Mariano había llegado a Sicilia, a las dos y media de la mañana. Estaba entrando por la puerta de la mansión y todo estaba en silencio, no se escuchaba ni una mosca. Mariano con pasos decididos subió las escaleras y entró a la habitación que Carina ocupaba. Ella estaba dormida de lado, Mariano la miraba con admiración, ya sabía que era su esposa y se sentía mal por no recordarla. Caminó hasta ella y se puso a su altura, la acarició la mejilla y ella al sentir su tacto, abrió sus ojos. Conectando con los ojos marrones de él.
Carina parpadeó varias veces, sin creer que él estuviera ahí frente a ella mirándola, una mirada llena de preguntas. Tampoco entendía que él estuviera ahí, después de lo que la dijo.—¿Estás bien? — preguntó ella incorporándose.—Si, quiero hablar contigo. — dijo serio.—¿Sabes qué horas son? — él asintió.—Si, tengo un reloj en el coche, otro en la muñeca, otros en la gran parte de casa y el que tienes en la mesita de noche. —habló mientras caminaba hasta el sofá individual de la habitación.—¿De qué quieres hablarme?—¿Por qué? —ella miró sin entender.—¿Por qué, qué?—Sé todo. — ella abrió sus ojos como platos.—Explícate. — pidió.—Necesito saber porque te lo callaste y no dijiste nada, Necesito saberlo e intentar comprender porque me trataste como un gilipollas. — exclamó.—Nunca te he tratado así. —corrigió—¿Entonces dime, querida esposa? —ella se quedó incrédula.—¿Qué has dicho? —dijo sin creerlo—¿El qué? ¿Lo de querida esposa? —sonrió él.—¿Recordaste? —él negó. —¿Entonces, cómo lo supiste?—El cómo me enteré, no importa. — siseó. —La cosa es lo quiero que me respondas, solo quiero saber porque me lo ocultaste. — ella cerró sus ojos con miedo.—Por miedo. — confesó.—¿A qué?—Cuando tuviste el accidente, nos llama...—Eso ahorrátelo. — la interrumpió. —Explícame el después.Ella tenía miedo, miedo a perderle que su confesión y sus motivos no lo entendiera.—Carina, mira prometí escucharte, y quiero una buena excusa de tu silencio para no enfadarme y tratar de entender que me viste la cara. —exclamó los más calmado posible, ella se levantó de la cama y se acercó a él, Mariano observaba cada movimiento de ella.—Cuando despertaste y no nos conocías, mi corazón se hizo trizas. El médico nos dijo que no podías llevarte emociones fuertes porque eso empeoraría tu salud. —explicó temblorosa. —Por miedo, por tu salud me callé, pero admito que te echaba de menos, quería gritar a los cuatro vientos que era tu esposa, lo hice por ti, aunque yo me estuviera muriendo.—¿Cuanto tiempo llevamos casados?—Casi 6 años. — el asintió. —En dos meses será nuestro sexto aniversario.—¿Por qué no tuvimos hijos? —él solo preguntaba cómo un policía.—Siempre lo hablábamos, de tener hijos y formar una familia. Pero en el mundo de la mafia todo era peligroso y ambos decidimos no tenerlos por ahora. También porqué sería el líder de la mafia siciliana, si fuese varón. —él lamió su labio inferior.—El futuro líder, es mi sobrino. — ella asintió.—¿Quién te comentó esto? — preguntó curiosa.—No lo diré, en bastantes problemas la he metido. — habló levantándose del sofá y ella seguía de rodillas en el suelo.Carina estaba muerta de los nervios, sin saber que pasará entre ellos.—¿Me pedirás el divorcio? — él se giró y la miró, la vio con sus ojos llenos de lágrimas.—No. — dijo acercándose a ella, y la levantó del suelo. —Quiero que me ayudes a recordarte.Ella sonrió al ver que él quería recordarla, sentía emociones dentro de ella, emociones que revoloteaban en su interior.—Me encantaría ayudarte. — respondió, el acarició su mejilla mirándola a los ojos.—Perfecto, vamos a dormir. — ella se sorprendió.—¿Juntos? — preguntó dudosa.—Si, ¿Eres mi esposa, no? —ella asintió. —Pues ya está, vamos. —la cogió de la mano y ella se metió en la cama.