo de su sobrino y todo se fue a la m****a.
Se montó en su auto, y salió de allí, estaba lleno de rabia, no debería enfadarse con Carina, ella le había dejado todo claro, pero los celos y la impotencia le cegaron.
Corría a gran velocidad por las carreteras de Sicilia, la noche había caído y solo alumbraba las farolas y las luces de los autos.
Conducía con una sola mano mientras la otra estaba apoyada en la puerta con la mano en la cabeza.
No se dio cuenta cuando un auto venía de su lado, el coche pitaba pero Mariano no escuchaba nada, estaba sumergido en sus pensamientos. Cuando se dio Cuenta fue demasiado tarde, el coche le dio, haciendo que su auto, diera 4 vueltas.
Su coche estaba boca abajo Mariano estaba inconsciente con su cabezas ensangrentada. Las personas le intentaba ayudar y otros llamaron a emergencias
30 minutos después un ambulancia llegó. Intentando sacar a Mariano, tuvieron que llamar a los bomberos para que lo sacarán de ahí.
—Emergencias: Un hombre de unos 35 años, 1,80 de altura. Está gravemente herido, sus signos vitales son demasiado bajos, su pulso es demasiado lento. Vientre perforado y un golpe en la cabeza que no para de sangrar. Necesitamos ayuda de inmediato...
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En el hospital, donde Giovanni y Carina esperaban ansiosos que les dijeran cómo estaba Mariano. El italiano estaba siendo operado, estaba demasiado mal y casi sin pulso.
Carina se sentía culpable, Mariano vio lo que no era y tenía miedo de que Mariano la dejará o la pidiera el divorcio. Carina amaba a su esposo más que a la vida misma, y verle dónde estaba por un accidente de tráfico le partía el corazón en mil pedazos.
El doctor apareció frente de ellos y Giovanni y Carina se levantaron.
—¿Cómo está mi hermano, doctor? — preguntó Giovanni, el doctor les miró y quería encontrar las mejores palabras.
—Bueno, el señor Ricci, vino aquí muy débil, la operación no fue nada, solo tuvimos que parar la hemorragia de su cabeza y vientre. —explicó el médico. —Lo que sí, es que el señor Ricci, tiene una parte de su cerebro inflamada. Aún no sabemos que pueden tener estás consecuencias, tendríamos que esperar a que despierte de la anestesia.
—¿Qué consecuencias? ¿A qué se refiere, doctor? —preguntó la morena.
—Hay varios tipos que puede pasar con una inflamación de cerebro. Puede ser cosas leves o graves... Por ejemplo: el coma, la ceguera, amnesia e incluso la muerte. —Carina soltó un sollozo de su garganta, Giovanni la abrazó dándole apoyo.
—¿Podemos verle? —el médico negó.
—Les recomiendo que sea cuando despierte, ahora está con la anestesia. — Giovanni asintió. —Bueno, señores, yo tengo otro paciente, en cuanto sepa algo os avisaré.
El médico se alejó de ellos, Giovanni sentó a su cuñada en la sillas para que se tranquilizara.
El móvil de Giovanni empezó a sonar, lo saco de su pantalón y vio que era Carlotta.
—Hola, amore. — habló Giovanni al cogerlo.
—Hola, vida. ¿Cómo ha salido todo? — preguntó preocupada por su cuñado.
—Hace nada salió de la operación, el médico dice que tiene una parte de su cerebro inflamada. — le explicó.
—!Dios mío! No lo puedo creer, este día debería haber sido feliz y alegre.
—Lo sé, pero parece que las desgracias están siempre con nosotros. —exclamó Giovanni.
—No digas eso, cariño, cualquier cosa avísame.
—Claro que sí. ¿Cómo está mi campeón? — preguntó por su hijo.
—El pequeño ya está dormido. —Giovanni sonrió. —Te quiero, volved pronto.
—Yo también te quiero. — colgó.
Giovanni volvió a guardar su teléfono en el pantalón y se sentó al lado de su cuñada.
