-Andrew- susurraba cerca de mi oído para levantarse lentamente, podía escuchar el latir de mi corazón acelerado mientras la sentía encima de mí. Sus piernas a cada lado de mis caderas y sus movimientos de adelante hacia atrás estaban logrando que perdieran la razón.
-¡Oh!- mis labios se abrieron y solté un gruñido, mis manos se apretaron en sus muslos tratando de aguantar mucho más tiempo. Ella necesitaba que durara mucho más.
Mi miembro estaba tan dentro de ella que podía sentir lo apretada que estaba.
-¡Más! ¡Dame más!- su cabello negro caía en cascada delante de ella creando un velo mientras subía y bajaba, su sudor podía verse entre el valle de sus pechos.
Mis caderas comenzaron hacer un movimiento tratando de emparejarse a ella, mientras ella bajaba yo empujaba hacia arriba causando un ritmo delicioso entre nosotros dos.
-¡Andrew!- gimió y su cabeza cayó hacia atrás, su cabello tocaba mis muslos y sus manos se soltaron de mi abdomen para ser llevado hacia su cabello y tomarlo, logrando desordenarlo.
Era una diosa encima de mí, ella podía hacer conmigo como quisiera y yo me dejaría, quiero que me clave sus dientes y me marque todo el cuerpo, quiero que quien me vea la vea a ella. Que sepan que es de alguien, ¡No! De alguien no, que es mía.
Nos giró rápidamente y siento sus talones clavarse en mis nalgas cuando comienzo a embestir tan fuerte que sus manos toman los barrotes de la cabecera de la cama.
-¡Te he deseado desde que coloque mis manos sobre ti!- fuerte y duro arremetí contra ella, queriendo que entienda que mi necesidad por ella, crece cada segundo.
-¡Siii!- gimió alto.
-Andrew… Andrew… ¡Andrew!- el golpe en mi hombro me hace despertar. Mis ojos se abren de golpe y puedo ver a Christine de pie en la parte interior de la cama, sus brazos están cruzados y una ceja alzada –Muy carnal- su reproche me hace saber que escucho cada cosa que dije.
-No lo repitas- murmuro y cierro mis ojos.
-¿No se ha despertado?- escuchó la voz de Christopher pero antes de escuchar cualquier cosa de Christine o yo abrir la boca, estoy siendo bañado por un balde de agua fría.
-¡CARAJOS!- grite saltando de la cama. La carcajada de Christine fue inevitable pero la mirada de perro cachorrito arrepentido de Christopher era incluso peor.
-Lo siento, Alpha- intento acercarse pero estiro mis brazos. –Es que estaba- apunto a mi entrepierna y cierro los ojos y aplano mis labios –Usted estaba…- sus palabras quedan a medias cuando es golpeado con mi amiga.
-Muy carnal, ya tu sabes- palmea el hombro de Christopher y lo saca de la habitación, pero cuando está por salir se gira y me mira -¿Cogértela en sueños? ¿En serio?- lanzo lo primero que consigo y su risa es escuchada por todo el pasillo mientras lo que he tirado golpea la pared más cercana, estoy temblando.
Me dejo caer en la cama y mis manos van a mi rostro. No lo puedo creer, no estaba así desde, no lo recuerdo exactamente. Y además necesito un baño de agua fría.
-Andrew tuvo unos problemas- dicen mis amigos cuando estoy llegando un poco de tiempo después. Mis ojos están fulminándolos mientras los de ellos están riéndose con sus parejas.
-¿Estas bien cariño?- la voz tranquila de Susan hace gruñir a Christopher –No te pongas celoso- niega mientras palmea el hombro del chico y se acerca a servirme el desayuno.
-¿En dónde está Victoria?- pregunto cuando estoy comiendo un trozo de carne, si de carne. El desayuno para mi sigue siendo una comida como tal.
-En tu cama no- murmura Christine tosiendo al final de la oración.
-En su habitación, por si no lo recuerdas- Katherine habla apunando hacia las ventanas –Es de día- asiento y mi mirada va de nuevo hacia la comida -¿Quieres comentarnos algo?- sus palabras me taladran el cerebro y sin alzarla comienzo a negar.
