Capítulo 8

-¡¿En dónde está?!- la expresión alterada del hombre dice mucho.

-Nunca lo sa-sabrás- murmuro como pudo Gustav mientras sentía su cuello apretado. La mirada del hombre apretó aún más hasta sentir un dolor agudo.

-¿Amas mucho a tu hija?- pregunta este mientras el otro que tenía agarrado del cuello, el padre de Victoria seguía manteniendo un fuerte agarre.

-Si- dijo como pudo.

-¡Señor!- grito la señora que se encargaba de la limpieza del lugar.

-Amary- murmuró mientras veía como sus ojos estaban comenzando a cerrarse.

-¡Aléjense de él!- grito de nuevo la mujer pero fue tomada por el cuello.

-Suéltalo- dejaron caer al hombre, sus manos fueron directo a su cuello tratando de tranquilizar el dolor en la zona afectada –Soy capaz de arrancar tu cuello y quemar tu cuerpo, Gustav- la voz tranquila del hombre era tan oscura que no podía erizar incluso la piel de cualquier vampiro -¿Lo sabes?- toma del cabello al hombre que estaba de rodillas en el suelo y lo tira hacia atrás haciendo que lo mirase, cerro sus ojos y asintió cuando otro de los hombres a sus costados acerco a una antorcha.

Soltó el cabello del hombro tirándolo de espaldas al suelo y miro alrededor  -Nunca sabrás donde esta- balbuceo el hombre.

-¡Eso es lo que tú crees!- sus ojos amarillos lo miraron tan fijamente que el mismo hombre sintió miedo.

Se giró dejando que la capa roja con negro tocara el rostro del hombre al elevarse, cada uno de ellos se comenzaron a girar hasta que el hombre alzo la mano –Tráiganlo- susurro y su capucha se ubicó encima de su cabeza justo cuando otro tomo el cuello de Gustav y lo arrastro.

El agua se siente refrescante por mi cuerpo, para mi es más gratificante el agua fría, así que esta temperatura que es casi helada me sorprende. Cae por mi rostro y por mi cuerpo, la suciedad está siendo sacada. Luego de varios días estoy sintiendo la tranquilidad de poder estar nuevamente limpia.

No tardo mucho porque sé que me deben estar esperando, tampoco sé porque sigo sus órdenes, pero creo que mi padre si está en un mal momento. Enrollo la toalla en mi cuerpo luego de secar lo mejor que puedo pero cuando salgo a la habitación, Katherine y otra mujer están hablando.

-¡Hey!- la felicidad que muestran estas dos es lo contrario a lo que pueden ser los demás en la  cocina –Soy Susan, no nos presentaron- ella extienden su mano y me debato en tomarla.

-No comemos- se encogen de hombros y extiendo mi mano para estrecharla sintiéndome incomoda de que estas dos mujeres estén en la misma habitación que yo –A ella si ¿Por qué a mí no?- Katherine reprocha, quiero girarme y dejarlas hablando sola pero creo que una parte amable de mi extiende la mano.

-Victoria- estrecho su mano y ella sonríe feliz. Miro a ambas mujeres y luego la ropa que está extendida en la cama.

-Creímos que te gustaría alguna ropa oscura- asiento aun sin poder abrir mis labios y responderles algo más o menos decente.

-Gracias- murmuro, ellas se giran y de repente siento que algo no está bien -¿Se van a quedar?- pregunto de la nada y ellas se giran con una sonrisa.

-Entre chicas nos ayudamos- se encogen de hombros y mi ceja se alza.

-¿Christine no es mujer?- pregunto con algo de intriga y Katherine se ríe de buena gana y asiente aun mirando hacia la pared.

-Pero es diferente, muy diferente querida Victoria- asiento sin poder entender muy bien lo que ellas están diciéndose con la mirada.

Me quito la toalla y me coloco la ropa interior que me están dando – ¡Ehm!- siento mi garganta un poco seca –No se giren, pero- vuelvo a murmurar mirándola -¿De quién es la ropa interior?- pregunto.

-Es nueva, suelo comprar y tener de repuesto, algunas personas soy muy salvajes- Susan se encoje de hombros luego de decir aquello mientras que la otra mujer asiente en respuesta.

Algunas cosas no están encajando en lo que ellas están diciendo pero no quiero ser una mala persona, ellas están dando lo mejor de sí. Pueda que atormente a McGregor, pero por ahora ellas no se merecen el mismo trato, por ahora.

