En el hospital, ambos hermanos esperaban alguna noticia de Carina. Los dos estaban separados, no hablaban. Giovanni estaba de pies apoyado en la pared, Mariano sentado con la mirada perdida. Llevaban dos horas esperando y ningún médico salía, Mariano se estaba desesperando, no aguantaba más. La habían atacado en su propia casa y eso daba señal que alguien de dentro les traicionó. Giovanni le envió un mensaje a Carlotta para que no se preocupara cuando se levantará, pero con Mariano no hablaba.—¿Has hablado con Carlotta? — rompió el silencio Mariano y Giovanni le miró serío.—No creo que te importe. — respondió tajantemente.—Sé que me lo pasé...—Dejalo, no quiero discutir. Tú preocúpate por tu esposa. — lo interrumpió.Poco después él médico por fin apareció.—¿Ustedes son familiares de la señora Carina de Ricci? — preguntó el médico.—Yo soy su esposo y él es el cuñado. — respondió el italiano.—Bueno, la señora llegó muy mal, su pulso era demasiado débil, pero pudimos parar la h
Giovanni no podía creer que su amigo los traicionará, conocía a Stefano desde pequeño. Tal vez se comportaba raro, pero de pensar que les quiso matar, se negaba rotundamente. Todo sabían que tal vez Mariano tendría razón, no lo conocían mucho, pero no confiaban en nadie.—Me niego a que Stefano nos haya querido matar. — exclamó Giovanni. —Le conocemos desde que éramos niños.—Giovanni, hay probabilidades que sea el enemigo. — respondió su hermano. —Per favore, entiende. Primero fue Carlotta, luego tú, después mi esposa y ahora yo. — Giovanni seguía negando.—Imposible.—Giovanni, ¿Qué pasaría si él fuera el enemigo? — preguntó.—Lo mato sin importarme que sea mi amigo, se metió con lo más sagrado que tengo. — admitió.—Pues entonces, prepárate. — Mariano salió de allí.Mariano fue hasta la habitación donde Carina tomaba reposo, giró el pomo y al entrar la vio. Ella estaba tumbada en la cama, Mariano caminó hasta ella y estaba dormida. Desde la perdida de su bebé, un bebé que verdadera
Carina no asimilaba lo que su esposo la decía, no podía creerselo, lo miraba en silencio, ambos se miraban. Mariano mordió su labio inferior, esperando a que ella hablara. Pero a Carina, no la salían las palabras.—¿Cómo que se seguimos casados? — habló, después de ese silencio incómodo.—Llamalo cobardía, pero quería protegerte. Recibí un mensaje donde decía que te harían daño y no iba a permitir eso. — caminó hasta ella. —Pero no sirvió de nada, perdimos a nuestro hijo.—Mariano no sigas con lo del bebé, per favore. ¿Por qué no me lo dijiste? — él posó su mano en la mejilla de ella.—Estuvo mal que no te lo dijera, pero quería alejarte de alguna manera. — ella negó. —Te amo Carina, y por miedo solo pensé en eso.—Lo entiendo, pero un matrimonio se basa en la confianza. — el italiano asintió dándole la razón. —Prométeme que me contarás todo a partir de ahora.—Te lo prometo. — ella sonrió y el la besó. —Tienes que volver a la cama.—Si, mandón. — él sonrió y al llevo a la cama. —Te a
Todos estaban paralizados, aunque ya sospechaban, pero les tomó por sorpresa. Giovanni apretaba su mandíbula, él creía que era su amigo, pero le traicionó. Todo era un puto teatro y todos le creyeron. Giovanni cerró sus ojos con fuerza y todo lo que había en la mesa del escrito lo tiró al suelo, la ira se apoderó de él.—¡Maldito hijo de puta! — gruñó enfadado. —Todo era su plan.—Giovanni cálmate. — le dijo Franco.—¡No! — respondió alterado. —¡Lo voy a matar como una cucaracha! Carlotta y mi hijo estuvieron a punto de morir. ¡Fue violada y golpeada como una basura! ¡Y yo le haré lo mismo! —Giovanni, escucha. — Leo se acercó a él. —Si él se entera que sabemos que es el enemigo, escapará como una rata y tendremos que volver a buscarle. — le aconsejó. —Esperemos a que vuelva y ahí hacen lo quieran con él.Giovanni se calmó un poco y fue hasta el balcón para relajarse.—Hay que entenderle. — habló Orlando. —Su prometida, fue secuestrada, violada y golpeada y no solo eso, estuvo a punto
