Había pasado una semana, Mariano y Carina ya estaban divorciados. Aunque fuera falso, ella no lo sabía. Quería protegerla y la única forma era alejándose. Después de todo, después de haberla ocultado durante años, no sirvió de nada, ya lo sabían. Los hermanos Ricci, ya estaban hartos de todo, sabían que te atacaban por tu punto débil, pero ya no podían más. Giovanni ya tenía su familia, su hijo, un hijo ya tenía su futuro escrito. Mariano no salió del despacho en toda la mañana, no quería ver cómo ella se iba por esa puerta. Aunque en toda esta semana, estuvieron follando día y noche. No dormían juntos, pero si se acostaban. Carina ya tenía su maleta hecha para irse, ya miró departamento y ya había dado la señal. El departamento estaba en Sicilia, más cerca de su familia y más lejos de su ex esposo. Un hombre, que no volverá a ver. Todo lo que habían creado juntos, se fue a la basura, ambos desconfiaban del uno del otro, ya nada era lo mismo.Carina salió de habitación con la malet
Carina se sentó en frente de su esposo, no sabía por donde empezar. Estaba nerviosa, tal vez a él no le hacía gracia ser padre, después de una separación. Ahora entendía a Carlotta, cuando tuvo los problemas con Giovanni.—Bueno, dime. ¿Cómo es eso de que estás embarazada? — fue directo el grano.—Suele pasar cuando una pareja tienen...—Sé como se hacen los bebés. — la interrumpió. —Me refiero, Como te has podido quedar, ¿No tomabas anticonceptivos?—No tomo nada, creo que te lo dije. — exclamó. —Tú contestación fue: "estamos casados, no es delito" Mariano se quedó callado, ella tenía razón, él fue quien lo soltó. No le desagradaba la idea de ser padre, pero en estos momentos no era lo mejor.—Carina, ahora no es el mejor momento, para tener un hijo. — ella abrió sus ojos como platos, no iba abortar, no se lo iba a permitir.—¡No voy abortar! — alzó la voz, el italiano arrugó su ceño.—No te he dicho nada de eso, deja de malinterpretar mis palabras. — siseó serio. —Me refiero a que
Mariano escuchaba a Leo, evitó tenerla a su lado para protegerla y ahora tenía que volver a traerla. Aún pensaba lo que Carina le dijo, iba a ser padre, le llenaba de orgullo esa noticia. Era una sensación rara de satisfacción y alegría, un cúmulo de cosas positivas. Mariano no dejaba de pensar en ella y ahora más que nunca tenía que protegerla y a su hijo. Cogió su móvil y marcó, al tercer toque contestó.—Ciao, Mariano. — contestó y él salió del despacho para tener privacidad.—Ciao, ¿Cómo estás? — preguntó apoyándose en la pared.—Bien, ¿Y tú? —Bien, te llamaba para decirte que volverás a la mansión. — ella se quedó en silencio, ahora entendía las cosas mucho menor, ya no estaban casado, ¿Por qué quería que volviera?—¿Y eso? Mariano estamos divorciados. — exclamó.—Lo sé, es para protegerte y al bambino. —¿Protegernos de quién? —Deja de hacer preguntas, mañana volverás.—Como quieras, ciao. —colgó sin darle tiempo a él a despedirse.—Cada día está más grosera. — dijo mirando
En el hospital, ambos hermanos esperaban alguna noticia de Carina. Los dos estaban separados, no hablaban. Giovanni estaba de pies apoyado en la pared, Mariano sentado con la mirada perdida. Llevaban dos horas esperando y ningún médico salía, Mariano se estaba desesperando, no aguantaba más. La habían atacado en su propia casa y eso daba señal que alguien de dentro les traicionó. Giovanni le envió un mensaje a Carlotta para que no se preocupara cuando se levantará, pero con Mariano no hablaba.—¿Has hablado con Carlotta? — rompió el silencio Mariano y Giovanni le miró serío.—No creo que te importe. — respondió tajantemente.—Sé que me lo pasé...—Dejalo, no quiero discutir. Tú preocúpate por tu esposa. — lo interrumpió.Poco después él médico por fin apareció.—¿Ustedes son familiares de la señora Carina de Ricci? — preguntó el médico.—Yo soy su esposo y él es el cuñado. — respondió el italiano.—Bueno, la señora llegó muy mal, su pulso era demasiado débil, pero pudimos parar la h
