Mis pasos están siendo silenciosos para lo que mi propio cuerpo está siendo de ruidoso. Estoy negando y la confrontación que siento va más allá de lo que mi propio ser compartido está en mí.
-Andrew- escucho la voz Christopher. Alzo el rostro y siento como lo oscuro de mis ojos está siendo reflejado cuando él se pone derecho delante de mi –Alfa- asiento con mi mandíbula apretada.
-No, Christopher- doy la vuelta hacia mi escritorio y saco la silla de cuero y me siento en ella, lo veo dejar un vaso con el líquido color dorado dentro de él. Lo tomo y lo paso de un solo golpe por mi garganta, arrugo un poco mi rostro por el fuerte sabor en seco del whiskey, el vaso es puesto en la mesa un poco más fuerte de lo que puede ser.
-Su padre hizo ese trato años atrás- Christine habla y niego tratando de morder mi lengua, no debería, soy el Alfa de esta manada, pero ellos están aún más arraigados a lo que opinaba mi padre.
-¿Tú crees que ahora me importa lo que hizo mi padre?- me levanto de golpe tirando hacia atrás la silla logrando que caiga, mis puños cerrados golpean fuertemente es escritorio de caoba, el estruendo hace saltar un paso atrás a mis dos amigos – ¡Él está muerto!- mis ojos se cierran y mi cabeza se agacha –Soy el Alfa ahora y se debe hacer lo que yo diga- murmuro entre dientes mientras siento como mi respiraciones está descontrolándose.
-Alfa, usted tiene toda la razón, pero- Christine vuelve hablar y mi mirada oscura la detiene.
-Un trato es un trato y nosotros nunca hemos fallado en eso- continua Christopher causando que vuelva a golpear mi escritorio, ambos ya se quedan estáticos cuando escuchamos un nuevo toque a la puerta.
Me enderezo cuando abren la puerta y mi secretaria está entrando a mi oficina, mi ceja se alza –Tiene una llamada importante- dice ella mientras sus pasos torpes abandonan la oficina.
-Aló- respondo cuando he apretado el botón del intercomunicador dejando que el altavoz ayude a que la voz de la otra persona en la línea sea escuchada por mis amigos.
-Andrew- la voz del mismo hombre.
-Gustav- respondo un poco más seco de lo que estaba esperando que fuera -¿Qué quiere ahora?- la parte seca de mi ser está saliendo a flote.
-Realmente necesito su ayuda- comenta de nuevo, su voz no es muy alta para lo que puedo considerar –Andrew, realmente lo necesito- se escucha como una puerta es abierta fuertemente “Señor, están en camino” “No Amery, no puede ser” la voz preocupada del hombre está llenando mi oficina.
Christopher y Christine están mirándome fijamente, siento como sus respiraciones está saliendo tan desigual como la mía.
-Andrew, los Dankworth están en camino, tu padre ofreció un trato hace 250 años- la voz atareada del hombre nos hace entender que lo que está ocurriendo no es lo que el esperaba –Sabia que usted se colocaría como un loco, pero es mi hija y haría hasta lo último para protegerla- “Padre” la voz de una mujer es escuchada en la otra línea y puedo sentir como estoy frunciendo el ceño. Mi mandíbula se aprieta cuando escucho la próxima línea “Si es de morir, lo haré” alzo mi vista y todos tragamos fuerte antes de escuchar un sonido fuerte y como la línea se corta.
-Su padre sabía que usted seria el indicado- golpeo de nuevo el escritorio.
-¡Salgan!- digo más fuerte de lo que puedo y ellos salen rápidamente de la oficina.
Tomo otro trago de Whiskey antes de alzar la mirada y ver el cuadro de mi padre.
-Una vampira ¿En serio? ¿Hacer un trato con los vampiros? Con nuestros enemigos de años- tengo que controlar mi cuerpo cuando siento como mi lobo está deseando salir. –No- me contengo y siento como mis garras están tratando de aparecer -¡No!-
Abro uno de los armarios de la oficina y tomo uno de los abrigos color negro, lo ubico en mi cuerpo y salgo de aquel lugar, apretó el ascensor y antes de entrar puedo ver como mis dos mejores amigos están entrando junto conmigo.
