Capítulo 6

-El desgraciado de McGregor cree que tiene el derecho de tratarme así- su voz es fuerte cuando está hablando con otro hombre delante de él.

-Nathaniel- murmuro el otro con el que estaba hablando –Ese vocabulario no está permitido en mi oficina y menos si viene de ti- la voz dura está dando mucho que decir.

-Lo siento, padre- el hombre asiente en dirección de él.

-Me han dicho que Andrew tiene algo importante en su casa- dice el hombre que está sentado en la silla de cuero negro mirando hacia las afueras, tanto como le permite el gran ventanal, el chico delante de él alza su ceja –Importante- recalca con la voz un poco más suave.

-¿Una chica?- pregunta, el hombre se encoge de hombros ante lo que el chico está queriendo preguntar.

-Nadie traspasa sus inmensas paredes, pero si algo es la debilidad de McGregor, es un punto a nuestro favor- sonríe luego de decir aquello, Nathaniel se deja caer en la silla, una sonrisa en sus labios se forma un poco temible y sádica.

**

-No se tenía que atrever a tanto- Christopher estaba aguantando la risa mientras que Katherine estaba tocando mi piel enrojecida con algo de alcohol.

-¡Termina con la tortura mujer!- digo en tono alto y con reproche, pero una mirada fiera es mostrada hacia mí –No me mires así- apretó mi mandíbula y Christine no aparta su mirada.

-Serás mi alfa, pero no le tienes que gritar- señala a la mujer que está curándome, quiero protestar pero sé que si a mí mate alguien le grita estaría a la misma defensiva. Christopher por su parte solo está tratando de contener la risa de la situación.

-¿En dónde está tu mujer?- le pregunto y este se endereza y una sonrisa tonta aparece en sus labios.

-Susan está ocupada con su familia- gruñe lo último como queriendo que nada fuera real.

Pero cuando estoy por abrir mi boca para decir algo agradable dentro de lo que cabe, Katherine me hace gritar de una forma bastante desagradable -¡MALDITA SEA!- mi respiración está muy acelerada para mi propio gusto.

Todos en la sala están conteniendo una sonrisa cuando abro mis ojos con la poca tolerancia que me queda.

-¡Te dije que era mala idea!- gruñí y todos se me quedaron mirando -¿Te lo dije o no?- volví a decir.

-¿Qué le pasa?- pregunta Kathe a Christine que está riendo en mi dirección.

-Tiene una acalorada discusión son su lobo- se encoje de hombros como si fuera lo más normal del día –Seguro este le recomendó algo y no salió como debía ¿Verdad?- su mano cubre sus labios, tanteo la isla de la cocina y consigo lo que quiero, lanzo la cinta adhesiva hasta golpearle la frente, pero aquello ni siquiera hace el amague de que la mujer deje de reírse de mi miseria.

-Usted sabía que era muy fiera- Christopher de encoger de hombros y de repente sus ojos cambian de color llevándolo a un amarillo profundo. –Voy por ella- murmura y lo vemos girar su cuerpo cuando vemos a una mujer frente a la puerta – ¡Amor!- deja salir la sutil caricia de sus labios acercándose a la mujer.

-Andrew, Christine- nos saluda y asentimos -¡Kathe!- se acerca a la mujer y estas dos se abrazan, el gruñido de Christine no pasa desapercibido por la mujer que rueda sus ojos.

-Todos posesivos- murmura Katherine hablando animadamente con la mujer, ambas van a la cocina a preparar algo de comer y aquello me da tiempo para sentarme en la mesa junto a mis amigos.

-¿Qué te hizo pensar que podría recibirte con los brazos abiertos?- me pregunta mi amiga y niego en su dirección mientras estoy tocando la parte de mi cuello en donde me clavo fuertemente las uñas.

-Mi lobo está diciendo cosas incesantes- restriego mi cabello en mis manos –No lo puedo detener, actuó más rápido que mi parte humana y de repente estaba en su habitación- agito mi cabeza y mis ojos deben ser una mierda porque ellos están mirándome con el ceño fruncido.

-¿Qué te está diciendo tú lobo?- pregunta Christopher.

-Ella es- me encojo de hombros –Pero no logro saber muy bien a que se refiere- ellos se miran y hacen una mueca con sus labios –Mi parte humana escondida en la maldita parte interna de mi cerebro me dijo que ella me estaba esperando, pero mi parte lobo lo negó, debí saberlo- agito mi cabeza de nuevo pero siento el dolor tirante de mi cuello y me detengo.

-Tardara en sanar-

«Una media hora antes…

-Vamos- mi lobo está hablando de nuevo.

-¡No!- siempre que tomo tu palabra, ni siquiera me explicas.

-Si vamos, te digo- vuelve a decir, mi lobo es un perro hijo de puta que no me dirá nada.

-¡No!- vuelvo a decir pero mis pasos ya están de camino a una habitación en específico –No puedo hacer esto- me detengo pero siento a mi lobo queriendo desgarrar mi ropa para salir. Mi espalda golpea la pared más cercana y golpeo mi pecho -¡No!- casi grito y cierro mis ojos.

-¡Sí!- mis pasos comienzan hacerse más rápidos a medida que puedo sentir su olor, cada paso me hace tener la intensidad de él.

Entonces cuando menos lo pienso mis manos están abriendo la puerta de un solo golpe. Ella me mira desde el otro lado de la habitación.

-¡El cobarde!- sonríe –Así te apode ¿Te gusta?- me pregunta y mi lobo gruñe ferozmente pero cuando estoy de camino hacia ella para tomarla en mis brazos la veo saltar encima de mí y ¡No!, no fue de placer.

Mi mano la atajo por la garganta por unos minutos, mientras  tanto ella golpeo mi costilla, aquello me hizo soltarla de golpe y ella cayo en el suelo dejando que el sonido entrara en mis oídos.

-¡Desgraciada!- le grite pero ella se levantó de golpe y antes de sentir sus colmillos atacarme puse una mano entre nosotros y sus uñas entraron en un contacto fuerte con mi garganta clavándolas en mí.

-¡Ahh!- mi lobo  gimió de dolor tanto como mi parte humana. Mis ojos oscuros junto a sus ojos rojos estaban mirándose mientras la sangre salía de mi garganta.

Pero antes de poder pensar con claridad ella miraba la sangre corriendo por mi cuello y eso me hizo sonreír, aunque eso no duro mucho cuando clavo de nuevo sus uñas causando más dolor.

La tire sobre la cama y cerré la puerta de golpe, mi espalda estaba pegada a la pared frente a la puerta mientras sentía las gotas correr mi cuello.

-¿Por qué nos dolió?- le pregunte a mi lobo tratando de buscar una razón.

-Todo lo que ella nos haga, nos dolerá- negué dejando soltar una respiración.

Lo demás fue una real mierda, porque cuando llegue a la cocina a tirar un poco de agua en mi cuello estaban todos y me miraron como si fuera un perro herido.

Actualmente…»

-Tiene uñas filosas- dice Susan dejando un plato de comida delante de mí.

-Y ni siquiera la besamos- gruño de nuevo mi lobo.

-De milagro salimos vivos de la habitación- murmuro, veo como cada uno se giró a mirarme pero antes de que abrieran su boca para preguntarme algo el teléfono comenzó a sonar. Alce mi mano y me levante, era mi casa y yo debía atender.

-Buenas tardes, casa de los McGregor- digo cuando he alzado la bocina.

-Están aquí y han descubierto que Victoria no está, los Dankworth están aquí en su búsqueda-

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