Danna es una joven de 20 años con una belleza natural y unos hermosos ojos de múltiples colores. Eros es el alfa de la manada azul. A sus 30 años, era un hombre arrogante, frío y calculador. Tiene una novia que no era su mate, Lamia, una joven alfa que debe marcar para ser la luna de la manada y forjar alianzas. El día de la proclamación de Eros para ser el gran alfa de alfas, le llegó un olor delicioso que se le colaba por sus fosas nasales, descontrolándolo. Él buscó la procedencia hasta que vio a Danna; sus miradas se cruzaron y Eros se enfureció al ver su aspecto de omega. Danna fue llevada a la mansión del alfa. Ella entró en celos y él sucumbió a la tentación; tres días pasaron llenos de pasión y Eros la marcó. Un día, Danna fue acusada de lastimar a Lamia; Eros, enfurecido, decidió obedecer a los viejos lobos; esa misma noche marcó a Lamia. Danna sufrió un dolor fuerte en su marca y descubrió que fue traicionada por su mate. En medio de su dolor, ella descubrió que estaba embarazada y que en la mansión tenía enemigos. Una noche logró escaparse, pero fue perseguida por lobos de la manada de su mate. Con la ayuda de la diosa Selene, unos lobos sin humanidad la encontraron y la protegieron. Cinco años después, Danna regresó para cobrar venganza a las personas que hicieron su vida desdichada en la manada azul, mientras que su hija Eos tenía una misión encomendada por la diosa Selene. ¿Qué hará Eros para recuperar a su mate? ¿Podría el odio y el resentimiento de Danna destruir al padre de su hija?
Leer másEda salió de la habitación con cautela como si nada pasara. Bajo las escaleras y llegó donde se encontraba la familia que había llegado para celebrar el cumpleaños de su cachorro.El pequeño Mateo se abalanzó hacia su padre, un destello de alegría se reflejaba en sus ojos mientras extendía los bracitos desesperado para que lo cargara. La conexión entre padre e hijo fue instantánea. Desde ese instante, Magnus se convirtió en el epicentro de la felicidad de su hijo, quien ya no quería estar con nadie más.Eos fue la última en llegar con Perseo y sus gemelos, que alegres corrían y balbuceaban palabras. Las risas flotaban en el aire, como si el tiempo se detuviera para capturar ese preciso momento de unión familiar.Dylan no pudo asistir a la reunión familiar. Él, meses atrás en su viaje hacia la manada Vilkas, había hallado a su mate, o más preciso aún, ella lo había robado y huido en su trayecto hacia la manada.Dylan había dedicado meses buscando a su mate, siguiendo pistas dispersas la
Sabrina se encontraba en la habitación, sintiendo una mezcla de sentimientos que le resultaba desconcertante. En ese momento, Eda entró al baño y, busco un espejo de mano, camino otra vez hacia la cama y le estiro la mano.—Toma y mira tú misma la linda marca que te hizo Donis —comentó, señalando la zona del cuello.Sabrina tomó el espejo y lo ajustó para poder observar la marca. Al verla, se llevó la mano a la boca, notando que la zona estaba ligeramente enrojecida. Sin embargo, la marca no parecía una simple mordida; más bien, tenía la apariencia de un tatuaje hermoso. Un suspiro escapó de sus labios, y con gesto expresivo, le devolvió el espejo a su amiga, haciendo un puchero que reflejaba su confusión y preocupación, decidió abrirse con su amiga.—Sí, es hermosa, no lo voy a negar. Pero yo no estoy preparada para esto, amiga, para tu mundo —Sabrina bajó la mirada, expresando con sinceridad sus temores—. No quiero renunciar a mi sueño de conocer ciudades por un hombre, bueno, un ho
En ese instante, la puerta se abrió abruptamente, interrumpiendo el intenso beso que compartían.—Veo que se están entendiendo muy bien —intervino Eda con una sonrisa amplia.La vergüenza invadió el rostro de Sabrina al ser descubierta por su amiga. Heracles, levantándose de la cama, se acomodó en la silla cercana.—Amiga, ¿dónde estabas? Bueno, lo que viste, eje, simplemente sucedió en el momento, ya sabes —expreso nerviosa lanzando una mirada a Heracles que estaba igual que ella—. ¡Ay, amiga, fui yo quien lo besó primero! —concluyó, haciendo un puchero avergonzado.—Eda, ella no tiene la culpa. Sabes a qué se debe, —explicó Heracles, tratando de hacerle entender a su prima que es llamado de la conexión entre ellos.—No se preocupen, tortolitos —se acercó a la cama y se sentó en la punta de ella, miró a su amiga con una sonrisa tierna y le preguntó—. ¿Cómo te sientes, Sabri, y qué tal la compañía?—Estoy bien —abrió los ojos de repente, sorprendida—. Amiga —vociferó con asombro—, se
Eos deslizó su dedo suavemente sobre la herida de Sabrina, luego dirigió una mirada cálida a su hermana, acompañada de una sonrisa amable.—Llevémosla a una habitación; pronto despertará asustada y será mejor que tú hables con ella. Heracles ya la marcó como suya; la herida sanará pronto, y hasta le quedó hermosa —comentó en tono bromista. Su alegría era evidente al saber que la dulce niña pronto formaría parte de la familia.—Donis reclamó lo que es suyo —expresó Dylan soltando una carcajada—. El chico recto y tímido de la familia no haría nada para evitar que su mate se fuera y su lado animal actuó.Heracles lo echo un vistazo matarlo matándola con la mirada. Sentía pena por la pobre chica; para él, era hermosa y su olor lo atormentaba. Siempre convivió con su abuelo; sus primos eran su círculo social, y pocas veces interactuaba con otras lobas. De reojo, observaba a la morena que parecía dormida. Cuando vio que Magnus iba a cargar a su mate, declaró.—Yo la cargo —se puso de pie rá