Giovanni no podía creer que su amigo los traicionará, conocía a Stefano desde pequeño. Tal vez se comportaba raro, pero de pensar que les quiso matar, se negaba rotundamente. Todo sabían que tal vez Mariano tendría razón, no lo conocían mucho, pero no confiaban en nadie.—Me niego a que Stefano nos haya querido matar. — exclamó Giovanni. —Le conocemos desde que éramos niños.—Giovanni, hay probabilidades que sea el enemigo. — respondió su hermano. —Per favore, entiende. Primero fue Carlotta, luego tú, después mi esposa y ahora yo. — Giovanni seguía negando.—Imposible.—Giovanni, ¿Qué pasaría si él fuera el enemigo? — preguntó.—Lo mato sin importarme que sea mi amigo, se metió con lo más sagrado que tengo. — admitió.—Pues entonces, prepárate. — Mariano salió de allí.Mariano fue hasta la habitación donde Carina tomaba reposo, giró el pomo y al entrar la vio. Ella estaba tumbada en la cama, Mariano caminó hasta ella y estaba dormida. Desde la perdida de su bebé, un bebé que verdadera
Carina no asimilaba lo que su esposo la decía, no podía creerselo, lo miraba en silencio, ambos se miraban. Mariano mordió su labio inferior, esperando a que ella hablara. Pero a Carina, no la salían las palabras.—¿Cómo que se seguimos casados? — habló, después de ese silencio incómodo.—Llamalo cobardía, pero quería protegerte. Recibí un mensaje donde decía que te harían daño y no iba a permitir eso. — caminó hasta ella. —Pero no sirvió de nada, perdimos a nuestro hijo.—Mariano no sigas con lo del bebé, per favore. ¿Por qué no me lo dijiste? — él posó su mano en la mejilla de ella.—Estuvo mal que no te lo dijera, pero quería alejarte de alguna manera. — ella negó. —Te amo Carina, y por miedo solo pensé en eso.—Lo entiendo, pero un matrimonio se basa en la confianza. — el italiano asintió dándole la razón. —Prométeme que me contarás todo a partir de ahora.—Te lo prometo. — ella sonrió y el la besó. —Tienes que volver a la cama.—Si, mandón. — él sonrió y al llevo a la cama. —Te a
Todos estaban paralizados, aunque ya sospechaban, pero les tomó por sorpresa. Giovanni apretaba su mandíbula, él creía que era su amigo, pero le traicionó. Todo era un puto teatro y todos le creyeron. Giovanni cerró sus ojos con fuerza y todo lo que había en la mesa del escrito lo tiró al suelo, la ira se apoderó de él.—¡Maldito hijo de puta! — gruñó enfadado. —Todo era su plan.—Giovanni cálmate. — le dijo Franco.—¡No! — respondió alterado. —¡Lo voy a matar como una cucaracha! Carlotta y mi hijo estuvieron a punto de morir. ¡Fue violada y golpeada como una basura! ¡Y yo le haré lo mismo! —Giovanni, escucha. — Leo se acercó a él. —Si él se entera que sabemos que es el enemigo, escapará como una rata y tendremos que volver a buscarle. — le aconsejó. —Esperemos a que vuelva y ahí hacen lo quieran con él.Giovanni se calmó un poco y fue hasta el balcón para relajarse.—Hay que entenderle. — habló Orlando. —Su prometida, fue secuestrada, violada y golpeada y no solo eso, estuvo a punto
Los chicos se fueron hasta la zona privada y se encerraron. Franco, Enzo, Orlando y Maurizio se sentaron en el sofá que había en la habitación, Stefano se sentó en el sofá individual y Giovanni y Mariano se pusieron se sentaron en la mesa que había en el centro.—¿Qué pasa? — preguntó Stefano sin entender nada.—¿Por qué? — preguntó Mariano, Stefano arrugó su ceño.—¿Por qué, que? — respondió.—No te hagas el tonto, lo sabemos todos. — exclamó Giovanni. —Te creí mi amigo y nos traicionaste. — Stefano sonrió y se levantó del sofá y caminó por el lugar.—Estoy en frente de los líderes de la Cosa Nostra, falta uno, pero bueno da igual. — Siseó sin dejar de sonreír. —Si, yo fui quién planeo todo. El secuestro de Carlotta, el maltrato, fui yo quien la violó. — Giovanni fue hasta él como un demonio y le pegó un puñetazo.—Sigue riéndote, ahora seré yo quien te haga lo mismo y sufras. — exclamó el italiano furioso y Stefano se rió.—Sé que moriré, pero al menos sé que te hice sufrir. — lamió