-McGregor- el hombre entro a mi oficina como si esto le perteneciera. La temperatura en mi rostro estaba aumentando, primero Victoria y ahora este.
-Miracle- le respondo con la mayor calma que no existe en mi pecho, mis labios se aplanan y su sonrisa arrogante aparece en sus labios.
Desde que tengo memoria he querido partirle la cara a esta imbécil, mi padre siempre me hizo mantener la raya, pero algunas cosas han cambiado en gran mayoría, mi padre ha muerto y mi paciencia ya está a mi límite.
-Siempre tan…- la mueca en sus labios era de burla indudablemente –Lindo- sonríe de lado y se sienta en uno de los sillones frente a mi escritorio.
-Nadie te dijo que te sentaras- me levante y estaba rodeando el escritorio cuando el intento montar los pies en la madera.
Mi mano dio de lleno con sus botas y cayeron al suelo, su mirada se transformó de burla a irritada.
-No estoy para ser formal contigo- mi mandíbula se apretó y mis puños tomaron su camisa y lo alce por encima de mi dejando sus pies en el aire.
-¡Suéltame! ¡McGregor suéltame!- agito sus pies y lo deje caer estruendosamente al suelo.
-Si pisas de nuevo mi oficina hare lo que mi padre nunca hizo contigo- se levantó y arreglo su camisa.
-¿Si? ¿Qué?- su mirada desafiante esta encima de mí.
-Darte una lección- lo tome desde su chaqueta y lo arrastre hacia la puerta, la abrí y lo tire causando que tropezara y golpeara su hombro con la pared frente a mi puerta.
-Nos volveremos a ver- arreglo su chaqueta y pisando fuerte lo vi apretar el ascensor, la mirada y la sonrisa que me dio cuando se cerraron las puertas fue tan arrogante que me hizo querer derribar la puerta y destrozarle el rostro.
-¡Hey!- la voz de Katherine me hizo salir de mis pensamientos.
-No estoy de buenas- entre pero la puerta quedo abierta para que ella pasara. Sus manos se alzaron –Primero la vampira y ahora este desgraciado de Nathaniel buscando que le atraviese mis garras en el pecho-mis manos frota mi rostro fuerte.
-Te estas dejando el rostro rojo- la suave voz de Katherine me hace detenerme, pero de un momento a otro niego -¿Tan mal es tener una vampira en tu casa?- me pregunta dejándose caer en el sillón.
-Sí, cuando no hace nada de lo que tú quieres y además tu lobo no responde las mismas preguntas que les suelo hacer que incluso el mismo ha creado en mi- el ceño de Kate se frunce y está pensando –Yo me entiendo- tome un trago de Vodka logrando que el ardor calmara la rabia que estaba creando.
-¿Qué te dice tu lobo?- ella pregunta llegando a mí. Niego en su dirección y camino en otra –Alfa ¿Qué le dice su lobo?- ella vuelve a preguntar y yo niego de nuevo.
-No quiero hablar de ellos ¿En dónde está Christine que no estas con ella?- le devuelvo una pregunta para ver, pero aunque sus ojos destellan con un brillo no cambia la pregunta y creo que tampoco la está respondiendo.
-Con su otro Chris- hace una mueca con sus labios y vuelve hacia mí –Si tu lobo está diciendo algo, es porque tiene razón ¿Cuánto tiempo llevas buscando a tu mate?- su pregunta hace retorcer mis entrañas y crujir mis dientes.
-Lo suficiente para cansarme- un gruñido sale desde mi interior y ella ríe antes de salir por la puerta.
-Ella es, te lo dije- suelta mi lobo y lo único que hago es ignorarlo. Salgo lo más rapido que puedo y apretó el ascensor.
Todo pasa tan rapido que inevitablemente estoy corriendo en una dirección diferente a la que debiera estar tomando ahora, miro a cada esquina en busca de la dirección correcta hasta que luego de tanto correr puedo ver los arboles cerca.
Cuando veo que nadie está mirando mi lobo aparece desgarrando mi traje.
Es negro con parte del pecho blanco junto con mis patas, mis ojos negros como la noche. Corro y corro como si me estuvieran persiguiendo, no puedo tenerle y menos no aullar a la distancia. Las ramas se rompen y el frío golpea la melena, no dejo de correr mientras sigo el camino correcto.
Me detengo cuando diviso mi inmensa casa en la distancia, me escondo detrás de un árbol y puedo ver como por el día opaco que la ventana está abierta. Gruño al mirar a Victoria en la distancia.
¿Qué nos hizo? Agito mi cuerpo y me hecho cerca de ese árbol admirándola, mi cabeza se posa en mis patas blancas y mis ojos destellan en su dirección.