Los chicos se fueron hasta la zona privada y se encerraron. Franco, Enzo, Orlando y Maurizio se sentaron en el sofá que había en la habitación, Stefano se sentó en el sofá individual y Giovanni y Mariano se pusieron se sentaron en la mesa que había en el centro.—¿Qué pasa? — preguntó Stefano sin entender nada.—¿Por qué? — preguntó Mariano, Stefano arrugó su ceño.—¿Por qué, que? — respondió.—No te hagas el tonto, lo sabemos todos. — exclamó Giovanni. —Te creí mi amigo y nos traicionaste. — Stefano sonrió y se levantó del sofá y caminó por el lugar.—Estoy en frente de los líderes de la Cosa Nostra, falta uno, pero bueno da igual. — Siseó sin dejar de sonreír. —Si, yo fui quién planeo todo. El secuestro de Carlotta, el maltrato, fui yo quien la violó. — Giovanni fue hasta él como un demonio y le pegó un puñetazo.—Sigue riéndote, ahora seré yo quien te haga lo mismo y sufras. — exclamó el italiano furioso y Stefano se rió.—Sé que moriré, pero al menos sé que te hice sufrir. — lamió
Habían pasado 2 semanas, del atentado que los chicos sufrieron. Mariano y Giovanni desde ese día, solo se ocupaban de quién estuvo con Stefano. Era imposible que después de muerto siguieran detrás de ellos. Giovanni llevaba sin ver a su mujer y su hijo 4 días y ya estaba harto de todo eso. Antes le daba igual no llegar a casa, pero ahora tenía a alguien que lo esperaba en casa. Mariano aún no había hecho las paces con Carlotta, ella seguía huyendo de él y casi ni se veían. Él sabía que había cometido un error muy grande, ni tenía justificación, cuando ella lo ayudó poniéndose en contra de su hermano, solo por ayudarlo. Franco desde que confesó que estaba casado con Estefanía, sus amigos intentaban que entrara en razón y la buscará, pero no lo lograban.Los chicos, llevaban 4 días en casa de Leonardo, buscando quién era el cómplice que ayudaba a Stefano. Pero cada vez, lo veían mas lejos de lograrlo. Giovanni cogió su móvil y llamó a su mujer, necesitaba escucharla.—Ve al balcón y h
Carlotta, cayó de rodillas llorando, Giovanni miraba la cuna con los dientes apretados. Esto fue la gota que derramó el vaso, ya si que se habían metido con su hijo, con un ser inocente y de cuatro meses. Habían despertado el infierno interior de Giovanni.Giovanni se acercó a Carlotta y la abrazó, todos estaban conmovidos, jamás habían pasado por algo así. Pero quién se metían con alguno de ellos, estaban acabados. Giovanni levantó a su mujer del suelo y la sujetó de las mejillas con ambas manos.—Amore, encontraré a nuestro hijo, si tengo que dar mi vida, lo haré. — se miraban fijamente.—Escúchame bien, Giovanni Ricci, os quiero a los dos sanos y salvos, os quiero a los dos aquí, prométemelo. — él apartó la mirada unos segundos y la volvió a mirar.—Te lo prometo, ahora, per favore, duerme un rato. Yo me encargaré de todo, te lo juro. — la besó y Carlotta asintió Salió de la habitación con ella abrazada a él, fueron hasta su dormitorio y la acostó en la cama. —Si no te tranquiliz
Todos se preparaban para ir al rescate del bebé, Giovanni y Carlotta seguían durmiendo, algo que los chicos agradecían. Se preparaban para organizar como iba a ser el rescate.—Franco, tú irás al por bambino y lo traerás. — dijo Mariano mirando a su amigo. —Se lo traerás a sus padres.—¿No le diremos nada a Giovanni? — preguntó Enzo incrédulo.—No, le daremos la sorpresa. — respondió. —No creo que despierte, le puse un calmante.—Mira que eres macabro. — sentenció Orlando. —Pero me parece bien, llevaba días sin dormir.Cuando todo ya estaba preparado, Mariano fue hasta donde estaba Carina, que no salía de la habitación. Cuando entró, la vio leyendo un librito sentada en la cama.—Ciao, amore. — habló ella con una sonrisa. —Ciao. — se acercó a ella y la dió un beso. —Los chicos y yo, iremos a rescatar al bambino. —¿Le encontraste? — esté asintió. — dios mío, menos mal.—Luego te veo. — Carina asintió y Mariano la dio un beso de despedida.Montados en el coche, con sus escoltas detrá