Esto no puede estar pasando ¿Cómo es que Victoria es una Dankworth? ¿Cómo? La mirada interrogante de todos estaba encima de mí. No es de extrañarse que eso pase, me levante como un loco enfurecido y termine saliendo de la cocina.
No pude ver a Victoria. Se supone que eso no me tiene que afectar, pero ese Clan siempre ha buscado la forma de asesinarnos a nosotros tanto como en el caso a los vampiros, o en este momento la familia de Victoria.
Es decir, tengo que lidiar con un montón de vampiros imbéciles y además con un montón de lobos que son el doble de imbéciles que los vampiros del Clan.
Nunca en mi vida pude imaginar que la mujer que está aquí, en mi casa, sea parte de esa familia, ella es complemente diferente a cualquiera de todos los que hemos vistos a lo largo de los años. Es por eso que su padre la quiere cuidar, ella no sirve para estar en el Clan, pero aunque ella renuncie no lo vale.
La única forma de renunciar a ser la líder es muriendo y por lo visto, es lo que están tratando de realizar. Soy un maldito imbécil, Imbécil. Tal como ella siempre me dice, se supone que la debo proteger.
-Proteger- mi lobo habla pero quiero ignorarlo.
-Es un trato ¡Maldición!- grito y goleó la pared de la oficina en donde estoy encerrado. - ¡Maldita sea mi padre! Y el día en que me metió en esto-
Mis bramidos son fuertes pero sé que nadie tiene el derecho de interrumpir en mi oficina y menos cuando estoy queriendo quitar y lanzar los marcos de las ventanas a la lejanía de los árboles.
-Ella puede- gruñe mi lobo.
-¡No! Ella no- digo molesto.
-Ella si puede entrar y no haremos nada contra ella- mi mandíbula se aprieta y sé que esta desajustada, no he podido dejar de apretarla desde que me entere de todo este desastre. Desde el inicio hasta ahora.
Mis ojos se cierran y puedo olerla –Ella viene- murmuro y mi lobo gruñe de satisfacción, ella me está buscando y yo quiero ser encontrado por ella -¡Joder! ¿Qué me pasa?-
-Andrew- su voz es suave y siento como mi propio interior está derritiéndose. Es como si el sol golpeara fuerte al hielo y este solo quiere caer en gotas alrededor.
-Victoria- mi voz se suaviza, no quiero asustarla. Mi actitud junto a ella cambia siempre, soy un maldito arrogante que la hace sacar de quicio, pero también quiero ser el maldito imbécil que ella siempre busque para cuidarla.
¿Qué estoy diciendo? Tengo que hablar con Christine y Christopher, tengo que saber exactamente qué es esto que ando sintiendo cada vez que Victoria está a unos kilómetros de mí.
Sus pasos son suaves, su mirada esta agacha pero aun así está delante de mí –Lo siento- suelto aquello, ella alza su mirada y niega –No debo actuar como el imbécil, hago honor a tus palabras- la veo hacer una sonrisa. Mis labios la imitan y camino hacia su espacio. Necesito saber si ella me acepta tan cerca como quiero tenerla siempre.
-No es tu culpa- ella murmura y su mirada cae con la mía –No sabía eso hasta hace varias noches antes cuando mi cumpleaños 200 llego- mis manos se alzan y estoy debatiéndome entre posarlas en sus brazos, hombros o dejarlas a mis costados. Siento que están sudadas y tengo vergüenza de tocarla así pero es como si mi instinto estuviera actuando.
Las alzo esperando que ella me golpee el pecho y me lo rasgue, pero la atraigo hacia mí y la abrazo por los hombros.
-Lo siento, Victoria- murmuro con mi barbilla apoyada en su cabello –Por lo que estás pasando- mi barbilla se frota en su cabello como queriendo tener su olor encima de mí.
-No es tu culpa, ya te lo dije- ella enrolla sus brazos en mi cintura y mi lobo aúlla en mi interior. Pero como todo con ella no dura demasiado. Ella se aleja rápidamente y puedo ver de nuevo su barrera subirse.
-Victoria- quiero alcanzarla pero ella va hacia el otro lado, un bufido sale y ella me mira directamente.
-Tengo que irme de aquí- sus brazos se alzan y puedo ver de nuevo la furia en sus ojos amarillos.
-No puedes, tu padre me encargo cuidarte ¿Tengo que encerrarte de nuevo?- el rojo cubre sus ojos cuando digo eso de nuevo. Su pose desafiante dice mucho y yo estoy en ataque. Ella puede estar dominando una parte de mi vida que realmente desconozco, pero si me toca batallar para tenerla a mi lado sana y salva, lo hare.
-No harías eso de nuevo- ella no aparta su mirada de la mía.
-Pruébame- digo querido dejar claro mi punto, no quiero herirla pero no está ayudando demasiado.