Me ubico la ropa interior tanto inferior como superior, tomo los jeans negros que están rasgados por las rodillas y una camiseta de cuello V color negra. Antes de alzar mi rostro ellas se han girado y me miran con aprobación.

-¡Te queda perfecto!- se chocan las manos emocionadas –Toma- me pasan unos calcetines y unas zapatillas deportivas color negras también. ¿Solo tienen ropa negra?

-Gracias- les digo sintiéndome incomoda -¿Saben en dónde está el velo color negro?- les pregunto pero ellas se miran frunciendo su ceño.

-¿Velo?- niegan mirándome y dejo salir una bocanada de aire.

-Era de mi madre- niego dejándome caer un momento en la cama para terminar de ubicar las zapatillas –Imagino que lo perdí-

Siento la mano de cada una de ellas en mis hombros antes de levantarme –Creo que es momento en que bajemos, algunas cosas deben ser contadas- asiento y arreglo un poco mi cabello –Pero antes ¿Te maquillas?- preguntan y no tardo en asentir.

-Lo normal- una de ellas abre una bolsita y tomo lo que creo que me puede servir. Un poco de lápiz para los ojos dejando enmarcar mis ojos ligeramente amarillos, y un poco de labial color rojo.

-Maravilloso- dicen luego de unos segundos, agito un poco mi cabello ordenándolo lo mejor que puedo y salimos de la habitación. Cada una a cada costado hasta que llegamos a la cocina.

-¿Listo?- pregunta McGregor mientras esta despaldas a nosotras.

-Sip- Susan habla, este se gira y puedo ver como su saliva pasa por su garganta, mi ceja se alza y este aplana sus labios.

-Te comió la lengua el ratón- me cruzo de brazos y este me mira con furia.

-¿Comerás?- pregunta tajante.

-No será ¿Beberás?- le rebato, siento como si fuéramos un juego de tenis. Cada uno de los presentes alternan su mirada entre cada uno, él sabe que tengo razón y le está molestando en gran manera cuando mi sonrisa se ensancha.

-¿Beberás?- me pregunta con una mueca en sus labios.

-Si- la respuesta es corta y creo que él se sorprende más que yo al responderle eso. Lo veo asentir y apuntarme para que tome el lugar que el tenia anteriormente.

-Ese es el lugar de Andrew- dice el chico Christopher. Ladeo mi cabeza y miro la silla –Él siempre se sienta en ese lugar, ese es el suyo- se encoje de hombros –Puedes sentarte en esta- señala una al costado y estoy por levantarme cuando una mano es posada en mi hombro.

-No lo levantes- él se sienta en la silla a mi lado y todos están alternando la mirada hacia nosotros como si tuviéramos dos cabeza –Bebe esto mientras nos cuentas ¿Por qué los Dankworth están en busca de ti?-

Suelto un gran suspiro y tomo un poco de la sangre antes de cerrar mis ojos durante un momento, me levanto de la silla bajo la mirada de todos allí, Andrew está siguiendo mis pasos hasta que me detengo frente a una pared y me apoyo en ella.

-¿Estas bien?- me pregunta y asiento mientras sigo tomando la sangre.

-Solo, un momento- le respondo cuando llevo la mitad de la sangre ingerida –Un momento- repito y cuando mi espalda se apoya en la pared mis ojos ya están rojos. Lo veo de pie frente a mi listo para cualquier cosa. Mis ojos van a su cuello y el alza su ceja mirándome interrogante.

-Victoria- su voz en suave para ser un hombre tan grande.

-Batiste Dankworth tiene una hija- camino hacia la mesa y me siento en el asiento que estaba ocupando anteriormente Andrew. Porque le deje su puesto disponible, no lo sé.

Su mano se posa en mi hombro y me hace sentarme en donde estaba inicial, todos se le quedan mirando cuando me hace levantar y ubicarme “En su lugar habitual”

-Los Dankworth están asegurando que yo muera, se supone que yo debería ser la sucesora de su clan- miro a Andrew y este tiene la el rostro pálido –Mi madre era Dankworth y me toca por derecho, pero si yo muero, Antonella Dankworth será la sucesora del trono- confieso.

-¿Eres una Dankworth?- murmura Andrew con sus ojos muy abiertos sin apartarlos de mí.

¡Mierda!

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