Él empezó a desnudarse, quedándose en boxer, se metió en la cama con ella y se pusieron frente a frente, mirándose uno al otro. Mariano se acercó más a ella, rozando su nariz con la de su esposa y de pronto ella sintió los labios de Mariano con los de ella. Carina se dejó llevar, abriendo su boca, sus lenguas se rozaban, mezclando saliva. Ella se apartó y lo miró.—¿Mañana no te arrepentirás? — Mariano sonrió.—No, ya que se que eres mi esposa, que me pertenece en cuerpo y alma. —ella se estremeció y lo volvió a besar.Mariano de un solo movimiento se puso encima de ella, rozando su pene grueso y duro en la vagina de ella. Pero no dejaba de besarla, movía su cintura para rozarse con ella. Bajó por su cuello dejando pequeños besos en el, pasó su mano por la espalda de ella y desabrochó su sujetador, dejando los senos de ella frente a él. Sonrió y se metió uno en la boca y lo devoró, con suavidad mordió si pezón, pero Carina pegó un pequeño grito. Mariano la miró y bajo su mano Hasta la intimidad de ella y la penetró con dos dedos. Mariano sonrió al verla cerrar sus ojos.—Sei bella. Dimmi che Sei mia. —preguntó con voz ronca, contra la boca de ella.—Sono totalmente tua. — respondió ella.Mariano aumento sus movimientos de muñeca dentro de ella.—Me encanta lo mojada que estás, y más cuando lo provoco yo. — siseó coqueto.—Siempre seré tuya. — lo besó. —Te amo y siempre lo haré.Él no respondió, no quería decirla "te amo" ya que no lo sentía, pero si estaba casado por algo seríaBorró eso de su cabeza y se centró en su erección. Mariano la quitó el tanga, que lo estorbaba. Se puso entre sus piernas. Sonrió y lamió su vagina, con su lengua iba de arriba abajo, lamiendo todo de ella. Los gemidos de Carina eran música para sus oídos, pero él no aguantaba más. Se incorporó y se quitó el boxer con ayuda de su esposa. Cogió su polla entre sus manos y la metió dentro de ella.Gritaron los dos al sentir el primer placer. Poco a poco Mariano se movía dentro de ella, Carina de estremecía por cada embestida de su esposo.Mariano la follaba y entre sus manos agarró sus pechos en un puño, por cada embestida bruta de él, los gemidos de ella golpeaban las cuatro paredes de la habitación.—¡Dios! — gruñó él. —Me encanta hacerte mía.Ella no respondió, no podía pronunciar palabra la voz de ella era como si lo hubieran perdido.Mariano agarró su cintura por ambos lados y la folló con más fuerza, donde ella no podía más y gemía con más fuerza. Mariano no pudo seguir esperando y se corrió dentro de ella, dejando que su semen exparciendose por su interior.Con la respiración agitada se dejó caer en el pecho de ella, para recobrar el aliento. Alzó su vista y la besó, salió de ella, vio a Carina callada y se preocupó.—¿Estás bien? ¿Te he hecho daño? —preguntó con rapidez.—No, solo que no estoy tomando ningún método anticonceptivo. — dijo asustada.—¿Y...? Estamos casados, no es un delito. —ella abrió sus ojos como platos ante esa aclaración.—¿De verdad? — él asintió.—Anda, vamos a dormir. —la dio un beso en la frente y se abrazaron.Él quería recordar todo sobre ella, sobre su matrimonio, el como se conocieron, todo.Mariano cerró sus ojos, dejándose caer en los brazos de Morfeo o mejor dicho en los brazos de su esposa.**********A la mañana siguiente, Carina abrió sus ojos y notó un brazo encima de su cintura, y que estaba totalmente desnuda. Se giró y vio a su esposo dormido, con esa pequeña barba , con el torso desnudo, su piel suave y morena, su cabello castaño. Sonrió al ver que él ya sabía que era su esposa y no se enfadó.Con cuidado salió de la cama y desnuda fue al baño, encendió la llave de la ducha y se puso debajo del agua. el olor de su esposo estaba impregnado en su cuerpo, ese olor varonil. Los recuerdos de anoche penetró su cabeza, los besos, las caricias, los toques de Mariano, todo lo que él la hacía.Sintió unas manos en si cintura, y en segundos su piel se erizó, él estaba detrás de ella besando su hombro. Cerró sus ojos al sentir sus labios, mordió su labio, se empezaba a mojar de lo caliente que se estaba poniendo.