Carina estaba paralizada, perdida en las palabras que Mariano había soltado, había recordado. Mariano la miraba con una mirada sería, sabía que la había dado en su punto más débil.—¿Has recordado? — él no contestó, la seguía mirando. —Respóndeme. — él caminó hacia ella, y se puso a centímetros de su rostro.—No del todo, pero si sé, que te encontraste con ese hombre en el despacho. — ella negó. —Me dices a mí que soy un maldito. ¿Y, tú? Trajiste a tu ex a mi casa.—Yo no lo traje, él vino por su cuenta. — ella seguía llorando.—No te creo. — la susurró en el oído. —Vamos a dormir en habitaciones separadas, yo te demostré que fui drogado, ahora tú, demuéstrame que no me fuiste infiel. — salió del salón.Carina comenzó a llorar en sollozos, él creía que ella la había sido infiel. Todo se estaba hundiendo como el Titanic, después de 6 años de matrimonio y amor, se estaba yendo a la mierda. ¿Cómo decirle? No, ¿Cómo demostrarle que jamás le fue infiel? Ella lo amaba, ambos se amaban, per
El abogado les puso el papel del divorcio encima en la mesa y Mariano cogió el bolígrafo entre sus dedos. Carina tenía ganas de llorar, se iban a divorciar. Mariano miró el documento unos segundos y firmó, le pasó el documento a Carina y ella con dignidad hizo lo mismo. El abogado cogió el papel y suspiró.—En una semana estarán divorciados. — el matrimonio asintieron. —Ya no hay marcha atrás.—Perfecto, esperaremos su llamada. — el abogado se levantó y estrechó su mano con el del italiano.El abogado salió de la casa, Carina se levantó del sofá y salio del salón para irse a su habitación. Se encerró y se dejó caer al suelo arrastrándose por la puerta, lloró, lloró como nunca antes. Se sintió humillada y decepcionada, el dolor se clavaba en su pecho como una espalda afilada, era una agonía donde la impedía respirar. Sus lágrimas caían sin parar. Amarlo y que 6 años de matrimonio se fuera a la mierda, amarlo y separarse no era lo que más deseaba. Veía a Mariano cómo padre de sus hijos
Había pasado una semana, Mariano y Carina ya estaban divorciados. Aunque fuera falso, ella no lo sabía. Quería protegerla y la única forma era alejándose. Después de todo, después de haberla ocultado durante años, no sirvió de nada, ya lo sabían. Los hermanos Ricci, ya estaban hartos de todo, sabían que te atacaban por tu punto débil, pero ya no podían más. Giovanni ya tenía su familia, su hijo, un hijo ya tenía su futuro escrito. Mariano no salió del despacho en toda la mañana, no quería ver cómo ella se iba por esa puerta. Aunque en toda esta semana, estuvieron follando día y noche. No dormían juntos, pero si se acostaban. Carina ya tenía su maleta hecha para irse, ya miró departamento y ya había dado la señal. El departamento estaba en Sicilia, más cerca de su familia y más lejos de su ex esposo. Un hombre, que no volverá a ver. Todo lo que habían creado juntos, se fue a la basura, ambos desconfiaban del uno del otro, ya nada era lo mismo.Carina salió de habitación con la malet
Carina se sentó en frente de su esposo, no sabía por donde empezar. Estaba nerviosa, tal vez a él no le hacía gracia ser padre, después de una separación. Ahora entendía a Carlotta, cuando tuvo los problemas con Giovanni.—Bueno, dime. ¿Cómo es eso de que estás embarazada? — fue directo el grano.—Suele pasar cuando una pareja tienen...—Sé como se hacen los bebés. — la interrumpió. —Me refiero, Como te has podido quedar, ¿No tomabas anticonceptivos?—No tomo nada, creo que te lo dije. — exclamó. —Tú contestación fue: "estamos casados, no es delito" Mariano se quedó callado, ella tenía razón, él fue quien lo soltó. No le desagradaba la idea de ser padre, pero en estos momentos no era lo mejor.—Carina, ahora no es el mejor momento, para tener un hijo. — ella abrió sus ojos como platos, no iba abortar, no se lo iba a permitir.—¡No voy abortar! — alzó la voz, el italiano arrugó su ceño.—No te he dicho nada de eso, deja de malinterpretar mis palabras. — siseó serio. —Me refiero a que
