Todos estaban paralizados, aunque ya sospechaban, pero les tomó por sorpresa. Giovanni apretaba su mandíbula, él creía que era su amigo, pero le traicionó. Todo era un puto teatro y todos le creyeron. Giovanni cerró sus ojos con fuerza y todo lo que había en la mesa del escrito lo tiró al suelo, la ira se apoderó de él.—¡Maldito hijo de puta! — gruñó enfadado. —Todo era su plan.—Giovanni cálmate. — le dijo Franco.—¡No! — respondió alterado. —¡Lo voy a matar como una cucaracha! Carlotta y mi hijo estuvieron a punto de morir. ¡Fue violada y golpeada como una basura! ¡Y yo le haré lo mismo! —Giovanni, escucha. — Leo se acercó a él. —Si él se entera que sabemos que es el enemigo, escapará como una rata y tendremos que volver a buscarle. — le aconsejó. —Esperemos a que vuelva y ahí hacen lo quieran con él.Giovanni se calmó un poco y fue hasta el balcón para relajarse.—Hay que entenderle. — habló Orlando. —Su prometida, fue secuestrada, violada y golpeada y no solo eso, estuvo a punto
Los chicos se fueron hasta la zona privada y se encerraron. Franco, Enzo, Orlando y Maurizio se sentaron en el sofá que había en la habitación, Stefano se sentó en el sofá individual y Giovanni y Mariano se pusieron se sentaron en la mesa que había en el centro.—¿Qué pasa? — preguntó Stefano sin entender nada.—¿Por qué? — preguntó Mariano, Stefano arrugó su ceño.—¿Por qué, que? — respondió.—No te hagas el tonto, lo sabemos todos. — exclamó Giovanni. —Te creí mi amigo y nos traicionaste. — Stefano sonrió y se levantó del sofá y caminó por el lugar.—Estoy en frente de los líderes de la Cosa Nostra, falta uno, pero bueno da igual. — Siseó sin dejar de sonreír. —Si, yo fui quién planeo todo. El secuestro de Carlotta, el maltrato, fui yo quien la violó. — Giovanni fue hasta él como un demonio y le pegó un puñetazo.—Sigue riéndote, ahora seré yo quien te haga lo mismo y sufras. — exclamó el italiano furioso y Stefano se rió.—Sé que moriré, pero al menos sé que te hice sufrir. — lamió
Habían pasado 2 semanas, del atentado que los chicos sufrieron. Mariano y Giovanni desde ese día, solo se ocupaban de quién estuvo con Stefano. Era imposible que después de muerto siguieran detrás de ellos. Giovanni llevaba sin ver a su mujer y su hijo 4 días y ya estaba harto de todo eso. Antes le daba igual no llegar a casa, pero ahora tenía a alguien que lo esperaba en casa. Mariano aún no había hecho las paces con Carlotta, ella seguía huyendo de él y casi ni se veían. Él sabía que había cometido un error muy grande, ni tenía justificación, cuando ella lo ayudó poniéndose en contra de su hermano, solo por ayudarlo. Franco desde que confesó que estaba casado con Estefanía, sus amigos intentaban que entrara en razón y la buscará, pero no lo lograban.Los chicos, llevaban 4 días en casa de Leonardo, buscando quién era el cómplice que ayudaba a Stefano. Pero cada vez, lo veían mas lejos de lograrlo. Giovanni cogió su móvil y llamó a su mujer, necesitaba escucharla.—Ve al balcón y h
Carlotta, cayó de rodillas llorando, Giovanni miraba la cuna con los dientes apretados. Esto fue la gota que derramó el vaso, ya si que se habían metido con su hijo, con un ser inocente y de cuatro meses. Habían despertado el infierno interior de Giovanni.Giovanni se acercó a Carlotta y la abrazó, todos estaban conmovidos, jamás habían pasado por algo así. Pero quién se metían con alguno de ellos, estaban acabados. Giovanni levantó a su mujer del suelo y la sujetó de las mejillas con ambas manos.—Amore, encontraré a nuestro hijo, si tengo que dar mi vida, lo haré. — se miraban fijamente.—Escúchame bien, Giovanni Ricci, os quiero a los dos sanos y salvos, os quiero a los dos aquí, prométemelo. — él apartó la mirada unos segundos y la volvió a mirar.—Te lo prometo, ahora, per favore, duerme un rato. Yo me encargaré de todo, te lo juro. — la besó y Carlotta asintió Salió de la habitación con ella abrazada a él, fueron hasta su dormitorio y la acostó en la cama. —Si no te tranquiliz