-No tengo nada que decir- apretó mi mandíbula y ellos comienzan hablar de alguna otra cosa –Necesito saber sobre Relish, no he tenido noticias de él- ellos se giran a mirarme y es como si el mismo tiempo se hubiera detenido.
El teléfono comienza a sonar, siento un frio recorrer el cuerpo cuando me estoy acercando al teléfono bajo la atenta mirada de todos en la cocina. –McGregor- digo corto y seco.
-Andrew- la voz de una mujer se me hace estridente -¿Eres Andrew?- está susurrando pero pro la forma en que está sorbiendo la nariz sé que no está bien.
-Lo soy ¿Quién es usted?- le pregunto.
-Amary, la sirvienta de los Relish- mi cuerpo se tensa en un segundo cuando he escuchado el apellido de la familia de Victoria.
-¿Dónde está Gustav? ¿Por qué me ha llamado usted?- mis preguntas saltan, tengo un montón más de ellas pero aun así me estoy conteniendo a la espera de lo que me estará diciendo la mujer.
-Los Dankwoth llegaron y se lo llevaron- el sollozo cae fuerte en mis oídos y mi brazo se apoya en la isla de granito. –Lo han arrasado, aún no sé nada de el- mis ojos se cierran y por un momento no de cómo decirle esto a Victoria sin hacerla sentir dolor.
-¿Tienes algún indicio de saber a dónde lo llevaron?- cuando he dicho eso todos están levantándose.
-No señor, solo sé que lo han tomado del cuello y se lo llevaron- asiento aunque la mujer no pueda verme –Vinieron por la Señorita Victoria-
-Lo sé- mis fosas nasales se ensanchan en molestia y por mi mente pasan miles de escenarios que le hubieran hecho si sus manos se posaran en los brazos de ella. Mi cuerpo se calienta en rabia –Todo la información que usted posea, necesito que me la diga- susurra un leve si, antes de colgar el teléfono cuando la puerta es tocada.
-Tienen a Gustav, han ido a buscar a Victoria y al no encontrarla, se lo han llevado-
Necesito salir de este lugar, McGregor no me está diciendo las cosas realmente como deben ser, algunas cosas son más ocultas que otras. Sus amigos son agradables pero el, él me tiene en el limbo de la desesperación. No aguanto.
Abro la puerta lo mejor que puedo, comienzo a caminar por el pasillo, si mis oídos y mis sentidos no me fallan todos tienen que estar reunidos en la cocina, en donde al parecer es su lugar favorito. Sutileza es un nombre que debo poseer pero cuando llego al lugar y escuchó a Andrew, todo se viene abajo.
-Gustav fue arrastrado por los Dankworth- mis ojos se abren, mi respiración se acelera y mis dientes amenazan con salir, no puedo aguantar la presión de lo que escucho.
-Mi padre- susurro, miro alrededor y camino de nuevo. Busco otra de las puertas que den a una habitación. Es grande y espaciosa, la cama tiene agua encima pero la ventana tiene un buen espacio. Subo la capucha y me cubro lo mejor que puedo.
Mis manos van al ventanal y lo abro, no soy muy grande y por la abertura puedo salir bastante cómoda. El sol golpea mis manos pero trato de aguantar lo mejor que puedo mientras estoy tanteando el terreno. Tengo que tratar de que mis pies no resbalen o que ellos no causen que algo más resbale y caiga, porque eso puede ser la causa para ser descubierta, necesito salir de aquí sí o sí.
A puntillas camino pegada a la pared, siento como me está quemando una parte del rostro pero nada grave, el sol está siendo cubierto por las nubes y dejando un leve aire fresco a mi alrededor, lo cual ayuda a que pueda terminar de escapar sin molestias.
Cuando llego al final puedo ver que es mi habitación, pero más allá de él. Según las casas entre modernas y antiguas tienen una escalera a sus costados. Lo veo sin tratar de mirar mucho hacia abajo. Me acerco lo mejor que puedo y me siento en las tejas rojas. Me giro como puedo llevando primero mi pie derecho a uno de los peldaños y luego el pie izquierdo.