Magnus entró con paso decidido a la oficina de Eda y cerró la puerta tras de sí, su corazón latía con la intensidad que amaba a su mate. Observó cómo Eda se sentaba en la silla, su expresión reflejando una mezcla de incertidumbre y resentimiento, mientras él tomaba asiento frente a ella.— Mi hijo, ¿cómo está? Los he extrañado. No ha pasado un día desde que me marché, que no he dejado de pensar en ustedes —susurró Magnus, tratando de romper el hielo con una dosis de nostalgia.— Mateo está bien, pero extraña a su padre — Eda, con la mirada gélida, respondió sin titubear.Magnus sintió la necesidad de desentrañar la maraña de emociones que los envolvía, pero buscaba en su mente las palabras adecuadas que se resistían a salir. Tomó una profunda bocanada de aire y expresó.— Eda, estoy aquí porque te amo. No los he abandonado como piensas. Yo también tenía mis propias batallas en la empresa. Comprendo que había una lucha aquí, pero también había una lucha en mi mundo. Creo que estás sien
Los guerreros se adentraron en la manada azul, y un estallido de aplausos y festejos les dio la bienvenida. Las hermanas, al divisar a sus padres, no pudieron contener la emoción y corrieron hacia ellos para abrazarlos.—Hijas, ustedes son mi mayor tesoro, y estas tierras no encuentran mejor protección que la que ustedes brindan —vociferó Danna, con sus ojos llorosos, reflejando la felicidad que le embargaba.—Somos las guerreras que somos gracias a ustedes; ustedes son nuestro faro, nuestro ejemplo a seguir —manifestó Eda, apartándose de su padre y sosteniendo a Mateo en sus brazos.Perseo, al divisar a sus hijos, avanzó hacia ellos con paso firme. Eulio, al ver a su padre, se le lanzó con una sonrisa desbordante mientras balbuceaba emocionado.—Papaaa… yo quiero a papaaa…Perseo envolvió a su hijo en un abrazo, y unas lágrimas silenciosas resbalaron por sus mejillas. En el momento de su captura, jamás habría imaginado que experimentaría de nuevo el cálido consuelo de abrazar a sus p
Eos caminó por el suelo polvoriento Junto Venus, mientras los lobos salvajes se preparaban para atacar a los mercenarios que amenazaban con acercarse a ellas. Al llegar a la entrada de la mansión, se adentraron en su interior y subieron las escaleras con firmeza. Al alcanzar el pasillo de la planta alta, se encontraron con varios hombres que custodiaban la habitación.Los ojos de Eos se volvieron intensamente verdes y Eda tomó el control.—De estos lobos me encargo yo. Ve y mata a esa bruja, tú puedes, hermana. —Eda le dedicó una sonrisa traviesa. Cuando los hombres se transformaron en lobos, Venus tomó el mando y se enfrentó a los lobos con ferocidad.Eos giró la manija de la habitación y entró.Sofía estaba de espaldas, mirando por la ventana. Con voz serena, expresó:—Esa flecha debió de haber matado a tu gran amor. No entiendo por qué no moriste, pero yo tendré el placer de hacerlo yo misma. —Se giró, su mirada era maliciosa y sus ojos eran oscuros y vacíos.—Bruja, creí que eras
Perseo, cegado por la ira, anhelaba matarla con sus propias manos. Estaba frustrado por no poder transformarse, pues la conexión con su lobo se había desvanecido. Con un gesto rápido y preciso, colocó la fría hoja de la espada contra el delicado cuello de Eos.—Tú no te apartas de este lugar. Soy tu verdugo, y pondré fin a esta oscura maldad —susurró con voz temblorosa, resonando el peso de la venganza en cada palabra.—Deja de pronunciar necedades, cuñado. Ella es tu mate, tu luna, tu amor. Tienen dos pequeños lobos inocentes —gritó Eda comprendiendo la lucha interna que enfrentaba su hermana.—Eda, está hechizado y no comprende. — Sus ojos ardientes de tristeza no los apartó en ningún momento de él, dejó caer la espada desprecio en sus pies—. No voy a pelear contigo. Si pretendes arrebatarme la vida, hazlo de una vez, no lucharé contra mi mate, el papá de mis cachorros, el lobo que con sus actos de cariño y amor ha penetrado hasta lo más profundo de mi corazón.—Si desea a tu lobo,
En las afueras, Eos observaba la entrada de la manada con una mezcla de osadía y preocupación. Heracles y Dylan se aproximaron a su prima con expresiones cargadas de inquietud.— Prima, hemos rodeado la manada y hemos buscado la forma de entrar, pero es imposible; todos los accesos están bloqueados.Ante la dificultad, Eos se puso a analizar cómo podrían hacer para subir ese muro. Sin embargo, unos gritos ahogados captaron su atención; provenían del interior de la manada. La angustia se apoderó de su cuerpo, y Galilea, percibiendo la desesperación en su rostro, posó su mano derecha en uno, los hombros de Eos.—¡Eos! Eres fuerte. No decaigas. Tu gente te necesita, confía en ti —pronunció Galilea, tratando de infundir ánimo para que no se debilite.Heracles y Dylan, conscientes de la gravedad de la situación, llamaron a sus hombres para idear una estrategia que les permitiera derribar la imponente puerta principal. Los gritos de la gente resonaban con mayor intensidad. En ese momento, l