Ella apoyo su cabeza en el hombro de Giovanni. Ambos esperaban para ver a Mariano y saber cómo salió todo.
Las horas habían pasado, y ya eran las dos de la mañana y no tenían noticias de su hermano.
Carina se había quedado dormida en el hombro de Giovanni y él, solo miraba un punto fijo de la sala de espera.
El doctor volvió hasta donde estaban ellos
—El señor Ricci acaba de despertar, podéis verle pero solo 5 minutos y per favore, no le alteren. —ellos asintieron y fueron hasta la habitación donde estaba Mariano.
Giovanni giró el pomo y abrió la puerta, al entrar vio a su hermano, boca arriba, con una venda en su cabeza, con cables mostrando sus signos vitales, él tenía sus ojos abiertos.
El Italiano al escuchar la puerta abrirse, miró hacia esa dirección. Vio la figura de un hombre y una mujer hermosa.
—Hola, Mariano. —saludó Giovanni, su hermano le miraba sin ninguna expresión.
—¿Cómo estás? —preguntó Carina y este miró hacia la mujer.
—¿Quienes sois? —el tiempo se detuvo para ellos, Carina dejó salir sus lagrimas y Giovanni estaba impresionado.
—Mariano, yo soy Giovanni tu hermano y ella es Carina tú...
—Una amiga de la familia. —lo interrumpió ella, no quería decirle la verdad por su salud.
La puerta fue abierta de nuevo y por ella entró el doctor.
—¿Como se encuentra, señor Ricci?— preguntó el médico acercándose a él.
—Como si me hubiera pisado un camión. —respondió Mariano.
—Eso es normal. —el médico vio a la morena con lágrimas y no sabía el motivo. —¿Está todo bien?
—Doctor, me gustaría hablar con usted fuera. —el médico siguió a Giovanni dejando a Carina con su esposo. Una vez fuera a solas. —Doctor, mi hermano no nos recuerda.
El doctor sabía que podría ocurrir esto.
—Como le dije, su cerebro está inflamado, el señor Ricci tiene amnesia temporal, pero no es preocupante si no le alternamos. Su amnesia es leve, él tendrá recuerdos fugaces e incluso sueños, tendrá dolores de cabeza muy fuertes y es normal, ya que él estará empezando a recordar cosas. No le digan nada, él solo irá recordando, le recetare unas pastillas. —Giovanni asintió.
—¿Qué pasa cuando él vaya recordándo? —preguntó Giovanni.
—Poco a poco, seguirá siendo el mismo, tienen que tener paciencia. —les aconsejó el doctor.
—Grazie, doctor. — agradeció el italiano.
Giovanni volvió a la habitación y Carina estaba hablando con su esposo, aunque él no la recordara algo en su interior le decia que ella decía la verdad.
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Cuando acabaron, Giovanni y Carina volvieron a la mansión. Giovanni se encerró en su cuarto con su bella italiana y Carina en la habitación que compartía con su esposo.
Ella se desnudó y se metió en la ducha para calmar su nerviosismo. Todo había cambiado, todo era felicidad, amor y ahora todo era extraño y doloroso.
Echaba de menos a su esposo, cuando la dijo que quien era, su corazón se hundió.
Cuando terminó de ducharse, cogió una camiseta de Mariano y de echó en la cama.
«Como cambia la vida, ahora estamos con dolores de pecho. Mi esposo, mi bello esposo, está en un hospital sólo y sin recordar.» pensó ella.
Poco a poco, Carina fue cayendo en su sueño dejándose llevar por su sueño.