-Necesito estar con mi padre-
-¿Y morir?- bramo esa confesión que la está dejando helada -¿Es lo que quieres? ¿Morir? Victoria, no eres una niña para no entender lo que está ocurriendo a tu alrededor- mi molesta está a tope.
-No eres nadie, eres solo el imbécil con el que mi padre hizo un trato- este trato me está hartando.
-Imbécil o no, estas aquí- alzo mis brazos –Y aquí es donde estarás- salgo a zancadas largas de la oficina hasta llegar a lo que es la cocina.
Todo es silencio mientras me miran entrar seguida de una mujer furiosa detrás de mí.
-¿Cómo es que siempre la hace enojar?- murmura la pregunta Christine y la fulmino con la mirada.
-¡Eres un cabrón!- me giro con la mirada de todos junto a nosotros. Ella está lista para rasgar mi carne y yo estoy listo para hacerla rogar por eso.
-No me importa- me acerco y dejo mi nariz casi tocando la suya. Mis ojos negros no se apartan de sus rojos.
Mis manos la agitan desde sus brazos y ella quiere soltarse pero en medio de este desastre el timbre es tocado. Mi cabeza es alza dejando cerca de ella mi cuello, inhalo y miro a mis mejores amigos.
-Susan y Katherine, llévensela- ordeno, ellas se levanta rápidamente de sus puesto y se acercan a Victoria –Ustedes dos van conmigo, es Nathaniel-
-¿Nathaniel?- ella se gira antes de ser guiada por el pasillo hacia su habitación por las mujeres de sus amigos. Asiento.
-Sí, Nathaniel Miracle- suelto aquello sin saber porque lo hago pero cuando veo como sus cejas se fruncen hacia el lugar a donde voy, sé que las cartas no están todas sobre la mesa –Es un imbécil que siempre busca la forma de joderme- confieso, el timbre vuelve a sonar y estamos entre esta batalla de palabras sin decir.
-Nathaniel Miracle, es el novio o lo que sea de Antonella Dankworth- mis ojos se abren grandemente y todo esta encajando mi alrededor.
-No puede ser- camino rápidamente hacia la salida seguido de mis amigos. Algunas cosas van a tener que ser dejadas claras de ahora en adelante.
Pero antes de abrir la puerta mis pasos son detenidos, me giro y observo a mis amigos -¿Cómo descubrieron ustedes que ellas serían sus mates?- lanzo la pregunta y antes de ellos abrirla boca, la puerta es abierta.
¡Joder!
-¿Quién te dio permiso a entrar?- gruño con mi rostro rojo de rabia y molestia hacia el hombre parado en la entrada de mi casa.-¡No te estreses! Andrew- su voz relajada me está causando que le restriegue el rostro por las piedras que están a las afueras de mi casa –Solo quería venir a saludar- su mano quiere ser colocado en mi brazo y es quitada rápidamente antes de que por lo menos se acercara.-Soy capaz de matarte y no me interesa que tu padre venga a buscarme- mi pose fuerte esta saliendo a flote. A cada esquina tengo a mis amigos y ellos tienen sus brazos cruzados esperado por una batalla que no se ha desarrollado.-Solo quería venir a saludar a tu visita- mi entrecejo se frunce y él sonríe con suficiencia.-Yo no tengo visita- le respondo sin abrir casi mi boca.-¿Cómo qué no?- vuelve a sonreír y trata de
-Andrew- susurraba cerca de mi oído para levantarse lentamente, podía escuchar el latir de mi corazón acelerado mientras la sentía encima de mí. Sus piernas a cada lado de mis caderas y sus movimientos de adelante hacia atrás estaban logrando que perdieran la razón.-¡Oh!- mis labios se abrieron y solté un gruñido, mis manos se apretaron en sus muslos tratando de aguantar mucho más tiempo. Ella necesitaba que durara mucho más.Mi miembro estaba tan dentro de ella que podía sentir lo apretada que estaba.-¡Más! ¡Dame más!- su cabello negro caía en cascada delante de ella creando un velo mientras subía y bajaba, su sudor podía verse entre el valle de sus pechos.Mis caderas comenzaron hacer un movimiento tratando de emparejarse a ella, mientras ella bajaba yo empujaba hacia arriba causando un ri
Vivir en un castillo no me hace ser la persona más atlética que existe, pero cuando caiga la noche estaré perfecta para cualquier situación que se me avecine. Mis pies están molestándome, no soy una de esas vampiras que andan rápido, puedo leerte la mente con solo poner mi mano o incluso hacer que puedas ver el futuro.La sudadera aun esta encima de mi cuerpo para evitar que algo se pueda enredar en mí, las ramas pueden ser muy engañosas. Lamento no haber tomado un poco de la sangre cuando estuve en la casa se Andrew, pero si tan solo hubiera pisado la cocina puedo estar segura que él me tendría un ojo encima al buscar las mil maneras de confesar lo que mi padre estaba pasando.No entiendo mucho el camino que debo recorrer porque no sé cómo fue que llegue aquí, pero cuando pueda encontrar la ciudad mi ubicación puede mejorar, desde all&ia
