Capítulo 2

Mis pasos están siendo silenciosos para lo que mi propio cuerpo está siendo de ruidoso. Estoy negando y la confrontación que siento va más allá de lo que mi propio ser compartido está en mí.

-Andrew- escucho la voz Christopher. Alzo el rostro y siento como lo oscuro de mis ojos está siendo reflejado cuando él se pone derecho delante de mi –Alfa- asiento con mi mandíbula apretada.

-No, Christopher- doy la vuelta hacia mi escritorio y saco la silla de cuero y me siento en ella, lo veo dejar un vaso con el líquido color dorado dentro de él. Lo tomo y lo paso de un solo golpe por mi garganta, arrugo un poco mi rostro por el fuerte sabor en seco del whiskey, el vaso es puesto en la mesa un poco más fuerte de lo que puede ser.

-Su padre hizo ese trato años atrás- Christine habla y niego tratando de morder mi lengua, no debería, soy el Alfa de esta manada, pero ellos están aún más arraigados a lo que opinaba mi padre.

-¿Tú crees que ahora me importa lo que hizo mi padre?- me levanto de golpe tirando hacia atrás la silla logrando que caiga, mis puños cerrados golpean fuertemente es escritorio de caoba, el estruendo hace saltar un paso atrás a mis dos amigos – ¡Él está muerto!- mis ojos se cierran y mi cabeza se agacha –Soy el Alfa ahora y se debe hacer lo que yo diga- murmuro entre dientes mientras siento como mi respiraciones está descontrolándose.

-Alfa, usted tiene toda la razón, pero- Christine vuelve hablar y mi mirada oscura la detiene.

-Un trato es un trato y nosotros nunca hemos fallado en eso- continua Christopher causando que vuelva a golpear mi escritorio, ambos ya se quedan estáticos cuando escuchamos un nuevo toque a la puerta.

Me enderezo cuando abren la puerta y mi secretaria está entrando a mi oficina, mi ceja se alza –Tiene una llamada importante- dice ella mientras sus pasos torpes abandonan la oficina.

-Aló- respondo cuando he apretado el botón del intercomunicador dejando que el altavoz ayude a que la voz de la otra persona en la línea sea escuchada por mis amigos.

-Andrew- la voz del mismo hombre.

-Gustav- respondo un poco más seco de lo que estaba esperando que fuera -¿Qué quiere ahora?- la parte seca de mi ser está saliendo a flote.

-Realmente necesito su ayuda- comenta de nuevo, su voz no es muy alta para lo que puedo considerar –Andrew, realmente lo necesito- se escucha como una puerta es abierta fuertemente “Señor, están en camino” “No Amery, no puede ser” la voz preocupada del hombre está llenando mi oficina.

Christopher y Christine están mirándome fijamente, siento como sus respiraciones está saliendo tan desigual como la mía.

-Andrew, los Dankworth están en camino, tu padre ofreció un trato hace 250 años- la voz atareada del hombre nos hace entender que lo que está ocurriendo no es lo que el esperaba –Sabia que usted se colocaría como un loco, pero es mi hija y haría hasta lo último para protegerla-  “Padre” la voz de una mujer es escuchada en la otra línea y puedo sentir como estoy frunciendo el ceño. Mi mandíbula se aprieta cuando escucho la próxima línea “Si es de morir, lo haré” alzo mi vista y todos tragamos fuerte antes de escuchar un sonido fuerte y como la línea se corta.

-Su padre sabía que usted seria el indicado- golpeo de nuevo el escritorio.

-¡Salgan!- digo más fuerte de lo que puedo y ellos salen rápidamente de la oficina.

Tomo otro trago de Whiskey antes de alzar la mirada y ver el cuadro de mi padre.

-Una vampira ¿En serio? ¿Hacer un trato con los vampiros?  Con nuestros enemigos de años- tengo que controlar mi cuerpo cuando siento como mi lobo está deseando salir. –No- me contengo y siento como mis garras están tratando de aparecer -¡No!-

Abro uno de los armarios de la oficina y tomo uno de los abrigos color negro, lo ubico en mi cuerpo y salgo de aquel lugar, apretó el ascensor y antes de entrar puedo ver como mis dos mejores amigos están entrando junto conmigo.

-Es la peor decisión que he tomado- murmuro negando.

-No lo es- suelta mi lobo interior, giro un poco mi rostro hacia un costado.