Mariano escuchaba a Leo, evitó tenerla a su lado para protegerla y ahora tenía que volver a traerla. Aún pensaba lo que Carina le dijo, iba a ser padre, le llenaba de orgullo esa noticia. Era una sensación rara de satisfacción y alegría, un cúmulo de cosas positivas. Mariano no dejaba de pensar en ella y ahora más que nunca tenía que protegerla y a su hijo. Cogió su móvil y marcó, al tercer toque contestó.—Ciao, Mariano. — contestó y él salió del despacho para tener privacidad.—Ciao, ¿Cómo estás? — preguntó apoyándose en la pared.—Bien, ¿Y tú? —Bien, te llamaba para decirte que volverás a la mansión. — ella se quedó en silencio, ahora entendía las cosas mucho menor, ya no estaban casado, ¿Por qué quería que volviera?—¿Y eso? Mariano estamos divorciados. — exclamó.—Lo sé, es para protegerte y al bambino. —¿Protegernos de quién? —Deja de hacer preguntas, mañana volverás.—Como quieras, ciao. —colgó sin darle tiempo a él a despedirse.—Cada día está más grosera. — dijo mirando
En el hospital, ambos hermanos esperaban alguna noticia de Carina. Los dos estaban separados, no hablaban. Giovanni estaba de pies apoyado en la pared, Mariano sentado con la mirada perdida. Llevaban dos horas esperando y ningún médico salía, Mariano se estaba desesperando, no aguantaba más. La habían atacado en su propia casa y eso daba señal que alguien de dentro les traicionó. Giovanni le envió un mensaje a Carlotta para que no se preocupara cuando se levantará, pero con Mariano no hablaba.—¿Has hablado con Carlotta? — rompió el silencio Mariano y Giovanni le miró serío.—No creo que te importe. — respondió tajantemente.—Sé que me lo pasé...—Dejalo, no quiero discutir. Tú preocúpate por tu esposa. — lo interrumpió.Poco después él médico por fin apareció.—¿Ustedes son familiares de la señora Carina de Ricci? — preguntó el médico.—Yo soy su esposo y él es el cuñado. — respondió el italiano.—Bueno, la señora llegó muy mal, su pulso era demasiado débil, pero pudimos parar la h
Giovanni no podía creer que su amigo los traicionará, conocía a Stefano desde pequeño. Tal vez se comportaba raro, pero de pensar que les quiso matar, se negaba rotundamente. Todo sabían que tal vez Mariano tendría razón, no lo conocían mucho, pero no confiaban en nadie.—Me niego a que Stefano nos haya querido matar. — exclamó Giovanni. —Le conocemos desde que éramos niños.—Giovanni, hay probabilidades que sea el enemigo. — respondió su hermano. —Per favore, entiende. Primero fue Carlotta, luego tú, después mi esposa y ahora yo. — Giovanni seguía negando.—Imposible.—Giovanni, ¿Qué pasaría si él fuera el enemigo? — preguntó.—Lo mato sin importarme que sea mi amigo, se metió con lo más sagrado que tengo. — admitió.—Pues entonces, prepárate. — Mariano salió de allí.Mariano fue hasta la habitación donde Carina tomaba reposo, giró el pomo y al entrar la vio. Ella estaba tumbada en la cama, Mariano caminó hasta ella y estaba dormida. Desde la perdida de su bebé, un bebé que verdadera
Carina no asimilaba lo que su esposo la decía, no podía creerselo, lo miraba en silencio, ambos se miraban. Mariano mordió su labio inferior, esperando a que ella hablara. Pero a Carina, no la salían las palabras.—¿Cómo que se seguimos casados? — habló, después de ese silencio incómodo.—Llamalo cobardía, pero quería protegerte. Recibí un mensaje donde decía que te harían daño y no iba a permitir eso. — caminó hasta ella. —Pero no sirvió de nada, perdimos a nuestro hijo.—Mariano no sigas con lo del bebé, per favore. ¿Por qué no me lo dijiste? — él posó su mano en la mejilla de ella.—Estuvo mal que no te lo dijera, pero quería alejarte de alguna manera. — ella negó. —Te amo Carina, y por miedo solo pensé en eso.—Lo entiendo, pero un matrimonio se basa en la confianza. — el italiano asintió dándole la razón. —Prométeme que me contarás todo a partir de ahora.—Te lo prometo. — ella sonrió y el la besó. —Tienes que volver a la cama.—Si, mandón. — él sonrió y al llevo a la cama. —Te a