-Vamos Gustav- el brazo del hombre estaba puesto en el reposa brazo de su sillón de cuero marrón. Este niega efusivamente aunque no sentía que podría aguantar un poco más.-No- el murmuro sale de sus labios e inevitablemente es golpeado.-¡Gustav! ¿Te gusta ser lastimado?- la pregunta vuelve a llegar y el hombre vuelve a negar pero aun así baja la mirada -¿Tu hija vale tanto?-el tono de burla del hombre decía mucho más de lo que se puede considerar –Es una Dankworth, tan mala como lo soy yo--Mi hija no es como tú- sus palabras no eran muy altas y por no decir que eran poco escuchadas por el hombre al cual le interesaba poco el bienestar de Gustav.-Tu mujer era tan asesina como yo- su sonrisa de lado era lo más desagradable que el hombre podría mirar. Su mirada dio directo al suelo con molestia y rabia desbordando de su
-¡Oh Dios!- entraba y salía de la mujer debajo de mí, sus gemidos me alentaban a continuar en mi faena –Más fuerte- murmuro mientras se extendía más en la cama.-Amor- susurro cerca del cuello de la mujer mientras mis embestidas eran cada vez más fuertes y duras, mis manos estaban a cada costados mientras sus piernas apretaban mi cintura. Toque el lado suave de su piel y fue bajando poco a poco hasta llegar a su muslo y alzarlo para llevarlo a mi hombro.-¡Joder!- sus pupilas se dilataron grandemente mientras veía a la mujer debajo de mi recibir todo mi placer –Acércate- me susurro lo mejor que pudo y nuestras bocas se buscaron hasta unirse en un beso desenfrenado. Estaba tan llevado por la sensación de estar dentro de la mujer que inevitablemente me des coordine y mi miembro termino afuera de ella –Maldita sea Nathan! Siempre es lo mismo- me termine
-Victoria- las palabras estaban saliendo de mi como una súplica, casi un ruego y saben algo, nunca le he rogado a nadie, pero dudo mucho no hacerlo al amor de mi vida.-Eres un lobo Andrew, yo soy una vampira, eso es rematadamente imposible- me dice ella mientras está sentada en la cama dándome la espalda sin querer mirarme realmente.-¡Joder Victoria!- me levanto de golpe y me siento en el otro extremo dándole la espalda a ella –No niegues que no sentiste eso- comento tratando de hacerle espacio a mis palabras, pero trato de hacer la seña hacia los dos.-¿Eso?- su tono sale más como pregunta que como reproche -¿Qué es eso para ti? No te estoy entendiendo Andrew- ella se levanta por el movimiento de la cama. Hago lo mismo pero me quedo desde el otro lado de la cama mirándola fijamente.-La necesidad interior, este sentir fuerte- agito
Ella está bajando delante de mí, como si nada de lo que ocurrió en la habitación paso. No me molesta en lo absoluto, ella sabe que me pertenece tanto como yo le pertenezco a ella, le va a costar un mundo entero per yo estaré allí para esperarla. Ya de por sí he esperado mucho tiempo.Mis amigos están sentados en la gran mesa junto a la mujer de servicio, hay otra mujer allí además de ellos y eso me está incomodando ¿Quién es? ¿Qué hace aquí?La mujer se levanta y viene corriendo y se engancha en los brazos de Victoria, quiero gruñirle que se le aleje pero estoy seguro ella terminaría molesta de mi actitud desagradable por no sé quién.Mi ojos se entrecierran hacia ella, una tos me saca de mis pensamientos y me giro para mirar a Christopher que mueve su cabeza hacia un costado. Ella s
Estoy molesta, molesta. No debiera estar pero creo que tengo todo el derecho de estarlo ¿Por qué se fue y me dejo? No se supone que yo tendría que ir con él, ¡Oh no! Claro que no, él siempre tiene que ir con sus amigos a todos lados. Que si Christopher, que si Christine, que si Katherine, que si Susan. ¡Okey no! Esas dos últimas no tienen nada que ver, ellas me caen bien dentro de lo que cabe.Pero siempre quiere estar tirándosela de héroe delante de mí, entiendo que no necesariamente sea por mí. Pero ¡Hey! No estoy pintada en la pared como para que me deje a un lado.-¿Qué te pasa?- escuchó la voz a mi lado. Elisa está mirándome con una sonrisa. Giro mi cuerpo y la veo sentada en la cama. ¡Mierda! No puedo ver la cama de la misma forma.Entiendo que tengo que dejar algunas cosas claras, pero entre esas no q