-Es la peor decisión que he tomado- murmuro negando.
-No lo es- suelta mi lobo interior, giro un poco mi rostro hacia un costado.
-¿No?- murmuro cerrando mis ojos.
-No- y solo es puro silencio.
-Alfa- miro a Christine deteniendo el elevador –El Jeep está disponible- comienzo a negar pero al abrir las inmensas puertas de cristal el aire de la noche está topándose con mi rostro, camino detrás de ellos dos antes de subirme en el asiento del copiloto –Hará lo mejor, Alfa. Usted nunca falla-
-No me hablen de tu, saben que de ustedes dos lo detesto- ellos sonríen y de repente me es inevitable no sonreír junto a ellos –Odio a mi padre en esta momento- mis grandes manos están entrando en mi cabello desordenándolo –Con vampiros ¿En serio?- el camino se está volviendo cada vez más rocoso, más boscoso y los grandes árboles están apareciendo a nuestro alrededor.
El sonido de los neumáticos partiendo ramas es lo único que se escucha además de como mi respiración se está sintiendo cada vez más descontrolada, mis ojos se cierran y puedo percibir que estamos llegando. –Sigue ese camino- apunto hacia el lado izquierdo y Christine está siguiendo mis órdenes.
-Gustav está en peligro y si los Dankworth llegan primero que nosotros y se llevan a la chica, sea vampiro o no, mi padre saldrá de la tumba y me llevara con el- suelto aquello cuando estamos viendo como a unos costados alejados de los árboles se están moviendo fuertemente -¡Detente!- mi mano golpea el hombro de Christine y ella detiene Jeep de golpe –Estamos cerca- abro a puerta del auto y me bajo.
Me agacho y siento el leve olor –Algo esta diferente-
-Te lo dije- responde mi lobo, ladeo y comino siguiendo mi instinto, comienzo a correr lo más rapido que puedo como mi forma humana me lo permite y puedo ver como un inmenso castillo empieza aparecer en mi visión –Te dije que valdría la pena venir- quiero silencia a mi lobo pero no puedo.
-No es el momento- murmuro cuando termino de dar varios pasos y pegar mi espalda a la pared más cercana, detrás de mí ambos Chris, giro mi rostro y llevo mis dedos a mi labios para que entiendan la señal de silencio.
Entonces es cuando vemos una puerta y como dos personas están saliendo de ellas.
-¡Aquí es!- le responde el hombre mientras aprieta más fuerte la mano de la chica, mis ojos se estrechan en ella. Mi respiración esta desigual, quizás se deba a la gran cantidad de pasos que di al correr.
-Gustav- digo saliendo de donde estaba escondido junto a Christine y Christopher.
-McGregor- puedo ver la tensión en su cuerpo cuando él dice mi nombre y la forma de asombro de la mujer que no está apartando su mirada de mí. Puedo ver cómo está oliendo a la distancia –Estaré agradecido de por vida con usted, pero hágalo- responde.
Veo como el la suelta casi al mismo tiempo de como yo ahora estoy enrollando su brazo en mi mano derecha, observo la escena de como el hombre cierra sus ojos por lo que acaba de hacer y como la mujer alterna sus ojos abiertos entre su padre que la está traicionando y yo, un desconocido.
La veo mirarme con un destello de rabia cuando sus ojos cambian a un color rojo intenso y sus calmillos aparecen rápidamente, está abalanzándose sobre mi cuando de repente cae en mis brazos. La sostengo lo mejor que puedo al mismo tiempo que contengo a lobo de salir, este no es el mejor momento para que eso pase.
-Te amo Victoria, y jure cuidarte hasta el último día de mi vida. Iré por ti, hija mía- dijo Gustav cerca de la mejilla de su hija antes de que dejara un beso y ella cayera en un sueño profundo, su rostro pálido parecía como porcelana.
