Los caminos se están volviendo cada vez más oscuros, es imposible caminar tan rápido cuando encontramos una cantidad innumerable de telarañas enredadas en cada esquina que estamos doblando.
-Papá- le llamo pero es no se gira, veo como su ropa está siendo cubierta por el color blanco de las telarañas y el polvo que recubre las paredes. –Padre- vuelvo a llamarlo y siento que me está ignorando de la forma más estúpida que puede existir.
-No estoy para hablar ahora, Victoria- el murmuro en sus labios es casi un susurro, por lo que es un milagro que el realmente este abriendo sus labios para soltar aquellas palabras.
Su incesante caminata me esta haciendo doler los pies, pero no quiero quejarme, no creo que deba, no ahora.
-Los Dankworth está de camino- vuelve a decir y sé de qué está hablando, pero tengo la necesidad de que salir corriendo de aquí no es la mejor idea, no para mí, pero para mi padre sí.
La oscuridad está siendo abrumadora, estamos ubicados en la parte subterránea de lo que ha sido mi casa por 200 años, para mi padre quizás sean 500 años, pero nunca fue el hogar de mi madre
-¡No!- sus fosas nasales se abren grandemente cuando se gira a mirarme y luego observa el pasillo oscuro – ¡Tenia que traer una antorcha que pueda durar más tiempo!- mueve mi cuerpo y ahora camina en la misma dirección de la que veníamos.
Mi mano está tocando las paredes de piedra color grises y negras, quiero por lo menos recordar en la yema de mis dedos lo que un día fue mi casa.
-No debemos huir- me detengo cuando mi padre se detiene varios pasos delante de mí.
-¿Qué estás diciendo Victoria? ¿Estás loca?- sus ojos están desorbitados y es lo único que logro ver en él, causado por el leve reflejo de lo que está siendo una antorcha que tuvo vida en algún momento.
Y todo se vuelve oscuro –Hija- extiendo la mano y toco el pecho de mi padre y este la toma entre las suyas –Si no te saco de aquí, vas a morir- aquella confesión sabía que existía, me duele y sé que este no es el final que quisiera mi madre para mí, ni mucho menos mi padre.
-No cuestionemos el destino- susurro pero mi padre está tirando de mi brazo y lo veo tocar las paredes, yo hago lo mismo que el para tantear hacia donde nos dirigimos.
-Una esquina- dice él de nuevo y comienza a caminar lo más rapido que puede, deja de tocar las paredes hasta que encontramos el mismo camino por el que iniciamos -¡No puede ser!- puedo ver la luz que da al pasillo que es ya parte de la casa –Tu madre nunca me lo perdonará, Victoria- lo veo caer sentado en uno de los escalones y como sus manos entran en su cabello color negro y tira de él.
Cuando alza su mirada puedo observar el color rojo estar formándose –Te amo- me siento a su lado y el asiente abrazándome. Lo veo cerrar sus ojos cuando me toma de mis mejillas y pega su frente a la mía. Yo llevo mis manos a sus mejillas y entonces veo todo.
“-Gustav- dice mi madre en los brazos de mi padre, este la acerca y deja un beso en los labios de ella –Seremos padres- cuando él se aleja se puede ver un brillo en sus ojos que estaban color rojo.
-¡Dios mío!- toma a mi madre de sus mejillas y deja un beso sutil en los labios –Me haces un hombre inmensamente feliz, mi amor- deja otro beso en sus labios –No importa si es niño o niña, lo cuidare hasta que el último día de mi vida este cerca- la toma en sus brazos y se funden en el durante un largo tiempo.
-Gustav, serás el mejor padre que podrá existir-”
Abro mis ojos y mi padre está mirando en mi dirección. –Lo has visto ¿Verdad?- me pregunta él y yo asiento. –Te amé antes de nacer Victoria y cuando te tuve en brazos fuiste mi luz- deja un beso en mi mejilla –Y no dejare que nadie te apague- toma mi mano y me hala de mi brazo.
-Siempre has sido un gran padre- digo mientras el tira de mi brazo y comienzo a caminar en su dirección.
-Tu madre sabe que serias quien heredaría nuestro apellido y lo alzarías- dice el aun tirando de mi brazo, vuelve a girar en otra esquina. Tanto sus ojos como los míos están en tonalidad roja y de repente es como si estuviéramos encontrando un camino.