Había pasado un mes, al fin a Mariano le dieron el alta, aún no recordaba nada, tenía sueños. Sobre una mujer que estaba vestida de blanco y él la esperaba en el altar, pero cada vez que iba a ver su cara, se despertaba. No entendía nada, seguía confuso, no sabía el significado de ese sueño, pero tampoco le daba mucha importancia.Junto a su hermano, llegó a su casa, donde él se sentía extraño, pero a la vez como en casa. Cuando vio a Carina algo en su interior le decía "acércate ella, te extraña" pero su cabeza le decía "vuelve a ser el de antes." Era un cúmulo de cosas en su interior, un zoológico, el corazón y la cabeza no se ponían de acuerdo.Cuando entró en la mansión, lo primero que vio fue a una mujer castaña, sentada en el sofá, mirando con una sonrisa a alguien. Mariano siguió la mirada de ella y vio a un bebé tumbado en la alfombra del salón jugando con un juguete.Sonrió al ver al pequeño, era idéntico a su hermano pequeño. Carlotta al verle, se emocionó. Se levantó del so
Mariano devoró la boca de Carina, atrayendo su cuerpo hacia él. La cogió de los muslos y subió a su cintura, Carina enredó sus piernas y Mariano con ella encima caminó hacia las escaleras, con cuidado subía pero sin apartar sus labios de la boca de ella.Carina se sentía bien, besaba a su esposo como lo había soñado todo este mes. Aunque él no la recordará, ella iba a enamorarlo como lo hizo la primera vez. Cuando llegaron a la habitación, Mariano la tumbó en la cama, y sonrió con coquetería, se puso encima de ella devorando su cuello. Los gemidos de Carina se hicieron presentes, sentir así a Mariano era una de las cosas que ella le gustaba. Mariano se estaba dejando llevar por la lujuria y la pasión, donde solo existía él y ella.Mariano pasaba su mano por las piernas de ella, provocando que a Carina se le erizara la piel, sus toques dulces, pasando las yemas de sus dedos por las suaves piernas de ella.—Te deseo, cariño. Más de lo que te imaginas, deberías ser una mujer prohibida.
La noche había llegado y Mariano se había arreglado con un traje, color vino y camisa blanca, tenía la camisa media abrochada, se había puesto demasiado varonil.Carina tenía miedo, ella sabía que iban a salir de fiesta y eso le aterraba, aunque el corazón de Mariano la recordara, su cerebro no lo hacía. Pero el miedo que se penetraba por sus venas no podía negarlo. Sabía que Giovanni iba a ir y tal vez él podía evitar que Mariano la fuera infiel.Mariano bajó las escaleras y sus amigos y hermano estaban ahí arreglados como iba él, se acercó a ellos y Carina le miró de arriba abajo. «Eres hermoso.» pensó ella.Mariano la miró y no pudo evitar esa sensación de pena y amargura, sabía que ella se ponía mal al verle tan distante, pero él no quería ilusionarla.Giovanni se acercó a su cuñada y se acercó a su oído.—No dejaré que te sea infiel. —la susurró en el oído, ella se apartó, le sonrió y le abrazó.Los chicos salieron de la mansión para ir al club de Orlando, Giovanni no iba a dej
A la mañana siguiente, Mariano se arregló y se puso pantalón blanco algo ajustado y polo rosa. salió de la habitación y antes de llegar a las escaleras, escuchó a su cuñada hablar con su sobrino. Caminó hasta la habitación de ella y se apoyó en la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa en los sabios. De pronto se le vino cosas a la cabeza. «Si estoy casado ¿Por qué no tuve hijos? ¿Ella era estéril? ¿Cuándo tiempo llevo casado?» pensó múltiples de cosas, pero no tenía respuestas para ninguna de ellas.Carlotta le vio y se puso sería al verle tan serio, se preocupó y se acercó a él.—¿Estás bien? — preguntó preocupada, posando su mano en su hombro.—Si, ¿Cómo ha amanecido el campeón?— caminó hasta su sobrino.—Bien, pero anoche Giovanni se dio cuenta que salí de la habitación contigo y me reclamo. — dijo ella y Mariano, se sintió culpable. —Mariano yo te voy ayudar aún sabiendo que le estoy ocultando cosas, cuando prometimos no hacerlo.—Carlotta, si te vas a meter en problemas c