-¿No?- murmuro cerrando mis ojos.

-No- y solo es puro silencio.

-Alfa- miro a Christine deteniendo el elevador –El Jeep está disponible- comienzo a negar pero al abrir las inmensas puertas de cristal el aire de la noche está topándose con mi rostro, camino detrás de ellos dos antes de subirme en el asiento del copiloto –Hará lo mejor, Alfa. Usted nunca falla-

-No me hablen de tu, saben que de ustedes dos lo detesto- ellos sonríen y de repente me es inevitable no sonreír junto a ellos –Odio a mi padre en esta momento- mis grandes manos están entrando en mi cabello desordenándolo –Con vampiros ¿En serio?- el camino se está volviendo cada vez más rocoso, más boscoso y los grandes árboles están apareciendo a nuestro alrededor.

El sonido de los neumáticos partiendo ramas es lo único que se escucha además de como mi respiración se está sintiendo cada vez más descontrolada, mis ojos se cierran y puedo percibir que estamos llegando. –Sigue ese camino- apunto hacia el lado izquierdo y Christine está siguiendo mis órdenes.

-Gustav está en peligro y si los Dankworth llegan primero que nosotros y se llevan a la chica, sea vampiro o no, mi padre saldrá de la tumba y me llevara con el- suelto aquello cuando estamos viendo como a unos costados alejados de los árboles se están moviendo fuertemente -¡Detente!- mi mano golpea el hombro de Christine y ella detiene Jeep de golpe –Estamos cerca- abro a puerta del auto y me bajo.

Me agacho y siento el leve olor –Algo esta diferente-

-Te lo dije- responde mi lobo, ladeo y comino siguiendo mi instinto, comienzo a correr lo más rapido que puedo como mi forma humana me lo permite y puedo ver como un inmenso castillo empieza aparecer en mi visión –Te dije que valdría la pena venir- quiero silencia a mi lobo pero no puedo.

-No es el momento- murmuro cuando termino de dar varios pasos y pegar mi espalda a la pared más cercana, detrás de mí ambos Chris, giro mi rostro y llevo mis dedos a mi labios para que entiendan la señal de silencio.

Entonces es cuando vemos una puerta y como dos personas están saliendo de ellas.

-¡Aquí es!- le responde el hombre mientras aprieta más fuerte la mano de la chica, mis ojos se estrechan en ella. Mi respiración esta desigual, quizás se deba a la gran cantidad de pasos que di al correr.

-Gustav- digo saliendo de donde estaba escondido junto a Christine y Christopher.

-McGregor- puedo ver la tensión en su cuerpo cuando él dice mi nombre y la forma de asombro de la mujer que no está apartando su mirada de mí. Puedo ver cómo está oliendo a la distancia –Estaré agradecido de por vida con usted, pero hágalo- responde.

Veo como el la suelta casi al mismo tiempo de como yo ahora estoy enrollando su brazo en mi mano derecha, observo la escena de como el hombre cierra sus ojos por lo que acaba de hacer y como la mujer alterna sus ojos abiertos entre su padre que la está traicionando y yo, un desconocido.

La veo mirarme con un destello de rabia cuando sus ojos cambian a un color rojo intenso y sus calmillos aparecen rápidamente, está abalanzándose sobre mi cuando de repente cae en mis brazos. La sostengo lo mejor que puedo al mismo tiempo que contengo a lobo de salir, este no es el mejor momento para que eso pase.

-Te amo Victoria, y jure cuidarte hasta el último día de mi vida. Iré por ti, hija mía- dijo Gustav cerca de la mejilla de su hija antes de que dejara un beso y ella cayera en un sueño profundo, su rostro pálido parecía como porcelana.

Alzo mis manos y detengo a mis amigos, me inclino y la tomo entre mis brazos y la subo al estilo nupcial en mis brazos –Gustav, estamos en deuda- comento mirando a la mujer y a el –Usted y mi padre me han puesto en un aprieto y hago esto porque soy un hombre de palabra- el asiente ladeando su cabeza –Estamos en deuda- me giro y camino con ella en mis brazos perdiendo al hombre en la distancia.

-Alfa- murmura Christopher.

-Adelante, me subiré con ella en el asiento trasero- Y como lo dije se hizo, ella termino acostada en mis brazos todo el viaje mientras que sus ojos cerrados dejaban en evidencia que más adelante odiaría lo que vendría.

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