Todos se preparaban para ir al rescate del bebé, Giovanni y Carlotta seguían durmiendo, algo que los chicos agradecían. Se preparaban para organizar como iba a ser el rescate.—Franco, tú irás al por bambino y lo traerás. — dijo Mariano mirando a su amigo. —Se lo traerás a sus padres.—¿No le diremos nada a Giovanni? — preguntó Enzo incrédulo.—No, le daremos la sorpresa. — respondió. —No creo que despierte, le puse un calmante.—Mira que eres macabro. — sentenció Orlando. —Pero me parece bien, llevaba días sin dormir.Cuando todo ya estaba preparado, Mariano fue hasta donde estaba Carina, que no salía de la habitación. Cuando entró, la vio leyendo un librito sentada en la cama.—Ciao, amore. — habló ella con una sonrisa. —Ciao. — se acercó a ella y la dió un beso. —Los chicos y yo, iremos a rescatar al bambino. —¿Le encontraste? — esté asintió. — dios mío, menos mal.—Luego te veo. — Carina asintió y Mariano la dio un beso de despedida.Montados en el coche, con sus escoltas detrá
Cuando los chicos llegaron a la mansión, Franco estaba con el bebé en brazos, los chicos vieron a una chica desconocida a su lado y arrugaron su ceño. Caminaron hasta ellos y Franco miró a Mariano, quién le miraba, con una mirada que Franco entendió.—Ella es Sabrina, la chica cuidaba al bambino, también fue secuestrada. — explicó el rubio.—¿Qué años tienes? — preguntó Mariano, mirando a la muchacha.—20 años. — respondió, los chicos abrieron sus ojos como platos. —Si es una niña. — dijo Orlando. — ¿Cuánto tiempo llevabas secuestrada?—3 años, mis padres me creen muerta. — unas lágrimas salían de sus ojos.—¿De dónde eres? — preguntó está vez Maurizio.—De Capri. — limpió sus lágrimas.—No estás muy lejos de casa, prometo llevarte de nuevo con ellos. — la chica asintió emocionada. —¿No has despertado a Giovanni? — Franco negó.—No voy a entrar a una habitación privada. — exclamó. —Voy a despertarle. — salió del salón para ir a donde estaba su hermano.Llamó a la puerta, pero nadie
El gran día había llegado, hoy era un día muy esperado y que la pareja ansiaba su llegada. Hoy Giovanni y Carlotta se iban a dar el "si quiero" estaban emocionados, pero aún ninguno se había visto. Giovanni estaba en la habitación, colocándose la pajarita, mirándose en el espejo que se hallaba en el cuarto. Se peino el fresquito con los dedos, mordió su labio inferior y sonrió.La puerta fue tocada y entró Mariano, miró a su hermano pequeño y le sonrió.—Estas muy guapo, a Carlotta se le caerá la baba. — se burló el italiano.—El que va a babear seré yo. — sonrió. —Estoy deseando verla, ver a mi bambino. —Tu Bambino está bien y tú futura esposa, está igual o peor que tú. — Mariano se acercó a él y le puso una rosa en el bolsillo exterior de la chaqueta. —Así está mejor.—Grazie. — agradeció.—Anda vamos, ya estamos todos. — Giovanni asintió y ambos salieron de la habitación. Bajaron al salón y la música se escuchaba, los invitados bien arreglado con una copa de champagne en sus ma
Franco seguía durmiendo, los chicos pudieron pasar un poco la hemorragia, pero la bala seguía dentro. Orlando solo pensó en una chica, ella podía sacarle la bala.—Sé quién puede sacarle la bala. — la voz de Orlando, captó la atención de todos.—¿Quién? — preguntó Mariano.—Se llama Alessandra, trabaja para mí. — respondió.—¿Una puta? ¿Una puta le sacará la bala? — ese comentario no le gustó a Orlando, que se haya referido a ella de esa manera le molestó.—No es puta, es camarera. — corrigió. —Estudio medicina.—Llámala. — habló Enzo. —La necesitamos. — Orlando sacó su móvil y marcó el número de la chica, se alejó de allí para hablar más tranquilo.—¿Conocéis a esa chica? — los chicos asintieron.—Es buena, ya lo ha hecho. — Mariano asintió.Poco después apareció Orlando guardando su número.—Vendra. — dijo y se acercó a Franco, le tomó el pulso y lo tenía demasiado débil. —Su pulso va lento y esta ardiendo.—Se pondrá bien, solo hay que esperar a la chica. — habló Maurizio.—Estefan