**
-¿En dónde estará?- muevo mi cuerpo de un lado a otro, el día esta oscuro tanto como me gusta, así que me doy el privilegio de poder mantener la pequeña ventana abierta. Me asomo y observo como algunas ramas están siendo movidas hasta detenerse. –Estoy paranoica-
-Victoria- la voz suave de la mujer me hace ladea mi boca y dejar que mis colmillos salgan, la última ves McGregor me detuvo entre sus brazos. Lo detesto tanto como ame la sensación de su cuerpo caliente en el mío.
Cierro mis ojos y dejo que el rojo los cubra –No quiero nada- digo en bajo. –Déjame salir o lárgate-
-Debería comer- mi lengua toca mis colmillos y alzo mi ceja aunque sé que ninguno me puede mirar.
-No quiero comer y no lo necesito- reprocho de nuevo, entonces su olor aparece de nuevo -¿Qué haces aquí?- pregunto detrás de la puerta.
-Ya me reconoces, princesita del castillo- la burla en su voz me hace querer rasgarle la cara y luego beber su sangre.
-Un imbécil como tú se distingue en la distancia- suelto aquello pero la risa de él burbujea a tan punto que puedo escucharla.
-Me agradas- me responde.
-Si tanto te agrado ¿Por qué no me sueltas? ¡Cobarde!- mi puño golpea la puerta en la última palabra y el vuelve a reír.
-Llámame como quieras, pero debes comer- le escuchó decir de nuevo, sé que esta solo porque nada más puedo escuchar un solo latido –Sé que quieres que presione mi cuerpo junto al tuyo, pero princesa, no puede ser siempre así-
-¡Desgraciado!- golpeo la puerta repetidas veces y él se ríe.
-Aunque también me gustaría tenerte presionada en mi pecho- murmura tan pero tan bajo que es cuestionable, pero sé que lo ha dicho.
-Abre la puerta entonces- provoco, pero él no hace nada.
-La sangre te la hare beber de otra forma y te gustara- aquello me hace sonreír pero solo tarda unos segundos para luego imaginar cómo quiero sentir su sangre en mi sistema luego de acabar con él.
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-Nos matara- le murmuro a mi lobo cuando estuvo a centímetros de abrir la puerta.
-No lo hará- murmura él.
-Ella nos matara primero, porque no creo que pueda ponerle un dedo encima para lastimarla-
-Ella no hará nada- gruñe él.
-No estoy seguro de eso- comento mientras miro la puerta luego de avanzar unos pasos alejados de ella.
-El desgraciado de McGregor cree que tiene el derecho de tratarme así- su voz es fuerte cuando está hablando con otro hombre delante de él.-Nathaniel- murmuro el otro con el que estaba hablando –Ese vocabulario no está permitido en mi oficina y menos si viene de ti- la voz dura está dando mucho que decir.-Lo siento, padre- el hombre asiente en dirección de él.-Me han dicho que Andrew tiene algo importante en su casa- dice el hombre que está sentado en la silla de cuero negro mirando hacia las afueras, tanto como le permite el gran ventanal, el chico delante de él alza su ceja –Importante- recalca con la voz un poco más suave.-¿Una chica?- pregunta, el hombre se encoge de hombros ante lo que el chico está queriendo preguntar.-Nadie traspasa sus inmensas paredes, pero si algo es la debilidad de McGregor, es un punto a nuest
-No puedo estar sintiendo esto ¡No!- mis pasos se vuelven monótonos mientras camino de un lado a otro en la habitación, siento que las cosas no están bien, entre mi padre y lo de McGregor el día anterior me esta carcomiendo.Su lengua por mi cuello, su lengua dejo un rastro de saliva que me fue inevitable no querer tocar, nunca había sentido algo así por una persona y menos un humano ¿Por qué mi padre confió tanto en él? Yo no creo que él sea un santo.Sus ojos oscuros estaban brillantes cuando entro a la habitación, intente con todas mis fuerzas poder atacarlo pero, pero cuando sus manos se posan en mi cuerpo es como si el reaccionara. No puedo creer la forma en que mis uñas se clavaron, pero el olor de su sangre me pareció los más atrayente que pude admirar.Necesitaba pasar mi lengua por su cuello y poder probarla, sent&ia
-¡¿En dónde está?!- la expresión alterada del hombre dice mucho.-Nunca lo sa-sabrás- murmuro como pudo Gustav mientras sentía su cuello apretado. La mirada del hombre apretó aún más hasta sentir un dolor agudo.-¿Amas mucho a tu hija?- pregunta este mientras el otro que tenía agarrado del cuello, el padre de Victoria seguía manteniendo un fuerte agarre.-Si- dijo como pudo.-¡Señor!- grito la señora que se encargaba de la limpieza del lugar.-Amary- murmuró mientras veía como sus ojos estaban comenzando a cerrarse.-¡Aléjense de él!- grito de nuevo la mujer pero fue tomada por el cuello.-Suéltalo- dejaron caer al hombre, sus manos fueron directo a su cuello tratando de tranquilizar el dolor en la zona afectada –Soy capaz de arrancar tu cuello y quemar
