Capítulo siete:La migración de serinos.

El pequeño club estaba lleno gran parte del tiempo y lograban eludir a Rigar, quien basándose en los rumores, no sabía bien a quién hacer caso, hasta que se harto y decidió hablar con Aldar, aunque decidió hacerlo en un lugar donde no lo verían junto con él.

—Señor Rigar es un gusto verlo—dijo Aldar dándole la mano.

—No lo es para mi —contestó Rigar rechazando el apretón de manos con un fuerte manotazo—tu lengua habla de mi hija conviviendo con los de tu realea—. Rigar lo tomo de su ropa y lo alzó de una manera amenazante.

—¡No son mentiras!—dijo Aldar con dificultad—si ha eso se refiere, se trata de una verdad. Ella se encuentra con el extranjero.

—¡No te atrevas a decir eso!

—Busquelo y se dará cuenta, ahora no se donde se encuentran, pero se que lo hacen.

Rigar miró los ojos del niño, con una rabia tan grande que pudiera atravesar lo que sea, sin embargo, los rumores sobre eso no sólo venían de él, sino de muchos. Lo bajó con brusquedad para decir.

—Más te vale que la información que traigas valga algo—dijo dándole una moneda de oro.

—¡No necesito su dinero!—dijo Aldar arrojando la moneda—solo quiero destruir a ese tipo.

—Lo odias tanto.

—Se roba el protagonismo que me corresponde, además yo odio estar en este sitio, yo soy el hijo de héroes de guerra para que me dejen en este lugar.

—Ya veo, trata de darme lo que necesito y vere si puedo ayudarte.

Aldar volvió a ofrecerle la mano y Rigar la acepto, aunque después se la lavo. Mientras tanto a la distancia ocurría algo que ignoraban, aunque no era problematico, era la migración de los serinos;criaturas similares a los cenrrar que solían devorar seres mágicos pero a diferencia de estos, los serinos eran similares a los dragones en apariencia salvo por los colores y cualidades; pues al consumir seres con magia también tenías tales habilidades, como a su vez la suficiente consciencia para usarla. Debido a estos, sus periodos de migración eran problematicos, aunque para los guardianes mágicos no lo eran tanto.

En tanto en el club donde Achecar y Charlotte se encontraban se divertían con todos los chicos del orfanato, que iba desde jugar a las escondidas, contarse cuentos y trucos de parte de Doroty quien usaba sus habilidades con toda maestría a su corta edad, aunque esto no era del agrado de Arai, que a pesar de tratar de asercarse a Achecar este no parecía simpatizar con ella a pesar de tratarla de una manera cortes, ella se mantenía lejos, ocupada ayudando en los quehaceres del orfanato junto a Ana rechazando las invitaciones del resto. Recientemente recibieron a un bebé y una niña de dos años de nombre Eva:que se había encariñado con Achecar y Charlotte.

—No tienes por qué ayudarme—dijo Ana—puedes ir a jugar con el resto.

—No quiero Ana—respondió Arai—tengo que ayudarte.

—Últimamente no hay mucho que hacer, todo gracias a que Charlotte a venido, eso te quita un gran peso de encima después de tu trabajo.

—Eso lo se.

—A ti no te agrada Chalotte, ¿verdad?

—No es eso, es solo que, quisiera que Achecar me mirará como lo hace con ella.

Ana detuvo su accionar sobre los manteles de la mesa y por primera vez miró a aquella niña detenidamente.

—Hablas como una mujer, pero no eres una.

—¡Usted que sabe!—grito Arai—vive enclaustrada, servida a un dios o dioses de los que no tengo noticias cuando rezo. Usted no me puede juzgar, por que a diferencia de usted yo se lo que es el olor a hombre, se lo que es tenerlo dentro, incluso cuando no quieras, pero masajeas y...

—No sigas—la interrumpió Ana manteniendose serena.

—Le asusta saber lo que sufri.

—Hablas como una inmadura, acaso crees que no sabía, es por eso que estás aquí. Ya que a fin de cuentas tu madre te vendía como lo hacía ella con su cuerpo. Hasta que los guardias inrrumpieron en su hogar, la arrestaron junto a todos sus clientes, y ellos te trajeron aquí.Te has vuelto una mujer, pero no una adulta, mucho menos madura. Acaso no vez lo que es obvio.

—¿A qué se refiere?