Cuando siento que puedo comenzar a bajar lo hago, escalón por escalón. Con sumo cuidado me doy cuenta que todavía existe un espacio que no tiene escaleras. Apretó mis dientes y me arriesgo a saltar.
-¡Mierda!- murmuro tocando mi pie. Lo muevo un poco, me pego a la pared y comienzo a mirar hacia los costados. No tiene un muro y eso me ayuda aligerar la salida, aunque puedo tratar de escalar un muro si fuera estrictamente necesario. Un lugar tiene un espacio vacío así cerca del suelo entre la tierra, miro hacia arriba para estar segura que nadie puede verme y corro agachada hacia el lugar, me tiro al suelo y me arrastro por el espacio vacío, encontrando así la libertad de las manos de Andrew.
Me levanto y limpio de la tierra lo mejor que puedo la sudadera.
Mi próxima meta es conseguir a mi padre, aunque mi muerte sea lo que tenga que colocar por delante.
Vivir en un castillo no me hace ser la persona más atlética que existe, pero cuando caiga la noche estaré perfecta para cualquier situación que se me avecine. Mis pies están molestándome, no soy una de esas vampiras que andan rápido, puedo leerte la mente con solo poner mi mano o incluso hacer que puedas ver el futuro.La sudadera aun esta encima de mi cuerpo para evitar que algo se pueda enredar en mí, las ramas pueden ser muy engañosas. Lamento no haber tomado un poco de la sangre cuando estuve en la casa se Andrew, pero si tan solo hubiera pisado la cocina puedo estar segura que él me tendría un ojo encima al buscar las mil maneras de confesar lo que mi padre estaba pasando.No entiendo mucho el camino que debo recorrer porque no sé cómo fue que llegue aquí, pero cuando pueda encontrar la ciudad mi ubicación puede mejorar, desde all&ia
-Vamos Gustav- el brazo del hombre estaba puesto en el reposa brazo de su sillón de cuero marrón. Este niega efusivamente aunque no sentía que podría aguantar un poco más.-No- el murmuro sale de sus labios e inevitablemente es golpeado.-¡Gustav! ¿Te gusta ser lastimado?- la pregunta vuelve a llegar y el hombre vuelve a negar pero aun así baja la mirada -¿Tu hija vale tanto?-el tono de burla del hombre decía mucho más de lo que se puede considerar –Es una Dankworth, tan mala como lo soy yo--Mi hija no es como tú- sus palabras no eran muy altas y por no decir que eran poco escuchadas por el hombre al cual le interesaba poco el bienestar de Gustav.-Tu mujer era tan asesina como yo- su sonrisa de lado era lo más desagradable que el hombre podría mirar. Su mirada dio directo al suelo con molestia y rabia desbordando de su
-¡Oh Dios!- entraba y salía de la mujer debajo de mí, sus gemidos me alentaban a continuar en mi faena –Más fuerte- murmuro mientras se extendía más en la cama.-Amor- susurro cerca del cuello de la mujer mientras mis embestidas eran cada vez más fuertes y duras, mis manos estaban a cada costados mientras sus piernas apretaban mi cintura. Toque el lado suave de su piel y fue bajando poco a poco hasta llegar a su muslo y alzarlo para llevarlo a mi hombro.-¡Joder!- sus pupilas se dilataron grandemente mientras veía a la mujer debajo de mi recibir todo mi placer –Acércate- me susurro lo mejor que pudo y nuestras bocas se buscaron hasta unirse en un beso desenfrenado. Estaba tan llevado por la sensación de estar dentro de la mujer que inevitablemente me des coordine y mi miembro termino afuera de ella –Maldita sea Nathan! Siempre es lo mismo- me termine