Esto no puede estar pasando ¿Cómo es que Victoria es una Dankworth? ¿Cómo? La mirada interrogante de todos estaba encima de mí. No es de extrañarse que eso pase, me levante como un loco enfurecido y termine saliendo de la cocina.No pude ver a Victoria. Se supone que eso no me tiene que afectar, pero ese Clan siempre ha buscado la forma de asesinarnos a nosotros tanto como en el caso a los vampiros, o en este momento la familia de Victoria.Es decir, tengo que lidiar con un montón de vampiros imbéciles y además con un montón de lobos que son el doble de imbéciles que los vampiros del Clan.Nunca en mi vida pude imaginar que la mujer que está aquí, en mi casa, sea parte de esa familia, ella es complemente diferente a cualquiera de todos los que hemos vistos a lo largo de los años. Es por eso que su padre la quiere cuidar, ella
-¿Quién te dio permiso a entrar?- gruño con mi rostro rojo de rabia y molestia hacia el hombre parado en la entrada de mi casa.-¡No te estreses! Andrew- su voz relajada me está causando que le restriegue el rostro por las piedras que están a las afueras de mi casa –Solo quería venir a saludar- su mano quiere ser colocado en mi brazo y es quitada rápidamente antes de que por lo menos se acercara.-Soy capaz de matarte y no me interesa que tu padre venga a buscarme- mi pose fuerte esta saliendo a flote. A cada esquina tengo a mis amigos y ellos tienen sus brazos cruzados esperado por una batalla que no se ha desarrollado.-Solo quería venir a saludar a tu visita- mi entrecejo se frunce y él sonríe con suficiencia.-Yo no tengo visita- le respondo sin abrir casi mi boca.-¿Cómo qué no?- vuelve a sonreír y trata de
-Andrew- susurraba cerca de mi oído para levantarse lentamente, podía escuchar el latir de mi corazón acelerado mientras la sentía encima de mí. Sus piernas a cada lado de mis caderas y sus movimientos de adelante hacia atrás estaban logrando que perdieran la razón.-¡Oh!- mis labios se abrieron y solté un gruñido, mis manos se apretaron en sus muslos tratando de aguantar mucho más tiempo. Ella necesitaba que durara mucho más.Mi miembro estaba tan dentro de ella que podía sentir lo apretada que estaba.-¡Más! ¡Dame más!- su cabello negro caía en cascada delante de ella creando un velo mientras subía y bajaba, su sudor podía verse entre el valle de sus pechos.Mis caderas comenzaron hacer un movimiento tratando de emparejarse a ella, mientras ella bajaba yo empujaba hacia arriba causando un ri
Vivir en un castillo no me hace ser la persona más atlética que existe, pero cuando caiga la noche estaré perfecta para cualquier situación que se me avecine. Mis pies están molestándome, no soy una de esas vampiras que andan rápido, puedo leerte la mente con solo poner mi mano o incluso hacer que puedas ver el futuro.La sudadera aun esta encima de mi cuerpo para evitar que algo se pueda enredar en mí, las ramas pueden ser muy engañosas. Lamento no haber tomado un poco de la sangre cuando estuve en la casa se Andrew, pero si tan solo hubiera pisado la cocina puedo estar segura que él me tendría un ojo encima al buscar las mil maneras de confesar lo que mi padre estaba pasando.No entiendo mucho el camino que debo recorrer porque no sé cómo fue que llegue aquí, pero cuando pueda encontrar la ciudad mi ubicación puede mejorar, desde all&ia
-Vamos Gustav- el brazo del hombre estaba puesto en el reposa brazo de su sillón de cuero marrón. Este niega efusivamente aunque no sentía que podría aguantar un poco más.-No- el murmuro sale de sus labios e inevitablemente es golpeado.-¡Gustav! ¿Te gusta ser lastimado?- la pregunta vuelve a llegar y el hombre vuelve a negar pero aun así baja la mirada -¿Tu hija vale tanto?-el tono de burla del hombre decía mucho más de lo que se puede considerar –Es una Dankworth, tan mala como lo soy yo--Mi hija no es como tú- sus palabras no eran muy altas y por no decir que eran poco escuchadas por el hombre al cual le interesaba poco el bienestar de Gustav.-Tu mujer era tan asesina como yo- su sonrisa de lado era lo más desagradable que el hombre podría mirar. Su mirada dio directo al suelo con molestia y rabia desbordando de su