—Mi piace farte mia. — la susurró en el oído. —Mira como se te eriza la piel, pero me gusta más saber que yo lo causé. —ella mordió su labio inferior y se giró frente a él.—Siempre serás la causa y el despertar en mi, siempre. —recalcó ella.—Me gusta. —coqueteó.—Hazme tuya. —el sonrió y no lo pensó, la folló en la ducha salvajemente, haciéndola suya nuevamente.Cuando terminaron de su sesión de sexo mañanero, Carina bajó primero al salón, encontrándose con todos. Carlotta la miraba orgullosa, sabía lo que había pasado entre ellos y que al final se hayan reconciliado. Al contrario de ella que estaba enfadada con Giovanni después de lo que la dijo, ella no era sumisa de nadie y le había dejado sin sexo.Carina se sentó en la mesa y se sirvió el desayuno, todas las miradas estaban puestas en ella. Ella se sentía incómoda por tantos ojos a su alrededor.Mariano apareció con un traje morado oscuro, se sentó al lado de su esposa y ambos se sonrieron.Todos estaban sin comprender la situación.—¿Qué narices ha pasado aquí? — habló Enzo mirando al matrimonio.—Estoy igual que tú. — respondió Giovanni.—¿Ya recordaste? — preguntó Franco a su amigo.—No, alguien me ayudó. — no iba a decir que fue su cuñada.—Me alegro que hayas recordado. — habló está vez Orlando.—No he recordado, solo sé que Carina es mi esposa. — exclamó.—Ah muy bien, adelante. — Maurizio habló.—Bueno, ahora que ya me habéis matado a preguntas, vamos a desayunar. — dijo tajante, besó a su esposa. —¿Te apetece salir esta noche? — se dirigió a Carina.—Si, me encantaría. —respondió ella.Empezaron a desayunar entre coqueteos y risas, ambos estaban bien. Carina se sentía agusto como siempre lo quiso tener, aunque aún no recordará.Después Carina, Estefanía y Carlotta se fueron de compras junto al pequeño Mariano. Los chicos se fueron al despacho para irse está noche hacer una visita a alguien.—Por fin, sabes quién es tu esposa. — rompió el silencio Giovanni.—No porque me hayas ayudado tú. — siseó.—¿Quién lo hizo? — preguntó el hermano.Mariano sonrió y lo miró, sus amigos estaban atentos a la conversación.—¿Para qué? ¿Para decirla qué me folla? — Giovanni abrió sus ojos como platos.—¿Carlotta te ayudó? — Mariano asintió.—Si, espero que esta vez, no te pases con tus comentarios. — advirtió.—No tranquilo, me ha dejado sin sexo dos semanas. — todos se rieron.—Te lo mereces. — Giovanni bufó, Mariano le contó todo.—¿Cómo supo Carlotta quién te casó? Si no nos conocíamos. — dijo sorprendido, Mariano se encogió de hombros.—No lo sé, pero gracias a ella se quién es mi esposa. — Mariano se levantó salió del despacho, y fue a su habitación.Te tumbó en la cama y cerró sus ojos.Poco después Carina llegó y subió a la habitación para dejar la ropa en ella, pero cuando abrió se encontró con la figura de Mariano en la cama.Entró y dejó las bolsas en el suelo y se acercó a él y acarició su mejilla.—Te amo más que a mí propia vida, Amore. —le susurró ella.—Ayúdame a recordarte, a saber todo lo que mi maldito cabeza olvidó. — dijo abriendo sus ojos.