-No puedo estar sintiendo esto ¡No!- mis pasos se vuelven monótonos mientras camino de un lado a otro en la habitación, siento que las cosas no están bien, entre mi padre y lo de McGregor el día anterior me esta carcomiendo.
Su lengua por mi cuello, su lengua dejo un rastro de saliva que me fue inevitable no querer tocar, nunca había sentido algo así por una persona y menos un humano ¿Por qué mi padre confió tanto en él? Yo no creo que él sea un santo.
Sus ojos oscuros estaban brillantes cuando entro a la habitación, intente con todas mis fuerzas poder atacarlo pero, pero cuando sus manos se posan en mi cuerpo es como si el reaccionara. No puedo creer la forma en que mis uñas se clavaron, pero el olor de su sangre me pareció los más atrayente que pude admirar.
Necesitaba pasar mi lengua por su cuello y poder probarla, sentía que sería dulce. -¡No!- agito mi cabeza y camino de nuevo por toda la habitación –Esto no puede ser- mis manos se alzan y quiero salir de aquí, necesito ducharme y quitar todo esto encima de mí –Mi padre nunca me dijo que uno podía sentir atracción por un humano- mis palabras pesan -¡No!-
-Si dejas de hablar como una loca podemos tener un momento para hablar- la voz de él ¿Cómo es que no lo sentí caminar en esta dirección? Me levanto de golpe, no tiene esa característica burla en él.
-No quiero hablar contigo- rebato caminando hacia la puerta.
-Me dejaste todo herido, Victoria. Pero aun así no te tengo rencor- sus palabras son sutiles y siento que está ocultando algo, él ha sido un dolor en el trasero desde que llegue ¿Qué ha cambiado? –Necesito hablar contigo de forma decente, debemos poner algunas cosas sobre la mesa, Victoria- niego.
-¡No tengo nada que hablar contigo!- le vuelvo a decir, aunque sé que si deseo hacerlo, quiero saber qué es lo que me está ocultando ¿A que le tiene miedo?
-Seamos sensatos, tú quieres salir de allí y yo quiero hacerlo, encerrar a una persona no es algo que me agrade- vuelve a decir.
-¿Qué te hace pensar que soy una persona normal?- le respondo con mi frente apoyada en la madera.
-No me importa lo que seas, necesitas comer y ducharte- asiento con desgana –Y no puedo tenerte encerrada para siempre y además necesitamos hablar algunas cosas- voy hacia la cama y me dejo caer -¿Puedo pasar y por lo menos hablar contigo?-
-¡Sí!- dejo caer mis brazos. La puerta está abriéndose, no estoy entendiendo porque le permito esto. Lo veo entrar y a diferencia de los otros días, lleva puesto un jeans azul, una camiseta negra ajustada a su cuerpo y unos zapatos deportivos, una actitud muy relajada para lo que le he estado viendo.
Luego mi mirada va hacia la herida en su cuello, él sabe que lo estoy mirando y sonríe.
-No pensé que tuvieras uñas tan afiladas- murmura recostado en la pared mirando hacia mí.
-No pensé que fueras a entrar- confieso y él sonríe y sus brazos de cruzan en el pecho.
-No sé qué me pasa pero siempre quiero saber si estás bien, incluso si estas de mal humor- el me confiesa y de repente mi ceja se alza y yo junto con ella. Sus manos se alzan y hace que cerro su boca con un cierre.
-¡Eres imbécil y no me cansare de decirlo!- me vuelvo a sentar -¿Qué quieres hablar conmigo?- pregunto de mala gana.
-Victoria, sé que no nos conocimos en el mejor de los casos y que te has sentido traicionada con tu padre por esto- sus músculos se tensan –Y yo igual- mi rostro se alza –Yo no sabía de esto hasta el día que me llamo tu padre, estuve tan sorprendido como tú- se encoge de hombros –Pero tu padre tenía sus razones- giro mi rostro y miro el suelo con más atención que a él.
-Me engaño- murmuro con rápida mientras mi mandíbula se aprieta.