Alzo mis manos y detengo a mis amigos, me inclino y la tomo entre mis brazos y la subo al estilo nupcial en mis brazos –Gustav, estamos en deuda- comento mirando a la mujer y a el –Usted y mi padre me han puesto en un aprieto y hago esto porque soy un hombre de palabra- el asiente ladeando su cabeza –Estamos en deuda- me giro y camino con ella en mis brazos perdiendo al hombre en la distancia.
-Alfa- murmura Christopher.
-Adelante, me subiré con ella en el asiento trasero- Y como lo dije se hizo, ella termino acostada en mis brazos todo el viaje mientras que sus ojos cerrados dejaban en evidencia que más adelante odiaría lo que vendría.
El techo de esta habitación me hace querer rasgarlo, la cantidad de blanco que posee me hace querer clavar mil colmillos y manchar todo de rojo. Han estado afuera desde que me desperté, he visto que han dejado comida ¿En serio? Realmente lo han hecho.-¡Sácame de aquí!- golpeo la puerta lo más fuerte que puedo, pero sin embargo sigue siendo resistente a mis golpes, no es que sea una mujer muy fuerte como para derribarlo. El velo negro que tenía ya no está, era de mi madre.Mis ojos están rojos y quiero golpear a quien quiera que esté cerca, puedo oler su sangre y siento la necesidad incesante de clavar mis colmillos en su cuello y matarlo.-Si no te callas, no saldrás nunca de allí- la voz profunda del mismo hombre. McGregor, al que mi padre me entrego.-¡Sácame de aquí! Bastardo- suelto aquello con mis puños gol
-¡Joder!- golpeo una de las paredes.-Alfa- me llama Christine y me giro con mi rostro rojo de ira. Sé que mi lobo está queriendo salir, mi lado humano esta peleando con el más tiempo de lo que he acostumbrado hacer, no soporto tenerlo suprimido.-No estoy para nadie- me gire y pegue mi frente hacia la misma pared que he golpeado.-La chica se resiste a comer- ella alza sus manos y vuelvo a golpear la pared.-¿Quién se cree ella?- digo molesto quitándome de la pared y pisando camino por uno de los pasillos.El sonido de mis botas está resonando por todo el piso de madera, giro en una de las esquinas y subo unas escaleras hasta que veo el pasillo y como la última puerta sigue estando en silencio.-¡Maldita sea contigo!- grite golpeando la puerta fuertemente.-¿Qué quieres? ¡Imbecil!- allí esta ella y su voz de mier
-McGregor- el hombre entro a mi oficina como si esto le perteneciera. La temperatura en mi rostro estaba aumentando, primero Victoria y ahora este.-Miracle- le respondo con la mayor calma que no existe en mi pecho, mis labios se aplanan y su sonrisa arrogante aparece en sus labios.Desde que tengo memoria he querido partirle la cara a esta imbécil, mi padre siempre me hizo mantener la raya, pero algunas cosas han cambiado en gran mayoría, mi padre ha muerto y mi paciencia ya está a mi límite.-Siempre tan…- la mueca en sus labios era de burla indudablemente –Lindo- sonríe de lado y se sienta en uno de los sillones frente a mi escritorio.-Nadie te dijo que te sentaras- me levante y estaba rodeando el escritorio cuando el intento montar los pies en la madera.Mi mano dio de lleno con sus botas y cayeron al suelo, su mirada se transformó de burla a irritada.-N
-El desgraciado de McGregor cree que tiene el derecho de tratarme así- su voz es fuerte cuando está hablando con otro hombre delante de él.-Nathaniel- murmuro el otro con el que estaba hablando –Ese vocabulario no está permitido en mi oficina y menos si viene de ti- la voz dura está dando mucho que decir.-Lo siento, padre- el hombre asiente en dirección de él.-Me han dicho que Andrew tiene algo importante en su casa- dice el hombre que está sentado en la silla de cuero negro mirando hacia las afueras, tanto como le permite el gran ventanal, el chico delante de él alza su ceja –Importante- recalca con la voz un poco más suave.-¿Una chica?- pregunta, el hombre se encoge de hombros ante lo que el chico está queriendo preguntar.-Nadie traspasa sus inmensas paredes, pero si algo es la debilidad de McGregor, es un punto a nuest