-Sangre- digo y mi padre se detiene –Huelo sangre- digo de nuevo y él se gira y me toma del rostro.
-Yo también- murmura –Perdóname por cualquier cosa que pase de ahora en adelante, pero siempre jure cuidarte hasta el último día de mi vida y aunque sabemos que no será hoy- cierra sus ojos –Te cuidare- toma mi mano.
Siento el olor a sangre cada vez más cerca, es como si estuviéramos acercándonos hacia él, nuestra guía es la sangre y cuando siento el tope en mi inhalación mi padre mueve una de las paredes y encontramos la salida.
-¡Aquí es!- dice él y aprieta mi mano. Mi ropa negra y la suya se pierde en la oscuridad de la noche.
-Gustav- se escucha la voz de un hombre detrás de nosotros. Ambos nos giramos y junto a el están otras dos personas.
Mis ojos van hacia un rojo cuando puedo oler su sangre y trago hondo moviendo mi cabeza de un lado a otro.
-McGregor- dice mi padre, su mandíbula se aprieta –Estaré agradecido de por vida con usted, pero hágalo- suelta mi mano y es cuando siendo como el hombre pone las suyas en mi brazo.
Mis ojos se abren cuando mi padre cierra los suyos –Vamos- el tira de mi brazo y mis ojos se vuelven de un color rojo sangre y mis colmillos aparecen intentando morder al hombre justo antes de que sienta como una inyección en puesta mi cuerpo y mis parpados pesen.
-Te amo Victoria, y jure cuidarte hasta el último día de mi vida. Iré por ti, hija mía- eso fue lo último que escuche de mi padre antes de que la oscuridad llenara mi vista.
Mis pasos están siendo silenciosos para lo que mi propio cuerpo está siendo de ruidoso. Estoy negando y la confrontación que siento va más allá de lo que mi propio ser compartido está en mí.-Andrew- escucho la voz Christopher. Alzo el rostro y siento como lo oscuro de mis ojos está siendo reflejado cuando él se pone derecho delante de mi –Alfa- asiento con mi mandíbula apretada.-No, Christopher- doy la vuelta hacia mi escritorio y saco la silla de cuero y me siento en ella, lo veo dejar un vaso con el líquido color dorado dentro de él. Lo tomo y lo paso de un solo golpe por mi garganta, arrugo un poco mi rostro por el fuerte sabor en seco del whiskey, el vaso es puesto en la mesa un poco más fuerte de lo que puede ser.-Su padre hizo ese trato años atrás- Christine habla y niego tratando de morder mi lengua, no deberí
El techo de esta habitación me hace querer rasgarlo, la cantidad de blanco que posee me hace querer clavar mil colmillos y manchar todo de rojo. Han estado afuera desde que me desperté, he visto que han dejado comida ¿En serio? Realmente lo han hecho.-¡Sácame de aquí!- golpeo la puerta lo más fuerte que puedo, pero sin embargo sigue siendo resistente a mis golpes, no es que sea una mujer muy fuerte como para derribarlo. El velo negro que tenía ya no está, era de mi madre.Mis ojos están rojos y quiero golpear a quien quiera que esté cerca, puedo oler su sangre y siento la necesidad incesante de clavar mis colmillos en su cuello y matarlo.-Si no te callas, no saldrás nunca de allí- la voz profunda del mismo hombre. McGregor, al que mi padre me entrego.-¡Sácame de aquí! Bastardo- suelto aquello con mis puños gol
-¡Joder!- golpeo una de las paredes.-Alfa- me llama Christine y me giro con mi rostro rojo de ira. Sé que mi lobo está queriendo salir, mi lado humano esta peleando con el más tiempo de lo que he acostumbrado hacer, no soporto tenerlo suprimido.-No estoy para nadie- me gire y pegue mi frente hacia la misma pared que he golpeado.-La chica se resiste a comer- ella alza sus manos y vuelvo a golpear la pared.-¿Quién se cree ella?- digo molesto quitándome de la pared y pisando camino por uno de los pasillos.El sonido de mis botas está resonando por todo el piso de madera, giro en una de las esquinas y subo unas escaleras hasta que veo el pasillo y como la última puerta sigue estando en silencio.-¡Maldita sea contigo!- grite golpeando la puerta fuertemente.-¿Qué quieres? ¡Imbecil!- allí esta ella y su voz de mier