-Ambos nos sentimos traicionados, te quiero ofrecer un trato, Victoria- escucho sus palabras pero no sé si creerle, mis brazos se cruzan cuando me he levantado. Él no ha puesto una postura desafiante como los días anteriores y eso me desconcierta. –Quiero que conozcas el lugar, puede darte una ducha cada que quieras y descansar en la habitación cuando desees, podemos conseguirte la sangre para que ingieras pero debes permanecer aquí- mi respiración sea agita y quiero rasgarle el rostro.
-¡No me mandas!- suelto en voz alta y mis ojos tornándose rojos, el bajo su mirada.
-No podemos seguir corriendo como perros y gatos- se encoge de hombros y vuelve a mirarme -¡Okey! Siempre si podemos, pero ¿Una tregua? Si después me quieres matar ¡Hazlo!- escucho de nuevo su tono de burla, ese tono que ya era extraño de no escuchar, ruedo mis ojos y el sigue apoyado en la pared.
-¿Qué opinas?- vuelve a preguntar. Lo estoy dudando por unos minutos pero miro mi ropa y a mí misma.
-No tengo ropa- murmuro pero no alzo la mirada, no quiero ver su rostro de suficiencia o de que ha ganado una batalla de la que ni siquiera he peleado.
-Puedo conseguir una de Christine o de Katherine o quizás de Susan- suelta él, aquellos nombres de diferentes mujeres me hacen querer terminar de desgarrarle la garganta. Él no puede venir aquí y sacar nombre al azar como si nada, como si eso no importara ¡No importa para mí! ¡Ah joder! Aquello no debería importarme.
Quiero decir que la sangre hierve en mi sistema, pero estamos claros que la sangre no corre por mis venas, pero aun así. Cuando alzo el rostro su mirada entrecerrada dice más de lo que ha estado callando.
-Ven- el apunta con su cabeza hacia la dirección a las afueras de la habitación ¿Quiero correr y huir? ¡Si, demonios sí! ¿Tengo la fuerza? Por la mierda que no, no la tengo y eso es un punto a su favor –Quizás la de Katherine te pueda quedar- vuelve a decir mirándome de arriba hacia abajo –El problema es que Christine la deje dar su ropa- murmura cuando ha estado caminando fuera del pasillo.
Mis pasos los siguen a él hasta que nos topamos con unas personas, estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera me percaté de que estaba caminando hacia la claridad.
-¡Mierda!- grite en bajo causando que todos me mirasen. Me devolví pegando mi espalda a la pared.
-¡Cierren las cortinas!- la voz tajante de él me hace reír, es todo un imbécil, pero aun así está buscando la forma adecuada para cuidarme. Y eso me molesta, nadie me debe cuidar, solo yo puedo hacer eso.
-Ya puedes salir- la dulce voz de una mujer resuena en el otro lado, saco un brazo y no siento el dolor y decido salir de poco a poco hasta estar de frente a ellos –Soy Katherine- la mujer se presenta y no quiero tocar su mano.
-No debería- le murmuro lo mejor que puedo, ella ladea su cabeza en interrogante.
-No hagas que quiera salir corriendo de nuevo a su habitación- la voz petulante de él me hace alzar la mirada y perforarle el cerebro -¿Estas segura que no extrañabas mi arrogancia?- mi mandíbula se aprieta y él sonríe.
-No tiendes a tu suerte McGregor, quizás un día no te levantes- la mirada de las personas en la habitación se alternan entre nosotros.
-Quiero vivir eso- se cruza de brazos y la estúpida sonrisa que quiero golpear está allí de nuevo -¿Katherine le puedes regalar algo de tu ropa?- pregunta el. Puedo escuchar el gruñido de una persona en sentada en la mesa.
-¡Oh claro que sí!- salta está posando sus manos en mi brazo, quiero quitarle su manos pero estoy tratando de no apartar la mirada de la mujer sentada.
-No creo que sea buena idea- Christine, la mujer que estaba hablando es ella, la que llego a verter la sangre en mi boca.