-No puedo estar sintiendo esto ¡No!- mis pasos se vuelven monótonos mientras camino de un lado a otro en la habitación, siento que las cosas no están bien, entre mi padre y lo de McGregor el día anterior me esta carcomiendo.Su lengua por mi cuello, su lengua dejo un rastro de saliva que me fue inevitable no querer tocar, nunca había sentido algo así por una persona y menos un humano ¿Por qué mi padre confió tanto en él? Yo no creo que él sea un santo.Sus ojos oscuros estaban brillantes cuando entro a la habitación, intente con todas mis fuerzas poder atacarlo pero, pero cuando sus manos se posan en mi cuerpo es como si el reaccionara. No puedo creer la forma en que mis uñas se clavaron, pero el olor de su sangre me pareció los más atrayente que pude admirar.Necesitaba pasar mi lengua por su cuello y poder probarla, sent&ia
-¡¿En dónde está?!- la expresión alterada del hombre dice mucho.-Nunca lo sa-sabrás- murmuro como pudo Gustav mientras sentía su cuello apretado. La mirada del hombre apretó aún más hasta sentir un dolor agudo.-¿Amas mucho a tu hija?- pregunta este mientras el otro que tenía agarrado del cuello, el padre de Victoria seguía manteniendo un fuerte agarre.-Si- dijo como pudo.-¡Señor!- grito la señora que se encargaba de la limpieza del lugar.-Amary- murmuró mientras veía como sus ojos estaban comenzando a cerrarse.-¡Aléjense de él!- grito de nuevo la mujer pero fue tomada por el cuello.-Suéltalo- dejaron caer al hombre, sus manos fueron directo a su cuello tratando de tranquilizar el dolor en la zona afectada –Soy capaz de arrancar tu cuello y quemar
Esto no puede estar pasando ¿Cómo es que Victoria es una Dankworth? ¿Cómo? La mirada interrogante de todos estaba encima de mí. No es de extrañarse que eso pase, me levante como un loco enfurecido y termine saliendo de la cocina.No pude ver a Victoria. Se supone que eso no me tiene que afectar, pero ese Clan siempre ha buscado la forma de asesinarnos a nosotros tanto como en el caso a los vampiros, o en este momento la familia de Victoria.Es decir, tengo que lidiar con un montón de vampiros imbéciles y además con un montón de lobos que son el doble de imbéciles que los vampiros del Clan.Nunca en mi vida pude imaginar que la mujer que está aquí, en mi casa, sea parte de esa familia, ella es complemente diferente a cualquiera de todos los que hemos vistos a lo largo de los años. Es por eso que su padre la quiere cuidar, ella
-¿Quién te dio permiso a entrar?- gruño con mi rostro rojo de rabia y molestia hacia el hombre parado en la entrada de mi casa.-¡No te estreses! Andrew- su voz relajada me está causando que le restriegue el rostro por las piedras que están a las afueras de mi casa –Solo quería venir a saludar- su mano quiere ser colocado en mi brazo y es quitada rápidamente antes de que por lo menos se acercara.-Soy capaz de matarte y no me interesa que tu padre venga a buscarme- mi pose fuerte esta saliendo a flote. A cada esquina tengo a mis amigos y ellos tienen sus brazos cruzados esperado por una batalla que no se ha desarrollado.-Solo quería venir a saludar a tu visita- mi entrecejo se frunce y él sonríe con suficiencia.-Yo no tengo visita- le respondo sin abrir casi mi boca.-¿Cómo qué no?- vuelve a sonreír y trata de