Mariano había llegado a Sicilia, a las dos y media de la mañana. Estaba entrando por la puerta de la mansión y todo estaba en silencio, no se escuchaba ni una mosca. Mariano con pasos decididos subió las escaleras y entró a la habitación que Carina ocupaba. Ella estaba dormida de lado, Mariano la miraba con admiración, ya sabía que era su esposa y se sentía mal por no recordarla. Caminó hasta ella y se puso a su altura, la acarició la mejilla y ella al sentir su tacto, abrió sus ojos. Conectando con los ojos marrones de él. Carina parpadeó varias veces, sin creer que él estuviera ahí frente a ella mirándola, una mirada llena de preguntas. Tampoco entendía que él estuviera ahí, después de lo que la dijo.—¿Estás bien? — preguntó ella incorporándose.—Si, quiero hablar contigo. — dijo serio.—¿Sabes qué horas son? — él asintió.—Si, tengo un reloj en el coche, otro en la muñeca, otros en la gran parte de casa y el que tienes en la mesita de noche. —habló mientras caminaba hasta el sofá
Mariano se había levantado de la siesta, cuando abrió sus ojos lo primero que vio, fue a Carina dormida frente a él, dormía como un ángel y a él le dio ternura, aunque no recordarla fuera un infierno.La dio un beso en la mejilla y se levantó con cuidado, se metió en el baño, encendió la llave de la ducha. Su cuerpo se relajaba poco a poco al sentir el calor, el vapor, del agua caliente, empañaba el baño, había tanto vapor, que no se había casi nada.Después de decirla tantas veces que una mujer prohibida y resultó ser su esposa, esa mujer que lloraba por su ausencia, que lloraba por abrazarle, que lloraba por dormir con él. Esa mujer que le demostró durante seis años que él era el hombre de su vida, ella jamás fue capaz de traicionarlo, al revés, ella traicionó a otros por él.Salió de la ducha con una toalla enredada en su cintura, con su torso desnudo salió del baño, Carina seguía dormida como una marmota. Mariano sonrió y fue hasta su clóset y escogió un traje verde de tres pieza
Carina se había quedado incrédula, el como la había llamado jamás se lo había esperado, no al menos por ahora. Así la llamaba cuando empezaron a salir, donde la puso como apodo "rubí" por su elegancia, delicadeza y hermosa piedra. Decían que el rubí era el diamante más costoso y elegante del mundo, que era una piedra difícil de conseguir ya que mucho no podían pagarla. Así veía al principio a Carina, un diamante difícil de conseguir.Mariano seguía observándola sin quitar esa sonrisa brillante que deslumbraba a Carina.—¿Te has acordado? — preguntó, ella con un hilo en su voz, Mariano caminó hasta ella y acarició su mejilla.—Hace unos días, por fin pude ver a la mujer con quién me casé y recordé cuando te llame asi, te dije: "por fin eres mía, ya eres mi esposa, mi rubí" — ella dejó caer las lágrimas.Ella llevo a sus manos a su boca de la emoción, lo abrazó llena de felicidad. Poco a poco Mariano tenía pequeños recuerdos de ellos y eso era un avance. Carina lo llenó de besos, Marian
Carina estaba pálida, lo que acaba de escuchar no podía asimilarlo, bueno él era mafioso y tenía múltiples de enemigos, pero creía que el accidente solo fue eso, un accidente. Ahora estaban equivocados, alguien Intentó matarlo, y casi lo logra, pero gracias a dios, no fue así.—¿Sabes quién? —él negó. —Mariano ¿Sabes lo qué significa eso?—Si, que tenemos que tener ojos hasta el culo. — sentenció totalmente Serio. —Según Giovanni y los demás tenemos muchos enemigos y ha podido ser cualquiera de ellos.—Mariano estoy hablando enserio, deja tus bromas para otro momento. —exclamó. —Creí tu accidente fue por la velocidad, pero no, ha podido ser un sabotaje.—¿Y crees qué no lo sé? — Caminó hasta ella. —¡No recuerdo nada! ¡Pero tengo enemigos hasta en mi propia casa! —gritó asustando a Carina. —¿Crees qué algunos de los escoltas esten traicionando a la familia? — Mariano asintió. —¡Dios! ¿Qué haremos?—No lo sé, nena... No lo sé. —mordió su labio mirándola.*************Carina estaba ner