-Tengo alguna que ya no uso y no volveré a usar, seguro y te quedan querida- el entusiasmo en la mujer puede sobrepasar los niveles de azúcar en la sangre. La otra mujer niega y es cuando se escucha la risa de un chico.
-Antes que te la lleves- habla McGregor, él se acerca y estira su mano –Mi nombre es Andrew- asiento en su dirección.
-Te queda mejor decirte imbécil- le respondo, su mandíbula se tensa y algunas personas sueltan una leve tos. Sé que se están queriendo reírse de él, pero eso no me hace menos amable a su alrededor.
-Como desees, pero cuando regreses de ducharte- hace hincapié a lo que debería hacer solamente –Te devuelves hasta acá en donde te estaremos esperando y nos dirás que quieren los Dankworth contigo ¿Bien?- aquello si lo está diciendo para no desafiar ¿Pero saben quién soy yo? ¿Verdad?
-Bien- es lo único que digo pero antes de caminar me giro de nuevo a él –No seguiré tus ordenes, pero solo sé que mi padre está en peligro-
-¡¿En dónde está?!- la expresión alterada del hombre dice mucho.-Nunca lo sa-sabrás- murmuro como pudo Gustav mientras sentía su cuello apretado. La mirada del hombre apretó aún más hasta sentir un dolor agudo.-¿Amas mucho a tu hija?- pregunta este mientras el otro que tenía agarrado del cuello, el padre de Victoria seguía manteniendo un fuerte agarre.-Si- dijo como pudo.-¡Señor!- grito la señora que se encargaba de la limpieza del lugar.-Amary- murmuró mientras veía como sus ojos estaban comenzando a cerrarse.-¡Aléjense de él!- grito de nuevo la mujer pero fue tomada por el cuello.-Suéltalo- dejaron caer al hombre, sus manos fueron directo a su cuello tratando de tranquilizar el dolor en la zona afectada –Soy capaz de arrancar tu cuello y quemar
Esto no puede estar pasando ¿Cómo es que Victoria es una Dankworth? ¿Cómo? La mirada interrogante de todos estaba encima de mí. No es de extrañarse que eso pase, me levante como un loco enfurecido y termine saliendo de la cocina.No pude ver a Victoria. Se supone que eso no me tiene que afectar, pero ese Clan siempre ha buscado la forma de asesinarnos a nosotros tanto como en el caso a los vampiros, o en este momento la familia de Victoria.Es decir, tengo que lidiar con un montón de vampiros imbéciles y además con un montón de lobos que son el doble de imbéciles que los vampiros del Clan.Nunca en mi vida pude imaginar que la mujer que está aquí, en mi casa, sea parte de esa familia, ella es complemente diferente a cualquiera de todos los que hemos vistos a lo largo de los años. Es por eso que su padre la quiere cuidar, ella
-¿Quién te dio permiso a entrar?- gruño con mi rostro rojo de rabia y molestia hacia el hombre parado en la entrada de mi casa.-¡No te estreses! Andrew- su voz relajada me está causando que le restriegue el rostro por las piedras que están a las afueras de mi casa –Solo quería venir a saludar- su mano quiere ser colocado en mi brazo y es quitada rápidamente antes de que por lo menos se acercara.-Soy capaz de matarte y no me interesa que tu padre venga a buscarme- mi pose fuerte esta saliendo a flote. A cada esquina tengo a mis amigos y ellos tienen sus brazos cruzados esperado por una batalla que no se ha desarrollado.-Solo quería venir a saludar a tu visita- mi entrecejo se frunce y él sonríe con suficiencia.-Yo no tengo visita- le respondo sin abrir casi mi boca.-¿Cómo qué no?- vuelve a sonreír y trata de
-Andrew- susurraba cerca de mi oído para levantarse lentamente, podía escuchar el latir de mi corazón acelerado mientras la sentía encima de mí. Sus piernas a cada lado de mis caderas y sus movimientos de adelante hacia atrás estaban logrando que perdieran la razón.-¡Oh!- mis labios se abrieron y solté un gruñido, mis manos se apretaron en sus muslos tratando de aguantar mucho más tiempo. Ella necesitaba que durara mucho más.Mi miembro estaba tan dentro de ella que podía sentir lo apretada que estaba.-¡Más! ¡Dame más!- su cabello negro caía en cascada delante de ella creando un velo mientras subía y bajaba, su sudor podía verse entre el valle de sus pechos.Mis caderas comenzaron hacer un movimiento tratando de emparejarse a ella, mientras ella bajaba yo empujaba hacia arriba causando un ri