-McGregor- el hombre entro a mi oficina como si esto le perteneciera. La temperatura en mi rostro estaba aumentando, primero Victoria y ahora este.-Miracle- le respondo con la mayor calma que no existe en mi pecho, mis labios se aplanan y su sonrisa arrogante aparece en sus labios.Desde que tengo memoria he querido partirle la cara a esta imbécil, mi padre siempre me hizo mantener la raya, pero algunas cosas han cambiado en gran mayoría, mi padre ha muerto y mi paciencia ya está a mi límite.-Siempre tan…- la mueca en sus labios era de burla indudablemente –Lindo- sonríe de lado y se sienta en uno de los sillones frente a mi escritorio.-Nadie te dijo que te sentaras- me levante y estaba rodeando el escritorio cuando el intento montar los pies en la madera.Mi mano dio de lleno con sus botas y cayeron al suelo, su mirada se transformó de burla a irritada.-N
-El desgraciado de McGregor cree que tiene el derecho de tratarme así- su voz es fuerte cuando está hablando con otro hombre delante de él.-Nathaniel- murmuro el otro con el que estaba hablando –Ese vocabulario no está permitido en mi oficina y menos si viene de ti- la voz dura está dando mucho que decir.-Lo siento, padre- el hombre asiente en dirección de él.-Me han dicho que Andrew tiene algo importante en su casa- dice el hombre que está sentado en la silla de cuero negro mirando hacia las afueras, tanto como le permite el gran ventanal, el chico delante de él alza su ceja –Importante- recalca con la voz un poco más suave.-¿Una chica?- pregunta, el hombre se encoge de hombros ante lo que el chico está queriendo preguntar.-Nadie traspasa sus inmensas paredes, pero si algo es la debilidad de McGregor, es un punto a nuest
-No puedo estar sintiendo esto ¡No!- mis pasos se vuelven monótonos mientras camino de un lado a otro en la habitación, siento que las cosas no están bien, entre mi padre y lo de McGregor el día anterior me esta carcomiendo.Su lengua por mi cuello, su lengua dejo un rastro de saliva que me fue inevitable no querer tocar, nunca había sentido algo así por una persona y menos un humano ¿Por qué mi padre confió tanto en él? Yo no creo que él sea un santo.Sus ojos oscuros estaban brillantes cuando entro a la habitación, intente con todas mis fuerzas poder atacarlo pero, pero cuando sus manos se posan en mi cuerpo es como si el reaccionara. No puedo creer la forma en que mis uñas se clavaron, pero el olor de su sangre me pareció los más atrayente que pude admirar.Necesitaba pasar mi lengua por su cuello y poder probarla, sent&ia
-¡¿En dónde está?!- la expresión alterada del hombre dice mucho.-Nunca lo sa-sabrás- murmuro como pudo Gustav mientras sentía su cuello apretado. La mirada del hombre apretó aún más hasta sentir un dolor agudo.-¿Amas mucho a tu hija?- pregunta este mientras el otro que tenía agarrado del cuello, el padre de Victoria seguía manteniendo un fuerte agarre.-Si- dijo como pudo.-¡Señor!- grito la señora que se encargaba de la limpieza del lugar.-Amary- murmuró mientras veía como sus ojos estaban comenzando a cerrarse.-¡Aléjense de él!- grito de nuevo la mujer pero fue tomada por el cuello.-Suéltalo- dejaron caer al hombre, sus manos fueron directo a su cuello tratando de tranquilizar el dolor en la zona afectada –Soy capaz de arrancar tu cuello y quemar
Esto no puede estar pasando ¿Cómo es que Victoria es una Dankworth? ¿Cómo? La mirada interrogante de todos estaba encima de mí. No es de extrañarse que eso pase, me levante como un loco enfurecido y termine saliendo de la cocina.No pude ver a Victoria. Se supone que eso no me tiene que afectar, pero ese Clan siempre ha buscado la forma de asesinarnos a nosotros tanto como en el caso a los vampiros, o en este momento la familia de Victoria.Es decir, tengo que lidiar con un montón de vampiros imbéciles y además con un montón de lobos que son el doble de imbéciles que los vampiros del Clan.Nunca en mi vida pude imaginar que la mujer que está aquí, en mi casa, sea parte de esa familia, ella es complemente diferente a cualquiera de todos los que hemos vistos a lo largo de los años. Es por eso que su padre la quiere cuidar, ella