—Te voy ayudar. — la cogió se la mano y la tumbó con él en la camaDonde ambos juntos y abrazados empezaron hablar. Hasta que quedaron dormidos.Mariano se había levantado de la siesta, cuando abrió sus ojos lo primero que vio, fue a Carina dormida frente a él, dormía como un ángel y a él le dio ternura, aunque no recordarla fuera un infierno.La dio un beso en la mejilla y se levantó con cuidado, se metió en el baño, encendió la llave de la ducha. Su cuerpo se relajaba poco a poco al sentir el calor, el vapor, del agua caliente, empañaba el baño, había tanto vapor, que no se había casi nada.Después de decirla tantas veces que una mujer prohibida y resultó ser su esposa, esa mujer que lloraba por su ausencia, que lloraba por abrazarle, que lloraba por dormir con él. Esa mujer que le demostró durante seis años que él era el hombre de su vida, ella jamás fue capaz de traicionarlo, al revés, ella traicionó a otros por él.Salió de la ducha con una toalla enredada en su cintura, con su torso desnudo salió del baño, Carina seguía dormida como una marmota. Mariano sonrió y fue hasta su clóset y escogió un traje verde de tres pieza
Carina se había quedado incrédula, el como la había llamado jamás se lo había esperado, no al menos por ahora. Así la llamaba cuando empezaron a salir, donde la puso como apodo "rubí" por su elegancia, delicadeza y hermosa piedra. Decían que el rubí era el diamante más costoso y elegante del mundo, que era una piedra difícil de conseguir ya que mucho no podían pagarla. Así veía al principio a Carina, un diamante difícil de conseguir.Mariano seguía observándola sin quitar esa sonrisa brillante que deslumbraba a Carina.—¿Te has acordado? — preguntó, ella con un hilo en su voz, Mariano caminó hasta ella y acarició su mejilla.—Hace unos días, por fin pude ver a la mujer con quién me casé y recordé cuando te llame asi, te dije: "por fin eres mía, ya eres mi esposa, mi rubí" — ella dejó caer las lágrimas.Ella llevo a sus manos a su boca de la emoción, lo abrazó llena de felicidad. Poco a poco Mariano tenía pequeños recuerdos de ellos y eso era un avance. Carina lo llenó de besos, Marian
Carina estaba pálida, lo que acaba de escuchar no podía asimilarlo, bueno él era mafioso y tenía múltiples de enemigos, pero creía que el accidente solo fue eso, un accidente. Ahora estaban equivocados, alguien Intentó matarlo, y casi lo logra, pero gracias a dios, no fue así.—¿Sabes quién? —él negó. —Mariano ¿Sabes lo qué significa eso?—Si, que tenemos que tener ojos hasta el culo. — sentenció totalmente Serio. —Según Giovanni y los demás tenemos muchos enemigos y ha podido ser cualquiera de ellos.—Mariano estoy hablando enserio, deja tus bromas para otro momento. —exclamó. —Creí tu accidente fue por la velocidad, pero no, ha podido ser un sabotaje.—¿Y crees qué no lo sé? — Caminó hasta ella. —¡No recuerdo nada! ¡Pero tengo enemigos hasta en mi propia casa! —gritó asustando a Carina. —¿Crees qué algunos de los escoltas esten traicionando a la familia? — Mariano asintió. —¡Dios! ¿Qué haremos?—No lo sé, nena... No lo sé. —mordió su labio mirándola.*************Carina estaba ner
Mariano despertó, cuando vio con claridad, notó que no estaba en su habitación, visualizó más la habitación y se veía que era como un hotel. Después notó una figura femenina a su lado durmiendo, abrió sus ojos como platos, miró debajo de la sabana y estaba desnudo. —¿Qué coño has hecho, Mariano? — se preguntó a si mismo.Miró la hora y eran las seis de la mañana, veía por la ventana y aún era noche. Se levantó de la cama, se vistió y salió de allí Mariano estaba en serios problemas, no recordaba nada, ¿Cómo es posible que con una sola copa se emborrache? Volvió a preguntarse. No entendía Nada, salió del lugar y caminó por las calles, hasta que vio un taxi vacío, lo paró y se metió en el rumbo a la mansión.¿Ahora como le explicaba a su esposa que la fue infiel? No quería perderla, ahora que iba recordando todo, Mariano estaba empezando a amarla y no quería que ella sacará cosas de contexto, aunque era para hacerlo. talvez fue drogado, él jamás le haría eso.Cuándo llegó a la mansió