Vivir en un castillo no me hace ser la persona más atlética que existe, pero cuando caiga la noche estaré perfecta para cualquier situación que se me avecine. Mis pies están molestándome, no soy una de esas vampiras que andan rápido, puedo leerte la mente con solo poner mi mano o incluso hacer que puedas ver el futuro.La sudadera aun esta encima de mi cuerpo para evitar que algo se pueda enredar en mí, las ramas pueden ser muy engañosas. Lamento no haber tomado un poco de la sangre cuando estuve en la casa se Andrew, pero si tan solo hubiera pisado la cocina puedo estar segura que él me tendría un ojo encima al buscar las mil maneras de confesar lo que mi padre estaba pasando.No entiendo mucho el camino que debo recorrer porque no sé cómo fue que llegue aquí, pero cuando pueda encontrar la ciudad mi ubicación puede mejorar, desde all&ia
-Vamos Gustav- el brazo del hombre estaba puesto en el reposa brazo de su sillón de cuero marrón. Este niega efusivamente aunque no sentía que podría aguantar un poco más.-No- el murmuro sale de sus labios e inevitablemente es golpeado.-¡Gustav! ¿Te gusta ser lastimado?- la pregunta vuelve a llegar y el hombre vuelve a negar pero aun así baja la mirada -¿Tu hija vale tanto?-el tono de burla del hombre decía mucho más de lo que se puede considerar –Es una Dankworth, tan mala como lo soy yo--Mi hija no es como tú- sus palabras no eran muy altas y por no decir que eran poco escuchadas por el hombre al cual le interesaba poco el bienestar de Gustav.-Tu mujer era tan asesina como yo- su sonrisa de lado era lo más desagradable que el hombre podría mirar. Su mirada dio directo al suelo con molestia y rabia desbordando de su
-¡Oh Dios!- entraba y salía de la mujer debajo de mí, sus gemidos me alentaban a continuar en mi faena –Más fuerte- murmuro mientras se extendía más en la cama.-Amor- susurro cerca del cuello de la mujer mientras mis embestidas eran cada vez más fuertes y duras, mis manos estaban a cada costados mientras sus piernas apretaban mi cintura. Toque el lado suave de su piel y fue bajando poco a poco hasta llegar a su muslo y alzarlo para llevarlo a mi hombro.-¡Joder!- sus pupilas se dilataron grandemente mientras veía a la mujer debajo de mi recibir todo mi placer –Acércate- me susurro lo mejor que pudo y nuestras bocas se buscaron hasta unirse en un beso desenfrenado. Estaba tan llevado por la sensación de estar dentro de la mujer que inevitablemente me des coordine y mi miembro termino afuera de ella –Maldita sea Nathan! Siempre es lo mismo- me termine
-Victoria- las palabras estaban saliendo de mi como una súplica, casi un ruego y saben algo, nunca le he rogado a nadie, pero dudo mucho no hacerlo al amor de mi vida.-Eres un lobo Andrew, yo soy una vampira, eso es rematadamente imposible- me dice ella mientras está sentada en la cama dándome la espalda sin querer mirarme realmente.-¡Joder Victoria!- me levanto de golpe y me siento en el otro extremo dándole la espalda a ella –No niegues que no sentiste eso- comento tratando de hacerle espacio a mis palabras, pero trato de hacer la seña hacia los dos.-¿Eso?- su tono sale más como pregunta que como reproche -¿Qué es eso para ti? No te estoy entendiendo Andrew- ella se levanta por el movimiento de la cama. Hago lo mismo pero me quedo desde el otro lado de la cama mirándola fijamente.-La necesidad interior, este sentir fuerte- agito