-Victoria- las palabras estaban saliendo de mi como una súplica, casi un ruego y saben algo, nunca le he rogado a nadie, pero dudo mucho no hacerlo al amor de mi vida.-Eres un lobo Andrew, yo soy una vampira, eso es rematadamente imposible- me dice ella mientras está sentada en la cama dándome la espalda sin querer mirarme realmente.-¡Joder Victoria!- me levanto de golpe y me siento en el otro extremo dándole la espalda a ella –No niegues que no sentiste eso- comento tratando de hacerle espacio a mis palabras, pero trato de hacer la seña hacia los dos.-¿Eso?- su tono sale más como pregunta que como reproche -¿Qué es eso para ti? No te estoy entendiendo Andrew- ella se levanta por el movimiento de la cama. Hago lo mismo pero me quedo desde el otro lado de la cama mirándola fijamente.-La necesidad interior, este sentir fuerte- agito
Ella está bajando delante de mí, como si nada de lo que ocurrió en la habitación paso. No me molesta en lo absoluto, ella sabe que me pertenece tanto como yo le pertenezco a ella, le va a costar un mundo entero per yo estaré allí para esperarla. Ya de por sí he esperado mucho tiempo.Mis amigos están sentados en la gran mesa junto a la mujer de servicio, hay otra mujer allí además de ellos y eso me está incomodando ¿Quién es? ¿Qué hace aquí?La mujer se levanta y viene corriendo y se engancha en los brazos de Victoria, quiero gruñirle que se le aleje pero estoy seguro ella terminaría molesta de mi actitud desagradable por no sé quién.Mi ojos se entrecierran hacia ella, una tos me saca de mis pensamientos y me giro para mirar a Christopher que mueve su cabeza hacia un costado. Ella s
Estoy molesta, molesta. No debiera estar pero creo que tengo todo el derecho de estarlo ¿Por qué se fue y me dejo? No se supone que yo tendría que ir con él, ¡Oh no! Claro que no, él siempre tiene que ir con sus amigos a todos lados. Que si Christopher, que si Christine, que si Katherine, que si Susan. ¡Okey no! Esas dos últimas no tienen nada que ver, ellas me caen bien dentro de lo que cabe.Pero siempre quiere estar tirándosela de héroe delante de mí, entiendo que no necesariamente sea por mí. Pero ¡Hey! No estoy pintada en la pared como para que me deje a un lado.-¿Qué te pasa?- escuchó la voz a mi lado. Elisa está mirándome con una sonrisa. Giro mi cuerpo y la veo sentada en la cama. ¡Mierda! No puedo ver la cama de la misma forma.Entiendo que tengo que dejar algunas cosas claras, pero entre esas no q
-Alfa- la suave voz de Christine se vuelve incluso más baja de lo que habitualmente es. Ella está mirando hacia mí. Mi mano se agita y apunto a Christopher para que camine en la otra dirección.La noche está muy oscura pero aun así aprovecho que puedo distinguir a mí alrededor. Veo como Chris está corriendo hacia donde le había comunicado mientras Christine está mirándome de nuevo, apunta la otra dirección y ahora los tres estamos ubicados en zonas diferentes.La estrategia es entrar por los tres lados diferentes. Debo mantener el silencio y caminar lo menos ruidoso posible ¿Cómo lo hare? No lo sé, yo parezco un gigante y todo lo que piso parece que sonara de aquí a mil millas. Algunas luces están encendidas pero me parece algo poco profesional que tengan a Gustav en el piso superior.Según cómo act&uacu
-Tu hija solo tardara un poco en darse cuenta de que en el inmenso castillo no estas, solo es cuestión de tiempo Gustav- Batiste estaba hablando mientras caminaba de un lado a otro.Gustav no estaba en las mejores condiciones, se veía andrajoso y sus vestiduras estaban tan sucias que era poco reconocible, su camisa esta ropa y no sabía para más. Desde que estaba siendo prisionero de los Dankworth no había ingerido nada de sangre y si no lo hacía, estaba propenso a poder morir rápidamente.Quizás su horas o días estaban ya contados pero mientras su pequeña e intrépida Victoria estuviera lejos, el moriría por ellos.Lo peor del caso es que obviamente lo de intrépida le salió a la perfección porque la dichosa mujer estaba de camino a buscar a su padre. No todos los días te cruzas con una vampira que quiere joder el trasero de a