Carina estaba paralizada, perdida en las palabras que Mariano había soltado, había recordado. Mariano la miraba con una mirada sería, sabía que la había dado en su punto más débil.—¿Has recordado? — él no contestó, la seguía mirando. —Respóndeme. — él caminó hacia ella, y se puso a centímetros de su rostro.—No del todo, pero si sé, que te encontraste con ese hombre en el despacho. — ella negó. —Me dices a mí que soy un maldito. ¿Y, tú? Trajiste a tu ex a mi casa.—Yo no lo traje, él vino por su cuenta. — ella seguía llorando.—No te creo. — la susurró en el oído. —Vamos a dormir en habitaciones separadas, yo te demostré que fui drogado, ahora tú, demuéstrame que no me fuiste infiel. — salió del salón.Carina comenzó a llorar en sollozos, él creía que ella la había sido infiel. Todo se estaba hundiendo como el Titanic, después de 6 años de matrimonio y amor, se estaba yendo a la mierda. ¿Cómo decirle? No, ¿Cómo demostrarle que jamás le fue infiel? Ella lo amaba, ambos se amaban, per
El abogado les puso el papel del divorcio encima en la mesa y Mariano cogió el bolígrafo entre sus dedos. Carina tenía ganas de llorar, se iban a divorciar. Mariano miró el documento unos segundos y firmó, le pasó el documento a Carina y ella con dignidad hizo lo mismo. El abogado cogió el papel y suspiró.—En una semana estarán divorciados. — el matrimonio asintieron. —Ya no hay marcha atrás.—Perfecto, esperaremos su llamada. — el abogado se levantó y estrechó su mano con el del italiano.El abogado salió de la casa, Carina se levantó del sofá y salio del salón para irse a su habitación. Se encerró y se dejó caer al suelo arrastrándose por la puerta, lloró, lloró como nunca antes. Se sintió humillada y decepcionada, el dolor se clavaba en su pecho como una espalda afilada, era una agonía donde la impedía respirar. Sus lágrimas caían sin parar. Amarlo y que 6 años de matrimonio se fuera a la mierda, amarlo y separarse no era lo que más deseaba. Veía a Mariano cómo padre de sus hijos
Había pasado una semana, Mariano y Carina ya estaban divorciados. Aunque fuera falso, ella no lo sabía. Quería protegerla y la única forma era alejándose. Después de todo, después de haberla ocultado durante años, no sirvió de nada, ya lo sabían. Los hermanos Ricci, ya estaban hartos de todo, sabían que te atacaban por tu punto débil, pero ya no podían más. Giovanni ya tenía su familia, su hijo, un hijo ya tenía su futuro escrito. Mariano no salió del despacho en toda la mañana, no quería ver cómo ella se iba por esa puerta. Aunque en toda esta semana, estuvieron follando día y noche. No dormían juntos, pero si se acostaban. Carina ya tenía su maleta hecha para irse, ya miró departamento y ya había dado la señal. El departamento estaba en Sicilia, más cerca de su familia y más lejos de su ex esposo. Un hombre, que no volverá a ver. Todo lo que habían creado juntos, se fue a la basura, ambos desconfiaban del uno del otro, ya nada era lo mismo.Carina salió de habitación con la malet
Carina se sentó en frente de su esposo, no sabía por donde empezar. Estaba nerviosa, tal vez a él no le hacía gracia ser padre, después de una separación. Ahora entendía a Carlotta, cuando tuvo los problemas con Giovanni.—Bueno, dime. ¿Cómo es eso de que estás embarazada? — fue directo el grano.—Suele pasar cuando una pareja tienen...—Sé como se hacen los bebés. — la interrumpió. —Me refiero, Como te has podido quedar, ¿No tomabas anticonceptivos?—No tomo nada, creo que te lo dije. — exclamó. —Tú contestación fue: "estamos casados, no es delito" Mariano se quedó callado, ella tenía razón, él fue quien lo soltó. No le desagradaba la idea de ser padre, pero en estos momentos no era lo mejor.—Carina, ahora no es el mejor momento, para tener un hijo. — ella abrió sus ojos como platos, no iba abortar, no se lo iba a permitir.—¡No voy abortar! — alzó la voz, el italiano arrugó su ceño.—No te he dicho nada de eso, deja de malinterpretar mis palabras. — siseó serio. —Me refiero a que