—Achecar es igual a ti, pero el solo usa tal madurez como un instinto, para sobrevivir y entender lo que lo rodea, el hace que las personas cambien con sus acciones, pero en el fondo el busca su niñes, sabe que no la puede recuperar, pero si puede salvarla, Charlotte necesita que alguien la salve y el lo hace.

—Y yo, ¡que no merezco salvación!

—Ya no vez a un niño como niño, sino como hombre, has perdido la niñes, una vez que la puerta de vida se abre, y que el velo de la inocencia se pierde, ya no se repone.

Arai se sintió tan molesta enmascarado su tristeza, que se recluyo en las recámaras de las chicas, donde fue al baño y se miró en el espejo odiando lo que veía de sí y lo que ella representaba. Ana siguió barriendo el patio, cuando vio a lo lejos como un serino se poso sobre la casa vecina y empezó a rugir lanzando grandes ondas de sonido, asustando y preguntándose donde estaban los chicos, a su vez vio como otros cuatro se aproximaban y sobre todo una tormenta similar a un huracán los seguía, por lo que corrió lo más rápido que pudo buscando y al mismo tiempo sonando la campana como alarma.

Arai miró desde la ventana y se escondio. Entre tanto todos los habitantes intentaban escaparse y refugiarse salvo algunos. Hectar y Segrat se alistaron para frenar a dos de los serinos, mientras que los otros serían confrontados por los guardianes mágicos que se encontraban en el lugar. A la distancia Rigar veía como estos seres se acercaban, y preocupado por su hija se dirigió a toda velocidad utilizando su magia de reflejo que eran uno de los más peligrosos, la magia de objetivo: con el podría hacer lo que quisiera con el simple hecho de proponérselo; como en este momento, usándolo para levitar y salir volando a alta velocidad. A su vez Carolina veía como se marchaba y ella ordenaba que los trabajadores fueran al refugio.

Al mismo tiempo, Charlotte le pidió a Doroty que llevara a los niños al orfanato mientras que Achecar y Charlotte se dirigieron a toda velocidad a su casa, temiendo que su padre fuera a comprobar que de verdad estaba ahí. Una fortuna que lograron llegar poco antes de que Rigar aterrizará en el lugar, levantando el polvo como dejando un pequeño cráter. Beatriz miró con cierto desprecio a Rigar antes de abrirle fingiendo una sonrisa.

—Señor Rigar, no lo esperaba.

—Los serinos pasarán cerca, vengo a ver a mi hija.

—Ella vendrá en un momento.

—He oído rumores, y no quiero que me oculte nada.

—Es claro que no.

Rigar se impacientaba y se adentro, si pedir permiso o esperar a que ella se lo permitiera, sin embargo no avanzó mucho pues Charlotte se presentó con su vestido azul.

—Ya ve, ha estado aquí por mucho rato—dijo Beatriz.

—Ya lo veo—contesto Rigar con ciertas dudas, debido a lo desarreglada que se veía.

—¿Qué sucede papá?

—La migración de los serinos, pero no habrá problema.

En ese momento se llegaron a escuchar los sonidos de la pelea en la ciudad, Charlotte miraba horrorizada y Achecar impactado.

—Ayudaras a los de la ciudad—dijo Charlotte mostrándose triste.

—No digas tonterias, estas criaturas no son problemas para nosotros, es claro que para ellos si, pero no es de nuestra incumbencia, a fin de cuentas para eso existen las legiones.

Charlotte mostró su molestia, pero a la distancia pudo apreciar cómo si había aquellos que se atrevían a ayudar cuando otros no. Hectar y Segrat lograron derribar a dos y el resto de guardianes magicos a los que quedaban. Sin embargo lo peor estaba por empezar, pues el más grande de los serinos se hizo presente con una envergadura que llegaba a los treinta metros, esto atemorizó a los presentes, que a pesar del miedo se armaron de valor y pelearon, ante la criatura de enormes dientes, pero las cosas no salieron tan bien pues daño a la mayoria y mató a uno de los guardias.Sin embargo las cosas se habrían perdido de no ser por Alfredad que lanzó un fuerte ataque con su magia de tierra, con el que logró matar a la criatura. Tan pronto acabó el problema ayudó a los valientes que ayudaron y se arrodilló mostrando sus respetos al muerto.

Esta acción le ganó la admiración de los plebeyos y el odio de Rigar que se acrecentaría con el tiempo.

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